19.12.20

Post 1736: Negro carbón


e parece que desde que tuvimos la exposición en Barcelona sobre la obra de Charlotte Salomon no había disfrutado tanto de otra exposición como ayer con la de William Kentridge en el CCCB (Centre de Cultura Contemporània de Barcelona). La muestra incluye algunas de las obras más emblemáticas de Kentridge: tapices de gran formato, la instalación audiovisual More Sweetly Play the Dance y la serie completa de los once cortometrajes de animación Drawings for Projection. William Kentridge retrata Johannesburgo y la historia de Sudáfrica y el apartheid, pero, sobre todo, los temas son desnudamente cuestiones universales: la naturaleza de las relaciones humanas, la memoria, la dominación y la culpa, y la disección del poder. Los médicos explorando el magnate Soho Eckstein, cualquier imagen de este ser descomunal, son carboncillos, pero carboncillos de gran tamaño que Kentridge borra y reutiliza para crear sus películas, en las que el movimiento se desarrolla no con la animación típica sino por la sucesión de imágenes fijas. El dibujo de hoy muestra la radicalidad de los trazos, y el color dominante, casi negro. El azul (aplicado con pastel) es el otro color que aparece en las obras, pero siempre representa el agua y el agua siempre parece representar los sentimientos y los sentimientos que se desbordan, que nada puede contener. Es un elemento que de repente inunda las escenas a partir de un rastro de saliva o de poco menos. El agua, que ya desde la literatura medieval, es toda una metáfora de las emociones, en William Kentridge cobra toda su fuerza.

Dibujo para Stereoscope (1998-1999), William Kentridge 

La asociación en Kentridge de varias técnicas no es una alarde de tecnología o modernío, no se desperdician recursos por redundar sobre lo que tan claramente esboza un trazo. Y el carboncillo es muy expresivo y dúctil al mismo tiempo, universal. El expresivismo es tan duro o más que en Goya. En el dibujo de hoy coexisten el carbón y el pastel. Kentridge se mueve también en la ambivalencia cuando reúne su identidad con la del magnate Soho Eckstein hasta el punto de que a veces es difícil distinguirlos.
El segregacionismo, el afán de dominación y el deseo son las tres ideas que fundamentan el tema de la obra de Kentridge y aunque está motivado por la realidad que conoció o conoce, se podrían considerar atemporales. Pero arranca de su vivencia directa y esto me lo hace muy estimado, por la tendencia que hay a veces no solo al arte-adorno sino también al arte de peana y al arte de repetir modelos o motivos muy trillados.
Me atrae mucho el dibujo con grafito o carboncillo, aunque en general todos nos sintamos tan predispuestos hacia el color y sobre todo a los los colores vivos. Y aunque las líneas delicadas son muy bonitas muchas veces siento la necesidad de aplicar la fuerza, el borrón y un detalle brusco. Ahí estoy.

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Ver, oír, hablar


yer hubo mucho tuit con el descubrimiento de que la hija común de Almudena Grandes y Luis García Montero, pertenece a la Hermandad Nacional de la Vieja Guardia de Falange Española. La niña pasó por el punk, por el Rayo Vallecano, por la drogadicción y por la universidad (filosofía escolástica es su especialidad), aunque no sé si en este orden. Dijo su padre entre uno de esos avatares, "nos está haciendo pagar todo lo que nosotros le hicimos sufrir a nuestros padres". De todo ello esa frase es la que más ha llamado mi interés porque yo la he visto reflejada muchas veces entre turnos generacionales. Elisa García lleva grabados en la piel tatuajes que deja ver el vídeo de su conferencia en la sede de la Hermandad, en los brazos, en la sien y sobre los pechos. También lleva un crucifijo de oro y una medalla de la Milagrosa también de oro. El tatuaje de la sien es una cruz invertida, que se suele considerar satánica y solo de forma secundaria simboliza el martirio de San Pedro. Los símbolos es lo que tienen, pueden significar una cosa y la contraria. Elisa tiene 23 años, creo, y su piel es una especie de escaparate de su trayectoria vital. A veces los jóvenes de su generación se visten una camiseta con mensaje y entonces ya van "de etiqueta", completamente al uso.

