25.5.12

De tal palo

uando mi madre emigró a Barcelona le sorprendieron entre otras cosas las puertas metálicas de las tiendas y las chichoneras. Las chichoneras de paja de centeno o gorres de cop ya estaban en desuso cuando yo empecé a tener conocimiento, pero se siguen haciendo en Bellvei (Tarragona):
"La Gorra de Cop, singular chichonera hecha con paja de centeno anudada mediante hilos encerados, fabricada durante dos siglos únicamente en Bellvei (Tarragona). Fabricación por encargo.
Se trata de una protección para la cabecita del bebé, en sus primeros pasos y cuando ya camina solito, pero no tiene precaución con las esquinas o se pone en pié bajo una mesa o simplemente pierde el equilibrio.
Con la misma técnica, además de gorras de diferentes tamaños (para bebés, para muñecos, miniaturas, recuerdos de bautizo, etc.) también se fabrican cestos, costureros, bomboneras, abanicos..." (Gorres de cop)

Yo el único bebé que recuerdo con chichonera (que supongo que nadie escapa que proviene de "chichón", para prevenir los chichones, se entiende), el único bebe digo, tenía la cabeza aparatosamente grande, más grande de lo normal. Y creo que era por eso que no se la podía tener y se le iba para los lados. De manera que se daría más golpes de lo normal, digo yo. Tampoco es que fuera monstruosamente cabezón, pero tenía una señora cabeza. La mía es pequeña y con todo, cuando se murió mi abuelo paterno y me dieron una de sus boinas, no me cabía, cosa que prueba que la suya aún era menor. De hecho no le cabía a nadie más de la familia.
Y sin embargo nos estamos desviando del tema de hoy, que es el paso de la gerontocracia a la paidocracia, del predominio de los ancianos y su veneración, a la glorificación de niños y bebés. No creo que haga falta ilustrar el hecho, y no tanto porque es algo sabido sino porque aquí no intentamos convencer a nadie de nada. No sé si acaso no será más adecuado hablar de paidocentrismo que de paidocracia. En cualquier caso lo que sí podemos afirmar es que incluso una cuestión tan consuetudinaria como el baño o -mejor aún- la lactancia, que antes estaban engranadas en la vida familiar, han salido a la calle, a Youtube, a las plazas, no exentas incluso de un cierto exhibicionismo.Si se me perdona el autoplagio, uno de mis post más concurridos (El espíritu de la época), con 1234 visitas a día de hoy,  creo que lo es no por el pintor bierdermeier Carl Spitzweg sino por haber mencionado los desnudos de embarazadas:  
"Los exégetas y los gurús de la cultura nunca nos podrán demostrar qué fue primero, si la Annie Leibovitz haciéndose un autorretrato desnuda y embarazada (menos famoso que el que hizo la propia fotógrafa de Demi Moore para “Vanity Fair”), o la moda de un cierto exhibicionismo o orgullo gestante, que parece que ya va en retroceso o que por lo menos ha perdido la fuerza de la novedad. Yo diría que la ostentación del abdomen ha sido la moda más llamativa en la historia del embarazo después de la Venus de Willendorf y de la tiranía del guardainfante y el tontillo, que ya es."
El hecho de que haya infinidad de visitas en mi blog que solo se puedan justificar en errores de ese género tendría que ser...¿embarazoso? para mí, pero no lo es. Solo me molestan los del "pene de enano", que los hay y muchos. De manera que incluso he cambiado la palabra en cuestión por "miembro" a ver si así despisto al robot de Google y a los afanosos buscadores de temas que este blog no descarta pero que tampoco contempla. Tuve que eliminar un post titulado "True love" porque llegué a tener cosa de 20 visitas diarias. Y no era más que la famosa foto de los restos arqueológicos de unos esqueletos abrazados.
Desde mi ignorancia siempre creo que no se ha apreciado en todo su valor ese viraje de la maternidad o la paternidad o la puerilidad, y que no se ha hablado bastante de la abuelidad. Simplemente el negocio y la mitología que hay en torno a la lactancia es colosal y una buena muestra de lo que se han sacado las cosas de quicio. Soy biznieta de una nodriza muy productiva y en mi familia todos hemos sido criados a pecho de largo. Cuando yo nací aún se avisaba en el diario hablado de señoras a las que se les había cortado la leche, por si alguien podía reemplazarlas. Cada día daban esa información y la de los desaparecidos. Mi madre se lamentaba de no poder hacer ese servicio porque andaba sobrada pero trabajaba fuera de casa, con lo que le hubieran tenido que llevar al lactante al pie del cañón. 
Cuando ella era pequeña, en el pueblo, no era raro que alguna vecina le dijera a otra de su confianza: "Voy a tal sitio, se non chegaren pra darlle o peito ao neno, mira dálleo ti", y tan amigas. Entonces a lo mejor la vida era más difícil pero no se la complicaban tanto. Y ¡qué baja que es la natalidad en España!

Cría de elefante decorado en la Fiesta de los colores (Holi) de Jaipur, India

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