14.12.10

B.G.B., hombre de 43 años...

 Corazón santo, tú reinarás (bendición gitana)


a dejando de lado (por ahora) a Confucio, volviendo a temas a los que me acerca no la confusión ni el confucionismo sino el cariño y la admiración, no puedo menos que referirme a Bruno García del Blanco, un compañero de trabajo del que acabo de saber que ha sido llamado para participar en la Barcelona World Race de 2010. Y es que resulta ser que en la BWR sólo participan los llamados elegidos o los elegidos llamados. La regata  "es la primera y única regata a vela alrededor del mundo a dos (dos tripulantes por barco). Es una regata sin escalas en la que la ayuda externa está permitida aunque sometida a unas normas (penalizaciones)". Se considera un deporte por así decirlo extremo por cuanto, para hacernos una idea, el ganador de la anterior edición (2007-2008) empleó 92 días en surcar la ortodrómica, que son unas 25.000 millas náuticas por la ruta más corta que da la vuelta a la Tierra. Los dos regatistas de cada barco se van turnando y navegan con una velocidad considerable. No es fácil y exige una preparación física y una solidez psicológica que por descontado Bruno García tiene. Su solidez psicológica la ha demostrado en la montaña y en sus travesías náuticas, sino también en dos hospitales no menos extremos, el Hospital de Bellvitge y el Hospital Vall d'Hebron, hospital en el que casualmente vinimos a parar de forma simultánea  la primavera del año 2005.
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Bruno García del Blanco
El físico envidiable formidable de Bruno ya lo tenía cuando yo lo conocí en el Hospital en el que los dos empezamos a trabajar, el Hospital de Bellvitge. Yo sabía que estaba en planta cuando descubría al fondo del pasillo del cuarto piso, en Cardiología, un corro cerrado  y jovial de enfermeras. Yo sabía que él estaba en el centro "entre todas las mujeres", como dice el Salve. Al lado de su belleza como hombre y su considerada seriedad, su atractivo físico es menor, si me quieren creer. Y si no, también. Cuando tengo razón, tengo razón. Además sé que como cardiólogo hemodinamista tiene muy buenas manos, cabeza, y su trabajo es excelente. Con todo lo cual no puedo decir de él más que elogios, que es lo que en realidad más me gusta hacer con la gente, aunque muchas veces lo tengo más que difícil. No todos los héroes modernos, sobre todo los deportistas, tienen la firmeza  o riqueza humana que podría sugerir su talento muscular o cinético. O esa firmeza está sostenida en la arrogancia y en el capital adquirido demasiado rápidamente y a espuertas.

Normalmente, en nuestro país al menos, los elogios se suelen dejar para los premios y para los obituarios. Incluso una vez tuve la ocasión de saber que los servicios de documentación de los diarios principales tienen muchos obituarios preparados. Verdaderamente, como ya nos recordó Chesterton, hay pocas cosas tan seguras como la muerte, aparte de los impuestos, pero da un poco de pena que algunos muertos se hayan ido al otro mundo ignorando lo mucho que les vamos a echar de menos. Hoy en la radio, en "Herrera en la Onda", en donde le han dedicado gran parte de la mañana a Enrique Morente, que falleció ayer, llamaba mucha gente  sin fama explicando anécdotas que surgieron en el trato con él y que dejaban adivinar su arte, un temperamento bueno, hondura y sencillez. Pero no mencionemos la bicha y simplemente remitámonos a un pasaje de la entrevista que le hicieron hace unas semanas. En ella le preguntaron algo así como qué es lo que no era flamenco. Y su respuesta fue que, como en todo, todo lo que era por ejemplo buscar otra cosa que no fuera el flamenco. Si se busca el éxito es muy posible que no se encuentre el arte. Si se busca la velocidad no se encuentra tocino, o algo así. Age quod agis, "haz lo que haces". Hay que tener mucha sinceridad, mucho kung fu. Vaya, ni media hora ha pasado y ya he tenido que volver a Confucio...

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