Que a la escritora A. Grandes y el catedrático L. García, que tantas veces se han reunido en Rota con sus amigos Joaquín Sabina y Miguel Ríos, les haya salido la hija falangista no tiene nada de particular. No hace mucho también se habló un día (no más) de una joven catalana de padres muy independentistas que estaba harta de la matraca que diariamente durante años había vivido en su casa. No son casos aislados. Lo que desconozco es si en la mayoría de los casos esa tensión sirve para suavizar posturas.

Muchas veces la tirantez entre padres e hijos se ve ablandada con la intervención de abuelos o tíos, que son figuras que, si están bien integradas en la familia, aportan un punto de vista cómplice y más desprendido de los intereses y las angustias que acucian a los padres. Pero esas intervenciones son breves y esporádicas y además creo que solo aparecen durante la adolescencia o ni eso. Cuanto más estéticamente definida está la identidad ideológica de los padres, supongo que más previsible es la reacción o el desapego de los hijos. Almudena Grandes y Luis García encarnan una ideología de izquierdas muy bien definida por lo menos a través de un ideario manido, de un lenguaje característico y de unas declaraciones que nos distribuyen en los medios en los que participan. Conozco menos a Luis García, pero a Almudena Grandes la escuché bastante tiempo cuando escuchaba el programa de Julia Otero, su tertulia. Me parece recordar que a veces Manuel Delgado se metía con ella, cosa que animaba el cotarro, y como en los programas de Telecinco, las disputas entre los participantes de las tertulias acaban cobrando el protagonismo por encima incluso de los temas y ya no digamos de los argumentos.

Como suele ocurrir en todos los órdenes de la vida, los enemigos dialécticos de Almudena Grandes facilitaron que simpatizara con ella en parte. De hecho hasta llegué a pedir en la biblioteca del barrio una novela suya en préstamo. Sin negar que escribe con oficio, debo añadir (aunque no tenga el menor interés mi opinión), que la temática escapa a mi curiosidad. Y con los años me cansé de Julia Otero y de su gabinete, de todos ellos. Ahora, alguna vez que coincide con un día festivo, sintonizo el programa y veo que hay gente nueva, pero más o menos por el estilo de la que hubo. En realidad me doy cuenta de que en general siempre se elige gente que tiene una posición política, una postura que deja poco espacio a nuestra imaginación. Las intervenciones suelen ser muy previsibles y hay poco que aprender aunque ─siempre en comparación con Telecinco─ los participantes exponen sus ideas con bastante más altura de lo que suele ser habitual.

Ignoro si pasados los años esas dinámicas coloquiales mueven del sitio del que partían a cada cual. No lo sé. Pocas veces he percibido que en caliente, durante una tertulia, alguien desviara un ápice su tendencia discursiva al verse sorprendido por un buen argumento. ¿Es eso posible?

Logo de "La Clave" (prgorama televisivo de Jose Luis Balbín) por Alfonso Ortuño

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16.12.20

Ladradores y mordedores

 

