23.8.17

La volatilidad

"Quan a vegades algú em recorda que els artesans i els comerciants s'estan 
als establiments no només al matí, sinó també 
a la tarda, asseguts, tants d'ells, amb les cames 
creuades -com si les cames haguessin estat fetes 
per seure-hi al damunt, enlloc de per estar-se dret o 
per caminar- penso que es mereixen un 
gran respecte per no haver-se suïcidat fa temps"
Henry David Thoureau, Caminar





l lunes me quise poner a escribir finalmente, tras los 3 días de duelo, mis impresiones sobre el ataque yihadista en las Ramblas y Cambrils, que ha dejado 15 muertos y 152 heridos. Pero cuando ya tenía el post acabado lo eliminé porque me pareció que no aportaba nada a la gran masa de comentarios y análisis. Hoy, a la vista de la columna que publicó ayer Manuel Jabois en "El País", es un cierto fastidio lo que me decide a señalar una actitud que -aunque no es la peor posible- molesta porque es pura [sic] afectación. 
No quise publicar mi post porque mi aportación solo podía engrosar la turismofobia, la islamofobia y la catalanofobia, que son los asuntos que claramente ha querido evitar Manuel Jabois y de paso pasar por original. Podemos pensar que sus conocimientos sobre Barcelona y el yihadismo son con toda seguridad insignificantes. Al lado del viejo dilema sobre si hay que publicar o no imágenes terribles de las víctimas -tema que creo que queda saldado en el ensayo de Susan Sontag (On photography)- también proliferan otros dilemas como si es mejor o peor saber del tema de que hablamos. Me pasma casi siempre la soltura con que he visto opinar sobre la política y la sociedad catalanas Twitter, Blogger y Wordpress, y también en los medios de comunicación donde se supone que la información se verifica y las tribunas pueden ofrecer fundamento. Hay gente que hace años habla de Barcelona sin haberla apenas visitado, caminado o paseado. Seamos bienpensados y consideremos que son personas bien dotadas para el análisis y con una perspicacia digna de admiración.
Manuel Jabois es de quienes pueden opinar porque precisamente no saben o creen que no sabemos que no sabe que no sabe. Otra cosa es que su estilo deslavazado pero de nudo apretado desconcierte o haga creer al lector que la culpa es de su propia limitada comprensión de matices semánticos y de giros de antítesis que juegan probabilísticamente. También hay quien cree que toca muchos temas sin profundizarlos, como si habláramos de un arroz tres delicias. Hace años una profesora experta de literatura del Renacimiento, Pilar Manero, nos advertía en una clase sobre el equívoco y la confusión en que dejan los estilos incomprensibles. Y nos dijo, lo recuerdo literalmente, "si no se entiende, no se preocupen, es que no se explica nada".  
El jugador de "El País" (lo del periodismo se ha convertido en una liga) no habla de ninguno de los tres asuntos que le podrían acarrear desaprobaciones de tirios y troyanos: no habla ni del Islam ni de Cataluña ni del turismo que tanto propicia que hayan focos atractivos para el terrorismo. Dirán algunos que no saben siquiera si están o no de acuerdo con lo que dice, pero está claro que precisamente lo que consiguió el periodista es hacerse un buen lugar entre los que detestan a la derecha y todo lo que tenga que ver con la derecha. 
A estas alturas ya se empieza a hablar, desde bastante más a la izquierda, de donde se regurgitaron boots sobre un taxista marroquí poco más o menos, que el ataque proviene del mismísimo Ministerio de Interior. Ya tenemos pues reunidos los temas que nos acompañan desde los atentados de 2004, teoría conspiranoica incluida.
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Otro peligro de estos días es no lo que podríamos llamar "escribir en caliente" sino aceptar como fiable cualquier dato. Por ejemplo, el martes la plataforma digital anónima Dolça Catalunya, se hacía eco de una crónica del corresponsal Marco Imarisio en el Corriere della Sera, en la que se decía que Younes Abouyaaqoub era voluntario en pro del independentismo. Esa crónica fue modificada posteriormente, cuando yo acudí a leerla, porque ponía que era "favorebole". Si nos fijamos en el artículo de Imarisio veremos que fue publicado el 21 de agosto y modificado el 22. Y ayer el periodista italiano  publicó el siguiente tuit"I never wrote or suggested in my article that the terrorist was a member or close to the Catalan national assembly. He was a "yes" fan."  Sin embargo, en la entrada de Dolça hay como una captura de pantalla del texto donde se indicaba lo del voluntariado El tuit es de las 14:17  y la crónica fue modificada a las 14:47. He hecho una captura de la captura de Dolça Catalunya, aunque no creo que la hagan desaparecer. 
Me pregunto si hay alguna posibilidad, más allá de las capturas de las capturas de poder revisar el historial de un texto y de que sea público, tal y como por ejemplo se ofrece en Wikipedia a usuarios avanzados (es decir, "registrados"). Entre el periodismo líquido y el periodismo volátil, ya no sabe una a qué atenerse. Tengo la sensación de que cada día más, cuando leemos una noticia además de los cinco w y una hache que presiden la profesión periodística cada día nos tenemos que plantear más preguntas sobre los intereses de quien la difunde, su fiabilidad, la fuente, etcétera. Me imagino a los lectores de la prensa digital capturando pantallas a diestro y siniestro con la rapidez de un videojugador o un sexador de pollos duchos.



Graffitti - Carrer de l'Espaseria (Fotografía: Marta Domínguez Senra)


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