10.10.10

El moco del bauprés (1)


yer por la mañana leí: “Stone no se ha congratulado del galardón concedido al escritor. «Oh, oh, le he criticado, es verdad, creo que sólo le he leído en inglés y a lo mejor me he perdido algo. Conocí a Mario y le veo torcido, reprimido, conservador y con mentalidad de jerarquías que impide cambios en Sudamérica»”. Me quedé pensando qué habrá leído Oliver Stone, cuando me asaltó otra pregunta. Me había acercado a la playa. Aún hay bañistas. De hecho los hay todo el año. Y gente que practica deportes naúticos o que los aprende. Pero lo que me llamó la atención fue un barco de vela que apareció en el horizonte por San Sebastián y que cuando llegó poco antes de la Nova Icària viró en redondo y puso la proa por donde había venido. Armar un barco así (¿una fragata?) para ese periplo tan corto me pareció extraño. ¿Se les había olvidado alguna cosa?



*
Yo sí que leí, hace años, algunas novelas (Los cachorros, La ciudad y los perros, Pantaleón y las visitadoras, por lo menos) y alguna colaboración en la prensa, del último Premio Nobel de Literatura. Me acuerdo de que hubo un tiempo en que en Barcelona coincidieron por lo menos tres grandes escritores americanos: José Donoso, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez. Mario Vargas y Gabriel García compartían además agente, Carme Balcells.
En Barcelona, Mario Vargas Llosa se ha ganado las antipatías de algunas personas porque cuando posteriormente ha regresado a esta ciudad, en la que vivió algunos años, ha declarado que se ha vuelto provinciana, hosca e introvertida, y lo hace desde su aversión a los nacionalismos. No encuentro en la red el artículo que lo comenta, en la prensa del viernes (“Un peruano en Barcelona”, por Robert Saladrigas en “La Vanguardia”), pero sí encuentro en el mismo periódico lo que sigue, la crónica de Xavi Ayén:
“Vargas Llosa recuerda el día en que Carmen Balcells se presentó en su casa londinense y le dijo:
–Renuncia a tus clases en la Universidad de inmediato. Tienes que dedicarte solo a escribir.
–Carmen, tengo mujer y dos hijos. No puedo hacerles la bellaquería de dejarles morir de hambre…
–¿Cuánto ganas al mes enseñando?
–Unos quinientos dólares.
–Yo te los pago indefinidamente, a partir de este mes, hasta que termines la novela que estás escribiendo, sin prisa. Sal de Londres e instálate en Barcelona, que es mucho más barato.
“Se ha mitificado aquel gesto mío –explica hoy Balcells–, Mario me hace quedar muy bien cuando lo explica pero su obra era ya de una calidad suprema; con libros como La ciudad y los perros o La casa verde, no resultaba temerario pagarle para que se consagrara a escribir. Mi interés y el suyo coincidían, no me tiré a ninguna piscina vacía. Pensé: Londres es el paraíso de los agentes literarios y a este chico me lo robarán, así que me lo llevé conmigo a Barcelona, lejos de posibles rivales míos”.
[...]
“A diferencia de García Márquez, Vargas Llosa participó en manifiestos y convocatorias políticas antifranquistas. Por ejemplo, en el encierro de intelectuales en el monasterio de Montserrat, que tuvo lugar del 12 al 14 de diciembre de 1970 para protestar contra el proceso de Burgos, un juicio sumarísimo contra 16 miembros de ETA. Vargas Llosa pronunció un fervoroso discurso, pero su recuerdo más vívido es todavía la maravilla de “ver aparecer por allí a Miró y a Tàpies, a quienes observaba fascinado”. Josep Maria Castellet se dio cuenta de que Vargas Llosa, al ser extranjero, podría perder su permiso de residencia “y propuso una votación para que yo me fuera de allí, era el único no español del grupo. Votaron y salió que sí, así que solamente duré 24 horas encerrado”. (“La Vanguardia”)
Yo no sé si Barcelona se ha vuelto hosca, provinciana o introvertida, pero que se lee menos  y  de menor calidad eso sí que lo creo saber. Y lo último o casi lo último que me pregunto es si vale la pena moverse del sitio, ir de aquí para allá con el moco del bauprés como desnortado. ¡Tanto barco para ir a por una pizza, Jesús!

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