15.1.18

La vuelta al mundo en 72 días

Bajo la luz de la lámpara,
el dedo sobre el atlas entretenía al muchacho en ilusorios
viajes
y un turbador perfume de aventuras
salpicaba de sangre el mar antiguos de los corsarios.
Los galeones, como flotantes cofres de tesoros,
eran abordados por las naos piratas
y el yatagán, las dagas, los alfanjes se hundían en los cuerpos cobrizos
y las manos violentas
arrancaban la oreja donde el zafiro lucía como Vega en la noche.

Pablo García Baena, Bajo la luz de la lámpara





e recuerda este poema del recién finado Baena a otro de Lezama Lima, no menos barroco, titulado Una fragata, con las velas desplegadas, gira golpeada por la tempestad, hasta insertarse en un círculo transparente, azul inalterable, en el lento cuadriculado de un prismático (Fragmentos a su imán, 1977) (*).
El mundo al que nos asomábamos en los libros cuando éramos pequeños mi hermano y yo, era tan atractivo, fascinante y prodigioso, que incluso un álbum de cromos como el que hoy reproduzco, estaba cargado de contenido y estímulos. Ya no digamos las enciclopedias. Me sentí en algún momento muchas veces como dijo Sartre que se sintió ante la Enciclopedia Larousse (**).
Esta semana pasada escuché una entrevista en la radio a uno de los maestros o educadores que están involucrados en la renovación pedagógica. Supongo que tenía algo o mucho que ver con Escola Nova 21 o Escolanova21 y todo un movimiento que preconiza un sistema educativo o formativo que apenas tiene nada que ver con lo que conocemos. Reconozco que soy anticuada y que como yo misma he padecido el entusiasmo de la renovación pedagógica de los setenta, mi escepticismo es bastante acusado respecto a cualquier sistema cuyo fundamento sea triturar las viejas formas. No hay nada tan viejo como la pretensión de cambiarlo todo. Por otra parte me despierta una gran antipatía el entusiasmo con el que se envuelven estas ocurrencias, llenas de la charlatanería del marketing, del coaching y esas cosas. Por otra parte, en todos los reportajes que hay en los archivos de las cadenas televisivas veo que las escuelas que han incorporado la renovación pedagógica son escuelas en las que los niños son blancos, de clase media y demás. Me inspira la mayor pereza tener que referirme a toda la estética que ostentan unas ideas que tampoco es que sean nuevas bien mirado.
Uno de los ejemplos a que se refería el entrevistado era el de trabajar en clase —donde no hace falta decir que los roles y los espacios también están totalmente renovados— en proyectos como el de organizar la vuelta al mundo en 80 días. Yo diría que aún hay mucha gente que sabe que esa idea proviene de una novela de Jules Verne, La vuelta al mundo en 80 días (1872). Naturalmente los recursos de que disponemos ahora para acceder a los horarios de los transportes no tienen nada que ver con los que tenía Verne. Siguiendo con el ejemplo, que se consumiría en un par de clases o todo lo más en una semana, nos quedarían las 20.000 leguas del viaje submarino y el Viaje al centro de la tierra, no menos interesantes para situarse ante dos expediciones que nos obligarían a recurrir a muchos datos y conocimientos.
Otra posibilidad sería estudiar cómo vivir con 1000 euros al mes, pero parece que lo de viajar es más pedagógico y al mismo tiempo lúdico. De hecho, la vuelta al mundo se hizo aún en vida de Verne en 72 días, 6 horas, 11 minutos y 14 segundos y la hizo Elizabeth Jane Cochran ("Nelly Bly"), una periodista neoyorquina.
En el fondo las nuevas tecnologías ya no son nuevas, y además los nativos digitales no tienen dificultad en hacerse con sus interficies. Lo que habría que cultivar sería la curiosidad, el respeto y por supuesto el criterio. Hoy —sin ir más lejos— circulaba por whatsapp un meme que se atribuía a Cicerón, pero que en realidad era una recreación de un trozo de una novela histórica de un tal Taylor Caldwell. A mi cuenta ha llegado por la cuenta de una amiga que tiene una licenciatura. Me apena mucho que personas bien preparadas no sepan distinguir una cita falsamente atribuida, o que no reparen en qué es lo que difunden. Se haga lo que se haga con la Enseñanza, el resultado debería ser que se fomentase la curiosidad, el respeto y el criterio.
Hace un par de años un médico residente me preguntó si podía citar en una presentación que tenía que hacer un artículo que no había leído. Le contesté que no. Le expliqué que por lo menos leyera el resumen y las conclusiones, cosa que no le llevaría mucho tiempo. Que no era honesto ni útil citar lo que no hemos leído y mucho menos lo que ni siquiera hemos visto.













