23.7.10

Gracias, niebla


Fotografía tomada en la Granja M. Viader (Carrer d’en Xuclà 4-6, Barcelona)

No summer sun will ever
dismantle the global gloom
cast by the Daily Papers,
vomiting in slip-shod prose
the facts of filth and violence
that we’re too dumb to prevent:
our earth’s a sorry spot, but
for this special interim,
so restful yet so festive,
Thank you, Thank you, Thank you, Fog
W. H. Auden, “Thank you, Fog”, Thank you, Fog (*)

la vista de la foto que encabeza el post tal vez el poema que se sugeriría sería más bien aquel otro también de Auden: “¿Quién que muriera el mil novecientos sesenta y cinco merecería más honores que Lark, una vaca / Que dio a la humanidad unos ciento quince mil litros de leche?”. Pero este post es en parte una respuesta al post de Manolotel titulado “Dos poemas para agosto” y en especial al poema titulado “Bienvenidos”, a pesar de que estoy casi segura que no lo he llegado a entender. Lo que he creído entender es que quien creó a las criaturas las hizo libres e iguales (?) pero luego se ha desentendido de ellas porque se encuentra cansado. Yo es que esas ideas ya he dicho que me cuesta mucho asimilarlas. Pero admito que lo que me pone del revés es el cinismo y en “Bienvenidos” cinismo no hay.
Así como la indefinición de aquel hermoso verso de las Coplas manriqueñas (“dio el alma a quien se la dio”) me parece impecable en forma y fondo, la de “Bienvenidos” me parece una mera provocación. Mi posición ante el tema del frío y los calores y las calamidades humanas es más la de Auden: que detrás de los “sucesos inmundos y violentos” no hay un creador cansado sino la estupidez humana que no cede, que nunca ceja.
La fotografía la tomé esta mañana en la Granja M. Viader, que es de los pocos establecimientos que están intactos desde la época en que yo fui feliz e iba a estudiar al edificio del antiguo Hospital de la Santa Creu, hoy casi totalmente ocupado por la Biblioteca de Catalunya. Las granjas de Barcelona son establecimientos en que se pueden comprar y degustar productos lácteos y la repostería asociada (croissants, ensaimades, brioixos, magdalenas, pà de pessic, etcétera). La Granja M. Viader se originó el año 1870, con la demolición de las antiguas murallas que rodeaban la antigua Barcelona y en los años que precedieron a la Exposición Universal. La primera propietaria se llamó Rafaela Coma. Marc Viader procedía de Cardedeu (un pueblo de la comarca del Vallès Oriental, en la provincia de Barcelona). Se hizo con el negocio en el año 1910. Tal vez poca gente habrá oído hablar de la Granja Viader, pero si decimos que el año 1925 Viader fundó Letona, S.A. (como central receptora de leche de toda Cataluña), es posible que el nombre resulte mucho más familiar, aunque -valga la redundancia- desde los años setenta ya no pertenece a la familia. Otro producto famoso que procede de este emprendedor admirable es Cacaolat (1931). Cuando pienso lo mucho que han hecho el consumo de la leche y la demolición de las murallas por mi ciudad, se me ponen los pelos como escarpias de agradecimiento.
Esta mañana he ido a desayunar a la Granja M. Viader. El camarero no me ha sabido dar razón del significado de la frase “70 H” al lado de “Vaca Metje“, y la actual propietaria, Mercè Casademunt (descendiente de Mercè Viader y Jaume Casademunt), no se encontraba por allí en ese momento. Tampoco ha sabido decirme el camarero de la fecha de la proeza de la vaca Metge, que no sé si es comparable a la productividad de Lark, la vaca de que habló Auden. Después están las vacas de los masai, las pobres, que esas después de dar su leche reciben un cortecito en la yugular para hacerle una especie de cacaolat a los niños muy nutritivo.
Mi bisabuela, Carmen de Pedro (porque era hija “de” Pedro, no porque fuera hidalga, claro), tenía una vaca. Vivía en una aldea llamada Ínsua, adscrita a Finisterre. Mi madre iba a dormir a la casa de su abuela y así por la mañana tomaba unas “papas”. Es decir mi bisabuela Carmen le molía unos granos de maíz con una muela de piedra manual (que es lo único que por cierto queda en pie de su casa) y le echaba por encima una cuarta de leche recién ordeñada. No sé si me explico. Es que si mi madre no comía eso generalmente no había nada más.
Podría seguir hablando yo del esfuerzo admirable de los emprendedores de nuestro país y de otros, podría hablar de Metge y de Lark, de las  vergonzantes explotaciones ganaderas intensivas de hoy en día, pero es que -como la mierda de dios pusilánime que presenta Manolotel- estoy cansada y les dejo con una imagen de esas que valen más que mil palabras y si quieren me dicen quien ha hecho lo que se ha hecho en Benidorm. Y si no quieren no me lo digan.



“Así llama Greenpeace a la ex villa marinera de Benidorm (Alicante). A su juicio, es el “estandarte del boom urbanístico en la costa con sus torres de hasta 52 plantas”. Con 1.800 habitantes por km², ha aumentado en casi un 600% su población censada en 30 años, cifra que asciende a un 4.000% en la época estival. Las últimas construcciones en añadirse a este laberinto de cemento y hormigón han sido dos torres de 42 y 35 plantas en el Parque Natural de Serra Gelada”. (El País)
Gracias, niebla.
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(*) Ningún sol estival logrará nunca | disipar la total oscuridad | vertida en los periódicos, | que vomitan en una mala prosa | los sucesos inmundos y violentos | que la estupidez nos impide prevenir. | Nuestra tierra es un lugar triste, | pero por esta tregua especial, | tan sosegada y sin embargo tan festiva, | gracias, gracias, gracias, Niebla.

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