28.10.10

Polvo somos

No sabe una a qué atenerse con la muerte del expresidente Kirchner y con su supuesto o no liderazgo en Argentina. Por eso me remito a la “política” local y ni siquiera. Como se verá.

Hará unos cuatro años en febrero se inauguró el Tanatorio Ronda de Dalt. El edificio se levantó sobre la Ronda, en la cuesta que hay entre la carretera de Horta y el antiguo cementerio de Horta (1800). En mi opinión la cuesta no ha sido bien aprovechada por los arquitectos. En los desniveles sobre los que crece Barcelona se construye no siempre con la fortuna o el talento de disimular o suavizar el corte, los planos. Tampoco se hace todo lo contrario, es decir, edificar con volúmenes que realcen la línea horizontal de las plantas con la pendiente, sin complejos e imaginativamente.

Cementera-Hormigonera de Collserola


Por lo que respecta a la cuestión urbanística de fondo, y no la arquitectónica,  aún habría que decir mucho más. Al parecer el negocio del tanatorio es privado, de capital estadounidense. Y el terreno es muy probable que perteneciera o pertenezca al Ayuntamiento. Precisamente por los años ochenta se hizo una “redada” que levantó cosa de treinta o cuarenta huertos espontáneos con sus chabolas. Habían ido avanzando poquito a poco y con disimulo, como el que no quiere la cosa, desde la carretera y hasta el campo de fútbol donde ahora se marca el principio del Parque de Collserola (fotografía en primer lugar). Los huertos estaban cercados con somieres y “uralitas”. De todo ello sólo quedó algún almendro mortificado, una higuera, algunas madreselvas y maíz. 

Por la otra entrada de Collserola que da a la Clínica Stauros, donde hay un magnifico plátano de sombra y una fuentecilla, allí también se habían levantado muchos huertos ilegales. Algunos tenían mejor aspecto y se pueden distinguir aún las formas bien cortadas de los desmontes y bancales y unos hermosos cipreses rodeados de malvalocas. A cambio, a unos tres quilómetros se apostó la única apropiación ilegal del Parque hoy Natural, que es Can Masdéu, cerca del lazareto en desuso, en una masía aparentemente abandonada. Es remarcable como toda la intransigencia, la tecnocracia fiscal y la artillería de excavadoras y picas con que cargó el alcalde Maragall en su delirio olímpico, desapareció con el alcalde Jordi Hereu e Imma Mayol ante los okupas huertanos. Hasta muchas personas tenemos buenas razones para creer que hasta son respaldados, con nuestos impuestos, por cierto.
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El Tanatorio Ronda de Dalt se ha edificado de acuerdo con el gusto por las líneas diáfanas, etcétera, justo enfrente de otro terreno en el que había habido una casa con cerezos apostados en la carretera. Más de veinticinco años tendrían, pero se sacrificaron. El propietario vendió seguramente que a justiprecio la finca a Transports Municipals de Barcelona para la construcción de la famosa “cochera respetuosa con el medio ambiente” que se inauguró más o menos el año 2000 tras una actuación bastante salvaje –según lo acostumbrado- de allanamiento del suelo. Si bien es cierto que estas cocheras quedan hundidas en el paisaje, también lo es que a solo trescientos escasos metros y ya en pleno Parque (tras el letrero que señaliza su límite y servicios) ha habido todos estos años una cementera u hormigonera dantesca en pleno rendimiento. La señal de la fotografía que previene de los antílopes es otro símbolo de la estupidez o la prepotencia (o ambas cosas) de quienes dicen gobernar. Otro detalle de la fotografía en segundo lugar es la Torre Agbar aún a medias, apenas perceptible en la izquierda del sucio skyline.
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En resumen: donde había unos huertos ilegales y dos fincas, se pusieron unas “cocheras respetuosas con el medio ambiente”, un tanatorio y una planta hormigonera. Lo del Parque Xavier Montsalvatge solo está sobre el mapa verde ese que he puesto. La factoría, que hace unos días se está, felizmente, desmantelando parecía sacada de la película “Brazil” o de una teleserie sobre explotación de niños o mujeres asiáticas. Hubo todos estos años de burbuja inmobiliaria una continua entrada y salida de camiones y hormigoneras de gran tonelaje, tan pesados como ruidosos y veloces. Ningún letrero indicaba la razón social. Los camiones no ostentaban el nombre de ninguna empresa. Una especie de papilla inmunda ocupó lo que había sido la zona de vestuarios del campo de fútbol formando una balsa inerme, yerma y nausebunda. Una masa de polvo tan fino como la cocaína sobrevolaba la instalación más deleznable que he visto en vida mía. La Guia de la ciutat del año 2002 solo representaba el antiguo cementerio, anclado en el tiempo. La web de nuestro municipio ahora muestra un rectángulo con la típicas marcas y líneas de un campo de fútbol.

Ahora que se está liberando ese espacio tal vez se retomará el proyecto de ajardinar el entorno “inolvidable”, el área que hay Cojones de Porcioles abajo. Ya casi nadie se acordará de los Cojones (dos depósitos de gas verdes y esféricos), pero les aseguro que hubo un tiempo que hasta se habló de hacer una discoteca en ellos. Lo prometo por la salud de mi canario.

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