ace días que me cruzo en el barrio con una pareja ya mayor y su perro. Ese perro tiene muchos años. Creo que es un yorkie terrier aunque sin pedigree, se diría que está cruzado. Eso sí, tiene todo el carácter de esa raza,  es nervioso e irascible. O, mejor dicho, lo era, porque ahora está enfermísimo. Se diría que tiene sarna pero en un grado muy avanzado. Casi no tiene pelo. Cuesta reconocer el perro que hace mucho tiempo me sobresaltó al ladrarme. Que me ladrase entra dentro de lo normal, sobre todo en esa raza tan irritable que los hace ladradores y mordedores. A su amo le divertió sobremanera y se rio por crueldad. Lejos de disculparse (habida cuenta de que el animalito no llevaba bozal), disfrutó de un minuto de gloria o ni siquiera unos segundos. Yo creo que estaba acostumbrado a hacerlo. Ahora lo lleva en brazos su dueña, que es muy corta de talla, menuda, y tiene un malformación cefálica y los ojos prominentes, como es lo propio de algunas personas que tienen algún trastorno congénito craneal que ahora no sé determinar pero que es muy característico. Facies exoftálmica le dirán, no sé.
La risa cruel me es conocida. Por la misma época más o menos hice un mueble a medida de pared a pared para armario en un cuarto que no uso. Como el montador necesitó una luz auxiliar y yo no tenía linterna le dejé la lámpara de la mesilla de noche. Como el hombre no tuvo cuidado rompió la pantalla, que era de cristal translúcido. Y eso a pesar de que tenía contrapeso. Hasta ahí todo entraría dentro de lo normal, pero lo que no fue normal es que se riese y con un cierto desprecio, como si la lámpara no tuviera el valor que para mí sí tenía. La lámpara no es que fuera barata, pero mi intención era haberla conservado durante muchos años como me ocurre con todo. El operario se comportó como quien está acostumbrado a trajinar con objetos que sí tienen valor y se comportó con desdén. Como protesté me dijo que acudiera a "la" tienda, como así hice.
"La" tienda estaba diseminada por la calle principal de mi zona, en varios locales que adquirió su propietario. Creo que el padre había tenido "la" tienda durante muchos años a unos 200 metros y cuando se jubiló convirtieron el local en una cafetería y un bazar chino que duró poco. La cafetería yo creo que pasó por tres o cuatro propietarios hasta llegar a ser parte de una cadena. El hijo o quien fuera que fuese, movilizó la tienda más cerca de mi calle y, como digo, compró (o alquiló) varios locales: uno para camas, otro para colchones, otro como cuartel general, otro para dormitorios de niños, etc. Como estrategia comercial supongo que tenía algún sentido, pero esa dispersión no he llegado a saber qué ventajas tendría estando todos los establecimientos a un tiro de piedra. 
El caso es que cuando tuve el armario montado me fui a la tienda y le comenté al dueño que el montador me había roto la lámpara de mesa. El muchacho no se disculpó y me dijo con una cierta displicencia que tenía que llevarle una factura. Supongo que tenían un seguro por daños. Tuve que ir a la tienda de la calle del Duc (antes Duc de la Victòria), una tienda que ya no existe pero que tenía suministros imposibles de obtener de otra manera entonces. Conseguí el recambio de la lámpara y me costó 300 pesetas. Le llevé la factura al individuo de la tienda de muebles y revolvió en su bolsillo del pantalón para extraer tres piezas de 100 pesetas calentitas. Me resultó repugnante. Aparte de que seguía sin presentar sus disculpas, se estaba comportando como si fuera Paco Hernando, el Pocero de Seseña, que sacaba fajos de billetes de sus bolsillos obscenamente. Francisco Hernando por cierto falleció en abril, víctima de la COVID.
Las tiendas de muebles fueron desapareciendo durante la crisis de 2008 una a una, hasta que solo quedó la del local más pequeño y más alejado, con algunos pocos muebles auxiliares (rinconeras, mesitas para teléfonos, etc.). Puso a su cargo a una mujer de mediana edad que claramente estaba allí no con la pretensión de vender sino por atender el teléfono o poca cosa más, para cubrir la retirada, función para la que es siempre más adecuada y decorosa una representante femenina. Calculo que el perdonavidas montador ya se jubiló y que el propietario tendrá otro negocio con otro nombre.
Todos estos personajes a los que me vengo refiriendo en este post recuerdan aquella frase de que la venganza es un plato que se sirve en frío. Todos los sabios nos previenen contra el deseo de venganza. Y es cierto que es muy nocivo para quien lo guarda. Observar el  fracaso del emprendedor arrogante o el estado tan lamentable de la mascota del imbécil no me proporciona ninguna alegría, porque además habría que añadir que el mal es desproporcionado (a no ser que pensemos que acumula faltas).
El tiempo nos demuestra constantemente que quien mal anda mal acaba, así que es mejor no molestarse en añadir penas al mundo. Cuando se encuentra uno con personas malintencionadas o de poco valor, lo mejor es alejarse y mirar por las cosas que verdaderamente importan.

