29.8.17

Idolatria e iconoclastia

eo esta mañana en un titular: "Dimite el vicario de Ceuta por permitir una salve rociera a un elefante hindú" (ABC Sevilla (28 de agosto de 2017). El titular en realidad debía ser "Dimite el vicario de Ceuta por permitir un canto de entrada rociero a Ganesha", pero indiscutiblemente es mejor el original. Dice la noticia: "El vicario de Ceuta, Juan José Mateos, presentó el lunes su dimisión tras ser «amonestado» por el Obispado de Cádiz después de permitir este domingo la entrada en el Santuario de la Patrona de la ciudad autónoma, la Virgen de África, de miembros de la comunidad hindú local. Estos portaban imágenes de una de sus deidades, Ganesh, «un hecho reprobable que no se debió consentir», según la Diócesis."
La comunidad hindú local no hacía otra cosa que presentar sus respetos a la Virgen de África, con Quien probablemente hallan un gran parecido con sus propias celebraciones. Pero el Obispado de Cádiz no está por sincretismos y, si bien lo pensamos, no debe estarlo. De hecho una de las funciones de la jerarquía eclesiástica es la de velar por la pureza del culto. Yo no tengo la menor duda sobre la mejor intención de los indios, de hecho yo tengo en mi salón-comedor sin ningún género de violencia conteptual una imagen de Jesús y otra de Ganesha, uno de los más de 3000 dioses del panteón hindú, pero tal vez entre los 10 con más devotos. Se representa con cabeza de elefante, de ahí el titular. Se ve, si seguimos leyendo, que no es la primera vez que la comunidad hindú le rinde homenaje a la Virgen. Lo curioso, para mí, es que haya una comunidad hindú en Ceuta. No hay muchos indios en España y eso, sobre todo, si lo comparamos con la comunidad pakistaní, por ejemplo. 
El tema no tiene mucho más recorrido, a no ser que nos metamos en camisa de once varas y mostremos nuestra extrañeza ante la asimilación de banderines de peñas deportivas en acontecimientos religiosos. Me imagino que a los que no están evangelizados les será incomprensible la proliferación de vírgenes, en sus diferentes advocaciones: las hay por sus dones (como María Auxiliadora), por sus apariciones (como la del Pilar) o por regiones, que a veces se confunden con los hagiotopónimos. Incluso me atrevería a decir que tantas advocaciones y hagiotopónimos confunden no solo a los extraños sino también a los propios. Veo en el cementerio donde se encuentran los restos de mi familia que hay nichos con figuritas de la Virgen de Lourdes, de Fátima, del Pilar, etcétera. También se ve algún San Antonio y alguna Virgen el Carmen, pero no está muy diversificada la devoción. 

En la Parroquia de San Francisco Javier, tocando a Can Peguera, se celebra si no recuerdo mal los primeros domingos de cada mes misa rociera. Pues el párroco alguna vez se ha quejado de que los devotos de la Virgen del Rocío no van por la iglesia otros días. Cosa que también nos recuerda que las cofradías y hermandades aunque no están al margen de la organización canónica sí que campean un poco por libre, de manera que seguramente si no fuera por los obispados se iría tal vez disociando el culto a cada virgen local.
En nuestro país, tan dado a la idolatría, es fácilmente explicable que también cunda la iconoclastia.



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