2.9.10

Namasté


uscaba esta madrugada el mantra Om namah Shivayah y encontré una versión de Jatjig Singh. Este cantante debe de ser de los mejores de la India puesto que lo reconozco también en el vídeo del Jana Gana Mana, el himno de la India en edición de lujo, cuya letra es de Rabindranath Tagore, muy bonita. Un día habrá que hacer un post sobre los himnos nacionales. Hace tres años que circula otro vídeo que sugiere que la Marcha de Granaderos procede de una nuba andalusí y es imposible negar que la melodía es ciertamente calcada. Pero, me pregunto yo mientras clavo mis pupilas marrones en el tendedero de mi vecina de enfrente, ¿qué importará? De todas maneras esos aires como de villancico que abundan en nuestro cancionero no son lo más representativo de la música española, si es que hay una música española. Se dirá que las sevillanas son en lo esencial un vals, o que los valses son en lo esencial sevillanas. Y todo por el estilo. Otra cosa es el plagio puro y duro que también lo habrá.

Hubo un tiempo en que incluso en los ambientes académicos se discutía la relación entre Il gattopardo (1957) de Giuseppe Tomasi di Lampedusa y Béarn o la sala de las muñecas (1956) de Llorenç Villalonga, ambas sobre la decadencia de la aristocracia rural, una de Sicilia y la otra de Mallorca. También, ya a los niveles de “Muy interesante” y otras publicaciones sobre la paranormalidad, se quiere siempre ver la vida de Jesús como una imitación de la de Siddhartha Gautama, o un gran parecido entre Lao Tsé y Heráclito. Como si fueran una invención y además una copia. Lamentablemente, o no, todos o casi todos sabemos que nuestras vidas tienen dobles casi exactos.
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Dahi handi en India

Del vídeo de Om Namah Shivayah lo que me ha llamado poderosamente la atención es en el minuto 4:19 y un poco después en el minuto 4:27 más claramente una mujer  con un sari beige un gesto muy parecido a la persignación. El señor del minuto 4:19 acaba el mudra en un namasté o anjali mudra (uniendo las manos palma con palma), pero la señora del sari, que parece entrar en un establecimiento público y saluda al conserje, después de llevarse los dedos pulgar e índice en pinza a la izquierda y a la derecha del pecho, se los lleva a la frente y a la boca. Este signo o mudra recuerda al saludo que le vi hacerse una vez a un matrimonio de turcos que se despedían en la estación de autobuses de Esmirna, al estilo de los árabes, llevándose la palma de la mano al estómago, al corazón y luego a la boca, formando un  leve semicírculo  de dentro afuera y de abajo hacia arriba como signo de que se iban a ser leales en lo que harían, en lo que sentirían y en lo que hablarían.
Una variante es el saludo que se cruzan entre sí los árabes en general, no los matrimonios y que consiste en llevarse la mano del corazón a la boca, de la boca a la frente y de la frente hacia el cielo, como diciendo “que Allah esté contigo” (te lo deseo desde mi corazón, de palabra y desde mi pensamiento). Sólo una vez vi a unos amigos musulmanes paquistaníes cruzarse otro saludo curioso. Primero se daban las manos a la manera occidental pero después cada cual se llevaba la mano  hacia el corazón como si la palma fuera un plato que llevara aquel afecto al corazón.

Y, por último, los budistas que tienen un cierto grado de veneración por su santidad bendicen a los que le rodean con el gesto de llevarse la mano al corazón, con los dedos unidos en las puntas como impregnándose de su contenido, y luego en un gesto muy gentil abren la mano como una flor que esparce por las cinco falanges la compasión, la comprensión, el amor.  Como cuando enviamos un beso por el aire y soplamos sobre la palma de la mano para impulsarlo. Me gustaría mucho poder ilustrar todo cuanto digo con imágenes, pero es muy difícil.

El chin mudra, que es el gesto o mudra con el que típicamente se representa a los meditadores, con los dedos pulgar e índice unidos por las puntas y los dorsos de las manos descansando sobre las rodillas, tienen su justificación en la fisiología hindú puesto que el dedo índice es uno de los puntales energéticos del pulmón y el pulgar del riñón, dos vísceras que purifican. El hecho de descansar los dorsos de la mano sobre las rodillas es un signo  que representa e induce a la entrega confiada y a la presencia. Toda la postura del loto o padmãsana está dirigida a favorecer la inmovilidad, la concentración y el aquietamiento. Así que para mí no tienen un poder “mágico”, sino un fundamento.

Se suele decir que la cruz del martirio de los cristianos y de tantos otros que no fueron cristianos, era un instrumento de tortura inventado por los romanos. Los cristianos no inventaron la cruz, ya estaba inventada. Pero el signo de persignarse no hay duda para mí que tiene un caracter universal, que además de los futbolistas antes de tirar un penalty, lo tienen hasta los indios americanos en su invocación a los cuatro vientos. En los rituales mágicos cabalísticos el mago suele llevarse los dedos corazón, pulgar e índice unidos por sus puntas -como si se fuera a persignar- a la frente y pronuncia la palabra hebrea ATETH (“tuyo es”). Después se lleva la mano al plexo solar y tocándolo dice MALKUTH (“reino”), desplaza la mano hacia el hombro derecho y dice VEGUEBURAH (“”poder”), luego hacia el hombro izquierdo y dice VEGUEDULAH (“gloria”) y cruzando las manos sobre el pecho añade LE OLAM AMEN (“por siempre así sea”). En el orden de la misa ordinaria, en el rito de la comunión y después del Padrenuestro, los fieles dicen precisamente: “Tuyo es el reino, tuyo es el poder y la gloria por siempre Señor”.

Amén | Om Shanti
D
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