14.12.10

El discurso de Vargas Llosa

Azzurro,
il pomeriggio è troppo azzurro
e lungo per me.
Mi accorgo
di non avere più risorse,
senza di te
E allora
io quasi quasi prendo il treno
e vengo, vengo da te,
Ma il treno dei desideri
nei miei pensieri all'incontrario va (*).
 
Foto de 1860-1870 de dos hermanos, Library of Congress Prints and Photographs Division. Marco: 3,5 x 3,2 cm
 Archivo de la Library of Congress de fotografías de la Guerra de Secesión de EEUU

o entiendo una de las canciones más queridas del pop italiano, "Azzurro", cuando Celentano dice que el tren de sus deseos en su pensamiento va al revés. Me parece un contrasentido, a no ser que la traducción esté mal vertida y lo que se expresa en el idioma original es que el tren parece que va al revés, que es lo que les suele pasar a los enamorados cuando ansían o ansiamos ver al objeto de la querencia. Pero las cosas que no entiendo, aunque son infinidad, quedan empequeñecidas al lado de las que simplemente no sé.  Convivir representa en gran manera saber estar entre los que no sabemos, los que han optado por la duda cómoda, y los que saben tanto que tienen conocimientos que les sobran y con los que bien bien no saben qué hacer y por eso me figuro que nos los brindan a los demás para desasnarnos.

El plantel de colaboradores del Magazine de "La Vanguardia" (Quim Monzó, Ángeles Caso, Andrés Trapiello y Lucía Etchebarria) yo no sé a qué tipo de ignorantes pertenece, si al primero o al segundo o al tercero.  Nunca había leído nada de Lucía Etchebarria hasta anteayer domingo. Me compro "La Vanguardia" los sábados o los domingos pero por el tabloide. Suelo confundir a L. Etchebarria con Almudena Grandes, aunque no por las razones por las que confundo Monet y Manet, sino porque me resultan parecidas físicamente y en sus aspiraciones. La columna de la escritora este domingo se titulaba "Las redes sociales son fascistas".  El título me atrajo no tanto por su rudeza ideológica sino por comprobar si, como me temía, en alguna cuenta le habían hecho alguna trastada de esas en las que uno no sabe a quién reclamar. Facebook le había desactivado su cuenta y la escritora no ha encontrado ni un solo interlocutor válido a quien exponerle su contrariedad. Lo que ha hecho, mientras tanto, es abrir una cuenta para recibir apoyos para que le reactiven su primera cuenta. A todo esto, aunque me aparte un poco del tema central, yo muchas veces he cuestionado la probidad de Facebook por el hecho de que los usuarios pueden desactivar sus cuentas pero siempre queda ahí un rastro latente y, por decirlo de una vez, es imposible ahora destruir una cuenta totalmente.  Creo que es poco menos que una desgracia (!) que le desactiven a alguien su cuenta en Facebook, cuando se le han confiado a ese ente (que no sabemos muy bien donde está ni quien lo maneja ni con qué confidencialidad) todos las imágenes y algunos textos que han recorrido medio año de su vida. Lo de que no pueda uno desactivar totalmente su cuenta me parece insidioso o, en el mejor de los casos, siniestro, cutre y sórdido. Servidora intenta por todos los medios no meterse jamás en ningún sitio del que no se pueda salir.

Por lo mismo que no entiendo la canción de Adriano Celentano, no entiendo qué tendrá que ver el fascismo con un ente desencarnado como Facebook cuyo servicio de reclamaciones es inexistente o etéreo. Vengo observando de un tiempo a esta parte que abunda el uso de la palabra "fascista" o hasta "neocon" como insulto útil para todo tipo de situaciones y posturas ideológicas. Ya hace una barbaridad de años una amiga mía que tiene una mayor claridad mental que yo me dijo: "Los que siempre están llamando a los demás fascistas sí que son fascistas". Esa frase yo la he tenido "en conserva" mucho tiempo. La he meditado, le he dado vueltas y vueltas y, por supuesto, la he sometido a la predecible prueba de la paradoja que invalida frases equivalentes, como "Prohibido prohibir".  Dejando de lado la lógica aplastante y la que no aplasta, desde la razón es posible admitir que efectivamente esa manía en señalar las faltas de los demás revela una debilidad dialéctica, ideológica y también moral. No creo que Lucía Etchebarria sea fascista, simplemente es que le falta mucho por aprender.

