7.2.11

El más aquí

ntes de venirme aquí le he echado un vistazo al Google Reader y veo que Superehore ha posteado algo que muy bien puede ser sobre la misma película a la que yo iba a referirme hoy, "Más allá de la vida" (Clint Eastwood, 2010). Pienso leer el post sólo después de haber escrito el mío y no he mirado ninguna crítica ni sinopsis ni nada.
En inglés la película se ha distribuido como "Hereafter" y el nombre no es menos sugerente de lo que lo es en español, por no decir equivalente. Da la casualidad de que precisamente ayer -y no hay que perder de vista que aunque pensaba ver la película por la tarde no había leído nada sobre ella y además sólo conocía el título-, precisamente ayer, estuve por el cementerio donde están los restos de mis muertos por la parte paterna que ya son ocho sin mal no recuerdo. Ayer hizo un día muy soleado y apacible y me acerqué a las tumbas de los judíos que aún no he conseguido aclarar porqué son de fallecidos los años 1957, 1958 y 1973.  Allí  cerca hablaban dos viudas. Me pidieron un bolígrafo para apuntar la una el teléfono de la otra, para llamarle y decirle a qué hora podía ver en Telecinco el programa de Anne Germain, el de la vidente que se comunica con los difuntos. Como me preguntaron qué me parecía a mí les dije que yo creía que a los muertos hay que dejarlos tranquilos. Pero pronto me di cuenta de que aunque yo no he tenido nunca la necesidad de hablar con ningún muerto, hay personas que sí. Y que les produce bastante sufrimiento la incomunicación que hay entre el más allá y el más aquí. En gran parte me doy cuenta que esa necesidad también depende de la manera en que las personas que nos dejan lo hacen. Si es un traspaso anunciado, parece que tiene uno tiempo de despedirse.
Además de la videncia, que es cuestionada por los racionalistas y que, como todo, está llena de impostores que la desacreditan, la otra fuente de "información" que tenemos sobre la muerte son las ECM o experiencias cercanas a la muerte, calco exacto de NDE (near-death experiences), no menos cuestionadas. Aunque tengo certezas tanto de la videncia como de la experiencia, prefiero dejarlas aparte y remitirme a la última -esperamos que no- película de Eastwood.
Curiosamente la película no solo recuerda mucho a la trilogía de Krzysztof Kieślowski, de la cual aquí se ha hablado unas pocas veces y en especial de "Rojo"(1994), la última, que representa, como el color de la bandera francesa, la fraternidad. Clint Eastwood le rinde su homenaje no solo cruzando las historias de tres personajes sino en la especie de publivía en donde la tercera en concordia se ve en la calle.
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Cartel en "Rouge" ( Krzysztof Kieślowski, 1994)
Lo que pasa es que el enorme cartel publicitario de Irène Jacob se re-produce al final de la película "Rouge" cuando es rescatada de un naufragio en el Canal de la Mancha. Se re-produce en la "realidad". Por el contrario el cartel en el que vemos a la periodista de "Más allá de la vida", le devuelve la imagen de cuando ella aún no había pasado por el trance de una ECM.
Este tributo a Krzysztof Kieślowski no es baladí, puesto que también la trilogía del polaco es una reflexión profunda y hasta intemporal sobre los grandes temas de la humanidad. Y es por eso por lo que la única respuesta que Clint Eastwood presenta para la muerte es el amor. Nada nuevo, se dirá. Así es. Es que los griegos ya lo dijeron prácticamente todo. No hay más.

George y Frankie McLaren

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