Torre Collserola desde la Ronda de Dalt (c)SafeCreative *2012166224556

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14.12.20

Office monkey (anotaciones)

“Pero la mayoría justifican la frase
de [¿Bernard?] Berenson: «Lo que se escribe después de los sesenta
años no vale más que el té que 
se hace siempre con las mismas hojas»” 
Simone de Beauvoir,  La vejez


na de las descendientes de Berenson, la actriz y modelo Marisa Berenson, es sin embargo más conocida por su bisabuela, una gran creadora de alta costura, Elsa Schiaparelli, y por haber perdido a su hermana en uno de los aviones que chocó contra las Torres Gemelas. La huella de Berenson queda a mi entender en el incuestionable renacimiento del arte del Renacimiento italiano. Pero su nombre ha quedado diluido en los resultados. En este año litúrgico (iniciado con la celebración de la Inmaculada) que el Papa Francisco quiere dedicar a San José, se resalta su papel como hombre en la sombra, silencioso, secundario, manso, añoso y humilde. Y mucho se hablará, por lo menos en los medios católicos, de su figura y su ejemplo inspirador. La frase ─de Berenson─ tiene mucho de certero, sin embargo. Tenemos que admitir que por muchas cosas que tenga que escribir un escritor, todo queda dicho después de unos miles de páginas. Y si no es así es por un problema de estreñimiento verbal. 
Tengo amigos y conocidos que ha leído prácticamente toda la obra literaria de algún escritor, como Thomas Mann o Josep Pla, Oscar Wilde o Jorge Amado. Y esto es porque siempre descubrirán algo nuevo o porque ya les gusta como es y les ocurre como a los niños cuando les piden que les vuelvan a explicar un cuento, el mismo cuento. 
Escribir es de cabo a rabo una tarea muy ambivalente por lo que dejó dicho también Simone de Beauvoir (*). Pero, bien pensado, en todos las tareas del hombre reside el contrasentido de la libertad y de estar expuestos a recibir una opinión injusta sobre nuestro trabajo. El oficio del escritor me temo que se resiente más de los dos factores porque si no está en manos del marketing y los estudios de mercado exige adentrarse en caminos que hay que desbrozar o consiste en abrir caminos.
La contrapartida de la frase de Berenson son dos tópicos, el del adanismo audaz y el del nihil novum sub sole, que también son bastante descorazonadores. 
El caso es que a partir de un determinado momento la vida transcurre rápidamente. Justo cuando notamos que más nos cuesta correr todo va más veloz y de repente, no paulatinamente, sentimos que el tiempo se impone y nos aleja de etapas consumidas o consumadas. Además a nuestro alrededor vemos a los niños dar sus estirones y transformaciones y a los viejos adquirir su rigidez y fragilidad características. Todo nos demuestra la impermanencia, nada nos convence de que tenemos una identidad fija a no ser que nos empeñemos a adoptar una para sentir que todo va bien. 

"I always pass on good advice. It is the only thing 
to do with it. It is never of any use to oneself."
Oscar Wilde



