19.1.19

Post 1666: Hace falta valor

l gran baño (Gilles Lellouche, 2018)  es una película que no llega a convencer, especialmente por el final, pero que sirve como buen ejemplo de película coral donde el protagonista es el grupo y también como buen ejemplo de los hombres maduros que no son villanos pero que tampoco son héroes.
Además del estado depresivo de todos los miembros del grupo, su opción por participar en un equipo de natación sincronizada de una pequeña ciudad o villa francesa los sitúa ante un modelo estereotipado de hombre donde prima la fuerza y la rapidez. Me resultó particularmente convincente el papel de Jean-Hugues Anglade como Simon, ante su hija, cuando ésta le recuerda que a pesar de su empeño en ir editando discos como guitarrista de heavy-metal ─o tal vez de otro estilo menos decibélico, no sabría decir─, no ha conseguido nada en la vida y ya tiene una edad para darse cuenta y "tirar la toalla". Ese momento además nos sirve como el punto en donde se encuentran dos generaciones. Puede que si en vez de tratarse de una hija (Noée Abita en el papel de Lola) ese momento hubiera sido enfrentado con un hijo del mismo sexo que Simon, todos hubiéramos sucumbido a una melancolía irrecuperable. Pero la hija aporta un contrapunto de coraje, frescura y nada de severidad.
El tan cacareado #metoo y el papel de algunos hombres deleznables han arrojado a los hombres buenos ante un reto y yo creo que los primeros que lo han advertido, aunque sea de una forma oportunista, han sido los publicistas. El anuncio de Gilette al parecer no ha sido bien comprendido, puesto que el mensaje de oponer imágenes de hombres agarrulados y hombres considerados no está muy claramente organizado. Creo que es el primer anuncio que incorpora un vídeo viral de Youtube. Me refiero al del padre que se pone ante un espejo con su hija que apenas empieza a hablar y le hace decir 1'm strong, I'm smart, I work hard, I'm beautiful, I'm respectful, I'm not better than anyone, Nobody's better than me, I'm amazing, etc.. Pero no se incrusta el vídeo sino que se hace una captura de pantalla, cuestión que más que un detalle tecnológico seguramente encierra su semiótica.
Esa imagen nos recuerda que el papel de los hombres se retroalimenta con el de las mujeres. Ya sabemos todo aquello de que un víctima siempre se siente en un momento u otro cómplice de su agresor, por eso es importante que las niñas reciban una educación donde se refuerce su valor, para que no flaqueen cuando se encuentren con un valentón.
Días atrás colgué en mi cuenta de Twitter una fotografía de un altar espontáneo que le pusieron en un alcorque de Nou Barris, en Can Peguera exactamente, a un difunto. Es la primera foto que añado hoy al Álbum. Días después volví a pasar por el mismo sitio y advertí que había una pequeña tarjeta con la fotografía del hombre al que se homenajeaba, con su nombre y su fecha de nacimiento y fallecimiento. Resultó ser Eduardo Colmena Cebrià, un hombre que les había plantado cara varias veces a un banda de narcotraficantes de Baró de Viver, que además gustaban de maltratar mujeres. Eduardo Colmena había sido luchador de grecorromana, tenía 42 años y una niña de 2.
El clan gitano que asesinó antes de Navidad a Edu de 4 tiros le llamaba "El payo loco", porque no es acostumbrado que un hombre solo se oponga a gente como ellos, que van armados y que tienen una red social fortísima y dada a la venganza justiciera. No conocí a Edu pero creo que el clan sí y que no consiguieron amedrentarlo y lo considerarían temerario. Ha sido una noticia tristísima. Leo en las noticias que una turba corrió a quemar la casa del asesino, condicionando una cadena de odio sin apelativos.
Creo que está en desuso el significado negativo de "valiente", cuando ─como chulo, perla, monstruo─ adquiere su sentido invertido. Así, "valiente idiota" no quiere decir que el idiota sea valiente o el valiente idiota sino que es un idiota de escaso valor. También parece en desuso la locución "hace falta valor", que lejos de lo que desea indicar el título del post, sirve para indicar la falta de vergüenza. Se qué hay un programa homónimo en el Canal Sur, pero la última vez que oí la expresión fue en la canción de Radio Futura, Escuela de calor. Hace bastantes años el modismo "hace falta valor" se utilizaba para mostrar indignación y reprobación ante algo que era recriminable.
En las cartas que escribió Cicerón se despedía escribiendo "Si vales bene est, ego valeo" (Si estás bien  me alegro, yo estoy bien) y sus variantes. De ahí debe de venir el "vale" del que tanto abusamos según el dardo de Fernando Lázaro Carreter. Pero eso era antes de la proliferación del "OK" (zero killed), que no sé si es peor.