El desconcierto que me produce por ejemplo la adhesión incondicional de algunas personas hacia Wikileaks me ha recordado una frase del sabio Confucio: "El hombre excelente no se pone a favor ni en contra de nada en el mundo, sino que sigue lo que es justo". El protagonismo que ha adquirido Julian Paul Assange me confunde, la admiración que ha despertado me escama. Ayer, por cierto, Urban Word of the Day incorporó la voz emberrorist, resultado de fusionar las palabras terrorist y embarrasing, para referirse al punto fuerte de la organización que lidera Assange, crear situaciones embarazosas:
"A radical who employs the potential to embarass others as a political weapon. Contrary to terrorist who uses fear. Wikileaks and those involved with leaking inconsequential but potentially embarrassing communications are political emberrorists".

Hoy la propuesta de Urban Word of the Day había alcanzado 647 votos favorables y 1206 en contra, votos que se pueden incrementar fácilmente accionando fácilmente los botones que representan también fácilmente una mano con el pulgar hacia arriba y una mano con el pulgar hacia abajo.  Esas manitas también salen en Facebook (por defecto sólo hay la favorable) y en otras redes sociales.  Hasta la grabación de "Un bel dì vedremo" y un mix cantado por Maria Callas ha obtenido 109 votos desfavorables en Youtube en las gradas del circo, desde las cuales los leones se ven tan pequeños como gatitos. No sé si las manos condenan la interpretación, el vídeo (que no se ve muy bien al menos en mi ordenador), o qué. Pero veo que otros vídeos que son más fieles a las arias también han recibido votos negativos. È stranno!, como diría La Traviata. Y al mismo tiempo, qué fácil y energuménico apretar un botón donde descargar el desagrado o la frustración o vayan ustedes a saber qué otros afectos. Por Dios, ¿cómo se puede votar en contra de nada en donde esté la Callas?

Mario Vargas Llosa, a pesar de haber conquistado la cima de la gloria y la fama literaria, el Nobel, con todo y con eso no ha visto aprobadas sus afirmaciones sobre lo que ha hecho su esposa y prima por él. La sociedad sueca no puede aceptar una declaración tan diáfana de ¿machismo? De hecho en Suecia se erradicó desde el Parlamento el trato de "usted", excepto para el rey, en los años setenta, creo, y por lo tanto le deben tener una fe enorme a su modelo de sociedad y al intervencionismo de estado. Y sin embargo, esa molestia que se tomaron a favor del tuteo y la desaprobación por las palabras del discurso de Vargas es a mi entender algo pacata y políticamente gazmoña. Por lo demás, lo único que conozco del sueco y que me gusta es que es un idioma donde el silencio es importantísimo y, por supuesto, no se impone por ley.

El silencio está en el discurso de aceptación del Premio Nobel de Mario Vargas Llosa, pero lo está porque fue pronunciado y vivido. Posee aquella condición que tanto aprecio en los textos, la de que tiene más que ver con la palabra hablada y su fluencia que con la palabra escrita, que a veces sugiere una barrera tipográfica de letra muerta. Elijo de entre todo lo ancho y largo de su intervención el siguiente fragmento:


Podría elegir cualquier otro fragmento y hasta hacerlo per sortes virgiliae, al azar, porque todos ilustran bien el dominio del lenguaje, la claridad, la luminosidad del escritor., lo mucho que lleva vivido. Éste lo elijo hoy porque ilustra la sinrazón en la que andamos, ese deseo de usar las manitas para condenar o no el espectáculo, esa manía de usar apelativos con los que fijar como un martillo un clavo a nuestros semejantes, el uso de la Historia para fines políticos "cortoplacistas". Si aceptásemos el neobolivarismo ("neobol"), ya que hablábamos de Roma y el circo, podríamos condenar a Publio Cornelio Escipión a la vez que a Berlusconi y reclamar nuestro aceite, nuestro oro, nuestras muchachas.

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(*) "Azul, / la tarde está muy azul / y se me hace larga./ Me doy cuenta / de que no tengo remedio / sin ti / Y ahora / cogí el tren por los pelos / para ir, hacia ti, / Pero el tren de mis deseos / en mi pensamiento va al revés" (Letras de canciones)

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