__________________

(*) "Escribir es, pues, una actividad compleja; es, con el mismo movimiento, preferir lo imaginario y querer comunicarse; en esas dos elecciones se manifiestan tendencias muy diferentes y a primera vista contrarias. Para pretender substituir el mundo dado por un universo inventado hay que rechazar agresivamente aquél; quien se mueva en él como pez en el agua y considere que todo cae de su peso no escribirá. Pero el proyecto de comunicación supone que uno se interesa en el otro; aunque haya enemistad, menosprecio en la relación del escritor con la humanidad -si escribe, como Flaubert, para desmoralizarla o para fustigarla, reprocharla, descubrir su ignominia-, pretende ser reconocido por ella; si no, su proyecto mismo de denunciarla quedaría condenado al fracaso y no tendría sentido; por el acto de escribir le acuerda más valor que en sus declaraciones verbales. La desesperación absoluta, el odio radical a todo y a todos sólo se avendría al silencio.
El proyecto de escribir implica, pues, una tensión entre un rechazo del mundo donde viven los hombres y cierto llamamiento a los hombres; el escritor está a la vez contra ellos y con ellos. Es una actitud difícil; implica vivas pasiones y, para ser sostenida mucho tiempo, exige fuerza".Simone de Beauvoir, “Tiempo, actividad, historia”, La vejez.

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8.12.20

Ganso y culantrillo de pozo


 

Post 1732: ABBA CDDC

"Arturito Burrueco Medianero rimó giratoria con noria,
memoria y pepitoria, y sol, que es más difícil, con crisol, español y bemol.
Los dos tercetos rimaban con eza (cabeza, naturaleza  y riqueza) y en aso (raso, paso y ocaso)
Camilo José Cela, Almas gemelas, Los viejos amigos. Segunda serie



uando en Filología Española introdujeron la asignatura de Lengua Española fue porque detectaron que había alumnos que en los exámenes cometían faltas ortográficas bastante injustificables. Y no era fácil aprobar, como se pensaban algunos, ya que algo tan común como una frase del tipo "No sé si no será mejor..." era un punto menos. Cuando nos repasaron la parte de la puntuación recuerdo que la profesora nos dijo que Cela era un escritor que puntuaba muy bien. Y por puntuación no solo nos estamos refiriendo a los signos que organizan las frases en cláusulas, sino también que se amplía a cómo abrir un punto con la conjunción o el adverbio preciso. Sí, recuerdo con toda claridad que nos dieron a Cela como modelo. 
Cela, como muy bien supo ver Francisco Umbral, a cada libro que escribía ensayaba si no un estilo o un género, por lo menos una forma literaria distinta. Cuando se leen sus libros se tiene esa sensación de una manera clara. Yo añadiría que además es algo muy característico de Cela que sus textos repelen la cita. O bien, lo intentaré decir mejor, sus textos están tan perfectamente sellados que es casi siempre imposible desprenderlos en porciones. Alguna hay, como la de la cita que pongo hoy al principio. En ese párrafo Cela consigue transmitir la miseria del poeta y algo que me interesa mucho, la tendencia que tenemos todos a repetirnos. Y no me refiero solamente a las palabras.
Las variaciones son todo un recursos estilístico, como en la música, y tal vez el ejemplo más característico literario sea el de la sextina, que tiene la originalidad de construirse en seis estrofas con seis palabras-rima que aunque riman ABCDEF – FAEBDC – CFDABE – ECBFAD – DEACFB – BDFECA tienen la virtud de, como las caras de los dados, producir el efecto de que se mueven por azar.
En la vida real nos encontramos con las muletillas de moda (La verdad que sí, etc.). Aunque no dudo del efecto expresivo de la repetición, ya hace tiempo que por puro aburrimiento doy en ver que tendemos a repetirnos incluso en los temas o en nuestras formas de expresión o incluso en las formas de comunicar lo que "rebosa el corazón" (San Lucas 6, 39-45). Hay personas que siempre se están quejando, cualquier cosa les inspira una queja. O una protesta. O no pueden evitar dar consejos a cada frase ("Consejos vendo que para mí no tengo"). O hacer broma. O lanzar una arenga o un artículo enciclopédico. O hacer constantemente preguntas. Podría ilustrar cada caso con infinidad de ejemplos. 
No sé cual es el mecanismo que nos lleva a que por ejemplo a cada frase se nos ocurra un consejo, o una queja o una pregunta. Supongo que es un hábito de la mente. Lo que sí sé es que cuando nos damos cuenta de una conducta repetitiva no siempre podremos hacérsela entender a quien la tiene instaurada. Recuerdo otra clase, en este caso de formación laboral, creo que de comunicación intercultural. Hubo un día que por indisposición de la profesora vino otra mucho mejor a cambio. Nos explicó que tenía una hija pequeña (¿o eran dos?) y que un día vio una grabación que le había hecho alguien de la familia. En esa grabación ella pudo ver cómo estaba constantemente diciéndole a la niña o a las niñas "no hagas esto" "no hagas lo otro", "no toques", "quieta", "no vayas", "no vengas". Todo eran órdenes. Estaba todo el rato dando órdenes y además con toda la forma inequívoca de las órdenes. No eran insinuaciones ni tampoco formas indirectas, eran avisos de gran claridad y contumacia. La psicóloga que era se dio cuenta de la situación que se iba reproduciendo constantemente e hizo por relajarla. Pero, desengañémonos, generalmente quien siempre se queja se defenderá de quien se lo advierta de que sufre mucho y se hará "como los erizos", un ovillo. Quien da consejos a cada paso, aunque nadie se los pida, dirá que lo hace por ayudar. Y quien hace preguntas constantemente, casi como su forma de comunicación única, dirá que se quiere asegurar de haber entendido bien lo que les decimos o cualquier otro razonamiento por el estilo. Es decir, que cuando los humanos nos vemos contra las cuerdas, en general recurrimos a desplegar el argumento de nuestra pureza de intención o estar abrumados por las circunstancias.
Conozco a una mujer que quejarse no se queja mucho, pero que de forma sistemática todo cuanto se le pueda decir lo hace suyo y lo traduce a un lenguaje ─como diría Rafael Santandreu─ terribilista. Está muy deprimida hace años. Claro que también se podrá decir que yo traduzco el lenguaje de los demás a esquemas.
A veces se diría que más que hablar de lo que rebosa nuestro corazón (como parece que se dijo en los Evangelios), hablamos de lo que nos sobra.

