11.7.17

Hablar de lo que sé

yer en la presentación del libro Salto al vacío: crisis y declive de Estados Unidos en la librería Alibri, se encontraban además de su autor, Mariano Aguirre, otros dos periodistas, Rosa María Calaf y Rafael Vilasanjuan. Mariano Aguirre hasta hace poco había sido consejero del Consejo Noruego para la Resolución de Conflictos (NOREF), según creo, pero aún figura como tal en el sitio de este organismo en internet. Uno de los papeles a mi entender más eminentes de Vilasanjuan fue de director de Comunicación en Médicos Sin Fronteras. Rosa Calaf obtuvo su reconocida fama como corresponsal no solo en Estados Unidos para RTVE, sino en otros países. Viajera experimentada y curtida en todo tipo de conflictos, se distingue por su elegante discreción. Por eso fue sorprendente hace unos años que se decidiera a hablar del intento de violación por parte de un coronel de Dragomir Milosevic durante la guerra en la ex-Yugoslavia. Naturalmente todos nos pudimos dar cuenta de que la revelación era no tanto el relato personal de una mujer traumatizada o una crónica de sus batallas como la denuncia de una amenaza siempre latente en muchas profesiones de riesgo. 
Poco después de jubilarse también habría que añadir que puso a caer de un burro a Sara Carbonero pero no se trataba de un ataque personal sino de su desagrado ante el tipo de periodismo que está ganando el terreno en los medios, alineado y alienado, sectarista, de barbies, etc., en un panorama en el que nos creemos informados cuando solo se nos tiene entretenidos. A pesar de su finezza, advertía sin ambages: "Si no digo ahora lo que pienso, ¿cuándo lo voy a decir?". Sus intervenciones en la mesa redonda sobre "El Periodismo del futuro", creo que hace 3 años, fueron notabilísimas. Creo recordar que el evento se emitió en streaming y pude tuitear y retuitear alguna de las afirmaciones que hizo Rosa Calaf, aunque sin éxito. Curiosamente he visto en Twitter prosperar periodistas que apenas podrían cubrir una reunión de una comunidad de propietarios o la cola para hacer el DNI. Pero ya se sabe que más vale caer en gracia que ser gracioso.
Claro está que sale más barato a la prensa, a la radio y a la TV montar tertulias con periodistas y pseudoperiodistas que hablan de lo que no saben pero que se pelean por su turno de palabra como si en lo que fueran a decir se nos fuera a todos la vida. Y sin embargo en la presentación de ayer en Alibri Rosa Calaf señaló lo mucho que le gustan estos actos en que todavía funciona la comunicación directa cara a cara en una reunión, añadió, sin pantallas. Sin pantallas de redes sociales, se entiende. Sin la sección de comentarios de prensa digital. Y yo añadiría: con expertos. O al menos con gente que sabe un poco de lo que habla.
Creía que la intervención de Rosa María Calaf sería mayor, pero no. Ella misma cuando Vilasanjuan la introdujo advirtió que su participación era para acompañar el acto. Y aunque intervino dos o tres veces fue para poner de relieve el libro o para confirmar algo de lo que allí se decía. De manera que por increíble que parezca su discreción fue más resaltada de lo que hubiera sido su intervención. Algo de lo que todos tenemos mucho que aprender. 
Mariano Aguirre apuntó algunos elementos de Salto al vacío después de explicarnos que él había predicho -no en el sentido adivinatorio sino en el sentido literal de pre-decir- que Trump saldría ganador en las elecciones a la presidencia de los EEUU. Y esta predicción estaba fundamentada en observaciones de años de cómo había ido degenerando o decayendo la política estadounidense. Aquí podría haber hablado muchísimo la periodista que le escuchaba a su derecha, Rosa Calaf, pero no era ese su papel, aunque muchas veces el periodista argentino le ofreció el micrófono.
El último artículo de "El País" de Aguirre fue hace casi un año sobre la disolución de las FARC , pero no es un colaborador habitual ni mucho menos. Encontramos una entrevista reciente en BBC MUNDO, que tiene un gran interés y nos puede dar una idea de los temas que estudia o investiga, sobre lo que reflexiona en cualquier caso. También de él podríamos aprender lo que va de la frase "Sé de lo que hablo" a la frase "Hablo de lo que sé". Vale la pena leer la entrevista porque al menos podemos llegar a la conclusión de que afortunadamente de Trump no dependen demasiadas cosas. Pero desafortunadamente, me temo, lo que no depende de él está en peores manos.


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