14.3.11

Lo mejor de lo peor

ace un tiempo escribí un post que se titulo "Lo peor de lo mejor" y ahora me veo escribiendo "Lo mejor de lo peor". Y es que esta mañana he podido recuperar mi traducción del poema de "The two trees", aunque con un error de transcripción, en una web llamada Colour me in, y sin que se cite su fuente. Le digo a la propietaria del weblog, que pienso que es mexicano, en forma de comentario: 
"Esta traducción del poema "The two trees" de William Butler Yeats la hice yo el año 1996 y estuvo en el blog *A la flor del berro desde 2007 hasta octubre del año pasado, cuando el blog fue suprimido. Creo conveniente que cuando ustedes adopten o sencillamente se apropien del contenido de otro blog tengan en consideración la posibilidad de revelar la fuente. Es una práctica habitual en los medios de comunicación y de trasmisión de los conocimientos, y romper esa tradición y buena práctica es abocarnos al desconcierto. Especialmente cuando mi traducción del poema de Yeats no es canónica ni pretende serlo.
Si ustedes no pueden aportar contenidos nuevos y verdaderamente originales a la red, por favor, indiquen las fuentes porque de otra manera no solo incurren en un delito contra la propiedad intelectual sino que además añaden desconcierto y desmerecen la probidad de la red.
Muchas gracias,
Marta Domínguez-Senra"

Verdaderamente creo que no está en el ánimo de Eva Posas el plagio y probablemente la traducción igual la encontró en otro lugar y estará perdida en el espacio como tantas otras cosas habrá. Más que el denunciar el plagio pretendo rectificar la torpeza o ingenuidad. En mi caso, siempre que puedo, incluyo la fuente de la traducción de las versiones en otras lenguas o haga una mía literal. Tanto si publica el comentario que le he dejado como si no, cosa que me es indiferente, lo que sí es cierto es que a partir de ahora tal vez irá con un poquito más de cuidado a la hora de agregar contenidos a su página.

No tengo ninguna duda de que la traducción que se apropiaron es la que yo hice porque  es idéntica al ejemplar en papel y hay palabras en las que me tuve que detener más de lo que soy capaz de reconocer y la versión fue correcta pero al límite de lo posible. Y ahora, sin más, y gracias a la fusilada que hicieron en la red de mi traducción, aquí la tienen:


Amado, mira en tu propio corazón
El árbol sagrado crece allí;
Las sagradas ramas brotan con la alegría
de cuantas temblorosas flores echa.
Los colores amables de sus frutos
se bruñiron a la gozosa luz de las estrellas;
La firmeza de su oculta raíz
prendió en la noche dichosa;
La agitación de su copa hojosa
debe a las alas su melodía,
y unió a mis labios la música
para entonarte un encantamiento.

Allí el Amor fluye
en el círculo flamígero de los días nuestros,
girando, caracoleando aquí y allá
de esas maneras desconocientes prodigiosas;
Recordando la agitada copa
y cómo alzan el vuelo las sandalias aladas,
que tus ojos se abran llenos de tierno interés;
Amado, mira en tu propio corazón.

Nunca mires en el espejo del cinismo
que los demonios, con aquella sutil astucia suya, nos tienden al pasar.
O sólo mira por un instante;
Allí prospera una fatal imagen
que refleja una noche tormentosa,
raíces medio ocultas bajo la nieve,
ramas rotas y hojas renegridas.

Por eso debes regresar a la inocencia
desde el siniestro umbral que alzan los demonios,
el espejo de espejismos
que fue levantado aquella vez que Dios durmió.
Allí entre las tronchadas ramas, van
los cuervos que incesantemente deliberan;
volando y graznando de aquí para allá,
de cruel garra y voraz garganta,
o se detienen a husmear el aire,
y sacuden sus crespas alas.
Tus tiernos ojos exageran todo cuanto no es bueno:
Amado, mira en tu propio corazón,
el árbol sagrado crece allí:
sus ramas sagradas brotan alborozadas
como las gráciles flores que echa.
Recordando aquella copa agitada
y cómo alzan el vuelo las aladas sandalias,
que tus ojos se abran llenos de considerada atención;
Amado, mira en tu propio corazón.

(W. B. Yeats, “Los dos árboles”, traducción de Marta-R. Domínguez Senra© 1996)

___________

Beloved, gaze in thine own heart
The holy tree is growing there
From joy the holy branches start
And all the trembling flowers they bear
The changing colours of its fruit
Have dowered the stars with merry light
The surety of its hidden root
Has planted quiet in the night
The shaking of its leafy head
Has given the waves their melody
And made my lips and music wed
Murmuring a wizard song for thee

There the Loves a circle go
The flaming circle of our days
Gyring, spiring to and fro
In those great ignorant leafy ways
Remembering all that shaken hair
And how the winged sandals dart
Thine eyes grow full of tender care
Beloved, gaze in thine own heart

Gaze no more in the bitter glass
The demons, with their subtle guile
Lift up before to when they pass
Or only gaze a little while
For there a fatal image grows
That the stormy night receives
Roots half hidden under snows
Broken boughs and blackened leaves

For all thing turn to barenness
In the dim glass the demons hold
The glass of outer weariness
Made when God slept in times of old
There, through the broken branches, go
The ravens of unresting thought
Flying, crying, to and fro
Cruel claw and hungry throat
Or else they stand and sniff the wind
And shake their ragged wings: alas!
Thy tender eyes grow all unkind
Gaze no more in the bitter glass

Beloved, gaze in thine own heart
The holy tree is growing there
From joy and holy branches start
And all the trembling flowers they bear
Remembering all that shaken hair
And how the winged sandals dart
Thine eyes grow full of tender care
Beloved, gaze in thine own heart
William Butler Yeats, “The Two Trees"


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