15.5.15

Purgas y vueltas

ivieron en el piso al que nos trasladamos el año 1963 un cura y su hermana (Pedro y Magdalena), compostelanos. Mi padre jugaba con Don Pedro a las cartas y le hacía trampas, cosa que por lo regular a todo el mundo le producía mucha indignación. Magdalena, a quien debo mi tercer nombre de pila, decía que un día se los llevarían hombro con hombro, que era tanto como decír que se los llevarían esposados a pasar la noche a la cárcel. De aquella época me figuro que le vino a mi madre su afición al Laxante Bescansa, y digo "afición" porque no se puede considerar una adicción, ya que lo tomaba esporádicamente y en algunos períodos lo alternó con temporadas de té Bekunis, a base de hojas de sen (Cassia agustifolia Vahl.), nombre que también aparecía en las últimas presentaciones del Laxante Bescansa aloico.
El mundo de los laxantes se me escapa bastante aunque sé que la artillería de preparados y remedios es abrumadora. No es un problema pequeño, aunque me es ajeno, y hace cosa de un año me sorprendió ver atender en una herboristería y consultorio naturista una consulta de estreñimiento en un lactante. Creo que la consulta parapetó a la naturista en una prudencia infranqueable y todo lo más que llegó a afirmar es que la madre del lactante podia mojar la tetina del biberón con un poco de miel pura pero solo una vez. Para mí, el hecho de que un bebé mucho antes de poder siquiera comer ya presente estreñimiento, lo que viene a demostrar es que no es solo un problema de alimentación.
Para el ayurveda el buen estado de los intestinos asegura un bienestar general y la obsesión de esta medicina tradicional milenaria india con la defecación no es mayor que el de la china o gran parte de la occidental. Pero la aproximación es diferente. De hecho se diría que el ayurveda está tan orientado a la higiene intestinal que todo lo demás parece hasta secundario. Y de hecho lo es, sobre todo para quien no consigue cagar regularmente.
Una enfermera con quien trabajé no hombro con hombro pero sí codo con codo unos años algunas veces le daba de comer a su marido (médico pero dedicado a la gestión) col lombarda. Decía que padecía de megacolon y a través de las heces la col lombarda evidenciaba por su aparición el tiempo que había tardado en hacer un recorrido que en la mayoría de nosotros es muy inferior. Esto no sé si sale en los libros de Gastroenterología y a mi me parece un conocimiento de gran utilidad, por eso lo incorporo ni que sea como anécdota sin más.
¿Por dónde íbamos? El Laxante Bescansa fue retirado en julio de las farmacias porque su permiso, que gozaba desde octubre de 1961, fue revocado el julio pasado, según leo en la página del Centro de Información Online de Medicamentos de la AEMPS - CIMA. La composición de  las grageas incluía fenolftaleína, ruibarbo, belladona y  aloína. Leo por ahí: "La fenolftaleína es un laxante irritante/estimulante por vía oral. Se ha utilizado sin receta durante decenios, pero en 1999 la FDA prohibió este medicamento como laxante de venta libre debido a sospechas de una cierta actividad cancerígena."


La verdad es que parece que todo es cancerígeno. Cuando hubo el arrebato de los cigarrillos de vapor, tan impetuoso como efímero, la maquinaria de toda la policía farmacológica se movió con una celeridad y potencia inusitada. Aunque el permiso del laxante Bescansa era de 1961 ya se vendía por los años 20. Leo en un blog gijonés que unas bellas elegidas regalaron miles de muestras. En Barcelona se lanzaron desde la atalaya del Tibidabo 40.000 grageas, si es cierto el eco que se hizo la prensa y que nos participa el post mencionado. La fotografía de hoy ilustra la campaña.
Si les soy sincera creo que mi madre usaba esporádicamente el laxante porque era de Santiago de Compostela, como Don Pedro y Magdalena, por un algo de orgullo gallego. Y porque además le funcionaba, claro. Dice que ahora tomará kiwis (Actinidia deliciosa).
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El empresario Ricardo Bescansa era farmacéutico y vivió entre los años 1912-1986 en Santiago de Compostela y su sobrina, Carolina Bescansa Hernández, es cofundadora de Podemos.
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De las interminables partidas de cartas con los Domínguez aprendí que si bien tengo buen perder no le veo la gracia a eso de perder siempre. Perder siempre no tiene gracia.

Las repartidoras del Bescansa (La cantera de Babí)

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