9.11.09

Julie and Julia



Floris van Dijck (1575-1651). "Desayuno"

Han estrenado "Julie and Julia" (Nora Ephron, 2009). Dice el resumen del argumento de IMBD: La película entrelaza las historias de Julia Child y sus principios en la profesión de cocinera con los de la bloguera Julie Powell, que se propone cocinar todas las recetas del primer libro de cocina de Child ("Julia Child's story of her start in the cooking profession is intertwined with blogger Julie Powell's 2002 challenge to cook all the recipes in Child's first book").

"Julie and Julia" pertenece al linaje de las películas de eje gastronómico que tanto... apetecen después de haber ironizado con los pilares de la erudición alejandrina (el ceraunio y el obelo) y ante el recrudecimiento ideológico de la blogosfera ante superproducciones delirantes como "Ágora" (Alejandro Amenabar, 2009). Sigue siendo mi película preferida de ese género (del bueno) la de "El festín de Babette" (Gabriel Axel, 1987), muy por delante de "Como agua para chocolate" (Alfonso Arau, 1992),  "Deliciosa Marta" (Sandra Nettelbeck, 2000) y tantas otras de la pasada década. Curiosamente, no se suele asociar El festín de Babette con su autora, Isak Dinesen, pero sí que sabe casi todo el mundo, por lo menos de esta parte, que Como agua para chocolate está basada en la novela de Laura Esquivel.

En "Julie y Julia" no nos dan el secreto de la soufflé y de hecho no hay la delectación ni el detenimiento del bodegón en sus escenas, en las que abunda la mantequilla (como no podía ser menos al girar en torno a un libro sobre cocina francesa). Y sin embargo queda muy claro lo gozosa que puede llegar a ser nuestra relación con los alimentos y lo difícil que era publicar y hasta escribir en la época de Julia Child (1912-2004). Sobre todo en comparación con la bloguera Julie Powell, que inicia su blog en 4 minutos. La conexión de Julie con su blog es tal que cuando se le quema el boeuf que cocina para la cena del día siguiente, no va a trabajar con la excusa de un dolor de estómago, para poder preparar otro guiso. Servidora una vez, hace unos 15 años, pidió 2 días de fiesta en el trabajo para acabar un puzzle. Evidentemente pedí dos días por asuntos propios ineludibles, no dije que se trataba de un rompecabezas. De todas maneras estaban mejor gastados que en un fin de semana en Londres por lo low cost. Era "El columpio" de Jean-Honoré Fragonard. Como yo ya había leído La vie mode d'emploi, conocía el desapercibido trasunto de Bartleby, Bartlebooth, quien no había podido acabar un rompecabezas por culpa de una perversidad ignominiosa del troquelador.

Durante bastantes años, en nuestro panorama de libros de cocina, además de las 1080 recetas... de Simone Ortega y algún prontuarios sobre los beneficios del ajo y el limón, poca cosa más teníamos. Yo me compré una vez un manual "para dummies" [sic] o inútiles,  que no me sirvió ni para la elemental gastronomía de supervivencia que perpetro.

La película tiene un fallo que no llega a goof, y que además se da una cuenta que está al servicio de hacernos reír. Es una escena en la que Julie tiene que cocinar 3 bogavantes. En la película les llaman langostas supongo que porque la vi doblada, en el barrio, y "bogavante" o "lubrigante" en inglés es European lobster o langosta europea. Eso no importa. La cuestión es cómo Julie los mata, directamente echándolos en el agua hirviendo. Según el libro de cocina de Julia, lo mejor es darle al marisco un puntillazo como -esto lo digo yo- los que se les da a los toros para precipitar su muerte. En mi experiencia, porque debo admitir que una vez por lo menos se mató un lubrigante para mí, la mejor muerte es la que se le produce fulminando su sistema digestivo. Sacamos el animalito de la nevera, por donde se estaba paseando, y el cocinero le dio a beber un chorro de vinagre. En unos instantes el crustáceo cae redondo a causa de las quemaduras. El chorro de vinagre no altera el gusto del plato, mientras que el otro sistema de sacrificio hace que el animal expela sus fluídos en el agua y pierda substancia. He sabido de gente que ha hecho arroz con lubrigante cortándolo vivo en rodajas, cosa que me parece objetivamente mucho peor que lo de abrasarlos en agua hirviendo. En cualquier caso, como se ve, del refinamiento a la chapuza y el horror no va nada. Otra cosa que se suele desconocer sobre los mariscos es que en Galicia antiguamente eran la comida de los pobres y, mira por donde, ahora están por las nubes, especialmente los percebes.

Post registrado en SafeCreative - A la flor del berro (3) #1105179237444