21.4.11

El piñón fijo y las ideas sueltas




n día voy a subir un fotoclip con música de Bob Dylan en Youtube por ver cuanto dura. Nunca encontré nada "pirateado" de Bob Dylan en Youtube que resistiera el tiempo suficiente para incrustrarlo. Mira que ya es difícil encontrar algo de Paul Simon, también editado por CBS, pero de Bob Dylan es casi imposible. Y cuando crees que está por un decir "Hurricane" hay una versión por la que solo con el arranque de la guitarra del principio ya se le caen los palos del sombrajo al más pintiparado. Aunque la multiplicidad de versiones de "Blowing in the wind" ya nos podría haber inmunizado contra toda decepción, sobre todo contra las aflamencadas, electoralistas, jazzísticas, kumbayá, de las corales y monjiles, que tienen su gracia, prefiero no oír ni una sola versión de "Hurricane" que no sea la canónica, la original, la del maravilloso LP "Desire" donde también estaban "Joey", "Sara" y "Romance in Durango". Incluso no quiero oír "Hurricane" por el propio Bob Dylan en versiones posteriores.
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Yo no sé si se han vuelto ha hacer discos tan redondos como "Desire". Sí, seguro que sí, lo que ocurre es que ya hace mucho tiempo que me descolgué de todo aquello y especialmente  de la música anglosajona.  De todas maneras, todo tiene una explicación -aunque no siempre la sepamos- y lo que ocurre en el mundo de la discografía, el cine, los libros de texto, todo es un espejo de lo que pasa en sus industrias respectivas.

No hace nada que cerraron las salas de proyección del Lauren Sant Andreu, aunque yo puedo decir que cada vez las colas de los cines (por lo menos los fines de semana) son más nutridas. Hace unos años solía ir yo a la sesión que llamaba de los "autistas" (los sábados a las cuatro) a un cine de los que antes se llamaban de arte y ensayo. Éramos 4, 5 todo lo más. Recuerdo una tarde en que proyectaron la mejor copia de "La passion de Jeanne d'Arc" (C. T. Dreyer, 1928), totalmente muda. Alguien cada vez que recomponía su posición en la butaca hacía que se oyera como un gruñido ténue y quejicoso de los goznes y recibió un protesta severísima desde alguno de los cinéfilos y desde la oscuridad. Ese crujido estaba a decenas de decibelios de lo que suele ser el guirigay de palomitas de maíz y sorbecocacolas que hay en otras sesiones y en otras salas.

La sesión que yo llamaba de los "autistas" ha desaparecido o debe estar confinada a algún día entre semana cuya tarifa no se vea beneficiada por alguna ventaja social. En cualquier caso, lo que es en Barcelona, la gente va al cine y paga por la entrada alrededor de 7 euros y más, incluso por ver alguna de esas películas españolas archisubvencionadas. No sé si lo que habría que subvencionar en vez de la producción tendría que ser la difusión o las entradas.

No hace mucho dejé un comentario en un blog, comentario que fue fulminantemente eliminado. El post era de una escritora catalana que ni siquiera está entre los seiscientos que fueron a la Feria de Frankfurt,  que ya es decir, pero que ha visto publicados sus libritos gracias a que su lengua está protegida y fomentada desde la Generalitat y desde los ayuntamientos y desde todo lo que se les ocurra. En su blog se lamentaba de que los libros premiados en nuestra comunidad autónoma luego pasaban sin pena ni gloria y desaparecían de las librerías en lo que dura un euro en la puerta de un colegio. Mi comentario era que lo mismo que subvencionaban a los escritores, tenían que subvencionar la lectura. Y que entonces la gente a lo mejor leería esos libros. El hecho de que eliminara mi comentario es  porque seguramente la escritora lo tomó como crítica destructiva o porque lo asimiló a otras críticas que por amordazadas que estén existen contra tanto proteccionismo e intervencionismo cultural. En cualquier caso, su actitud me hizo advertir que mi comentario probablemente está cargado de razón. Yo quiero que me subvencionen para que yo lea, pero lo que a mí me de la gana.

