28.1.12

Gong Xi Fa Ca (dragón de agua)


n mandarín se desea feliz año nuevo diciendo algo así como Gong Xi Fa Ca, que viene siendo algo así como "Te deseo prosperidad". Estaba hoy muy ilusionada con un desfile de dragones catalanes y chinos que íbamos a tener en Barcelona a las 12, bajando por las Ramblas, supongo que desde la Virreina. Pero justo a las 10:20 se ha puesto a llover a cántaros, cosa que me ha disuadido siquiera de intentar acercarme. Y eso porque los dragones barceloneses (no los casi 400 que hay diseminados por toda la ciudad) no están para remojones. No sé si pensaban o piensan sacar el del Seguici Popular (Séquito Popular) que se saca en Corpus por lo menos desde la primera parte del siglo XV, y cuya copia actual de 3 metros es de 1987. Si lo que estaba programado era un desfile se supone que también o al menos saldrían los de los Correfocs y los Bailes de Diablos, también provinientes de la Baja Edad Media.
Estaba ilusionada, ya digo, pero pienso que con un poco de suerte se pospone el desfile a mañana y los magníficos dragones chinos de papel podrán salir sin temor a la pólvora de los nuestros ni a la lluvia inclemente que tanto se hizo esperar. Los dragones son bestias mitológicas que se dirá que están prácticamente en todas las civilizaciones. Jorge Luis Borges y Joan Amades les dedicaron buena parte en sus bestiarios imaginarios. Y yo ya tengo dicho que de la tríada de San Jorge (princesa, héroe y dragón), el que siempre me ha interesado más ha sido el dragón y luego si acaso el caballo. Tengo afinidad con los dos animales, ya que nos ponemos astrológicos, porque el dragón es un ser en que se dirimen agua y fuego, mis elementos (ya que nací entre Cáncer y Leo), y porque mi ascendiente es Sagitario (mitad hombre, mitad caballo). Pero esto es un lío, porque de acuerdo con el horroróscopo chino servidora es buey de metal yin. Tengo una amiga que es caballo de fuego yang y nadie le conoce un temperamento explosivo ni nada que se le parezca.
Por lo tanto me he tenido que conformar con algo que no es poca cosa y que aparece muy bien documentado en un blog que descubrí ayer, Arte y sentidos. Se explica como en la Semana Grande de San Sebastián del año 1904, el 24 de julio, en la plaza del Chofre, se enfrentaron el toro sevillano Hurón y el tigre bengalí César. La faena acabó tan mal como se puede imaginar. De todas las cosas que me resultan inexplicables de aquella tarde, la que me intriga más es cómo se les ocurrió enfrentar dos bichos de dos especies diferentes y seguramente de fuerzas muy desiguales. A no ser que consideremos una lid como aquello de piedra, papel y tijera, y pensemos que aunque el papel no le puede a la tijera si le puede a la piedra precisamente porque cada cual tiene sus propiedades. 
Había oído hablar de peleas de gallos o de perros, pero nunca de peleas entre animales de diferentes especies, hasta que supe de César y Hurón. Ahora ya he visto en un vídeo que está en internet como un puma aplana a un oso, un toro deja para el arrastre a un león, un tigre reduce a un cocodrilo, una cabra desmarca a un perro, un damán amedrenta a un cercopiteco gordo. El cocodrilo tiene todas las de ganar con una anaconda, a quien deja como un trapo. En otra página hay hasta 20 enfrentamientos, alguno de ellos incluido en el vídeo antedicho. Pero a César y a Hurón los opusieron los de la Semana Grande, mientras que los otros animales del clip quiero pensar que se enfrentaron de manera fortuita o incluso por mera supervivencia y por la llamada ley de la selva, que comparado con la de Murphy y hasta la que invoca Baltasar Garzón, es una delicia.
Lo dicho, ¡Gong Xi Fa Ca!


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