5.5.09

Los limones salvajes del Caribe


Foto: Sara Ramo

n la enciclopedia ya hemos tratado en diversas ocasiones temas relativos a la arquitectura y a la decoración en general. Sobre decoración recuerdo el post acerca de los balcones y las terrazas de Barcelona y aunque la idea era ir tratando una por una las diferentes pieza y la astracanada que están haciendo con la Sagrada Familia de Antoni Gaudí.s de un piso y de una casa vieja o nueva, “antigua, rara o curiosa” (como se dice de los libros), la verdad es que han ido surgiendo otros temas perentorios por su actualidad o por su atractivo o simplemente porque así lo he decidido yo, que para algo mi blog es mío. Que conste que muchas veces los comentarios consiguen no solo mejorar las entradas del corpus encyclopaedicus sino que me inspiran otras entradas y es un nunca acabar, que es lo que tiene que ser una enciclopedia por lo demás. Hace poco se colgó la imagen del despacho de Víctor García de la Concha en la Real Academia de la Lengua Española y hace un tiempo la del escritorio de Dostoievski y la habitación de Emily Dickinson. Con motivo del confinamiento de la poeta, se trató del tema de los y las hikikomori(s) del Japón, que viven aislados en las cocinas de sus casas o en el baño. También por asociación libre conecté el Castillo del conde Drácula y el pazo de Meirás y establecí el parentesco del castillo de la Bella Durmiente y el de la Cenicienta y del logo de Walt Disney, con el Castillo de Neuschwanstein, más conocido como el Castillo de Luis II de Baviera, el primo de Sissí. En *ALFB también se ha tratado el lujo (el Hotel de Dubai, de 7 estrellas) , la recuperación de Can Mariner (¿1050?) como biblioteca de mi barrio (Horta), las Ramblas de Barcelona
Hemos hablado de la hermosa catedral de Lisboa con los ábsides al aire, como el esqueleto de un brontosaurio; hemos hablado de las iglesias sumergidas bajo los pantanos y hasta del Hermitage, pero ¡oh! ¿cómo pude haber pasado por alto o de largo la multinacional Ikea? Puedo prometer por la obra completa de Johann Sebastian Bach, sobre el Guinness de los Récords, por el Cancionero Tradicional y la Enciclopedia Espasa, hasta puedo prometer sobre la Constitución Española y mi álbum de “Vida y Color” que yo sólo he ido una vez a Ikea. Y no volveré ni harta de vino. Compré una lámina con un gato que me costó 2 euros, porque tenía la medida exacta de un marco dorado rococó que encontré cabe un container de los desperdicios no clasificados. Prometo por la salud de mi canario que no he comprado nada más a Ikea, de Ikea ni con Ikea ni nada de nada de Ikea. He visto con bochorno como algunas personas de mi entorno han redecorado su vida –forma eufemística de decir que han “rehecho” su vida- tras un divorcio o cualquiera de esas chungueces, y que lo han hecho por Ikea. Se casarán por la Iglesia o por los juzgados, pero muchos acaban separándose o divorciándose por Ikea. A un amigo el montaje de su nueva casa y el principio de una nueva relación se le juntó con unos exámenes de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) –por una ingeniería a distancia- y la convocatoria pública de su plaza de cardiólogo, con lo cual pasó una temporada bastante alterado y al borde del ataque de nervios. Compró todos los muebles en Ikea y se los llevaron a su casa, pero los montó él, con lo cual se convirtió en un experto pero desaprovechado montador de muebles. Es decir, sus conocimientos no han podido ser rentabilizados más allá de su propio piso. Los montajes de Ikea son tan trepidantes que no sé si yo podría vivir en un decorado así, que más bien parece un atrezzo, una triste trastienda de un bazar chino o una instalación de una exposición contemporánea. Un psicodrama. Me doy cuenta de que yo estoy en el extremo opuesto. Por poner un ejemplo, hasta que no encontré la lámpara del comedor que me gustó de veras, habían pasado cosa de 10 años. Sólo diré que el modelo se llamó "ovni". Después tardé cosa de un año en colgarla, hasta que vinieron los de Hijos de A. Español, S.L. para hacerme la batida anual de arreglillos de desperfectos y el mantenimiento de las instalaciones. De hecho, excepto lo verdaderamente imprescindible (la cama, la nevera y la lavadora), todo me lo fui comprando conforme me lo iba encontrando. Es lo mismo que hago con mi vestuario y los regalos. Cuando veía algo que me gustaba me lo compraba, como por ejemplo mi maravilloso baúl de raíz de cerezo. Supongo que entre mi caso de casa y montar un “hogar” (¿?) en 9 días en plan concurso de Telecinco habrá un término medio.
El tema del baño es uno de los más fascinantes entre las piezas de cada casa. Y lo que lo hace atractivo es que cuando vamos a casa de alguien es el baño o excusado el lugar en el que podemos mirar sin ser advertidos, sin que nadie sorprenda nuestra curiosidad o interés. De hecho, en el cine es una escena clásica que alguien incluso fisgue en los armarios del aseo de la casa en que está invitado. Y esto sirve para las películas de suspense y para las comedias, para los melodramas y hasta para las películas de arte y ensayo o de romanos.
Aunque no tiene mucha relación con lo dicho hasta aquí, el otro día me tuve que reír hasta que casi se me sale el desayuno y hasta la primera papilla porque comentaban en una emisora, Onda Cero, que habían descubierto una marca de dildos o “consoladores” que se podían poner tranquilamente en el lavavajillas. Los de la emisora se imaginaban la escena del niño recogiendo el electrodoméstico y con el dildo en alto preguntando “¿Dónde va esto?”. En fin, yo creo que el dildo no puede ir donde los tenedores (a no ser cuando lo ponen para lavar) o donde los mandos a distancia, pero es raro que la gente que los usa los tenga a la vista excepto la artista aquella del “pornoterrorismo”, cuya web me niego a enlazar, la cual –en otra emisora, RNE3- justificaba que lo que ella propone no se llama “pornoactivismo” puesto que no quiere resultar panfletaria. La “pornoterrorista” maneja en sus espectáculos una gran variedad de andróminas y casquería en general que no dejan ni una pizca de espacio a la imaginación, y no porque su creatividad sea desbordante, es que simplemente no hay erotismo alguno.
Yo no suelo ir a ningún baño que no sea el mío, porque adolezco de lo que se suele llamar “un culito vergonzoso”, pero cuando no me ha quedado otro remedio lo que he visto ha resultado ser de lo más anodino. En realidad, lo único remarcable es la cantidad de potingues que la gente tiene en sus aseos al límite de caducar y que claramente se han usado o poco o nada. Por lo demás hay algún WC con revistero o una pequeña biblioteca o bibliotiquín (fusión de "botiquín" y biblioteca), y todo lo más habría que referirse a cómo cuelga el papel higiénico (si hacia adentro o por la parte de afuera). Ese tema suscitó una larga polémica en las Cartas al Director de “El País” a finales de los ochenta, polémica que sólo fue relevada por la de con qué ropa combinaban los calcetines de cuadros escoceses. Eran otros tiempos. Ahora servidora ya nada más vibra ante la sección de necrológicas del ABC (*), donde se mantiene intacto el espíritu de la esquela detallada y de una prosapia intemporal. No sólo se ponen los títulos nobiliarios, que los hay, sino también las medallas, los nombres completos de las viudas, todo. Todos los demás reflejos de la sufrida sociedad civil no tamizada por la mano pringada del cuarto poder son irrelevantes. Ya no son interesantes ni los anuncios de contactos o cartomancia, ni las demandas ni las ofertas de empleo, ni todo aquello que era el lugar donde discurría lo que más me gusta de la prensa.
¿Qué fueron de aquellas polémicas sobre cómo debía caer el rollo de papel higiénico del inodoro? En mi casa es acolchado, cae por delante y siguiendo siempre la línea del rasgado, pero sé que hay otras posibilidades. Creo que la única excentricidad de mi baño es que tengo un despertador y un pedacito de papel de lija alemán de grano 2000, que uso para pulirme el borde de las uñas. Ese papel de lija lo suelen usar los concertistas de guitarra puesto que cualquier irregularidad en el filo de las uñas (sobre todo las de la mano derecha del diestro) puede dar lugar a un chirrido insalvable y abochornante.
Una vez descubrí en casa de una amiga una botella de Chanel 5 de un tamaño inverosímil, enorme, como de a litro, pero –aparte de eso- no me he encontrado por ahí con ninguna rareza más digna de ser considerada o admirada. En todo caso habría que lamentar el uso de los ambientadores de limones salvajes del Caribe o de áloe vera o de lavanda del pueblo aquel donde Carolina de Mónaco pasó la viudedad, Saint-Rémy-en-Provence. Hay algunos que son de broncoespasmo. Y si acaso habría que levantar acta de aquellos tiempos en que no sé si fue a causa del falso síndrome tóxico por la colza o de que simplemente se fulminó la venta de aceite a granel, o de las dos cosas a la vez, en que algunas personas acopiaron y acapararon en sus bañeras litros de aceite. Ese aceite se les fue colando por el sumidero como oro líquido y “si te he visto, no me acuerdo”. Luego hay gente que usa la Coca-cola de desatascador, pero no hay mucho más que añadir.


