30.4.09

Fenotipo


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editando sobre los comentarios de la buena de Ana ante las fotos ochenteras que colgué días atrás iríamos a parar al famoso fenotipo: que si tenemos cara de españolas, que si tenemos cara de argentinas, que si tenemos cara de italianas. Yo en realidad tengo un cierto parecido a Rachel Griffiths en "Muriel’s Wedding" (P.J. Hogan, 1994) en su papel como Rhonda, la que acaba parapléjica. Después ella se ha estandarizado y parece una artista de cine estupenda más, con una belleza estereotipada de Barbie progre, mientras que yo cada vez me voy pareciendo más a Dolores Vázquez, la exculpada del caso Rocío Wanninkhof, sobreseído hace cosa de 4 años. Dolores Vázquez procede de Betanzos (La Coruña) y allí todas las mujeres se parecen bastante a las hermanas de mi padre, betanceiras, que a su vez son o eran más guapas que yo, especialmente mi tía Raquel, mi tía Nieves y mi tía Consuelo (“Lito”). La más imponente era mi tía Lito, que estaba entre Dolores Vázquez y Claudia Cardinale, pero mi tía Nieves tenía mucha clase (estaba entre Grace Kelly y Jackie Onassis o Jackie Kennedy) y mi tía Raquel era como de otro planeta, estaba entre Ava Gardner y Jar Jar Binks. Cuando conducía su Seat 850 color café con leche se parecía más a Jar Jar Binks. Aunque siempre se suele subrayar el sentido del honor de este personaje de “La guerra de las galaxias” (George Lucas, 1977-2005), además de sus rasgos de anfibio, lo que me resulta más fascinante es su manera de hablar. De hecho es lo único que me atrajo y entusiasmó de la doble trilogía, ya que a mí el futuro y la ciencia ficción no es que me vuelvan loca. Lo que me vuelve loca son otras cosas que pasan por ahí, y también las que no pasan.
Esto del fenotipo, para ir situando el tema mínimamente, a mí lo que me sugiere es por ejemplo una serie de conclusiones de lo que yo he extraído por ejemplo de mi trato con los alemanes, los holandeses, los ingleses, los italianos y, en menor medida, con los franceses y los portugueses. Especialmente en lo que se refiere a las transacciones, a las facturas y a soltar la guita o, para entendernos, el dinero contante y sonante. Esas conclusiones las guardo para mí, puesto que la experiencia es algo que rara vez se puede trasferir. Sin embargo diré que en materia de “negocios” con quien yo he trabajado como desigual más a gusto es con los alemanes.
También he ido extrayendo conclusiones de mi trato en diferentes ámbitos vitales con los pueblos de España y con los de otros lugares del mundo. Lo único a destacar de mi posible aportación al ¿“fenoma”? (por contraposición al “genoma”) sería que puedo identificar el origen de una persona por la forma de sus orejas, con más probabilidad de acierto cuanto más me acerco al radio que me circunda. Las que se me dan más bien son las de Jaén, no sé por qué. Puedo identificar hermanos por las orejas, aunque no se parezcan en nada más, y tengo una memoria remarcable para los pabellos auriculares que alguna vez he visto. Por ejemplo, hace dos años identifiqué a un compañero de parvulitos de espaldas, en el autobús (línea 45), por las orejas. Estuvo en mi curso desde mis 3 años hasta como mucho los 9 o así y se llamaba Alfaro de apellido.
El hecho de que las huellas de las orejas hayan sido pruebas periciales en procesos de robo, y de que incluso se hable de rasgos patológicos que pueden predecir conductas criminales, hay que tomárselo con cautela. Estoy pensando en las enormes orejas de Cayetano Santos Godino, el Petiso Orejudo, que igual la buena de Ana conoce pero sólo porque nació en Buenos Aires, ya que ni siquiera está vivo y era un asesino en serie terrible. Otro rasgo estudiado es el tubérculo de Darwin, una protuberancia que algunas personas (con mayor frecuencia los hombres) tienen en una oreja o hasta en las dos. Está en los macacos por sistema y por eso Darwin la propuso como uno de los rasgos que nos emparentan a los primates. Que las personas que poseen el tubérculo vestigial puedan ser señaladas como eslabones perdidos, no me lo acabo de creer. Sin embargo, no deja de ser un dato a tener en cuenta. En algunos casos no se ve a simple vista pero al tacto sí que se nota porque puede estar replegado en el borde de la oreja. Esto de distinguir una oreja en pico (tipo Star Trek) de una oreja con tuberculum darwinii, como en los sexadores de pollos (también llamados “especialistas en sexaje avícola”), es cuestión de práctica e interés.
Ya que sacamos el tema de los pollos, no podemos pasar por alto el parecido de algunas personas con sus mascotas, el parecido de las personas que viven juntas e incluso el de las personas que se aborrecen. También es interesante el parecido del cerdo con la especie humana. Precisamente, para hacer un post redondo –que no rotundo- o en estructura de anillo, hay que recordar que en el escudo de los Andrade, casa grande de Betanzos, que fue capital del antiguo Reino de Galicia, se destacaba un enorme puerco. Se decía en La Coruña, antes de las elecciones autonómicas últimas, “estamos de los suevos hasta los huevos”, y es que los nacionalistas del tripartito se pusieron más que pesados con la monarquía sueva (procedente de los bárbaros del norte, al fin y al cabo) pero yo me refiero a un periodo histórico posterior y mucho más esplendoroso y documentado. Aún se respira en Betanzos, el pueblo de mi padre, el desdén digno, incrédulo y burlón de la corte desmantelada y exiliada, de la misma manera que en Portugal queda algo del imperio que fue.

Track de regalo:
Mi orgullo, mi desdén digno, incrédulo, burlón, fenotípico bergantiñano no me sirve para nada ante mi sorpresa e indignación por el canon digital de copia privada de la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) cuando se aplica a los holter, unos aparatitos que sirven para recoger a lo largo de un día (por ejemplo) el registro electrocardiográfico de una persona sin otro fin que el de monitorizar su actividad cardiaca. Todo sea para poder sufragar las películas y los libros y los cuadros de “los de la ceja” (^ ^) y sus socios. Por cierto, qué curioso que esas cejas apostróficas de Zapatero también se dieran en Touriño (el expresidente de la Xunta de Galicia) y en Ibarretxe (el expresidente del Gobierno Vasco). De hecho, hasta Sarkozy tiene un cierto parecido con José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Qué nos está pasando?

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