Hablando con Juan, el señor que atiende la Cactus Gallery reparamos en el abandono del mejor jardín de cactáceas de Barcelona y de Europa, el Costa i Llobera. Cuando la reapertura, a finales de 2010 o principios de 2011, el jardín estaba cuidadísimo. Hice un pequeño clip en donde se puede apreciar un estado sino inmejorable al menos mucho más que aceptable. Recientemente volví y la situación de todos los xerófitos (cactus y crasas) era mucho más que lamentable. El abandono del jardín me causó pena. El hecho de que esté retirado y que su orografía haga difícil la visibilidad de muchos rincones, su cercanía a las escaleras de Forestier, aún más retiradas, no es motivo para que no sea visitado. Son muchos factores que además se retroalimentan. Parece que todo el presupuesto del Ayuntamiento, como el de la Generalitat de Catalunya y todos los organismos públicos se decanta más a su publicidad y propaganda.
La duración de una legislatura, cuatro años e incluso menos (como en la precedente), marca unos tiempos y unos resultados. Los turnos de poder también. De hecho la gente normal y cualquiera sabe que todo parece hacerse de cara a su inauguración y a su impacto mediático. Las plantas no se rigen por ciclos de 4 años y además o sin embargo un buen jardín lo es en la medida que es armonioso y antiguo. Un jardín nuevo, como esos que replantan cada temporada en los otros "parques", como Disneyland, no tiene más función que la de ser un decorado asimilable a aquellas rosas de frigorífico y clónicas que nos venden por San Jorge, o a los arreglos florales de las bodas y las convenciones o "eventos". Un jardín necesita tiempo. Y los políticos y asimilados lo que buscan es un medallero casi inmediato, la fotografía de la inauguración ante su sufrido electorado y poco más. El cortoplacismo exige operaciones efectistas y el largoplacismo solo se rentabiliza cuando -como pasa con las infraestructuras- se añaden intermediarios y subcontratados infinitesimalmente.
La frase O tempora, o mores ("Oh tiempo, oh costumbres") la empleo Cicerón en su primera catilinaria como quien añoraba los tiempos en que las costumbres eran más ordenadas y la moral -valga la redundancia, por mores- merecía un respeto. La frase sigue teniendo plena vigencia, como si el espejismo aquel de que los tiempos pasados fueron mejores persistiera incólume. Algunas veces parece que la humanidad evoluciona, otras parece que involuciona y que se mueve entre la decadencia y, aún peor, la degeneración. Causa horror asomarse a la prensa, como saben. Además lo que algunos apreciarían como progreso admirable, por ejemplo las cetáreas o la creación de sandías sin pepitas o de cerdas estériles, para otros es una aberración. Sencillamente digo que un mundo sin vegetales sería invivible. Y no solo por cuestiones alimentarias. Pero claro, las plantas no votan.
Jatropha berlandieri (Fuente: River Rock Succulents)
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