En general no me fío de los hombres que se pasan en el baño más tiempo que yo, y me refiero al tiempo real empleado en la higiene o embellecimiento y no al que se emplea en leer, etcétera. Gandhi el Mahatma, que no era ni metrosexual ni retrosexual sino todo lo contrario, explica en su Autobiografía que dedicaba 10 minutos de abluciones a su higiene corporal más 20 minutos a la de la boca (cepillado de dientes, masaje de encías y raspado de lengua). Yo, si algún día escribiera una autobiografía le dedicaría un capítulo a la higiene y el cuidado de los pies.


(*)
A título informativo orientativo acabo de consultar las tarifas de Serveis Funeraris de Barcelona para las esquelas de los diarios y para 2009 son las que siguen:

ABC-Cataluña
Laborales – 201x110 mm.: 450 €
Laborales – 201x148 mm.: 900 €
ABC-Nacional
Laborables – 110x98 mm.: 1.100 €
Laborables – 148x98 mm.: 1.900 €
AVUI
2 módulos x 2 columnas: 250 €
2 módulos x 3 columnas: 400 €
3 módulos x 2 columnas: 400 €
3 módulos x 3 columnas: 600 €
Aniversario formato 2x2: 200 €
EL MUNDO –Cataluña
Laborables – 1 módulo de 37x47 mm.: 80 €
Laborables – 2 módulo de 37x47 mm.: 160 €
Laborables – 3 módulo de 37x47 mm.: 240 €
EL PAÍS- Cataluña
Laborables – 2 módulos de 87x46 mm.: 300 €
Laborables – 4 módulos de 87x97 mm.: 600 €
EL PAÍS-Nacional
Laborables – 1 módulo de 40x46 mm.: 700 €
Laborables – 2 módulos de 87x46 mm.: 1.400 €
EL PERIÓDICO
Modelo D – 2x2 (110x60 mm.) : 600 €
Modelo E – 3x2 (167x60 mm.): 900 €
LA VANGUARDIA
Necrológicas: 420 €
Recuadros: 1.350 €
3 columnas x 80 mm.: 2.700 €
Con fotografía: 300 €


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