25.12.11

El humor es una cosa muy seria


A Isabel S.T. en su reciente maternidad

a no hago belén. Aunque hace años que dejé suelta la gallina, que me costó 800 pesetas en la Fira de Santa Llúcia, y tengo al ángel Gabriel en el dormitorio. Pero la tradición del pesebre tiene a mi entender mucha gracia y si se le dedica algo de tiempo y atención recrea el misterio de la Natividad. San Francisco de Asís parece que fue el primero que montó un pesebre, en Greccio, y lo hizo con un buey y una mula vivientes y cuando llegó el momento añadió una figura con el Niño Jesús. Desde esta abstracción inicial que enraiza con las profecías de Isaías, hemos llegado al nacimiento napolitano clásico y, como es fácil de adivinar, a todo tipo de representaciones y dioramas. A veces hay figuras de distintas proporciones, a San José suele no aguantársele la vara aún no florida, y se suele acudir a la ilusión de que todo está pasando a la vez y queda como congelado: la adoración de los Reyes y la de los pastores, la lavandera que lava pañales y los tiende en el romero. Lo propio es no poner la figura de Jesús hasta la Nochebuena, pero casi nadie se espera.
La presencia de los animales es tan patente en los belenes que me atrevo a decir que no se había congregado tal número de especies desde lo del Arca de Noé, que ya es, y que tal vez no volverá a congregarse puesto que las bestias que aparecen en el Apocalipsis son de otra naturaleza. Por cierto, el texto que recoge la Wikipedia en español transcribiendo uno de nuestros villancicos más antiguos dice: "Riu, riu, chiu | la guarda ribera | Dios guardó el lobo | de nuestra cordera" cuando en realidad y, como se esperaría y vemos en la Wikipedia en inglés, es  "Dios guardó del lobo a nuestra cordera". La verdad es que el cancionero de Uppsala, que es donde se encuentra la versión más antigua del villancico, es la primera, ininteligible.
Un año nos trajo de Zimbabue una japonesa un belén. No nos atasquemos en el planteamiento inicial, no le demos más vueltas ni explicaciones, y digamos simplemente que la japonesa lo compró sin conocer el misterio de la Navidad. De manera que cuando fuimos desembalando el contenido de la caja donde lo trajo empezaron a aparecer pastores y más pastores y venga pastores. Muchas ovejas, bueyes también. Yo ya empezaba a preocuparme cuando apareció el Niño con su cunita entre pajas. Lo que no había era una figura de San José y si bien es cierto que un pastor puede hacer de otro pastor, lo que no puede hacer es de San José. No fue nada difícil explicarle a la japonesa en qué consistía la escena, aunque el hecho de que no estuvieran los Reyes con sus camellos reducía notablemente la representación y la historia. Se diría que lejos de tomar a la Sagrada Familia como ejemplo de conducta a seguir, es la Sagrada Familia la que se ha ido adaptando -en los pesebres, claro está- a nuestras tendencias. De hecho, lo propio es que ahora la Virgen abortara o que acudiera a cualquier otra de las formas de anticoncepción que existen. Y eso que, no se crean, una gran parte de las mujeres que ahora interrumpen sus embarazos son señoras de 30 años para arriba y "reincidentes". También podría decirse algo de la reproducción asistida para referirnos a algunos pastorcillos o al propio San José, del cual soy devota. Pero la broma por lo menos a mí no me iba a gustar. Y, coincidiendo otra vez con Winston Churchill,  diría aquello de que las bromas son algo muy serio.
Dejando de lado que las interrupciones de los embarazos y la reproducción se han convertido en un negocio como otro cualquiera, como lo puede ser la implantación de prótesis mamarias o la elaboración de chorizos, espero y deseo que esa ley de interrupción del embarazo o algo así que sancionó el Rey este año horrible sea derogada. Por horrenda.
El otro día Turquía rompió relaciones diplomáticas con Francia a causa de que la Asamblea Nacional ha aprobado un proyecto de ley por el cual se prohíbe negar el genocidio armenio. Ya se sabe que todos los genocidios son negados. Hasta se diría que una de las condiciones características de los genocidios es que son negados y, aunque parezca absurdo podríamos incluso afirmar que si un genocidio no es negado no es un genocidio verdadero. Pero no. Muchas personas comparan el genocidio de nazis y comunistas al aborto. Yo prefiero no hacerlo, aunque las cifras sean en todos los casos espeluznantes. Si acaso solo rescataría la noción de cómo nuestros sentidos y nuestra razón se van haciendo a todo.
M. Rajoy se comprometió hace menos de un año a que, si ganaba las elecciones, derogaría la llamada eufemísticamente ley de salud sexual y reproductiva y de interrupción del embarazo. Espero y deseo que así sea. Contra otra ley que se comprometió a reformar, o contra su espíritu, salió ayer antes del tradicional discurso del Rey un anuncio muy bueno, buenísimo, de Campofrío. Y es de Alex de la Iglesia. Pues eso: "Que nada nos quite nuestra manera de disfrutar de la vida". Feliz Navidad.

Post registrado en SafeCreative #1112250804785 2022: 2212162883492