28.9.12

La razón de las fronteras

ios mediante este domingo voy a hacer una excursión a Llivia, con un grupo que será transportado en un autocar hasta el lugar, cosa que tengo a bien indicar porque desde que tomé una avión para volver de Múnich hace 14 meses, todo lo más contaminante y privado que he usado para desplazarme es un par o tres taxis y una de las veces es porque llevaba una mancha ignominiosa en mi ropa. Tengo pensado a lo mejor ir a Lugo un día de estos pero también será en autocar, como sé que hacía heroicamente un médico que teníamos en el Hospital de Bellvitge, cada 15 días, para ir a ver a su madre que recientemente había enviudado y además hacía una tortilla de patatas muy buena. Se iba el viernes por la noche y regresaba el domingo por la noche. Me figuro que si yo hago eso luego tendré que pasar por un proceso de desanquilosamiento o una ducha escocesa, a no ser que me bajen al sillón de la reina que nunca se peinó.
Llivia es lo que se dice un exclave, es decir es una villa perteneciente a la Baja Cerdaña catalana rodeada de territorio francés. Es por tanto un exclave de España en Francia desde que se firmó el Tratado de los Pirineos y su frontera fue concretada el 12 de noviembre de 1660. Según la Wikipedia, ella, por tratarse de una villa precisamente, privilegio que le fue concedido por el Carlos I de España y V de Alemania -dicho sea sin la menor intención- , continuó bajo el dominio del Rey de España.
Me extraña por cierto que a estas horas no se haya hecho ningún paralelismo (y si se hizo no me enteré) entre el Ícaro de la mitología e Izaro, el nombre  del autocar que llevaba al Rey y al sardónico Mas al puerto creo que el jueves. Toda la atención se la ha llevado la escena de grupo en que Mas no quiso posar a la derecha del Rey. Como es natural quien no se sujeta a la ley menos se ha de sujetar al protocolo, aunque también podría hacerse del asunto una mera cuestión de cortesía. De hecho, si miran el vídeo que enlazo acordarán conmigo que a Mas le salió el gesto de acompañar al Rey, pero luego casi de inmediato lo retuvo el otro reflejo, el del pacto fiscal y la fotogenia del momento. Eso me recordó a Marie Antoinette cuando a punto de subirse a la guillotina tropezó con su verdugo y le salió la politesse para decir: "Pardonnez-moi" (Perdóneme). Eso es precisamente lo único que no tenía pensado hacer el verdugo, claro está, pero ella tenía como un resorte bien asumido hasta la médula lamentar un tropiezo y presentar sus disculpas. La reina, descanse en paz, era austriaca por cierto. A Artur Mas le ocurrió así y de hecho reconvirtió el baile del protocolo cediéndole el lugar a Ana Pastor, que protocolariamente ya sabe ella donde se tiene que poner.
Lo de "La razón de las fronteras" es por redondear el círculo que abrí esta mañana en "Las fronteras de la razón", pero ya se sabe que las fronteras son una sinrazón. O la razón de las fronteras está en la frontera de la razón. Tenemos lindando nuestro territorio actual a Portugal, espalda con espalda, en una más que inconcebible a veces insinuada alianza ibérica de quien no sé si alguien sabe dar razón: "De Espanya nem bom vento nem bon casamento", "España no es Portugal". Hay recelos entre los dos antiguos imperios donde no se ponía el sol nunca. En las Islas Canarias, como en Galicia (que fue Reino al menos nominativamente hasta 1833), el sol precisamente se pone una hora después que en las Baleares. No digo nada del Peñón o peñazo de Gibraltar porque ya hace rato que me está dando la risa y me parto. En paralelo al exclave de Llivia tenemos el enclave de Treviño. Así como Llivia tiene una superficie de 12,83 km2, el Condado de Treviño y La Puebla de Arganzón que juntos forman el Enclave de Treviño, abarcan 279,58 km2 de Álava pero pertenecen a la provincia de Burgos.Treviño está en un camino real y es un señorío, por lo que a pesar de haber sido reclamado unas cuantas ocasiones para Álava, la situación del enclave sigue igual. Este tipo de resúmenes repugnan a los nacionalistas por someros y por la hipersensibilidad que hay hacia la diferencia, la superioridad, las heridas históricas, etc., pero para un post ya sirve.


Precisamente un amigo mío que veraneaba hace años por la Cerdaña un día me enseñó un diagrama que había hecho en el que se representaba toda la historia de anexiones y separaciones de Europa en una folio. Mi amigo se había tomado la molestia de representar cronológicamente por colores y en barras todo el ajetreo dinástico y de reconquistas y conquistas de nuestro viejo continente. Después de estar un buen rato casi que sin poder respirar le dije (y creo que no tendría que haberlo hecho): "Yo creo que este diagrama te habrá sido útil para ti, para situarte como en un mapa en este laberinto de pasiones e invasiones que nos viven pero ¿qué sacamos?" Luego tuve que explicarme más, claro, en cuanto vi su chasco. Entonces le pregunté si había apreciado alguna regularidad en el diagrama, alguna cadencia que se nos hubiera ocultado al no haber representado el totum revolutum más que fragmentariamente, fuera en el tiempo o por territorios. Y me dijo que no, cosa que no sé si es para tranquilizarse o no, la verdad. Lo que han sufrido Bulgaria o Croacia o Polonia solo lo saben ellos, ahora que recuerdo el folio.
Evidentemente si una servidora fuera rica, que no lo es, no tengo casi ninguna duda de que me iría a una isla macaronésica y me compraría una casa sencilla pero lo suficientemente alejada del vecindario para no sufrirlo y cercana para no sentirme muy al descubierto y a la merced de los desvalijadores y demás. Por mucho tiento que se lleve con los vecinos, aunque uno los elija, pueden cambiar o mudarse y llegar otros, con afición por el alicatado o la percusión. Pero uno no elige donde nace ¿O sí?
Estos días escucho por las tardes el primer canal de la RAI cuando el trabajo no me lo impide y aunque también hablan de la crisis,  cosa que me permite seguir muy bien mi listening, porque de otra manera ya veríamos, es distinto a oír las radios españolas y ya no digamos las autonómicas. Seguramente los ligures y los toscanos tendrán sus pretensiones nacionalistas o qué sé yo, puesto que al fin y al cabo la unificación de Italia está ahí a la vuelta de la esquina y el número de condes que puede haber en cualquier rincón es incontable. Se dice, para acabar de complicarme mi pobre comprensión del asunto, que el rey de Italia es el Papa.
Si les interesara saber mi opinión, que seguramente no, les diría que pienso que lo que está pasando en Cataluña no me gusta mucho. Pero no por la autodeterminación o la independencia en sí, aunque yo me siento española, sino por como se están desarrollando los hechos. Acepto los anhelos de cada cual porque precisamente yo también tengo mis anhelos, y no lo podría ni lo querría decir de otra manera.
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Les dejo, ya que es viernes, con una escena de la película "Los hermanos Marx en el Oeste" (Edward Buzzell, 1940), escena que les recordará sin duda el consejo de Ministros pero que también les hará pasar un buen rato.


"Go West" (Edward Buzzell, 1940)

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