Ilustración de Rebecca Dautremer para el libro Una biblia, la inmaculada concepción de María

I always pass on good advice. It is the only thing to do with
 it. It is never of any use to oneself.
Oscar Wilde

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26.11.20

Sacrificios

“Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes
 no producen nada; cuando compruebe que el dinero
 fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando
 perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y
 por influencias más que por el trabajo, y que
 las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario
 son ellos los que están protegidos contra usted;
 cuando repare que la corrupción es recompensada
 y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces
 podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada.”
"Ayn Rand" Alisa Zinóvievna Rosenbaum


e comenta una amiga virtual ante este texto que mostré en Instagram: "A veces me digo que es un problema generacional. Definitivamente estoy vieja, los valores que mencionas, que han sido los de nuestra generación están en desuso. Es una de las versiones."  Y tiene mucha razón, verdaderamente, aunque Ayn Rand nació en 1905 y su trayectoria parece alejada de la mía, al menos tal y como la conozco, su afirmación (que la he visto citada con la fecha de 1950) recapitula un ciclo que no es el actual aunque muestra un modelo que tiene vigencia. Cuando se lee a Hannah Arendt, nacida en 1906, recibimos la misma sensación. 

La cita de Ayn Rand la he visto conjugada con el registro de tuteo también, porque en nuestra época el ustedeo se considera algo clasista, por lo menos desde el punto de vista de los que han salido por la puerta de una facultad de Antropología, Comunicación o Ciencias Políticas con su título bajo el brazo o sujetado por las puntas de los dedos pulgar e índice. El tuteo no se repliega ahí sino que también se da en el sector inmobiliario, bancario y otros. Como Ayn Rand escribió en inglés, en inglés los pronombres son inalterables y también los verbos, para lo que serían las formas equivalentes a nuestro tuteo/ustedeo. Tenemos entendido que el ustedeo en inglés se hace notar en algunas fórmulas para dirigirse a las personas (Mr, Ms., etc.), en la forma de introducir las preguntas mediante las formas auxiliares y en la entonación.

