18.4.09

Apolo loxias




"Silenci en nom dels déus, que ningú gosi limitar l'home creant-se" (*)
Francesca Prats i Tur


"Foi no enterro da tía Anuncia, en Riocobo,
aquel día de sol que ía moita friaxe polos pés.
Pepe, o de Teté, que é fillo de carpinteiro, faloume da Sección Áurea,
o número secreto que garda a proporción entre os segmentos.
O berce,
os primeiros zocos,
a sella e o pote,
o hórreo,
o carro do país,
a artesa de pan centeo,
a carta de América,
o fol da gaita,
o bordado do liño,
o leito do amor,
a culler de pao,
a Virxe das Dores,
a chama da candea,
as doas do rosario,
teñen esa álxebra que só se contaxia coa luz do pan na mirada da nai.
A sección Áurea.
A medida tamén dun sartego honorable.
Manuel Rivas, "A sección Áurea", Costa da Morte Blues (**)



a blogosfera, Facebook, la tv, Youtube se han hecho eco del milagro Susan Boyle, la escocesa que demostró su talento en el programa “Britains Got Talent”, el equivalente a nuestra Operación Triunfo. A mí particularmente no sé que me asquean más, si los prejuicios iniciales del público de la gala o la sorpresa maravillada en cuanto Susan Boyle se pone a cantar “I dreamed a dream”, del musical "Los miserables". Cuarentona ella, fondona, se presenta ante el público con un vestido color champagne que ya había usado en la boda de su sobrino, un corte de pelo poco estiloso y las cejas al natural.
El vídeo merecía ser incluido en el post sobre los Momentos estelares de la humanidad. Junto al del Dr. Goebbles, el ministro de Propaganda del III Reich, ante un público enfebrecido ante la proclama de la “Guerra Total”. Y es que yo les concedo el mismo valor a la variedad de las expresiones de desagrado, contrariedad, fastidio, descrédito, burla, mofa que vemos cara por cara al principio del vídeo, surcando como una ola de desprecio la platea, que a la emoción que ilumina esas mismas caras desde los primeros compases de Susan Boyle. En realidad no dejan de mirar a Susan Boyle sino como un fenómeno. Durante la interpretación de Susan Boyle, la cámara de “Britains Got Talent” abandona el pormenor fractal de la platea, prácticamente, y los aplausos en salvas quedan difusos en la masa admirada y sorprendida. Entonces el foco se acerca a los tres hipermaquillados miembros de un ¿tribunal? de flamantes dentaduras, una rubia con un traje verde esmeralda satinado flanqueada por dos madelmen engreídos hechos como con molde. El vídeo en sí pulveriza además la imagen que yo tenía de la famosa flema inglesa, a pesar de que uno de los supuestamente atractivos presentadores o jueces adopta con la mano un gesto lánguido, delicuescente, estudiado, afectado y como de quien está avezado a pisar alfombras muy mullidas y ser mirado.
Para colmo, la letra de la canción remite a un sentimiento del que no me voy a reír (porque eso sería cruel), pero que voy a cuestionar de principio a fin. Transcribo la letra a pie de entrada (***) y, para los que no pueden leer en inglés, simplemente les resumo que el contenido apela a las ilusiones: “Soñé hace mucho”, bla, bla, bla, “cuando no había canciones que no estaban por cantar ni vino por probar”, pero “los tigres llegaron por la noche” y “echaron a un lado la esperanza”. De repente se nos aclara: “Él durmió un verano a mi lado”, “pero se marchó en cuanto llegó el otoño” (¡vaya!) y “todavía yo sueño que volverá a mí” pero “la vida ha matado mi sueño”. Ya sé que mi resumen es lacónico, pero no merece la pena tomarse la molestia de traducir todo el texto y mucho menos de leerlo. Con la sinopsis va que se las pela.
He dicho que no voy a reírme de los sentimientos de nadie y esto voy a mantenerlo a toda costa. Pero tengo que decir que es inverosímil que a estas alturas de la película estemos aún con estas tonterías. Es que ni siquiera las puedo situar en una fase de la ingenuidad o de retraso del desarrollo hormonal de las personas. Es tontería en estado puro. El efecto adictivo del tabaquismo sí que hace reír al lado del efecto adictivo que causan las letras de algunas canciones y la reproducción sistemática de determinados mensajes hasta conseguir integrarlos en la realidad como si formaran parte de ella de la misma manera que el oxígeno se mezcla con el hidrógeno en el agua. Es tan penoso el rechazo y los prejuicios contra Susan Boyle como su posterior glorificación, puesto que son la cara y la cruz de la misma moneda. Por tal razón, lo que sí tiene mucho sentido es que la actitud de la cantante es idéntica a lo largo de todo el proceso. Como tiene que ser.
