22.11.11

Epistola ad Sergium Heroem




“No, dejad que aprovechemos así esta ocasión que
tenemos de poder hablarnos dulcemente sin vernos”.
Edmond Rostand, Cyrano de Bergerac

omo la pobre ninfa Eco, que fue condenada a no poder repetir más que las últimas palabras de las frases de los demás, pienso en cuantas veces nosotros nos vemos relegados a tener que aclarar, desmentir, puntualizar, lo que sea que se te ocurra, querido Sergio, como si le interesara a alguien que fijemos en una versión prístina nuestro modo de ver las cosas. Y de oírlas, claro. Y no sé que es peor, si la maldición que calló sobre Eco y que aún gravita sobre muchas ninfas y sátiros o aquella en la que nos podemos enzarzar cada dos por tres (seis) si no nos mantenemos a salvo de discusiones bizantinas y porfías varias. ¿Será el interés que despiertan nuestros razonamientos directamente proporcional al que nos despiertan los de los demás y los de los otros?
El sábado por la mañana pude oír una entrevista que le hacían en Onda Cero a Mònica Aguilera, entrevista de la que es ahora cuando no tengo ninguna duda de que era grabada. Y es que ella estaba participando o a punto de participar en la Everest Trail Race, 160 kilómetros de autosuficiencia cubriendo desniveles de más de 20.000 metros. Mònica Aguilera ha cubierto el recorrido en 26h 49' 48'', a lo que hay que añadir que llevando a cuestas muy pocos alimentos. Aquí se podría acabar el post, porque decir otra cosa sería eclipsar esa proeza. Pero lo que yo quisiera señalar no es la gesta sino una trayectoria sin la cual no se entendería esa marca. Y que, tal y como le oí decir el sábado, no tiene entrenador ni entrenadora ni nada que se le parezca. Ha estudiado Ciencias de la Educación Física y el Deporte y ha participado en tantos raids como supongo que le habrán surgido. Además de ser indudablemente una mujer fuerte es una mujer tranquila y su explicación de porqué no tuvo nunca entrenador se ajustaba -guardando las debidas distancias (porque yo el Everest ese lo haría ni en el cuadruple de su tiempo)- a mi propia naturaleza. A veces un entrenador, o un profesor, o un maestro (!) es un lastre pesado, otras no, solo es un pesado.
Pienso en Aristóteles, que fue alumno de Platón, el cual de siempre -sin que pueda darte no ya una razón convincente sino siquiera una razón- me cayó más que mal. Y sin embargo Aristóteles no, tal vez porque es el padre de la Lógica y la Biología. Tal vez porque en lo visceral no me resulte un baboso. Perdona que me sincere. Y yendo a tientas como voy, sin maestro ni entrenador ni coacher ni nada de nada, observo que muchas veces cuando algún filósofo o pensador me saca de quicio es indefectiblemente platonista o casi. Aristóteles, que también es un modelo de método, lo primero o lo segundo que hizo cuando dejó de ser alumno de Platón fue señalar sus disensiones. Y después, por seguir explicándolo de forma simplona, se fue de maestro de Alejandro Magno.
En la nebulosa de todo ese corpus de maestrillos y librillos está la última ola de que algo tiene un significado u otro según quien lo diga. No me refiero a los pronombres personales, que como muy bien apuntó su máximo poeta, Pedro Salinas, significan una cosa y su opuesta según quien los nombre. Así, "yo" es "", "oh tú" y en el peor de los casos "eh, tú". En la nebulosa asfixiante que ha propiciado el empozoñamiento de la ingeniería social que nos domina, ya hay gente que oye o lee la frase "Vargas Llosa" y tiene taquicardias, hiperventilación, síncopes, o se le inflan las carótidas ostensiblemente. Diga lo que diga según quién para según quién puede ser aborrecible; no entrar siquiera en su consideración y producirle un rechazo incondicional y paroxístico. Como el mío con Platón no, porque ese me lo inspiran -como vengo de decirte- hasta los textos que a posteriori sé que son neoplatónicos. Pero, antes de ir por derroteros que no nos llevarían a ningún lado ni salvando desniveles de más de 20.000 metros, ¿verdaderamente estamos preparados para aceptar la realidad y estudiarla o representarla si ya partimos de estos remilgos, manías y desdenes? Y no digamos cuando nos escudamos en nuestra coherencia o la invocamos como fundamento.
De la Filosofía siempre me interesó solo la Lógica y un poco la Moral y la Ética, pero entre que todo lo demás (y en especial la Metafísica) me la trae al pairo o, mejor aún, al fresco, no tanto por mantener un tono moderado como porque no sé exactamente si estar al pairo es lo mío. Encima en griego tengo bastante peor letra que en el alfabeto latino, donde excelo, si me disculpas la inmodestia, cosa que aunque te parezca una frivolidad tiene su importancia. ¿Por dónde iba? Ah, sí, ¡la Lógica! Pues lo que también me gusta del Derecho es la legislación y la jerarquía legislativa, el hecho de que no solo las leyes estén armonizadas, sino de que hayan unas leyes "supremas", como por ejemplo aquella de que "los españoles somos iguales ante la ley". Y esta especie de supremacía de unas nociones sobre otras también se verifica como sabes en los Diez Mandamientos y en los diez yamas y niyamas yóguicos, donde el primer yama, ahimsa, la "no-violencia", prevalece sobre todos los demás. Esto, desde el punto de vista meramente funcional es muy práctico porque en caso de que se produzca conflicto o duda en la interpretación de un caso, siempre será determinante el principio supremo. En el caso del catolicismo es "amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo" y, en el caso de la ciencia yóguica, siempre obrar en la no-violencia.
Hace unos días me enfrenté a alguien que se empecinó en que tenía que mantener su palabra a toda costa y esto aunque su palabra estaba equivocada, por decirlo de una forma muy resumida y considerada. Mantener la palabra dada es un principio virtuoso del que casi nadie dudará ni recelará, pero si ese compromiso no es honorable creo que hay que romperlo o cuando menos cuestionarlo y recapacitar. Así que muchas veces la llamada "coherencia" se asienta en un error o en un horror y vale la pena revisar las cuentas, incluso cuando salen. Cualquier contable sabe que si las cuentas salen bien puede ser que sea porque están efectivamente bien pero también porque están mal. Por lo demás, no olvidemos que hasta Xavier Cugat decía que nadie era tan legal y tan fiable como la Mafia a la hora de pagar. Y también sabemos de asesinos que son muy coherentes. Coherentísimos. Por lo tanto, a pesar de que con la edad lo que nos hacemos es rígidos o blandos (esto es amojamados o ajamonados, que no líquidos) pero nunca dúctiles, deberíamos aspirar a la flexibilidad. Estoy segura de que Mònica Aguilera es fuerte porque es flexible.
Y como dirían los clásicos, si vales bene est, ego valeo ("si estás bien, bien está, yo lo estoy").


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