24.6.17

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ocas veces suele ocurrirme que a post pasado algo desdice una parte o un dato, como ayer que oí en la radio que lo de la llama del Canigó con la que simbólicamente se encienden todas las hogueras de San Juan en Cataluña (y creo que incluso las de las Islas Baleares) es una tradición ancestral. No, no lo es. Como dije en el post anterior, parece que es del año 1955 y que está inspirada en un poema de Jacint Verdaguer. Esas "tradiciones" falsas se van colando en la educación sentimental de la gente y se llegan a tomar por certezas, a través del mismo mecanismo con el que se van asentando otros relatos supuestamente históricos. En el mismo programa, de Radio Estel, también se decía que sólo se hacían hogueras en Cataluña. 
También el día siguiente de escribir "En un día" leí otro artículo sobre Juan Goytisolo, donde se cita a su hermano Luis para advertirnos de la mala memoria del primero:  "Tanto que Luis Goytisolo, hizo su lectura particular de las memorias de su hermano. Fruto de esa lectura fue una serie de tres artículos publicado en este periódico –‘Acotaciones’- y, años después, su propio volumen autobiográfico, Estatua con palomas. La discrepancia entre los recuerdos de ambos lleva al pequeño de los Goytisolo a concluir que "la tendencia a identificar autor y narrador jugó una mala pasada a Juan", decidido a "reconstruir el pasado desde las convicciones del presente". A decir verdad, con algo de eso -que no he podido contrastar porque no está enlazado ni citado- yo ya contaba. Al parecer la serie se publicó en el suplemento Libros de "El País", el 30 de junio, el 7 de julio y el 14 de julio de 1985. También podemos pensar que Luis Goytisolo adoptó un punto de vista sesgado por su propia situación. La discrepancia de los recuerdos de 1938 a sus 3 años (Luis G.) y 7 (Juan G.) es insondable, para mí lo que cuenta es la enfermedad del padre, la muerte de la madre y la pedofilia del abuelo materno, a la que por cierto siempre se refieren como "pederastia". Y creo que, legalmente, y esto sí que se puede comprobar bien, no es lo mismo pedofilia que pederastia. La primera es con tra niños y la segunda contra menores de edad.
Otra de las lecturas que he disfrutado estos días es la de un libro sobre Yoga que ha publicado recientemente Julián Peragón, que fue profesor mío entre el año 1991 y 1998 si mal no recuerdo. Más o menos. Es un libro que no habla de asanas (posturas), sino que abre un espacio a lo que es propiamente la experiencia del yoga y sus dificultades. También hay en él mucho de didáctica, todo lo cual lo asemeja a El corazón del yoga de T. K. V. Desikachar, que también es en definitiva una reflexión sobre los  Yoga sutra  de Patanjali. Como Julián Peragón lleva unos cuantos años haciendo formación de instructores de yoga, su experiencia es más que notable y le permite ofrecer una visión renovadora de una tradición que sí es milenaria pero que admite rejuvenecer cada día sus fundamentos.
Mi práctica del yoga va avanzando se diría que a trancas y barrancas a causa de la lumbalgia que me dejó un accidente doméstico hace 2 años. Pero no, eso ha sido una ayuda, ya explicaré algún día porqué. Lo que quería explicar hoy es que al lado de mentirijillas como la de la tradición "ancestral" de la llama del Canigó o desencuentros sobre la mala memoria en las familias, tenemos las del atrevimiento. Me encontré también esta semana uno de esos articulitos troceados que se entremezclan en las redes sociales en forma de publicidad: "5 ejercicios efectivos para realizar cuando te está doliendo la espalda" bajo el epígrafe "El Pilates puede ayudarte". 
Antes de ir hacia donde quiero llegar me detengo en hacer dos observaciones: una de orden formal y otra de orden legal. La observación formal es la de que estos artículos troceados en 5, 7 o 10 pasos sospecho que son maneras de hacer más digerible la lectura al lector contemporáneo pero también de medir el tráfico digital. La observación legal es la de que el Método Pilates está registrado como marca mientras que el yoga no lo está. Y no lo está porque hace bien poco la Unesco lo declaró Patrimonio inmaterial de la humanidad y sobre todo porque previamente los sucesores de los maestros de la tradición acordaron que el yoga no se registraba.
Después de haber aclarado ese par de ideas no menores, puedo ya indicar que el artículo de A. López (Adrián López Pérez) es otro más de la infinidad de artículos sobre lumbalgia y el método Pilates (TM) en que en el mejor de los casos la mitad de las posturas -sino todas- son de yoga. El primer ejercicio que A. López titula "Basculación de la pelvis" es el asana conocido como "Puente" o Setu Bandhasana. No queda claro qué es "half chest curl". El cuarto ejercicio titulado "Plancha" es en realidad el asana conocido como "Plancha de delfín" o Makara Adho Mukha Svanasana. El quinto ejercicio propuesto, llamado "el rezo" se llega a indicar como Balasana ("postura del niño"), aunque es una variante. Pero al menos ya se admite implícitamente que es yoga.
Cuando sin embargo veo fotografías como las de los 5 ejercicios efectivos lo que yo veo es jóvenes muy musculados y hasta inflados que adoptan posturas rígidas y de tremendo esfuerzo o una tonicidad que no tienen que ver con el yoga. Me permito decir que el Pilates es un yoga mal hecho, un yoga donde se exhibe potencia y cuerpazo pero donde no se está respirando convenientemente ni se hace una postura bien secuenciada, integrada y equilibrada. El lema olímpico (Citius, altius, fortius, "más rápido, más alto, más fuerte") nos habla de un impulso de superación que se ha llevado a la deformación y por supuesto a las lesiones. 
Todos admiramos a Rafael Nadal pero casi nadie se acuerda de los calambres musculares que le sorprendieron un día por lo menos durante una rueda de prensa. La transformación de la musculatura de Rafael Nadal en los últimos 15 años es todo un ejemplo de lo que supone el entrenamiento deportivo competitivo llevado al extremo. Aunque sobre sus tics y rituales para un saque y demás la prensa nos remite a la concentración (?!), yo más bien hablaría de cómo desconcentra a sus rivales o los fastidia y de cómo no deja de ser un desarreglo nervioso o el efecto adverso de algo que toma para tener en forma su musculatura. Es mi opinión.
El yoga más que la rapidez o la velocidad busca la ligereza, y más que la fuerza busca la resistencia, la estabilidad y otros valores que son ajenos a la violencia. Aunque en los últimos tiempos, tal y como recuerda Julián Peragón en su libro La síntesis del yoga, abundan imágenes de yoguinis que parecen de "Viva la gente" y exhiben un cuerpazo muy flexible y bello con una sonrisa beatífica y unas pulseras muy bonitas, el yoga es interior. La postura se trabaja en la alineación que propone la tradición de la disciplina, o en alguna de las variantes más asequibles, pero es un trabajo interno, de propiocepción, concentración, recogimiento y de estar a gusto con la postura o en la postura. 
Tanto el libro de Desikachar, el hijo de Tirumalai Krishnamacharya, como el de Peragón, nos hablan sin referirse muy explícitamente, de un yoga terapéutico en el que además de hacerse una práctica orientada a "problemas" se admite que haya una práctica con personas con limitaciones más o menos graves, agudos o crónicos, de manera que la práctica se adapta a las personas y no al revés. Se puede decir más alto pero no más claro.


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