ay temporadas en que la vida es como un esplendor en la yerba aunque uno esté sentado en una silla de escay recalentado, y hay temporadas que son como el paso del Sinaí. Un amigo mío que me llevaba unos 10 años por delante en todos los sentidos menos en uno que dilucidaré a continuación me lo dijo un día: "hay épocas buenas, hay épocas malas". Un día se murió (de esto hace más de diez años) y quiero pensar que aquello era en términos absolutos una época mala, porque ésa es otra, cuando uno se creo que está en una época mala y en realidad se trata de una época buena en comparación con lo que viene después.
Hoy me he puesto como una hidra venenosa o un casuario austral al que le han pisado sin contemplaciones, por "un quítame allá esas pajas". No, es broma, pero me parece mal que el TermCat, que es como si dijéramos un Santo Oficio de la Terminología Catalana ha sacado un Diccionari de sinologia que no se refiere a los chinos, como podría desprenderse de su título, sino que se refiere a las enfermedades mamarias, especialidad que en otras lenguas se conoce como Senología, Senology, Mastología, Senologia (it.) etcétera. Cualquiera dirá que no hay para tanto, pero es que a mí estas arbitrariedades de las autoridades lingüísticas me ponen como les digo. Cada cual tiene sus manías. Lo malo es que ya se están haciendo congresos de "sinologia i patologia mamària" y contrasentidos por el estilo, porque no se trata de una de esas chinoiséries que tanto nos gustan en este blog, sino de una actividad científica más en torno a las glándulas que tanto ocupan a ginecólogos y cirujanos plásticos y estéticos.
Empieza creo que hoy para los chinos, por cierto, el año nuevo del conejo, que al parecer es propicio para los negocios. Perdonen que me ría. Creo que es hoy porque no he visto ni un solo comercio chino abierto y porque he recibido una felicitación muy bonita del Instituto de Qi Gong de Barcelona. Una alegría. También ha sido una alegría, retomando el primer párrafo, ver en el sitemeter de este pobre blog que alguien había buscado "cual es la mejor cosa del mundo" y, claro, había ido a parar a mi post titulado "La mejor cosa del mundo". Me imagino la desilusión del que buscaba la mejor cosa del mundo y se encontró con lo que se encontró. Por eso, y por otras razones, sigo yendo al Servicio Estación (almacén de Barcelona especializado en el bricolaje), para encontrar lo que no buscaba, cosa que también causa la mayor alegría. Así que por una vez he sido gratificada como bloguera donde otro u otra encontró algo seguramente decepcionante. Pero quiero hacer constar que yo escribo para que la gente encuentre lo que aún no ha sido dicho, parafraseando un poco (muy poco) a Rainer Maria Rilke. Si no, no escribiría. Luego esa aspiración me parece ridícula, pero yo sigo.
En otro orden de cosas, mi Pleiospilos nelii está a puntito de florecer. Pueden ver su estado esta mañana en mi Picasa, aquí. El que no se conforma es porque no quiere.
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