21.9.11

Ojo agua Mas


teinberg otra vez. Se dirá que como dibujante no era impactante, pero tiene mucha gracia. En los dos sentidos de la palabra gracia. La lámina de hoy me ha recordado que el apelativo "salami", más allá del embutido, remite que yo sepa al menos a dos acepciones: una, al delito informático por el cual alguien que va sisando pequeñas cantidades al redondeo las ingresa imperceptiblemente en una cuenta propia que se engrosa; otra, la del autor de publicaciones científicas que de un artículo hace cuatro, de manera que consigue un currículum o productividad más extensa desde una sola investigación inflando un supuesto hallazgo u observación para poder aparecer más en las bases de datos bibliográficas. 
Aquí tengo claro lo de la LPU o mínima unidad de publicación y no se me escapa que los tres últimos posts esencialmente tocaban el mismo tema aunque lo acometían desde puntos diferentes, como si este álbum fuera un lugar de merodeo, que lo es. Y de emboscamiento, que también lo es. Sin quererlo o de la manera más ingenua, y con las debidas distancias y las más odiosas comparaciones, llegué en mi merodeo a lo que llegó Eisenstein, el cineasta, en el montaje de "El acorazado Potemkim" (1925):
Al parecer la escena de la escalera de la matanza de Odessa, es técnicamente hablando del tipo de montaje llamado rítmico (por oposición al montaje métrico, basado en la longitud de los fragmentos, y al montaje tonal, basado en tensiones cromáticas). Es decir, para el montaje de las tomas Eisenstein (*) hizo que el ritmo de los pies de los soldados al descender la escalera fuera a un ritmo diferente del de los cortes, y parece por eso engranado en el del cochecito del bebé que se precipita trágicamente peldaños abajo. Leemos en la Wikipedia que Eisenstein derivó “sus teorías sobre el montaje del estudio de los ideogramas japoneses, en los que dos nociones yuxtapuestas conforman una tercera, como por ejemplo: ojo + agua = llanto; puerta + oreja = escuchar; boca + perro = ladrar”. Para Eisenstein, como para mí en mi pobre blog, el montaje es: «Una idea que surge de la colisión dialéctica entre otras dos, independientes la una de la otra».
(*) Se diría que el propio Eisenstein aparece en la película “interpretando” la mujer cuyo hijo es herido, pero no estoy totalmente segura. Josefina Darriba me dice que sí. Una de los homenajes de la escalera de Eisenstein se encuentra en una escena de “Los intocables de Eliott Ness” (Brian de Palma, 1987) (Uno y uno son tres)

Además, esta especie de colisión dialéctica -llamésmole así por llamarlo de alguna manera- me gusta porque pretendo inmunizarme contra el pensamiento basado en argumentos antitéticos: ojo o agua, o puerta o oreja.
Dibujo de Saul Steinberg
"Colisión dialéctica" para mí más bien es la de ayer de Artur Mas, nuestro presidente con aspecto de madelman, el indesinflable honorable Mas. No hace ni veinte días que estaba diciendo que Cataluña no solo iba a salir pronto del déficit en que la había hundido el Tripartit sino que además estaría  tan boyante como para estar en condiciones de comprar deuda. Ayer ya estaba ofreciendo más bonos patrióticos para salvar la propia. Vaya.

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