29.6.12

Paraíso

"Figúrate, mamá -dijo-, que son encajes inspirados
 en versos, de excelentes poetas franceses,
 donde esa maestra de la lencería contemporánea,
 intenta separarse de la tradición del encaje francés,
 de un Chantilly o de un Malinas, para que en nuestro tiempo,
 alrededor nuestro, surja otra escuela de bordados.
 Eso me gusta como si le pusiesen una
 inyección antirrábica al canario o si
 llevasen los caracoles al establo para
 que adquiriesen una coloración chartreuse"
José Lezama Lima, Paradiso


a cuñada del padre del novio de la peluquera de mi vecino me dijo que le había oído a un psiquiatra decir que la fibromialgia es una enfermedad psicosomática y eso lo hacía como para quitarle importancia al síndrome puesto que una gran parte de los psiquiatras, desengañémonos, usan las palabra "psicosomática" como se quejaba Joaquín Sabina que alguien usaba con él la palabra "progre", como un tocho-objeto contudente. Así que, siguiendo en el lío del post previo, cuando dicen esto habría que recordarles que fue la Psiquiatría la que tuvo clasificada entre sus enfermedades durante mucho tiempo hasta hace prácticamente nada la homosexualidad que además era tratada y con unos métodos que no soportarían el análisis más nimio de una inteligencia media. La cuñada del padre del novio de la peluquera de mi vecino también me dijo que el psiquiatra en cuestión es lo que se dice ahora "gay" y le pregunté "¿Aquel que decía que si ganaba el PP iban a prohibir [sic] el matrimonio homosexual?". Sí. ¡Y mira que se ha de ser tonto para afirmar una inconsistencia tan ridícula como que se va a prohibir una ley! Pues se casará en diciembre, sin ningún problema, por supuesto. Lo que le puede pasar todo lo más es que ahora los del Ayuntamiento de Barcelona le cobren una tasa por la gestión.
El tema de los progres ricos ya ha sido criticado y comentado y documentado hasta el hartazgo. En el vídeo que enlazo a la palabra progre, que encontré en el blog "Las cuatro esquinas del mundo", aparecen Sabina y Serrat en un programa de Julia Otero y les interpela bastante airado un señor del público. La respuesta de Serrat, para quien no quiera ver todo el registro, es que vive bien pero que legítimamente defiende sus orígenes. Que vive bien salta a la vista. Hace unos años me lo crucé por la calle Pelayo y tenía la dentadura totalmente arruinada y ahora luce una boca que ha pasado por la mejor implantología habida en nuestras clínicas o tal vez en las de la Argentina, país donde se le quiere mucho también a Joan Manuel Serrat. Pero de lo que se queja la gente del común cuando habla de los progres ricos es de sus extravagancias. Si Serrat no viviera bien, aunque solo hubiera hecho 6 canciones buenas, que ha hecho más, sería para cerrar e irse.
Hace aún más años de lo de la calle Pelayo recuerdo que salió en un Informe Semanal un reportaje en que resultaban comparados Julio Iglesias y Lluís Llach y los comparaban más allá de lo que es fehacientemente su discografía, de lo que fueron los recitales de cada cual. Seguramente Julio Iglesias ha ganado mucho más dinero que Lluís Llach, pero diremos -siguiendo con Serrat- que Lluís Llach vive bien. Cada cual se gasta su dinero en lo que le gusta y como quiere y puede, pero los tres viven bien. No sé qué pretendía el programa más allá de contrastar y reforzar simpatías o antipatías. Yo diría que tiene más interés antropológico y sociológico Pene Cruz, que en la misma entrevista comentaba que durante un rodaje cuando tenía que hacer pis tenían que tomar un helicóptero y tres frases después decía que colaboraba con una ONG de la India. Por aquel entonces Pene era la compañera sentimental de Tom Cruise, cienciólogo, el cual dicen que tiene como principal secreto de belleza el usar un preparado a base de caca de ruiseñor. Sí, este individuo está en su derecho de hacerse el make-up con lo que quiera, pero lo que me preocupa es que lejos de ser una práctica naturista pase a ser una explotación. Es decir lo que nos descoloca y repugna de los famosos ricos progres o no es que consigan alterar el orden natural y tener granjas de ruiseñores a su servicio. No sé si me explico. Y esto no ya por el desorden en sí sino porque ya se sabe que son el modelo de infinidad de tendencias y de modas.
La fama y el dinero masivos pueden ser perniciosos y lo es porque colocan a algunas personas contra su base vital verdadera si la tienen y si no la tienen serán arrojados a los psiquiatras, a las drogas, etcétera. Detrás o inmediatamente después de los famosos, como si nos refiriéramos a los círculos dantescos, hay un grueso tejido de neorricos que dedican su tiempo libre a viajar. En mi propio entorno conozco tres parejas más o menos bien situadas económicamente, sin hijos, que hacen innumerables viajes por todo lo ancho y largo de esas cuatro esquinas del mundo que decíamos. Los traslados que realizan este contingente de dinkis (double income no kids) es, junto con los causados por los congresos científicos y las cumbres de los políticos insuficiente para mantener el entramado turístico, pero como patrón de conducta arrastra a los que tienen menos poder adquisitivo (pensionistas, pseudoaventureros, novios en luna de miel), cosa que nos apresuramos a decir que no es tan simple como planteamos así a batiburrillo.
Ya hace tiempo que se estudió metódicamente el rendimiento de los congresos científicos, comparado con el sistema convencional de transmitir los conocimientos mediante publicaciones y se vio que ganaba por la mano cualquier libro o revista antes que uno de esos eventos. Aparte de que un solo libro se vio que podía aprovechar a mucha más gente, también se vio que muchas veces de un evento al próximo en su serie no ha habido ningún avance real que justifique su proliferación o periodicidad. Como si en realidad un congreso fuera la excusa para encontrarse un grupo de personas y celebrar extenuantes reuniones en marcos incomparables que no podrán más que visitar a vuelataxi. No seremos tan cándidos como para no ser conscientes de que los viajes de negocios y científicos también son una vía para el intercambio de fluidos y affaires que nada tienen que ver con el objeto de las reuniones. Por eso los escándalos de los viajes de Rafael Ribó (Síndic de Greuges) y Carlos Dívar  (presidente del Consejo General del Poder Judicial) no nos pillan por sorpresa. De hecho en los trabajos las salidas a congresos forman parte del paquete de remuneraciones o reconocimientos con que se premian los servicios prestados y, como no, una actitud colaboradora por parte del empleado. Todo cuadra. Si les digo que hasta he conocido gente que va en avión a dar clases de yoga.
Si no fuera por los recortes que he sufrido este año probablemente hubiera hecho una corta escapadita a alguna isla de la Macaronesia, nombre poco usado o nada usado que recibe el territorio donde se anclan nuestras Islas Canarias, Cabo Verde, Madeira y las Azores. Como no puede ser, lo más seguro es que pase todo el verano en Barcelona con los emigrantes, los enfermos, los discapacitados, los viejos y los pocos que quedarán, porque hasta los mendigos se van o se concentran en las zonas más turísticas. Tampoco está mal. Todo lo más me planteo una escapadita a Madrid para ir a El Prado.

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