"Quan a vegades algú em recorda que els artesans i els comerciants s'estan
als establiments no només al matí, sinó també
a la tarda, asseguts, tants d'ells, amb les cames
creuades -com si les cames haguessin estat fetes
per seure-hi al damunt, enlloc de per estar-se dret o
per caminar- penso que es mereixen un
gran respecte per no haver-se suïcidat fa temps"
Henry David Thoureau, Caminar
l lunes me quise poner a escribir
finalmente, tras los 3 días de duelo, mis impresiones sobre el ataque
yihadista en las Ramblas y Cambrils, que
ha dejado 15 muertos y 152 heridos. Pero cuando ya tenía el post acabado lo
eliminé porque me pareció que no aportaba nada a la gran masa de comentarios y
análisis. Hoy, a la vista de la
columna que publicó ayer Manuel Jabois en "El
País", es un cierto fastidio lo que me decide a señalar una actitud que
-aunque no es la peor posible- molesta porque es pura [sic] afectación.
No quise publicar mi post porque mi
aportación solo podía engrosar la turismofobia, la islamofobia y
la catalanofobia, que son los asuntos que claramente ha querido
evitar Manuel Jabois y de paso pasar por original. Podemos pensar que sus
conocimientos sobre Barcelona y el yihadismo son con toda seguridad
insignificantes. Al lado del viejo dilema sobre si hay que publicar o no
imágenes terribles de las víctimas -tema que creo que queda saldado en el
ensayo de Susan Sontag (On photography)- también proliferan otros
dilemas como si es mejor o peor saber del tema de que hablamos. Me pasma casi
siempre la soltura con que he visto opinar sobre la política y la sociedad
catalanas Twitter, Blogger y Wordpress, y también en los medios de comunicación
donde se supone que la información se verifica y las tribunas pueden ofrecer
fundamento. Hay gente que hace años habla de Barcelona sin haberla apenas
visitado, caminado o paseado. Seamos bienpensados y consideremos que son
personas bien dotadas para el análisis y con una perspicacia digna de
admiración.
Manuel Jabois es de quienes pueden
opinar porque precisamente no saben o creen que no sabemos que no sabe que no
sabe. Otra cosa es que su estilo deslavazado pero de nudo apretado desconcierte
o haga
creer al lector que la culpa es de su propia limitada comprensión de
matices semánticos y de giros de antítesis que juegan probabilísticamente.
También hay quien cree que toca muchos temas sin profundizarlos, como si
habláramos de un arroz tres delicias. Hace años una profesora experta de
literatura del Renacimiento, Pilar Manero, nos advertía en una clase sobre el
equívoco y la confusión en que dejan los estilos incomprensibles. Y nos dijo,
lo recuerdo literalmente, "si
no se entiende, no se preocupen, es que no se explica nada".
El jugador de "El País" (lo
del periodismo se ha convertido en una liga) no habla de ninguno de los
tres asuntos que le podrían acarrear desaprobaciones de tirios y troyanos: no habla
ni del Islam ni de Cataluña ni del turismo que tanto propicia que hayan focos
atractivos para el terrorismo. Dirán algunos que no
saben siquiera si están o no de acuerdo con lo que dice, pero está claro
que precisamente lo que consiguió el periodista es hacerse un buen lugar entre
los que detestan a la derecha y todo lo que tenga que ver con la derecha.
A estas alturas ya se empieza a hablar,
desde bastante más a la izquierda, de donde se regurgitaron boots sobre un taxista marroquí poco más
o menos, que el ataque proviene del mismísimo
Ministerio de Interior. Ya tenemos pues reunidos los temas que nos
acompañan desde los atentados de 2004, teoría conspiranoica incluida.
**
Otro peligro de estos días es no lo que
podríamos llamar "escribir en caliente" sino aceptar
como fiable cualquier dato. Por ejemplo, el martes la plataforma digital
anónima Dolça Catalunya, se
hacía eco de una crónica del corresponsal Marco Imarisio en
el Corriere della Sera, en la que se decía que Younes
Abouyaaqoub era voluntario en pro del independentismo. Esa crónica fue
modificada posteriormente, cuando yo acudí a leerla, porque ponía que era "favorebole".
Si nos fijamos en el artículo de Imarisio veremos que fue publicado el 21
de agosto y modificado el 22. Y ayer el periodista italiano publicó
el siguiente tuit: "I never wrote or suggested in my article
that the terrorist was a member or close to the Catalan national assembly. He
was a "yes" fan." Sin embargo, en la entrada de Dolça hay
como una captura de pantalla del texto donde se indicaba lo del voluntariado. El
tuit es de las 14:17 y la crónica fue modificada a las 14:47. He hecho una captura de la captura de Dolça
Catalunya, aunque no creo que la hagan desaparecer.
Me pregunto si hay alguna posibilidad,
más allá de las capturas de las capturas de poder revisar el historial
de un texto y de que sea público, tal y como por ejemplo se ofrece en
Wikipedia a usuarios avanzados (es decir, "registrados"). Entre el
periodismo líquido y el periodismo volátil, ya no sabe una a qué atenerse. Tengo
la sensación de que cada día más, cuando leemos una noticia además de los cinco w y una hache que presiden la
profesión periodística cada día nos tenemos que plantear más preguntas sobre
los intereses de quien la difunde, su fiabilidad, la fuente, etcétera. Me
imagino a los lectores de la prensa digital capturando pantallas a diestro y
siniestro con la rapidez de un videojugador o un sexador de pollos duchos.
Graffitti - Carrer de l'Espaseria (Fotografía: Marta Domínguez Senra)
(c)SafeCreative *1708233345415 (2022: 2212172888142)