Memorial espontáneo a Eduardo Colmena Cebrià

Le grand bain (Gilles Lellouche, 2018)

(c)Safecreative *1903090210795 (2022: 2212172887435)

10.1.19

La placa

ace un montón de años subía desde la calle Avinyó por la calle Cervantes de noche y en una esquina vislumbré entre bolsas de basura que esperaban a ser recogidas unas cajas que me llamaron la atención. Me acerqué y vi que contenían placas fotográficas. Pronto se acercó un hombre y por su hostilidad o por su avidez me apartó de mi hallazgo, especialmente cuando debo decir que me sobrecogió bastante advertir que aquellas placas podían tener valor, fuera por su arte fotográfico fuera por el soporte sobre el que se habían impresionado las imágenes, fuera por lo que representaban, que en la oscuridad no pude saber ni adivinar. Imagine que bien podrían ser sobre la Barcelona que nos precedió. Además de que el otro recolector me dio mala espina me alejó de allí pensar que no podía llevarme siquiera una caja porque eso hubiera significado deshacer la colección ─había por mis cálculos unas 500 placas o más─ y era imposible llevármelas todas. No me olvidé de esa noche, como de otros días en los que algo quedó ahí colgado.
Hoy me doy cuenta de que uno de los autorretratos de Martín Chambi lo muestra a él mismo mirando una placa fotográfica en la que está impresionada su imagen, imagen que no he encontrado positivada y que sólo conozco por el autorretrato que la contiene. Hay un sinnúmero de autorretratos de los pintores que querían ver reconocido su papel como artistas cuando aún se les consideraba artesanos. Estoy pensando en el de Sofonisba Anguissola, que va más allá del autorretrato porque se representa siendo pintada por Bernardino Campi, que había sido su profesor años antes. O en el de Velázquez en Las Meninas, no menos complejo. El de Chambi devuelve un poco el papel del fotógrafo a un sitio que no es tan elevado como el de los artistas autorretratados y es todo un elogio de la luz. Parece que la luz procede de la placa, pero no puedo decirlo con fundamentos que no tengo. Es una maravilla, en todo caso. Para ver la imagen agrandada solo hay que clicar sobre cualquier punto y disfrutarla. No me parece exagerado que se le haya llamado "el Rembrandt de la fotografía", pero lamento que no podamos decir que Rembrandt es el Chambi de la pintura.
Supongo que el engrandecimiento del ego fue bueno para desarrollar la pintura artística, que lo malo es cuando el ego se queda solo y sin arte.
Podríamos decir que en los siete artes o por lo menos en los que tradicionalmente iban asociados a un autor se ha producido una mercantilización y que la obra se ha convertido en una especie de producto. Fenómenos como el de Rosalía, que tanto talento tiene por otra parte, solo se explican porque los preceden otros como Beyoncé, Lady Gaga o J.L. y porque hay un marketing terrible que lanza estas mujeres en un formato muy parecido al que la Contrarreforma adoptó para defender la fe. Parecen diosas antiguas, vírgenes de burdel, que lo mismo las podríamos poner en una hornacina, que en la imaginería polícroma hinduista que en un malecón con un loro portátil con reguetón. Rosalía Vila, tal vez por el chandal, tiene algo de poligonera, pero no sabría decirlo con certeza porque ando muy despegada de las nuevas tribus. Aunque no podamos negarle originalidad a su producto, sabemos que demasiadas notas y detalles son muy elaborados y hablan de un trabajo de un equipo no pequeño.
El Rubius, otro millenial, cuya popularidad creció en Youtube, ha participado ahora en Virtual hero, una serie de Movistar+ que implica a un director, a una ilustradora de anime y a un guionista que se basan en una idea de El Rubius en que narra sus aventuras en un mundo virtual. Supe de esta serie "a demanda" por un espacio publicitario del metro en que aparece la misma imagen que enlazo arriba. Esa imagen me recordó al dibujo de la Familia Addams en que Charles Addams nos presenta a toda la familia a la mesa, imagen que a su vez podría proceder de la cena eucarística como tópico cristiano cuyo exponente máximo ha sido y tal vez será seguramente La última cena de Leonardo da Vinci. La de Dalí, por cierto, que es el más allá de su fase plena atómica, puede ser que con el tiempo adquiera más valor. No puedo más que ahondar en mi ignorancia.
La animación japonesa tendrá sus propios tópicos y un catálogo de motivos recurrentes, sin duda con mucho interés, pero me llamó la atención ese banquete de golosinas tan semejante al de Addams y Leonardo, de quien celebramos su Año. La composición de las figuras no es muy diferente a la de nuestras composiciones.
La gran carga de mensajes visuales y el terciarismo me llaman a anhelar el trazo sencillo de un mero lápiz sobre papel de estraza.

Autorretrato Martín Chambi (1923)

(c)SafeCreative *1903090210801 (2022: 2212172887435)