16.10.09

Post 327: El pavo y el agradecimiento


"Amicus Plato sed magis amica veritas"
Aristóteles

El mes que viene se celebra en Norteamérica tanto en Estados Unidos como en Canadá el día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day). Según la Wikipedia:

"En noviembre de 1620, los protestantes ultraortodoxos del Mayflower desembarcaron en la costa de Massachusetts, cumpliendo sus propósitos al establecer la Colonia de Plymouth. El riguroso invierno en esas latitudes les cogió por sorpresa, sin tener tiempo para prepararse para duras condiciones de privación y frío. Del centenar de peregrinos no sobrevivieron más que la mitad. Los que lo hicieron, debieron su suerte a la ayuda y alimentos que los nativos de la zona, los indígenas wampanoag, les proporcionaron.
Al año siguiente, los colonos supervivientes, ya establecidos y con la primera cosecha recolectada, decidieron compartir sus excedentes con los indios que les habían ayudado el año anterior. El gobernador de la colonia proclamó "un día de dar gracias al Señor para que podamos de una manera más especial regocijarnos después de haber recogido el fruto de nuestro trabajo".

Yendo a la broma fácil, nos preguntaríamos si el pavo disfruta de la fiesta de la Acción de Gracias, pero más que nada lo tomamos como punto de salida o leitmotiv de una meditación sin rumbo sobre el agradecimiento en general y sobre mi agradecimiento en particular, que a su vez puede ser muy general y/o muy particular. En principio si pretendemos examinar objetivamente el agradecimiento veremos que no es ni bueno ni malo. De hecho, al parecer, los japoneses se sorprenden de lo alegremente que damos las gracias en nuestras latitudes, por cualquier fruslería y comprometiendo seriamente su sentido del honor. El agradecimiento puede resultar benigno y necesario, o puede resultar nocivo y perverso. También podrá resultar benigno y perverso, necesario y nocivo, etcétera. Y no me refiero por agradecimiento nocivo u hostil al agradecimiento aquel que subrayamos con un cierto retintín para zaherir a quien no nos ha querido hacer un servicio que estaba de su mano, como por ejemplo el de aguantar una puerta para que no se nos cerrara a los que íbamos por detrás y con las manos ocupadas o el de cedernos la parte de la barra de pan que se sabe que más nos gusta. Entonces en espofcont (español oficial contemporáneo) coloquial es usual decir “gracias” con tono amenazante y como quien dice “Anda que se te habrá quedado bien el cuerpo”, "¡Qué descortés!" o “Te has comportado como un/una egoísta, eh”.

Otro desvío del agradecimiento estricto -por así llamarlo- sería aquel que llega como sucedáneo de lo que es justo. Es lo que Victòria Camps en su libro Virtudes públicas sobre Ética, refiere como "emotivismo". Es decir, el emotivismo substituye lo que sería justo o ético por una especie de compensación "moral" cargada de ñoñería y sentimentalismo. La sabiduría popular gallega dice: "Amiguiños sí, pero a vaca polo que vale" (frase recogida en Inciclopedia, la enciclopedia wiki libre y en pocos lugares más). La frase significa que una cosa es que ser amigos y otra es que por eso vaya alguien a sacar mejor precio al comprar una vaca. El equivalente culto de este proverbio, ya que hablamos de libros de Ética, sería la frase atribuida a Aristóteles: "Amicus Plato sed magis amica veritas" ("Platón es mi amigo pero más amiga es la verdad"). Es decir, e intentando poner un poco de orden en este párrafo: si una vaca vale, no sé, 500 euros, y pagamos por ella 300 euros, la diferencia (200 euros) no se debería compensar con amabilidades, buenos deseos, regalillos o 4 entradas para ver "Ágora" (Alejandro Amenábar, 2009). Dicho en otras palabras, a mi parecer si a alguien no se le puede pagar por lo que da es mejor no pedírselo y, si no hay más remedio, el intentar ponérselo con emotivismo y palmaditas en la espalda puede ser hasta insultante.

El sabio Aristóteles, en su Ética nicomáquea, dice sobre el magnánimo y sobre los magnánimos en general: "Y es de tal índole que hace beneficios, pero se avergüenza de recibirlos, porque una cosa es propia de un superior y la otra de un inferior. Y está dispuesto a devolver un beneficio con creces, porque el que hizo el servicio primero le será deudor y saldrá ganando. También parecen recordar el bien que hacen, pero no el que reciben (porque el que recibe un bien es inferior al que lo hace, y el magnánimo quiere ser superior) y oír hablar del primero con agrado y del segundo con desagrado" (IV, 10-15).

A estas alturas de la meditación al pavo se le está quedando cara de póker, pero la cara que se le queda a un ganadero si le dan 300 euros y 10 entradas para ver "Ágora" o un bonsái de cedro o una paletilla rancia también es un poema. Además, encima, si hacemos caso a Aristóteles, que yo diría que sí que hay que hacérselo, el hecho de que alguien sea magnánimo (en lo de querer ser superior) pero abusón o aprovechado (en sus tratos con los "inferiores") no deja de ser más que un asunto de dominación pura y dura. De esta manera, el que recibe ese género de agradecimiento no se lo puede tomar más que como una muestra de superioridad inferior y desde luego ya se puede ir olvidando de los 200 euros restantes y hasta de ser "amigos". La superioridad que se muestra ahí o que se impone es parecida al de quien nos aprueba diciéndonos o diciendo "Trabaja muy bien" o "Es muy inteligente", como si tuviera la autoridad moral (aquí sí "moral") para poder juzgar a esos niveles de determinación. Se dirá que también alguien puede decir "Es muy inteligente" o "Trabaja muy bien" desde la admiración y sin atribuirse la capacidad necesaria para hacer tal apreciación. Se dirá que un tonto, por decirlo rápido y mal, puede muy bien decir de alguien que es inteligente, pero aquí todos sabemos -sin necesidad de ser muy inteligentes- que los abusones se prodigan en ese tipo de juicios magnánimos y lo hacen a diestro y siniestro, mientras opinan sobre lo divino, sobre lo humano y sobre el "Hola".

