4.11.12

Escenarios y tramoyas

"Què be Marta viure sense jugar el joc del món, quina
 trampa matussera i subtil alhora, evitable, doncs al
 capdavall no et dóna res més que una almoina
 i et pren lo mes valuós" (*)
J.P.R. a Marta Domínguez Senra

Pasan n'aquesta vida
cousiñas tan estrañas,
tan raros feitos vénse
neste mundo de trampa;
tantos milagros vellos,
tan novas insinanzas,
e tan revoltos allos
con nome de ensaladas,
que non che digo nada...
¡Pero vaia!
Rosalía de Castro

a hace unos cuantos días que no me puedo acercar a Collserola. No es que sea ni mucho menos natural, pero me desatasca la mirada de todo aquello que me rodea y que acabo viendo como una sucesión de escenarios. A veces como auténticos parques temáticos, a veces como esos fondos que le pusieron Rider y Waite a su famoso tarot, carta por carta. Incluso el amanecer de hoy me recordó el 10 de espadas de esa baraja.  Como cuatro "triunfos" de un mazo reconsiderado, tenemos las cruces, las banderas, las antenas y las flores. Quien dice flores dice tomates, así son los arcanos, de símbolos intercambiables.
Curiosas las imágenes que han quedado de la fiesta o lo que fuera en el Madrid Arenas, cuya tramoya no dejaba nada a la imaginación y parecía una macrocelda central infernal dantesca de las más bajas. Cuando hace unos años paseaba casi de madrugada con mi bicicleta por la ciudad vacía, me cruzaba con el hedor como de averno que exudaban los locales nocturnos juntamente con bocanadas de unos seres demacrados y vestidos de negro, como almas en pena, en deplorable estado o peleándose entre ellos a veces hasta que llegaba la ambulancia. Vómitos, cristales rotos y estruendo. De un decorado infernal ¿qué se espera? Martínez Sistach también ha organizado alguna aglomeración dentro de la Sagrada Familia, sea para probar la capacidad del templo, sea para medir la suya de convocatoria sacrificando la fe por el espectáculo. Los accesos y las salidas no son mucho más seguros de lo que lo son los del Madrid Arenas, pero será raro que allí se forme nunca una avalancha. A no ser que se desplome una parte de la estructura del edificio y cunda el pánico. Solo entonces puede ocurrir cualquier cosa.
Vuelvo a escuchar una segunda vez el vídeo de campaña de  Obama hablando en español y confirmo mi primera impresión, es un español de estándar y acento europeo (**). Me desconcierta puesto que es para ganar el llamado voto "latino". Ayer por cierto pasé con el autobús por una peluquería "eurolatina".  Ese apelativo de nuevo cuño lo guardaré junto a aquel otro de "mesón egipcio". No me acabo de acostumbrar a estas ensaladas aparte de que no hacen más que probar la decadencia o la degeneración de nuestra cultura. Uno de los últimos "batiburrillos" o baturrillo que pasó bajo mis ojos y que tuve que leer ni siquiera iba firmado, ¿para qué? Por una parte era un revoltijo en sus fuentes, por otra parte lo era en su forma. Sus partes (con perdón) eran como las que constituyeron a mi monstruo preferido, Frankenstein, diversas. Su formato era idóneo para circular en Facebook o en las cuentas de correo, junto con las imágenes de los últimos tigres de Bengala o las de Kim Manresa. 
Para evadirme de los famosos escenarios y de la mezcolanza me sumerjo en los libros de historia antigua que yo guardaba para mi vejez. Porque entre que he perdido toda esperanza de poder incidir en mi entorno y  que voy perdiendo memoria, he decidido empezar lo que tenía previsto para mi jubilación y no esperar (nunca mejor dicho) más.
Siempre que "investigo" algo sobre la "historia" del hospital donde me gano los garbanzos obtengo unas "historias" bastante tremendas. Por ejemplo la de la capilla, que se convirtió en salón de actos y no por milagro. Aún el otro día una compañera que sé por cierto que estuvo en un colegio religioso pero ignora los mínimos me preguntó si se hacía alguna misa. Y le tuve que explicar: Está desconsagrada, no se puede celebrar una misa así como así. Se puede, como se puede hacer en campaña, pero no. Los santos óleos y el cáliz están en Traumatología, en un chiringo pequeñito pero consagrado, donde sí hacen misa. Un día me explicó una enfermera que cuando el párroco supo que dedicaban su capilla a salón de convenciones duró poco. Me dio a entender que se murió del disgusto y de cáncer. Yo le dije que no había para menos, pero que, claro, la capilla no le producía ninguna ganancia al Hospital y además cada vez tenía menos devotos, mientras que como lugar de congresos, tesis, asambleas de los sindicatos y otras misas negras obtenía sus réditos. Ya lo dije: cruces, banderas, antenas y flores.

Mera fotografía registrada en SafeCreative *1211042625536

(*) "Qué bien Marta vivir sin jugar el juego del mundo, qué trampa chapucera y sutil al mismo tiempo, evitable, puesto que al final no te da más que una limosna y te quita lo más valioso".
(**) Por chiquicentésima vez vuelvo a explicar que aunque es el "castellano" la lengua a la que se refiere nuestra Constitución de 1978, desde un punto de vista filológico hemos preferido en este blog usar siempre la palabra "español", que designa el estándar que el recientemente fallecido Agustín García Calvo llamaba espofcont (español oficial contemporáneo). Reservamos el "castellano" para referirnos al susbstrato histórico del español y la forma regional que se habla en una parte del reino. Nos resulta del todo estrambótico que algunos argentinos, por decir algo, admitan hablar castellano (con su fricativa y su todo), mientras que muchos de ellos dicen hablar inglés o incluso italiano.

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