8.6.15

El verdecillo

"Journalism is printing what someone else does not want printed.
 Everything else is public relations."
George Orwell

a me dijo una conocida aficionada a la Astrología que éste no sería un año tranquilo y la verdad es que, con Astrología o sin ella, puedo decir a estas alturas de lo andado que tiene razón. Es un año bastante movido. 
En lo político estamos asistiendo a pactos ajenos que nos avergüenzan, cuando en realidad -tal vez no de forma tan masiva- esto de los pactos lo teníamos al menos en Cataluña ya hace lustros. La cosa se dirimía por sectores ("vosotros os quedáis la Sanidad y nosotros la Enseñanza", por un decir) y casi no nos enterábamos los ciudadanos de a pie. Para la gente de bien o básica, sin entrar en si pactar es decente o no, estos trapicheos nos decepcionan bastante. Y llevan a pensar no ya en los votos útiles sino en lo que es peor, en la inutilidad de votar. Me cuesta comprender la intervención de Felipe González en la república de Venezuela, mientras el actual secretario general del PSOE mira de nivelarse con Pablo Iglesias Turrión. A pesar de que mis conocidos afines o afiliados de Ciudadanos abominan de cualquier queja que he hecho hasta ahora sobre la debilidad y desintegración del partido socialista, como origen o muestra de muchos de los males en España, sigo pensando que a todos nos iría mejor con un PSOE "recompuesto y reconciliado". Adopto el lenguaje del ex-Presidente por pura pereza, no por reprocharle nada.
No solamente me dejaron de interesar los "analistas" o opinionólogos que hasta hace bien poco escuchaba en la radio sino que además empiezo a pensar que saben poco, que no lo saben, que hay mucho barro en las ondas y que es cierto lo que dijo Orwell ("Periodismo es imprimir lo que alguien no quiere ver impreso. Todo lo demás son relaciones públicas").  No sé si Orwell se refería al autobombo bien temperado o al mercantilismo, que es otra cosa, pero en cualquier caso me ha dejado de interesar el periodismo predominante, el de impacto. Para el de investigación parece que no hay tiempo ni dinero.
El sábado tenía mucho trajín, el tiempo contado. Pero solo salir de casa me tropecé con un verdecillo medio vivo. Aunque me salió al paso, estaba además de medio vivo medio muerto y se dejó coger. Lo llevé a mi casa a sabiendas de que necesitaba beber, pero yo tenía mucha prisa. Le di a beber con una jeringa algo de agua. La bebió con ansia y allí lo dejé en la cocina, dentro de una fiambrera con un trocito de manzana. Hasta tres horas después no pude volver. Lo encontré acurrucado detrás de un grifo, pero observé que había mordisqueado la manzana. Intenté cogerlo para darle de beber otra vez pero el animal no se dejaba. Así que después de telefonear a una amiga veterinaria lo solté, le "di" la libertad.
He recibido tantas y tan buenas lecciones de los pájaros, de aquellas que no hace falta repasar, que no puedo estar más que admirada. De camino a la peluquería ya le había encontrado un nombre  al de la foto de hoy, Candelillo, cuando aún pensaba que era un jilguero. El sábado me impresionó en mi breve "maternidad" haberle "salvado" la vida a una criatura tanto como haberle "dado" la libertad. La libertad es tan importante como la vida. Y no merece la pena tener un Porsche (quien dice un Porsche dice lo que quieran) si es a costa de vender uno su tiempo, su naturaleza verdadera y su decencia. Empleo con menos complejos la palabra "decencia" desde que se la oí emplear a Emilio Lledó. Pero hasta de los filósofos dudo.

Foto de móvil. Verdecillo

P.S.: Seguramente este el el post más flojo de este pobre blog,pero se cansa una hasta de escribir. Total, después de enterarme de lo del efecto Mateo, ¿para qué matarse?

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