Foto de Meganboley de la escultura "Cloud gate" ("The bean"), de Anish Kapoor, en Chicago
Otra tendencia que hay que comentar, sobre todo cuando partimos de un disco redondo y prácticamente hecho por un hombre-orquesta, es la de los trabajos recopilatorios. Ya no me refiero a los refritos y versionados, que a eso ya dediqué varias páginas. Me pretendo referir a que proliferan  por ejemplo los libros hechos por un conjunto de autores que son expertos -por un decir- de un subtema específico dentro de alguna disciplina o técnica dentro de un campo de un área del saber. determinada. Si el libro está bien coordinado y trabado, y los coautores están bien seleccionados, el libraco puede ser magnífico. Pero me temo que, al menos en las partes del saber a las que yo llego en algo, la coordinación se limita a seguir la presión de los plazos de entrega y a transmitirla. Por lo demás, que no es poco,  normalmente la selección tiene una presión no menor para que estén los que tienen que estar por conveniencias que ahora no son al caso, independientemente del valor de su aportación.

Si yo tuviera tiempo haría un estudio a fondo de esos libros y de la parcialidad, en todos los sentidos de la palabra "parcialidad". Por un decir: hace años apareció la Historia de las mujeres dirigida, al menos aparentemente, por Georges Duby, prestigioso historiador de la vida común. Si bien es cierto que hay en sus 5 voluminosos tomos aportaciones admirables por su interés, también lo es que la calidad fluctúa y que el conjunto no deja de ser una especie de suma de elementos de desigual profundidad, método y rigor. En realidad, bien podría ser que la Historia de las mujeres es más que un trabajo de conjunto un conjunto de trabajos. Y eso no es un libro, aunque seguro que habrá alguna feminista que dirá que ese es un modelo de funcionamiento y que la acumulación de elementos va en contra del principio del autoritarismo, etcétera. Para mí un libro no solo es una unidad documental física, también es una estructura para trasmitir el conocimiento de una forma organizada.

Me pregunto no ya si hay libros que sí puedan ofrecernos una buena base sobre las grandes disciplinas (sea la Cardiología, la Sintáxis española o la Entomología) sino más bien si hay autores que sean capaces de redactarlos o de formar un equipo que pueda redactarlos como una unidad no solo de edición sino de conocimiento.

He admitido aquí que las ideas que subyacen en la Wikipedia, especialmente la del anonimato, o inteligencia colectiva, la de la inmediatez y la de la posibilidad de revisar el historial de cambios, son encomiables. No olvidemos que la Wikipedia es gratis; tal vez si hubiera que pagar por consultarla cambiaría su posición en el mundo. Lo mismo digo para el Facebook y para todo lo demás. Me produce un cierto vértigo asistir a lo que parece un paso irremediable hacia un mundo sin grandes tratados y hasta sin aquellos manualitos que como los de "Que sais-je?" nos ayudaban a situar los fundamentos de alguna materia sin necesidad de enchufarnos. Unplugged. Se empiezan a ver incluso demasiados libros de un solo autor pero que no tienen unidad de forma ni la conciben.

No creo que leer Cela, Rilke o Camba en un I-Pad me aporte nada que no me pueda aportar el formato de libro e incluso diría que el placer de la lectura va unido a la quietud y a la naturaleza inerte pero fragante del papel. Tanto los integrados como los apocalípticos como la gente decente se dan cuenta de la llamada crisis del libro y de la lectura. La crisis está incidiendo en la escritura y en la lectura pero también está incidiendo en los profesionales del sector, con independencia de que sean más o menos profesionales. Y no me refiero al número. Me refiero a que hay profesionales que son más profesionales que otros y ya no solo por el talento sino por la inseguridad laboral. Por lo tanto  (y no tengo más remedio que acabar abruptamente) parece que no hay más remedio que marcarse un objetivo o, ya puestos, varios. Y no aflojar. Por un decir.

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