La jueza en verde esmeralda responde al modelo de belleza canónica estereotipada que impera hoy a través de la industria cinematográfica y sus subproductos. ¿Qué es lo que hace que Rita Hayworth sea demoledora en la famosa escena de Gilda (Charles Vidor, 1946) cuando canta “Put the blame on Mame”? ¿La forma en que se mueve vacilante? ¿Su fragilidad? ¿El corte del vestido? ¿El peinado? Rita Hayworth, a pesar de haber nacido en Nueva York era hija de sevillano e irlandesa y según Max Factor fue un producto de sus bastidores, puesto que hasta le corrigieron el nacimiento del pelo en las sienes y la frente. El origen de los padres de Margarita Carmen Cansino Haworth aseguraba una mezcla “explosiva”, el strep-tease del guante no ha sido superado y “Gilda” tuvo un impacto enorme:
“La película fue un escándalo, y en países como España fue considerada "gravemente peligrosa" por la Iglesia Católica, debido a su strip-tease insinuante, en la famosa escena donde se quita un guante. Esta película la hizo inmensamente famosa, hasta el punto de que se colocó su imagen en la bomba atómica de pruebas arrojada por Estados Unidos sobre las Islas Bikini. Dado el carácter pacifista de la actriz, este hecho la indignó profundamente. También ocasionó una histérica expedición a la Cordillera de los Andes, a fin de enterrar allí una copia de la película, para que se conservase en caso de un desastre nuclear.” (Wikipedia).
Según mi madre, que vio la película en Cee (La Coruña), cuando tenía 15 años, la censura se puso tanto con el desenguante como con las bofetadas (la de Rita Hayworth como Gilda a Gleen Ford como Jonny Farrell y la Farrell a Gilda). En cualquier caso el guante, las bofetadas, la bomba de las Bikini y la copia de seguridad, son agua pasada comparado con el impacto que tuvo la intervención cosmética de Max Factor en la historia del séptimo arte. Lo malo es cuando en una actriz o en un actor todo es cosmética y debajo no hay nada: ni dicción, ni emoción, ni profundidad, ni gracia, ni algo que trasmita alguna cosa más allá del modelo imperante de belleza. ¿De qué sirve tener unas pestañas de aquí a mañana o llevar un rouge perfecto, tan bien perfilado como los labios de una muñeca inflable? ¿Qué es la belleza, si es que como hacía Platón perseguimos una definición absoluta para cualquier cosa y para todo?
Uno de los artículos que más me gustan de la Wikipedia es el del número áureo o sección áurea y a pesar de mi ignorancia de la teoría sobre la que se asienta la proporción dorada, me atrevo a creer que la imagen con la que abro la entrada la ilustraría a ciencia cierta. Es el tondo o fondo redondo de un bellísimo kylix, copa griega que se encontró en Delfos. En ella se representa a Apolo vestido como una mujer, como se hubiera vestido su hermana gemela Artemisa, con peplo e himation. Lleva Apolo los atributos que le son propios al dios griego consagrado a la belleza y las artes: el cuervo o la paloma torcaz, el laurel, la lira. En mi panteón casero están además de Hermes psicopompo (“guía del alma”), Jesús de Nazaret y Ganesha, el Apolo loxias (loxias por "oblicuo", por la ambigüedad de sus oráculos) por el cual tan bien se podría explicar la incierta gloria de Susan Boyle, el tormento que conlleva el éxito.
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(*) Silencio en en nombre de los dioses, que nadie ose limitar al hombre creándose"
(**) Fue en el entierro de tía Anuncia, en Riocobo, / aquel día de sol que el frío atenazaba los pies. / Pepe, el de Teté, que es hijo de carpintero, / me habló de la Sección Áurea, / el número secreto que guarda la proporción entre segmentos. // La cuna, / los primeros zuecos, / la herrada y el pote, / el hórreo / el carro del país, / la artesa de pan centeno, / la carta de América, / el fol de la gaita, / el bordado de lino, / el lecho de amor, / la cuchara de palo, / la Virgen de los Dolores, / la llama del candil, / las cuentas del rosario, / tienen esa álgebra que sólo se contagia con la luz del pan / en la mirada de la madre. / La Sección Áurea. / La medida también de una tumba honorable.
[Traducción de Dolores Vilavedra para Alfaguara]
(***) I dreamed a dream in time gone by / When hope was high and life worth living dreamed that love would never die / I dreamed that God would be forgiving / Then I was young and unafraid / When dreams were made and used and wasted / There was no ransom to be paid. /No song unsung, no wine untasted / But the tigers come at night / With their voices soft as thunder / As they tear your hope apart / As they turn your dream to shame / He slept a summer by my side / He filled my days with endless wonder / He took my childhood in his stride / But he was gone when autumn came / And still I dream he’ll come to me / That we will live the years together / But there are dreams that cannot be / And there are storms we cannot weather / I had a dream my life would be / So different from this hell I’m living / So different now from what it seemed / Now life has killed the dream I dreamed.


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