Siguiendo con el pavo, el cual por cierto no cabe en mi congelador ni en pedacitos, nos vamos a un artículo que ha sido publicado recientemente en "Medicina Clínica" (una de las principales revistas médicas españolas): Pulido M, Manresa JM, Mojal S, Sanz F. Análisis del conocimiento de los criterios internacionales de autoría por parte de los investigadores españoles. Med Clin (Barc). 2009 Sep 19;133(10):381-9.

Servidora conoció a Marta Pulido hace unos cuantos años y precisamente coincidimos en un curso sobre estos temas en el que ella daba una clase sobre la autoría y otros aspectos relacionados y yo daba otra clase sobre alertas bibliográficas o algo así. De lo que más me acuerdo es de que fue en un puente de Difuntos, de que un cirujano vascular apuró a Marta Pulido para que acabara su sesión cuanto antes porque había un partido del Barça y de que la editora médica dio una definición de autor que me hizo pensar un buen rato. La Dra. Pulido vino a decir que autor era el que podía defender la publicación en la que había participado. El artículo "Análisis del conocimiento de los criterios internacionales de autoría por parte de los investigadores españoles" retoma ese tema e introduce sutilmente algo que se sospecha, que los investigadores españoles no conocen los criterios internacionales de autoría. Sin embargo, el estilo científico, que a veces es muy dado a la prosopopeya y del que se han destilado páginas muy pomposas, el método científico también, evitan las sospechas y aventurar afirmaciones. Esto es por lo que el artículo de Marta Pulido et al. lo que hace es sentar la hipótesis a) de que los "investigadores españoles que publican trabajos regularmente en revistas internacionales de prestigio conocen escasamente los criterios internacionales de autoría del ICMJE y de autoría por contribución".

Los criterios internacionales a que se refieren los autores del artículo son los del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (ICMJE)  grupo de Vancouver. Cualquiera puede acceder al documento donde se consensuan esos criterios, del que ahora me interesa destacar uno: que ser "el jefe de servicio o del laboratorio donde se ha realizado" el estudio o el trabajo no se considera motivo para constar como autor. Y sin embargo, la realidad constata que si hay una práctica fraudulenta constante en materia de la autoría esa es la de los autores honorarios y la de los autores "financiadores" o autores "jefes". De hecho, una de las pocas ventajas netas de ser jefe es que le pongan a uno o a una en todos los artículos de los empleados a su cargo. Este uso, además de alimentar la vanidad del jefe o jefa, refuerza su caché profesional y las posibilidades de promoción laboral, académica, etcétera. Dicho así, rápidamente, el jefe de servicio médico o de laboratorio de investigación médica es como una especie de señor feudal o macarra. Ese pormenor pone a mi entender en entredicho el valor científico y ya no digamos clínico de todo lo que hay detrás de esa organización social y de todas sus ingratitudes y sumisiones.

“¿Quién es el autor? El autor legítimo de un artículo científico ha participado activamente en el planteamiento y la realización del estudio y está capacitado para argumentar la pertinencia y el significado de los resultados; en definitiva, para defender el diseño, ejecución, hallazgos y conclusiones del proyecto. Además, el auténtico autor participa en la redacción y elaboración del manuscrito y tiene competencia para la toma de decisiones editoriales básicamente relativas a la selección de la revista y al proceso de revisión y corrección previo a la aceptación. En él recae la plena y última responsabilidad del contenido intelectual del trabajo y es quien, por tanto, no puede eludir el compromiso de dar fe pública del mismo, lo que determina una premisa ética principal: el lector acepta la lista de autores como una declaración verídica de la persona o las personas verdaderamente responsables del estudio.”

Por si quedara alguna duda, al final del artículo leemos en el apartado de rutina sobre "Agradecimientos" (que en inglés se suele intercalar como "Aknowledgements"):
"Los autores, en especial Marta Pulido, quieren expresar su más sincero agradecimiento a las 524 personas que voluntaria y desinteresadamente cumplimentaron la encuesta de autoría. Sin su ayuda, este trabajo no se hubiera realizado."

Conociendo un poco a la Dra. Marta Pulido, sé que esos "Agradecimientos", además de gratificar y reconocer la ayuda de los encuestados a través de quienes se han obtenido los datos de la muestra, ilustra la práctica de reservar los agradecimientos para aquellos contributores cuya ayuda ha sido necesaria y útil pero que no se puede ni se debe elevar a autoría. Conociendo un poco a la Dra. Marta Pulido también  aventuraría la hipótesis de que sugiere que la contribución de algunos jefes debería ir en los agradecimientos. Cuando esto escribo me pregunto cuántos autores honorarios puede soportar un artículo científico y también cual es la proporción de autores "deshonrados" o negros (que escriben, que trabajan, que diseñan, que compilan, que analizan, que están en disposición de defender lo que han elaborado y no "salen"). Lo puedo decir más clarito pero no mas alto: en los artículos científicos españoles hay "autores" que deberían estar como mucho en los agradecimientos y hay gente que está en los agradecimientos que debería constar como autora.

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