1.1.12

La diferencia



reo que no hay en internet muchas imágenes interesantes de la señalización de los aseos de bares y restaurantes, habida cuenta que muchos lo merecerían. La de hoy no está mal, aunque no se ve muy bien y faltaría la de los discapacitados. Me contaron que en un congreso de veterinarios habían puesto unos rótulos muy bonitos que representaban jeroglíficamente en la puerta del aseo de las mujeres un Troglodytes Troglodytes ("chochín") y en la de los hombres una Gallinula Chloropus o polla de agua. Como es natural, aquellas personas que no tenían unos conocimientos de ornitología básicos se podían desenvolver por otro tipo de señales, pero está claro que el mensaje iba destinado a los congresistas. A veces los letreros son un poco esotéricos y no sabe una qué pensar, pero por lo general se recurre a un sistema de referencias que cualquiera puede entender o al menos reconocer, como cuando se viste a los bebés de rosa o azul cielo según se quiera indicar que es una niña o un niño. Pero pienso que más allá de estos sistemas de signos convencionales y de los tópicos, tan socorridos en los chistes machistas, mamachichistas y también en los feministas, no se puede afirmar mucho más allá sobre qué es lo que nos distingue a las mujeres de los hombres. 
Por ejemplo, cuando se habla de una tendencia femenina más "neuroticista" [sic], tengo mis dudas porque estoy recordando infinidad de ocasiones en que hay hombres que se ponen ansiosos o histéricos (palabra cuyo étimo es útero) o se enfadan como hidras venenosas o basiliscos sin hacer el rídiculo en la medida en la que lo hacen las mujeres. En esa dirección también conozco unos cuantos hombres que hablan por los codos, cuando se suele decir que la verborragia y la cháchara es una cosa más propia de las mujeres. Y para acabar, pero sin pretender agotar el tema, estoy harta de oír a hombres que ríen como si estuvieran en la fase de ovulación y manifestando una cierta disponibilidad para el flirteo o al menos el agasajo. Ya hemos señalado por aquí alguna vez que lo más parecido al estereotipo de "mujer-mujer" por el que apelaba Jose María Aznar siempre acaba siendo el estereotipo de travesti estereotípico. Lo que le pasó a Paco Martínez Soria con Bibi Andersen, que se sintió llamado por su sex-appeal, ha pasado infinidad de veces y lo único que viene a demostrar es que la carne es débil.
Mi padre, que no usaba nada de color azul marino porque decía que era de mujer (?) y nunca dio lugar a dudas sobre su sexo, aunque no olía como un retrosexual, a tigre, se hizo una vez un DNI que cuando se lo entregaron llevaba la foto de una señora con su pelo crepado y teñido de rubio claro ceniza dorado. Cuando de cuerpo presente se lo llevaron de la sala de velar me dijeron "nos llevamos a la señora", cosa que pienso que le hubiera hecho gracia a pesar de que como digo todo lo que tenía era de hombre. De hombre-hombre habría que decirle a José María Aznar, puesto que lo mismo que hay hombres que quieren mujeres-mujeres, hay mujeres que les gustan los hombres-hombres.
El artículo de la Wikipedia que he enlazado con toda la intención en la palabra "neuroticista" antedicha representa un gran esfuerzo de abstracción y recapitulación, aunque no sabemos si sirve para algo o si no hace más que fijar tópicos y merodear los lugares más socorridos de las antropología de tres al cuarto. Aunque cuando leo cualquier texto siempre encuentro puntos en los que coincido, por flojo que sea, cuando leo cualquier texto sobre la diferencia entre los géneros suelo estar siempre en desacuerdo con la mayor parte o todo cuanto se explica o asevera. Cuanto más se persigue una generalización peor. Y sin embargo no tengo una opinión hecha, a no ser cuando se desciende a casos muy concretos, ni siento la necesidad de tenerla. Todo lo más que estoy dispuesta es a decir como los franceses "Vive la différence!", o "para gustos los colores".


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