2.2.11

Usos y costumbres de principios del siglo XXI y punto

"¡Cuanto escribió  en su vida don Melchor Macanaz! Cartas y más cartas
a ministros en candelero, a purpurados romanos,
a amigos perdidos, a confesores del rey y de la reina, a
hermanos y sobrinos que dejó en la provincia o en Madrid, cartas farragosas y justificatorias desde distintos tiempos y países, recalcando
las raones que le habían asistido para obrar de una determinada manera,
echando mano de todas sus triquiñuelas de jurista para abogar por una
causa que, desaparecido él de la escena política, amenazaba con naufragar
en el olvido."
Carmen Martín Gaite, En busca de un interlocutor y otras búsquedas






al vez el reenviado más ¿absurdo? que he recibido nunca fue en diciembre, de parte de una coordinadora de mi trabajo. Me felicitaba el año 2010 (!) y acompañaba el mensaje de una presentación PowerPoint. En la línea de asunto se leía "RV" por si había alguna duda, que no la había. Bueno, a decir verdad siempre podíamos beneficiar todo ello con la duda de si nos estaba deseando que lo que quedaba del año pasado fuera inmejorable, cosa que había dejado para el final para estar casi totalmente segura de que éramos merecedores de tamaño deseo.

Para estar al corriente no me queda más tutía que estar en Twitter y "seguir" un montón de cuentas, cosa que compagino con el Google Reader como agregador de noticias y aquí paz y después gloria. Como ya dije hace unas semanas, al poco tiempo de seguir algún canal es fácil apreciar si demasiado de lo que se tuitea o postea es retuiteamiento o reposteamiento. Ésto, ver en el escritorio de una el mismo tuit o tweet retuiteado ocho mil veces advierte de una práctica perniciosa. Lo de usar el twitter para decir cada mañana "Buenos días" (#buenosdias) es también una mala práctica.  Como tengo infinita paciencia para el sufrimiento pero ninguna para las tonterías y la mala educación, suelo eliminar sin ninguna contemplación los "followers" que me hinchan el twitter con peloteces. Y eso que mi número de seguidores es irrisorio. No tengo dos millones de seguidores como Barak Obama ni los tendré ni los podría corresponder or otra parte.

Así es que de la misma manera que en Youtube hay concursos de pedos que no tienen el menor interés, aunque pudieran tenerlo, en el Twitter, etcétera, hay que cuidarse ser acribillados y como siempre, con el ejemplo, mostrar una conducta de moderación en todos los sentidos: unos 10 tweets a la semana, de los cuales habrá una distribución bien sopesada de participación original, difusión, debate y respuesta. El formato microbloguero da para eso y  para más, y con los acortadores de enlaces en 140 caracteres podemos meter hasta una tesis doctoral en verso alejandrino.

Sobre los blogs le oí decir una vez a un argentino que colaboraba en Onda Cero y cuyo nombre desconozco (¿Hernán Casciari?), que eran como una mascota. Que los había que alimentar, sacar a pasear y todo lo demás. La metáfora es óptima para ilustrar el apego que inspiran, pero me faltaba algo. Hoy he leído en un documento que está en la red, muy bien presentado y trabajado pero que no está datado en lugar alguno, La blogosfera hispana, algo muy sugerente:
"El blog es ante todo un espacio personal, un medio para la expresión de su autor (Huffaker, 2004), que lo experimenta como un "espacio protegido" (Gumbrecht, 2004) porque controla la interacción que se desarrollan [sic] en él. Más aún, no es sólo que el autor tenga el control sobre el espacio en el que escribe, sino que ese espacio es una representación de la identidad creada por su autor (Goffman, 1959), de la misma forma que una página web personal representa la identidad de su creador (Chandler, s/f)".
Digo "sugerente" por varias razones: 1) Porque sí que son importantes las fechas para situar una información o una afirmación, como se descuelga del texto aunque no esté datado; 2) Porque respecto a lo que se dice en sí, me hacen pensar  entre otras cosas en algo que invocaba días atrás para referirme a este pobre blog: un salón en el estilo dieciochesco. 

Como es natural yo no me considero la Marquise de Pompadour ni mucho menos, aunque podría decir con ella "Après nous, le déluge" y también cargada de razón. No, pero alguna vez he querido retomar la idea de un espacio donde la gente es recibida y cuidada por un anfitrión más o menos visible y donde se crea un ambiente determinado que sólo de vez en cuando pone a prueba algún comentario fuera de tono o inoportuno que acaba por reforzar la estructura más inerte de la página.


-Ayer Jim me tuiteó "Te quiero”
-Qué mono
-Era un retuit.

También procede, creo, de la época dieciochesca la costumbre de escribir dedicatorias o poemas en los abanicos o en álbumes al uso. Lo de los álbumes con recortes precede a mi entender a la afición por los scrapbooks que hasta donde yo sé aquí en España tuvo una única escritora rendida,  Carmen Martín Gaite. Tal vez los álbumes de recortes proceden a su vez de los herbarios que se empezaron a hacer cuando el mundo se ensanchó más allá de la vieja Europa y las no menos viejas Asia y África, en los siglos XV y XVI. Digo todo esto, aunque sin saber muy bien adonde voy a parar, porque tal vez la idea de que este blog-álbum sea un herbario o scrapbook con dedicatorias está más en mi ánimo y en mis posibilidades que la del salón. También pienso que he estado de visita en algún blog que parecía congregar un grupo ante un autocar a punto de salir de excursión, con aquel compadreo y aquella alegría expectante y aquel revoloteo de mariposas en el estómago tan prometedor. Pero otras veces, ese espacio "personal" al que se refiere Adolfo Estalella en el libro mencionado, recuerda (siguiendo con la locomoción) a los conductores en su coche cuando parecen energuménicamente ocupar todo el chasis con su ego desbordado y gritan aquello de "¡Desgraciado! Me cago en tu p. madre. ¿Es que no has visto el intermitente? ¡Mamón de mierda, que te den!"

El título de hoy, buscadamente libresco, es mi modesto homenaje a Carmiña Martín Gaite, que descansa en paz.

Nota: La letra capital corresponde al La Vie de Notre-Seigneur Jésus-Christ y a James Tissot (1836-1902)


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