17.9.12

El elixir de la eterna juventud

ॐ पूर्णमदः पूर्णमिदं पूर्णात्पुर्णमुदच्यते
पूर्णश्य पूर्णमादाय पूर्णमेवावशिष्यते ॥
ॐ शान्तिः शान्तिः शान्तिः ॥
Om purnam adah purnam idam, Purnat purnam undacyate,
Purnasya purnam adaya, Purnam evavasisyate.
Om shanti shanti shanti (*)

Upanishads

engo de ver el álbum de fotos del Barcelona Yoga Conference que se celebrará en julio de 2013. La que yo ofrezco hoy es la de Sri Ma Anandamayi con su marido, Bholanath. Aunque Ma nació en Bengala en 1896 como Nindala Sundori (Inmaculada Preciosa) el nombre con el que se le conoce desde 1920, que significa algo así como "felicidad irradiante", se lo puso Paramahansa Yogananda, el autor de la famosa Autobiografía de un yogui. De Sri Ma apenas quedan algunas frases y todo lo que hay escrito y sus miles de fotografías son de sus seguidores. Un día descubrí con estupor que en una tienda de productos andinos tenían en un expositor con otros discos con carátulas de delfines y lobos, uno con el rostro inconfundible de Sri Ma. Se me ocurre que el buscador de Google traicionó a los que diseñaron el disco o souvenir y les devolvió como resultado de "india" la de la santa bengalí. 
Ma fue santa en vida y entre sus prodigios está no ya el de que emanase ananda, "alegría", que no es poco, sino que de repente te hacía un asana ("postura") de los difíciles sin que nadie le conociera una preparación previa ni años de haberse ejercitado en la milenaria disciplina de la práctica del yoga para flexibilizar y fortalecer su cuerpo. 
La primera imagen de un asana de que yo tengo constancia en la prensa es de los setenta. No sé si se acuerdan del anuncio de Asana Filardi, unos zapatos, donde aparecía un hombre en la postura del loto doblando un zapato entre sus manos. Gran foto, por cierto. Ahora abundan las fotografías y hasta vídeos con algunas posturas o hasta sesiones completas. La infinidad de centros de yoga y de cursos de fin de semana se suelen también promocionar con imágenes, en este mundo donde no falta por fotografiar nada desde la hez hasta la última estrella de la galaxia, si es que hay alguna que sea la última.
Las fotos que contemplo en la web del evento del año que viene están entre la puesta de escena de los anuncios de yogur desnatado, la sana y sonriente juventud de los de Coca-Cola y el vestuario juglaresco perrofláutico. Yo que he practicado cosa de 20 años yoga puedo afirmar que rejuvenece, pero lo que no deja de llamarme la atención es que los que están en el negocio se mantengan orwellianamente en unos indefinidos 30-40 años también en lo psíquico. Esta segunda afirmación habría que afinarla más, pero simplemente la esbozo y todo lo más hago una pequeña ampliación: las preocupaciones y ocupaciones de muchos profesores de yoga se mantienen siempre entre las de las personas cuya madurez en general se podría situar en la década de que hablo, la cual intuyo que tiene como centro temático los logros.
El yoga que conocemos en Occidente, ya no digamos sus emulaciones reconocidas o no (como la gimnasia sueca o el Pilates, marca registrada por cierto), se han embebido de lo que es propio de nuestras latitudes. De manera que es fácil que se reproduzcan en las llamadas "clases" y talleres dinámicas que no tienen nada que ver con el yoga de la India. Hay competitividad, exhibicionismo, luchas de poder, seductores y seductoras, encantadores de serpientes, vanidosos, y toda la flora y fauna propia del desasistimiento que se produce hacia los cuarenta años cuando ya no tenemos ninguna duda de que la vida es ésto. A mí se me hace muy extraño porque la práctica sostenida del yoga purifica y ayuda a llevar una vida sana y a tener ideas sanas.
El haz de estilos (Kundalini, Hatha, lo que sea) va además matizado por todas las tendencias que se les ocurra. Y habrá un yoga chic y un cutreyoga, un yoga muy esotérico con unas barbaridades de incienso y quincallería de sándalo y túnicas púrpura o del color de la caléndula, y otro yoga redicho que ha adoptado la matraca de la Universidad, de manera que los monitores lucen sus hazañas académicas como si estuvieran en una página de Esade o Microsoft, cosa que lejos de conferirles una garantía de rigor yo creo que los absorbe en el sistema que desde sus creencias enfermó hace tiempo. La otra cuestión que creo que despista mucho al neófito, si no lo atrae, es que se mezcla con el budismo, el Gestalt, el reiki, el omega 3, el eneagrama, el tarot, Nazca, el estudio del sánscrito y todo lo que se les ocurra. La empanada mental que tienen algunos acólitos de todo ello hace inextricable qué es cada cosa, de manera que en mi modesta opinión aunque admitamos aquello de que "sarna con gusto no pica", también admitiremos que el conjunto es un revoltillo infumable.
Obviamente, quedan muchos profesores de yoga que simplemente hacen su trabajo y lo hacen más que bien, pero lamentablemente -como en otros terrenos- quien habla no sabe y quien sabe no habla. 
Como el grupo con el que yo practicaba solo lo hace por las tardes, cuando yo trabajo, no me he molestado en buscar más, lo practico sola, y hago otros ejercicios de mantenimiento con el espíritu que emplearía si estuviera haciendo todo el día yoga: respiración, estiramientos, presencia, flexibilidad, firmeza, disponibilidad, contento. 

 Sri Ma Anandamayi con su marido Bholanath

(*) Trad. aproximada y libre: Esto es perfecto [o "pleno"]. Aquello es perfecto. De lo perfecto emana perfección. Toma lo perfecto de lo perfecto y permanece perfecto. Habrá paz, paz, paz.

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