11.3.09

Libre


Taxi de Barcelona
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"Alguien dijo que la primera película que se rodó fue una película política, la de la salida de los obreros de la fábrica de la familia Lumière en Lyon; pero voy a estar convencido de que ésa es más bien una película poética, lo verdaderamente político hubiera sido filmar a los obreros cuando entraban a la fábrica."
Javier Pérez Andújar. Los príncipes valientes.

"De mi tío Ginés voy a aprender que si un carnet de conducir le da independencia a la gente, el no tenerlo la hace libre."
Javier Pérez Andújar. Los príncipes valientes.
(Citas de Esta no es mi vida)
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Al escritor barcelonés Javier Pérez Andújar no lo he leído todavía. Lo conozco del “Saló de lectura”, un programa de la televisión municipal (BTV), en el que participaba asiduamente siempre aportando su prodigiosa memoria y una vasta cultura libresca, y no tan libresca, bien digerida. Lo he visto alguna vez también en el metropolitano, en la línea roja. Desde que no trabajo en el Hospital de Bellvitge y abandoné mis clases de guitarra apenas cojo el metro, por lo que me estoy perdiendo un montón de experiencias. Lo sé. En el metro hay cosas que no pasan en ningún otro sitio, de la misma manera que hay cosas que sólo pueden pasar y pasan de noche.

Como cuando yo trabajaba en L’Hospitalet de Llobregat (desde el año 1985 hasta el año 2005) tenía un trayecto bastante largo, lo aprovechaba estudiando inglés, haciendo meditación trascendental o leyendo. Sobre todo a la ida. A la vuelta ya iba una un poco más zarandeada por la realidad y acelerada por la jornada. Mis idas y mis vueltas no sé si coinciden con las que tan bien define Pérez Andújar con respecto a los orígenes del cine, pero eran bien diferentes. Por decirlo de una vez, yo a la vuelta –si es que iba sola- me dedicaba a escuchar. No es que no escuchara cuando iba acompañada. Me refiero a que si iba acompañada, focalizaba la atención en mi acompañante, pero no en lo que se hablaba en los asientos de delante o de los lados. ¡Se enteraba una de cada cosa! ¿Qué es lo que le hacía pensar al personal del Hospital de Bellvitge que no me conocía (porque eran nuevos) que podían hablar de terceras personas como si allí en el vagón no pudiera haber alguien más que las conociera?
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La verdad es que estas locuciones nunca me violentaron, más bien corroboraban lo que yo ya sabía. Pero una vez, en la Horchatería Valenciana de Aribau oí una conversación que fue definitiva en mi trayectoria profesional y laboral. Yo estaba allí en la barra, hambrienta, tomando un chocolate deshecho con “fartons” que me metí encima de una botella de Biomanán de fresa con efecto saciante que me había engullido tras una abundante comida. Cuando tengo apetito, tengo apetito. Pues en los asientos de al lado, en la barra, había dos altos cargos de la Universidad de Barcelona (UB), cuyo decanato tenía su sede en el edificio próximo. Se sentaron a mi lado y empezaron a hablar de lo que iba a pasar en los próximos años en mi Hospital.
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Tal caudal de información privilegiada (*) no dejó de recordarme una anécdota de las crónicas de América. Los supervivientes del intento de una escabechina de mayas o aztecas, no recuerdo, pudieron explicar para la posteridad el ridículo que hizo un conquistador español en concreto. Quiso el pobre hombre impresionar a uno de estos dos pueblos, no recuerdo cual, con el pronóstico de un eclipse que se había de producir aquella misma noche. Mientras los lugareños, poniéndose en su lugar (o en el del conquistador) lo torturaron con los métodos propios de su refinadísima civilización, un astrólogo le recitó a él y a otros como a él la relación exacta de los eclipses que se iban a producir en los próximos quinientos años. Todo ello con una precisión que nada ha desmentido.

Los de la UB hablaron del desembarco que iban a hacer en nuestro hospital, poco más o menos como habló Rodríguez Zapatero en su lapsus con los rusos y las rusas de la Rusia. Sus despachos estaban a unos cien metros de la Horchatería Valenciana. Hace unos años la horchatería se mudó un chaflán más arriba, dejando su lugar a unas oficinas de Banesto, si no me equivoco. Si se quiere tomar un buen zumo de naranjas no hay otro sitio mejor en toda Barcelona que la Horchatería Valenciana (C/ Aribau, 16).

Normalmente los turistas sólo tienen contacto con los barceloneses a través de los taxistas y de los camareros. También se podría decir que hay barceloneses que sólo tienen contacto con la gente a través de los taxistas, los peluqueros y los camareros. Pero el tema de los taxistas, los camareros y los peluqueros lo trataremos próximamente, porque eso se merece un blog .

(*) Por estas cosas es indecente que Miguel Boyer pasara directamente de ministro de Economía a consejero del Banco Exterior de España, por la cantidad de información privilegiada que tenía y porque es ilegal.



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