Imágenes del álbum Vida y color
_____
(*)
Las velas se vuelven
picoteadas por un dogo de niebla.
Giran hasta el guiñapo,
donde el gran viento les busca las hilachas.
Empieza a volver el círculo
de aullidos penetrantes,
los nombres se borran, un pedazo
de madera ablandada por las aguas,
contornea el sexo dormilón del alcatraz.
La proa fabrica un abismo
para que el gran viento le muerda los huesos.
Crecen los huesos abismados,
las arenas calientan
las piedras del cuerpo en su sueño
y los huevos con el reloj central.
El alción se envuelve en las velas,
entra y sale en la blasfemia neblinosa.
Parece con su pico
impulsar la rotación de la fragata.
Gira el barco hacia el centro
del guiñapo de seda.
Sopladas desde abajo
las velas se despedazan
en la blancura transparente del oleaje.
Una fragata
con todas sus velas presuntuosas,
gira golpeada por un grotesco Eolo,
hasta anclarse en un círculo,
azul inalterable con bordes amarillos,
en el lente cuadriculado de un prismático.
Allí se ve una fingida transparencia,
la fragata, amigada con el viento,
se desliza sobre un cordel de seda.
Los pájaros descansan
en el cobre tibio de la proa,
uno de ellos, el más provocativo,
aletea y canta.
Encantada cola de delfín
muestra la torrecilla en su creciente.
Hoy es un grabado
en el tenebrario de un aula nocturna.
Cuando se tachan las luces
comienza de nuevo su combate sin saciarse,
entre el dogo de nieblas y la blancura
desesperadamente sucesiva del oleaje.

(**) "Mais le Grand Larousse me tenait lieu de tout: j'en prenais un tome au hasard, derrière le bureau, sur l'avant-dernier rayon, A-Bello, Belloc-Ch ou Ci-D, Mele-Po ou Pr-Z (ces associations de syllabes étaient devenues des noms propres qui désignaient les secteurs du savoir universel: il y avait la région Ci-D, la région Pr-Z, avec leur faune et leur flore, leurs villes, leurs grands hommes et leurs batailles); je le déposais péniblement sur le sous-main de mon grand-père, je l'ouvrais, j'y dénichais les vrais oiseaux, j'y faisais la chasse aux vrais papillons posés sur de vraies fleurs. Hommes et bêtes étaient là, en personne: les gravures, c'étaient leurs corps, le texte, c'était leur âme, leur essence singulière; hors les murs, on rencontrait de vagues ébauches qui s'approchaient plus ou moins des archétypes sans atteindre à leur perfection: au Jardin d'Acclimatation, les singes étaient moins singes, au Jardin du Luxembourg, les hommes étaient moins hommes." (Les mots)
[“Pero para mí, la Enciclopedia Larousse lo era todo. Cogía un tomo al azar detrás de la mesa, en el penúltimo estante, A-Bello, Belloc-Ch o Ci-D, Mele-Po o Pr-Z (estas asociaciones de sílabas se habían vuelto nombres propios que designaban a los sectores del saber universal: estaba la región Ci-D, la región Pr-Z, con su fauna y su flora, sus ciudades, sus grandes hombres y sus batallas); yo lo ponía con mucho esfuerzo sobre la carpeta de mi abuelo, lo abría, descubría a los verdaderos pájaros, cazaba verdaderas mariposas posadas en flores verdaderas. […] Encontré el universo en los libros: asimilado, clasificado, etiquetado, pensado, aún temible; y confundí el desorden de mis experiencias librescas con el azaroso curso de los acontecimientos reales. De ahí proviene ese idealismo del que me costó treinta años deshacerme” (Las palabras)]

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