6.3.11

En el mismo espacio

Οικίας περιβάλλον, κέντρων, συνοικίας
που βλέπω κι όπου περπατώ· χρόνια και χρόνια.

Σε δημιούργησα μες σε χαρά και μες σε λύπες:
με τόσα περιστατικά, με τόσα πράγματα.

Κ’ αισθηματοποιήθηκες ολόκληρο, για μένα.
Kωνσταντίνος Kαβάφης, Στον ίδιο χώρο
(*)

El quinto verso, para los que no sabemos griego vendría a ser algo así como "tú te has transmutado enteramente en emoción para mí" y viene a expresar la total identidad de Kavafis con Alejandría, la ciudad de la que apenas se movió más que para vivir una temporada en Liverpool y otra en Estambul. Alejandría también fue una ciudad querida para Terenci Moix y para Lawrence Durrell. El escritor inglés (inglés nacido en la India) abre su Cuarteto de Alejandría con aquello de todo parecido con la realidad, etc. Se lee: "Los personajes de esta novela, la primera de la serie, así como el narrador, son ficticios y nada tienen que ver con ninguna persona viviente. Solo la ciudad es real". Yo diría que esa afirmación ("Solo la ciudad es real") es un homenaje a Kavafis y, como todo  verdadero homenaje de un escritor a otro escritor, pone su aportación.

Si alguna cosa buena tendría la nueva ley antitabaco que empezó su vigencia con el año es que estuve esperando con ilusión ver qué quedaba del ingenio español y de hacer de la necesidad virtud y  todo aquello. Lo que más me ha interesado, ya que no soy fumadora, no es como se responde al intervencionismo del Estado en la cuestión de la prohibición pura y dura, sino cómo se han adaptado los bares, las cafeterías, etcétera. La verdad es que estoy casi decepcionada. Los propietarios de las cafeterías se han limitado a acomodarles a los fumadores una  poyata o barra plegable con un cenicero pesado, o bien alguna mesa accesoria en la mismísima puerta, pero ya está. Las cadenas y las cafeterías con más recursos han puesto estufas en las terrazas o han bordeado los límites mal trazados de la ley para aferrarse a los toldos y otros cerramientos que lo son pero no demasiado, no hasta el punto de que puedan impedir que se fume legalmente.

Así es que a veces hay que buscar sensaciones nuevas y estimulantes en otros mundos, en otras ciudades. Luego, esas vivencias nos permiten regresar con otros ojos a la realidad que nos pertenece o a la que pertenecemos. Así es que, por mucho que les cueste de creer, les aseguro que hay un lugar en el mundo, cuyo nombre prefiero no revelar por discreción, en donde los profesionales no se respetan entre sí. Como se lo digo. Por ejemplo, el pulidor de suelos echa unos chorros de líquido abrillantador a toda presión sobre los suelos para luego pasar la pulidora, pero lo hace sin cuidado y salpica el barniz de las puertas. El barnizador tropieza con las paredes, los pintores no tienen cuidado con el suelo y así pasa con todo, hasta en círculos viciosos donde intervienen muchos más profesiones u oficios. Por extraño que pueda parecer, en esa ciudad los diversos profesionales no se respetan entre sí.

Por si esto fuera poco, esa ciudad es un lugar donde poca gente hace lo que en pura teoría tiene que hacer, tal y como aconsejaba aquel adagio latino, age quod agis ("haz lo que haces"). Esto ocurre incluso con el ocio. Por ejemplo, si la gente se apunta a una coral, en los tres primeros encuentros para ensayar es casi seguro que cantará. Pero en cuanto se establece la... ¿confianza? los ensayos se retrasan unos minutos por la cháchara, se hacen meriendas, salidas, etc.  y si alguien muestra impaciencia es desaprobada su actitud como una pesadez y un signo de rigidez incomportable. Lo mismo pasa con las tertulias de cine y con todo lo que se les ocurra. Lo de menos es el cine. Así que, para acabar con esta explicación, si alguien quiere aprender a bailar sirtaki o sardana o tango no sé qué tiene que hacer, porque contra todo lo que dictaría el sentido común, lo último que parece que debería hacer es apuntarse -respectivamente- a una escuela de sirtaki, sardana o tango.

Por suerte, estas vivencias viajeras se quedan en la pura anécdota en cuanto regresamos cada cual al lugar al que pertenece y hasta son divertidas cuando se explican en una larga sobremesa, o por ahí.
*


(*) Ambiance de la maison, des cafés, de quartier que j’ai sous les yeux, et que je fréquente à longuer d’année, je t’ai crée de ma joie et de mes peines, grâce à tant d’incidents et des circonstances, et maintenant, tout entière, tu t’es pour moi chargée de sens (Konstantinos Kavafis, "Au même endroit", trad. de Marguerite Yourcenar);  Voltant de casa, de centres, de barri, | que miro i per on giro i rodo; anys i anys. || Us he creat en mig d’alegria i en mig de penes; | amb tantes circumstàncies, amb tantes, tantes coses. || I t’has tornat sensació tot plegat, per a mi. (Konstantinos Kavakis, "Dins el mateix espai", trad. de Carles Riba)

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