19.10.17

Esbozos y alborozos

El pintor Paul Klee dijo que dibujar
es como "sacar una línea a pasear", una descripción
muy acertada de mi forma básica de proceder:
dejar que la punta del lápiz vague por el paisaje
 de un cuaderno de bocetos, motivado por un impulso
vago, aunque con la esperanza
de encontrar algo mucho más interesante por el camino.
Los trazos, las volutas,
los garabatos y los rizos pueden convertirse en montañas,
caras, animales máquinas o incluso sentimientos
abstractos, cuyos significados suelen tener un interés
secundario en comparación
con el simple acto de crear
(algo que los niños pequeños
saben de forma intuitiva).
Las imágenes no se conciben primero
y se dibujan después, sino que se conciben a medida
que se dibujan. Así, el acto de dibujar constituye la forma de pensar
propia del dibujo, del mismo modo
en que los cantos de los pájaros se conciben
en la garganta del animal
Shaun Tan, El rey pájaro y otros esbozos



a exposición sobre La Puerta del Infierno de Auguste Rodin en la Fundación Mapfre, donde antes estuvo la Fundación Godia, en la Casa Garriga Nogués, es algo que no se asimila en un par de horas. No he estado en el Museo Rodin en París, pero creo que si puedo volver algún día a la ciudad no dejaré de visitarlo. Tal vez en primavera. En la exposición en Barcelona, como digo, se lleva uno la impresión de atisbar la parte de una parte de algo portentoso e inacabable. La Porta del Paradiso de Ghiberti en Florencia es su precedente en el tiempo, pero está claro que el infierno y en manos de Rodin, no podía inspirarnos placidez y sosiego o beatitud. Las figuras de las pruebas en yeso están atormentadas incluso formalmente, se tuercen y expresan un esfuerzo y a veces un sufrimiento llenos de pasión. No podemos más que acordarnos de Miguel Ángel, de cuyas obras también inacabadas me acordaba recientemente. Lo de obra inacabada no se puede entender como un trabajo malogrado, aunque en algún caso es eso. Una obra inacabada muchas veces muestra el impulso o el soplo creativo en que se desarrolla, de la misma manera que cuando observamos un helecho vemos que a partir de la "cabeza de violín" se va desarrollando una hoja, desplegándose en un movimiento que regenera la forma. La forma está fundida en el movimiento.
Nunca ha sido menor el interés por los bocetos, de los que incluso tenemos muchas colecciones apreciadísimas, como las formas embrionarias de obras maestras que nos dan idea de la génesis de una obra culminada. En ese sentido ocurre lo mismo con los manuscritos autógrafos de los escritores, aunque en la actualidad ya pocos quedan que escriban de su puño y letra. Los esbozos y los bocetos nos hablan de formas germinales y los autógrafos llenos de tachaduras nos hablan de un proceso de la escritura en la que cuenta mucho la eliminación y la precisión.
La ilustración de Shaun Tan para  la cubierta de Tender morsels (2008) de Margo Lanagan cuenta con un boceto previo que no me gusta menos que la ilustración finalizada y ya coloreada. De hecho a mí particularmente me trasmite una mayor ternura. Pero eso es subjetivo y tal vez se debe a lo que un lápiz, como instrumento de dibujo, es capaz de imprimir con sus cualidades materiales.
Mis intentos de dibujar a veces los veo entorpecidos por mi timidez. No solo me intimida captar bien lo que veo y ser capaz de llevarlo a un plano. A pesar de todo, ni que sea por mero trial and error, a veces unos pocos trazos consiguen levantar sombras elocuentes y líneas de mucha expresividad. Pero lo que más me cuesta es sobeponerme a la timidez que me produce dibujar en la calle o como dijeron los pintores franceses impresionistas— a plein air. 
Cada vez descubro más grupos de sketchers urbanos que se reúnen con una cierta regularidad con el reto de dibujar algún enclave o acontecimiento de Barcelona. Debe de ser muy estimulante dibujar del natural. Leo el Manifiesto de Urban Sketchers Spain:
  1. Dibujamos "in situ", a cubierto o al aire libre, capturando directamente lo que observamos. 
  2. Nuestros dibujos cuentan la historia de nuestro entorno, de los lugares donde vivimos y donde viajamos. 
  3. Al dibujar documentamos un lugar y un momento determinado 
  4. Somos fieles a las escenas que presenciamos. 
  5. Celebramos la diversidad de estilos de dibujo y utilizamos cualquier tipo de herramientas y soporte. 
  6. Nos ayudamos mútuamente y dibujamos en grupo. 
  7. Compartimos nuestros dibujos en internet. 
  8. Mostramos el mundo, dibujo a dibujo.
De alguna manera este blog es muy afín en sus textos a todos los puntos excepto el sexto, ya que mi labor es solitaria. Yo sé que se puede llegar a disfrutar mucho cuando hacemos algo que nos gusta con más gente, y el resultado final también es mejor. Pero no ha llegado ese momento. Para mí lo más parecido a dibujar en grupo ha sido asistir a alguno de esos talleres de arte donde cada uno desde su "nivel" hace lo que puede y se establece una especie de camaradería y de sana complicidad. En los estudios además suele cada uno llevar su material y ahí también hay ocasión para compartir experiencias. No es de extrañar por tanto que en los últimos años haya tanta arteterapia y que en general todo el mundo se sienta tan a gusto dibujando y pintando.
El principal atractivo del urban sketching en mi caso es que me gusta que son dibujos hermanados con la fotografía callejera en el sentido de que captan momentos y lo hacen instantáneamente o lo más instantáneamente posible. Ya he dicho alguna vez que a pesar de la admiración que no nos deja de inspirar el hiperrealismo, es raro que nos trasmita alguna emoción estética más allá de esa admiración. Casi prefiero un borrón. Lo digo de veras.

Esbozo del dibujo para la cubierta de Tender morsels (2008) de Margo Lanagan


Dibujo para la cubierta de Tender morsels (2008) de Margo Lanagan

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