2.12.18

Post 1656: Personajes e intérpretes

n la presentación del libro de Teresa Pous Vilalta la correctora remarcó la sincronicidad entre ambas ya que habían estudiado en el Cor de Maria. La autora en Olot y la correctora en Mataró. No acierto a saber si las coincidencias y los refinamientos del destino tienen que ver con el tamaño de nuestro mundo, o si tendrán razón los que ven en la urdimbre de las vidas cruzadas un discurso que tejen hilos que solo el tiempo saca a relucir en la trama. La novela es un conjunto de apuntes autobiográficos y de textos, incluso versos y poesías, en orden cronológico. Seguro que habrá novelas en orden alfabético, pero el orden cronológico facilita poder seguir los hechos y adopta un sentido o una trayectoria, concede prioridad a la idea de que la famosa pareja o ley causa-efecto nos explica y hasta nos justifica.
Abandono por un momento la idea del tapiz y me acerco  a la de la música porque hay vidas que nos hacen pensar en un desarrollo de variaciones sobre un mismo tema.
Teresa Pous Vilalta fue profesora mía de Literatura en BUP (Bachillerato Unificado Polivalente) y COU (Curso de Orientación Universitaria). Por alguna razón que ahora no recuerdo nos excusó de la lectura obligatoria de El árbol de la ciencia, que fue desgraciadamente una de las opciones del examen de selectividad, siendo la alternativa mucho peor. Yo había leído la novela de Pío Baroja en mi época más maníaca como lectora, el verano de 1974, 4 años antes de subir a Bellaterra. Eso me permitió salvar el tropiezo con un notable. Pero Teresa nos impartió unas clases que nos apartaron del método biobibliográfico clásico para introducirnos de lleno en lo que ya empezaba a imponerse en la Universidad, un estudio de los textos como tales, estructuralmente. No tengo ninguna duda de que esa visión fue decisiva en mi elección de la carrera de Filología Hispánica, la cual no acabé por un aburrimiento insuperable.
Tal vez no llegamos a leer obligatoriamente la novela de Baroja porque TPV esperaba confiar ese tema a una prima de la que varias veces nos dijo que iba a venir a darnos una conferencia sobre Filosofía para abrirnos a ese mundo que nos esperaba después de la Secundaria. Nunca vino, pero casualmente llegué a conocerla un par de años después en mis estudios de Biblioteconomía y Documentación. Un día recaí en la coincidencia de su apellido con el de la profesora de la Academia Cultura y fue así como supe que eran primas. En realidad el parentesco era con el padre de Teresa Pous Mas, Antoni Pous Fontclara, de quien guardo un recuerdo inmejorable, quien era o es el primo de Teresa Pous Vilalta.
Durante los años que traté con TPM, TPV vivió no lejos de donde fui yo a vivir más adelante, el año 1987, cerca del Paseo de Maragall. Podría bien decirse que por temperamento hubiera sido más verosímil y hasta natural que la amistad o la atracción hubiera discurrido entre TPV y yo, pero no fue así.
A la primera lectura de la novela aprecio verdaderamente la naturalidad de TPV.  Es de admirar el equilibrio entre su sinceridad y su decoro. Y se agradece.
Veo más coincidencias, como el hecho de que hubiera ido a la piscina del Càmping Les Tries, en Olot. Fui una vez porque me invitó a pasar un fin de semana una amiga de la Primaria cuando se prometió con el propietario de todo el negocio. Aún no he conseguido comprender porque me invitaron. Llegué traqueteada a una de las últimas comarcas de Cataluña en un autobús de línea o tal vez en dos, no lo sé. Cuando cayó la noche me dejaron sola en la cafetería con los niños y pronto sus padres pusieron vídeos porno. No sé dónde se metieron mis huéspedes. Cuando la situación ya empezaba a ser más absurda que sórdida expresé mi deseo de retirarme a dormir. Mi habitación quedaba tan alejada del núcleo de la casa y en una zona tan deshabitada y destartalada que opté por no moverme de allí hasta que se declaró el día, ni siquiera para ir al lavabo. Esa invitación en falso sirvió para prevenirme de ahí en adelante de aceptar otras, ya no digo de ellos, por descontado, sino de otros amigos. Sigo sin poder comprender qué puede llevar a invitar a quien no es bien recibido o es mal esperado. 
Una última casualidad de TPV en mi vida fue el año 2009, cuando ahora sé que su hijo tuvo un accidente muy grave en el que a punto estuvo de perder la vida. Por aquel entonces yo trabajaba en el Laboratorio Experimental de Cardiología del Hospital Vall d'Hebron y es posible que hubiéramos podido encontrarnos en algún momento, cosa que no ocurrió. Cuando la telefonearon para darle la noticia del estado crítico de Omar yo estaba esperando en la lista de espera mi tiroidectomía total, con un diagnóstico de cáncer que luego 5 meses después resultó ser un falso positivo. También estaba esperando la celebración de un juicio que se señaló para meses más tarde y no perdí.
Después de pasar una noche en las urgencias o en la UCI de un hospital o de estar en manos de un tribunal o de la Anatomía Patológica, cuando en ninguna de esas situaciones sabe uno cómo va a acabar nada, después de eso, cualquier cosa parece buena, bonita, casi como estar en Disneyland. 
Nuestras vidas a veces se desenvuelven sin llegar a tocarse, como en manos de un habilidoso videojugador.
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Al acabarse la presentación en Casa Golferichs otra exalumna me hizo pensar al recordar que en su curso alguien que se había enamorado de un alumno que a su vez se había enamorado de no recuerdo quien en realidad era amada por otra alumna que pienso yo que seguramente también no había podido corresponder a vayamos a saber quien. Una coreografía que solo alguien como Pina Bausch podría imaginar de la manera más plástica.
Perdona'm nena, t'he canviat el títol arranca en una época que conoció la generación que me precede, que al menos a mí me influyó o determinó más que la de mis padres. Pero con esta apreciación no indico que la autora está anclada en los años 50. Creo que su vinculación con la enseñanza, ser madre, tener una pareja de otra generación ─por detrás incluso de la mía─, su forma de ser, le ha concedido más oportunidades que a otros de superar etapas y sus finiquitos onerosos.
Que TPV nos disculpe de exaltadas o decaídas lecciones morales y de la autoficción o la "cara a la galería" típicas de algunas autobiografías y memorias, es algo que no nos sorprende a quienes mínima o máximamente la hemos conocido. Toda vida tiene su interés cuando lo que importa es cómo la vivimos. Ella, Teresa, que es una apasionada del teatro y de la vida, sabrá bien que hay personajes y personajes pero que también hay intérpretes e intérpretes.

Imagen del juego Atari Pong de años 70


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