26.1.18

Publicito de Tarso

Hasta hace un ratito la cuenta de @jospastr (Pastrana) en Twitter estaba ceñida con un candadito, después no y ahora (14:51) otra vez sí. Esto, en el particular sistema de señales de la red social no sé si es inseguridad o es que está poniendo un intermitente para indicar una avería o que abandona el camino. Hoy ha sido trending topic y es todo un logro. Y eso porque la identidad de Pastrana, que tiene más de 82.000 seguidores, ha sido desenmascarada desde otra cuenta anónima o pseudónima (@esparroquí).
Pimpinela Escarlata, el Hombre de la máscara de hierro, el Llanero Solitario, Spiderman, el Capitán Maravillas, el Zorro y el Capitán América serán invocados como ejemplo de héroes que para defender a los pobres o a los justos o a los indefensos adoptan una máscara o la anonimia. También he visto esgrimido bajo el TT #pastranagate el Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de abril de 2016, relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos y por el que se deroga la Directiva 95/46/CE (Reglamento general de protección de datos). En resumen muchos expertos de Twitter defienden que de acuerdo con este Reglamento y con lo que ellos mismos han acordado, la anonimia es un derecho. Pero me figuro que ante determinados casos y en situaciones concretas ese derecho tendrá sus restricciones. Una ya lleva el tiempo suficiente en este mundo para haber apreciado que las normas, leyes y reglamentos son muy flexibles.
Ayer fue San Publicito (San Pablo, en realidad), y fue el día de la Publicidad, cuestión que me recuerda que con ayuda de la flexibilidad del Derecho y sus reveses, la postverdad, la vida líquida y todo aquello, todo puede ser objeto de una broma, un experimento o una parodia. Por ejemplo, lo de Tabarnia, que no deja de ser una parodia del Procés, tiene mucho también de todo esto. Veo en mi muro de Twitter que hay cuentas que se han hecho eco de Tabarnia, otras que apenas lo hemos mencionado un par de veces y otras que ninguna. De mis dos menciones me arrepiento aunque no mucho, porque en el fondo la broma, aunque es ingeniosa, de secundarla hasta sus últimas consecuencias nos lleva a un callejón de discordia sin salida. De más discordia. Simultáneamente, no estoy muy segura de la procedencia de la idea, de quién está detrás o delante de Tabarnia (más allá de su escenificación y de la personificación de Albert Boadella).
También hace unos días, cuando alguien defendía en Facebook a Woody Allen del "linchamiento" a que se está viendo sometido por la acusación de abusos por parte de su hija Dylan Farrow, vi que mostraba un post del cineasta en su propio Facebook. La cuenta está a nombre de Woody Allen, pero Woody Allen es un nombre artístico. El nombre de Woody Allen cuando lo llamaron a declarar en su día o si lo llamaran a declarar ahora no es Woody Allen, es Allan Stewart Königsberg. Yo que en Twitter me llamo Zweugnimod (aunque mi identidad es transparente) jamás me defendería de una acusación como tal. Hasta cuesta referirse a estas cuestiones de una manera que no sea equívoca.
Me doy cuenta —esta vez no simultáneamente sino paralelamente— de que el nombre de cada cual en algunos países no es algo tan riguroso como lo viene siendo por ejemplo en España. Por mi contacto laboral con algunos sudamericanos a veces me han tenido que dar su nombre y claramente era un nombre "de batalla".  Yo les decía en alguna ocasión que si alguna vez, Dios no lo quiera, tuvieran que dar cuentas ante un tribunal, de algún error en su práctica de la Medicina, que un nombre como Pipi Blondiblú (me lo invento) no sería viable y que les llamarían al orden y les exigirían la documentación sobre su verdadera identidad. Una cuenta de correo draculilla69@ ni simultáneamente ni paralelamente ni nada la veo adecuada para atender la correspondencia profesional o laboral.
Leo en la Wikipedia:
"Pablo no cambió su nombre al abrazar la fe en Jesucristo como Mesías de Israel y Salvador de los gentiles ya que, como todo romano de la época, tenía un praenomen relacionado con una característica familiar (Saulo, su nombre judío, que etimológicamente significa ‘invocado’, ‘llamado’), y un cognomen, el único usado en sus epístolas (Paulus, su nombre romano, que etimológicamente significa ‘pequeño’ o ‘poco’)".
Como en mi serie sobre los retratos no podía dejar de tratar el tema de las máscaras, los pseudónimos, los anónimos, he aprovechado la ocasión para ventilarlo en un rato y en lo posible olvidarlo.

Cesare Lombroso, La donna delinquente (1893)

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