24.9.12

Peep box

"Escribir en Madrid es llorar,
es buscar voz sin encontrarla como en una
pesadilla abrumadora y violenta"
Mariano José de Larra, "Horas de invierno" 
(El Español, 25 de diciembre de 1836)

"Un escritor alemán es un mártir alemán.
Sí, querido amigo, a usted le ocurrirá lo mismo.
Y, realmente, yo no puedo quejarme.
A los otros no les ha ido mejor;
la mayoría lo han pasado peor aún,
y en Inglaterra y Francia ocurre lo mismo
¡Cuánto no habrán tenido que sufrir Molière,
cuánto Rousseau y Voltaire!"
J. P. Eckerman. Conversaciones con Goethe
en los últimos años de su vida (1836-1848)

uando vi esta mañana la fotografía de Karen Fuentes inmediatamente me acordé del cuadro conocido como "Las pantuflas", de Samuel Dirksz van Hoogstraten, fuera por las losetas del suelo, o porque recordaba "El corredor", una pintura algo enigmática, que tiene la jaula de un pájaro sino en el centro -que es difícil de establecer- en una parte muy visible. La caja de sorpresas, su Peep show box o raree box no sicalíptica, que busca las tres dimensiones de un interior doméstico, es también un estudio sobre un espacio delimitado, se dirá. Cualquiera de las tres obras tiene un aire misterioso. 
Como es natural la báscula de la fotografía, a la derecha de esa especie de altar mayor que erigieron los que habitan el curioso lugar, es parte de la imagen, pero no quiero que nos despiste de la idea de que la fotógrafa también puso por su parte un encuadre muy sugerente, precisamente no para que le cupieran todos los cachivaches sino porque captó que ese espacio tenía en sí una entidad.
En el cuadro de 1662 parece que acaba de ocurrir algo, como el de "Las pantuflas", que indican la ausencia o la presencia de alguien. El gato erizado, el perro ocupando el plano anterior del cuadro, algo que podría ser una carta en el primer peldaño de la escalera, son el signo de que ha pasado alguna cosa, que no tiene ni porque ser decisiva ni nada por el estilo. En la fotografía parece que se expresa no diré que todo lo contrario, pero sí una quietud, un aire algo enrarecido por el momento estancado y esas motas de polvo que se posan en las arpas dormidas y en las juntas de las molduras.
*
Hoy pensaba poder ofrecerles unas fotografías del espectáculo pirotécnico que hubo ayer en la Barceloneta, a cargo de un grupo tinerfeño, con motivo de las Fiestas de la Merced. El caso es que me acerqué a la playa pero ya noté enseguida que algo no iba bien y decidí volver a casa antes de que empezara el espectáculo, cosa que me llevó el doble de tiempo de lo normal porque la ciudad tenía a pesar de la hora un tráfico imposible y lleno de desvíos. Me doy cuenta enseguida también, al disparar la primera foto, al mirar por el agujero, de cuando no vale la pena seguir. El problema, naturalmente, es mío, no del espectáculo. Lo único que saqué de provecho en mi expedición fue descubrir la campaña para que la gente no eche sus tortugas a los estanques de los parques públicos: "Això no és un aquari per a tortugues".
Hoy  la fluidez se verá complicada porque hay una huelga de una parte de los trabajadores de Transports Metropolitans de Barcelona, a causa de que a los empleados públicos no nos darán la paga de Navidad. El alcalde, Xavier Trias de Bes i Vidal de Llobatera, ha reprochado a los empleados "que ejerzan su derecho a la protesta coincidiendo con las fiestas de la ciudad" (según transcribo desde "La Vanguardia"). El año pasado al espectáculo piromusical asistieron cerca de 810.000 personas, niño arriba, niño abajo. Y en realidad la huelga es del metro, no del autobús, medio de transporte que suele ser el elegido por las personas mayores, las que van cargadas de bebés y pequeños y los que están heridos, convalescientes y demás. No tengo la menor idea cómo habrán regresado de los conciertos del Fórum, que está como aquel que dice en Badalona, los jóvenes que suelen acudir a ellos. Y es que a la hora a que acabarían ya no había metro porque los trabajadores ya habían iniciado su huelga.
Seguramente Trias tendrá razón para lamentar que le hayan chafado el programa de fiestas con la protesta, la cual se ha asegurado así un éxito que no nos atreveremos a cuestionar. A Trias no se le ha oído decir nunca una palabra más alta que otra, es un señor muy correcto, aunque excele en la distancia corta más que en la de los líderes carismáticos y los discursos. Además, parece que los trabajadores del metro suelen desmarcarse totalmente de los sindicatos verticales que tenemos como mayoritarios, UGT y CCOO, cosa que los hace bastante inasequibles a determinadas presiones y pactos innombrables. Son unos tiempos revueltos. Y hasta la quietud de la escena de la fotografía parece que va a derrumbarse fulminada, como dicen que sucumbieron las momias al contacto con el aire puro.

Fotografía de Karen Fuentes Núñez

"Corredor" (1662) de Samuel van Hoogstraten

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