11.12.09

Post 356: Canis lupus familiaris


"Perro itzcuintli conmigo" (Frida Kahlo, 1938)

"Qué buen vassallo, si oviese buen señor"
Poema del Cid

Hay que ver lo bien o lo mucho, lo definitivamente que me ha parecido comprender hoy a Frida Kahlo o a sus pinturas. En especial aquella en la que se refleja con la cabeza de otro pintor, Diego Rivera, su marido, dentro de la suya o sobre su frente, como una bindi hindú. Y sin embargo, para ilustrar el post, por motivos que ya se irán viendo, he elegido el autorretrato con uno de sus perros aztecas. Goya también pintó en el año 1795 un retrato de María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo (duquesa de Alba)  con un perrito faldero que nos recuerda el de "Mejor imposible" (1997) y que podríamos hermanar al perro itzcuintli de Kahlo guardando las debidas distancias. El cuadro de Goya se encuentra en el Palacio de Liria, de Madrid,  y pertenece por tanto a la actual duquesa de Alba, María del Rosario Cayetana Alfonsa Victoria Eugenia Francisca Fitz-James Stuart y de Silva, más conocida como Cayetana.
Ahora en serio, llevo todo el día un perro en la cabeza. Un perro joven pero que no era pequeño. Lo llevaba con correa un tipo también joven que además empujaba el carrito aerodinámico ultraligero de un bebé primogénito. Esas cosas se notan: lo nuevo del carro, otros detalles que no son al caso. El tipo golpeó varias veces con su puño la cabeza del perro, cuyo dolor pudimos sentir un jubilado que por allí paseaba y yo. No dolor físico, dolor psíquico. Todo el mundo, T O D O    E L   M U N D O  sabe que el dolor psíquico es peor que el dolor físico. Que ambos son acaso difíciles muy difíciles de compartir, pero que el dolor psíquico a veces sólo se pueda ser mitigado por el dolor físico, nos advierte del material o la naturaleza del material ante el cual nos  vemos. Un perro no puede soportar que su amo le maltrate o, a sus ojos, que no aprecie lo que está intentando hacer por él y que incluso le castigue. Es así. Los perros son así o se han hecho así a nuestro lado, que se ha convertido en su lugar en el mundo. Siempre he dicho, nunca aquí, que con los perros me pasaba exactamente igual que con los niños: que no me gustaban más que cuando los conocía. A lo que únicamente debo añadir que los niños mientras no hablan me parecen hasta interesantes. Después no. La idealización del instinto maternal, el desprestigio de la  nuliparidad y otras patrañas que se han agudizado en los últimos años no han hecho más que confirmarme en mi parecer. Lo llevo discretamente, pero está ahí. Los niños subnormales sí que me gustan. Pues bien, a lo que íbamos, debo decir que hoy he preferido los perros a los niños.  Y es que esta mañana, cuando he visto al tipo del perro  -que por cierto no tenía pinta de skin head, ni iba engominado (como nos recordaba el Aviador Capotado  que van los del Partido Popular )- sino que más bien tenía pinta de haber ido a las manifestaciones  pacifistas contra la guerra de Irak, me he dado cuenta de que lo que le pudiera pasar al bebé ni me ha pasado por la cabeza. Y es que el bebé, a pesar de que los padres se creen que los hijos son "suyos", a lo peor recibirá malostratos o un ejemplo pésimo de su padre, sí. Vamos a llamarle "padre" y no vamos a llamarle como se merece. A lo peor se resentirá de las frustraciones y los complejos  o veleidades de su progenitor, pero llegado un momento es libre (aunque, insistamos, hay padres que creen que los hijos son "suyos"). Un perro no. Los perros son intrínsecamente leales, los perros se deben a su amo, y sin un amo son desgraciados. Pegar a un perro y pegarle en la cabeza es cruel, es cobarde, es vil. Estoy segura de que si entre la escena y yo no hubieran mediado 4 carriles de automóviles, le hubiera dicho 4 cosas. O sólo una: "Cobarde". 

Post registrado en SafeCreative - A la flor del berro (3) #1105179237444