Hace unos cuantos años una amiga portuguesa me indicó su sorpresa ante la generalización del tuteo en España. Y le expliqué que había sido un proceso rápido y asimilado a una apreciación progresista de la oposición tú/usted, que incluso en los hospitales el personal de enfermería joven se dirigía a sus pacientes con el nombre de pila y el tuteo. A mí me parece pertinente dirigirse a la mayor parte de las personas en la mayor parte de las situaciones con el nombre de pila, pero con las personas de una edad diremos que avanzada sin vacilar uso el ustedeo. Y en general uso el ustedeo, sin importar la clase social, etcétera.

Que la RAE hubiera incorporado el término ustedeo al Diccionario nos indica que podrían tomarse como dos tendencias en pie de igualdad que relatan abusos a un lado y al otro, de la misma manera que hay un laísmo/leísmo o un dequeísmo/queísmo. 

Como mi interlocutora en Instagram era y es argentina, no sé si es capaz de reparar en que el texto que yo mostraba se había tuteizado. En cualquier caso, la densidad de la cita permitiría muchas reflexiones y el comentario de mi amiga alumbraba el punto de vista certero de que nuestra sociedad atraviesa una especie de desintegración de una buena parte de los valores y de las creencias en las que tanto tiempo apoyamos nuestras quejas, protestas, disculpas, explicaciones. El asunto de la barrera generacional, del que ya puedo hablar con experiencia, me lleva a lamentar que en mi juventud padecíamos el peso de una generación que se nos imponía y ahora que podría disfrutar de ese estado resulta que se impone la generación opuesta, que es la de la juventud. Se nos pedía experiencia donde ahora se piden likes.

La idea de autosacrificio es la que más me ha atraído puesto que llegados al punto de que no se ve el final de tener que jugar siempre con trampas, todos nos planteamos  si vale la pena seguir jugando. O si hay que hacer como el alfil ─que según entendido tiene pocas posibilidades de movimiento pero puede atravesar el tablero en condiciones óptimas─ y esperar la ocasión, que alguna hay.

Un ejemplo muy claro de sacrificio es el cuidado de una persona muy mayor o alguien con discapacidad, que al tener muy afectadas las condiciones mentales o psíquicas será incapaz de colaborar y ya no digamos de agradecer las atenciones. En un caso así no queda otra que desentenderse de las gratificaciones y pensar que tenemos que atender a la persona de una forma incondicional, incluso obteniendo pobres resultados. Si conseguimos hacerlo con lo que los budistas llaman por ahí el "desapego", no será tan cansado como el modelo occidental típico de abnegación sufriente. Es ayudar pero sin perder el centro. Con la honestidad también cabe esperar poco, pero se puede vivir bien siempre que uno no se amargue la vida cuando no se la amarga a los demás.

Aitor Garmendia

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14.11.20

LGBTTQQIAAP


ecojo el bulo de que "El ayuntamiento de la ciudad de Nueva York, por ejemplo, recoge 31 identidades de género distintas y la ONU ha reconocido 112".  Probablemente ─ahora no me detengo a comprobarlo─ la primera parte de la afirmación es cierta, pero no la segunda. Sólo hay que echar un vistazo somero a esa lista, que en los primeros resultados de Google jamás aparece enlazada o con su cita de fuente, para darse cuenta de que la ONU no la ha generado. Todo lo más que se puede admitir es que Vitit Muntarbhorn, un abogado que ocupó el cargo de Experto Independiente en Orientación Sexual e Identidad de Género de la ONU, elaboró una lista muy inclusiva pero poco rigurosa con toda la variedad de identidades de género.

La Organización Mundial de la Salud eliminó hace apenas 30 años la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, el 17 de mayo de 1990. Ahora, esta fecha se celebra como el día contra la homofobia, la bifobia y la transfobia. Y paralelamente hemos visto desarrollarse y desenrollarse la retahíla de las siglas del movimiento LGTBI por lo menos hasta LGBTTQQIAAP y, para la sorpresa y desconcierto de quienes se criaron en el viejo paradigma, cada día aparece un género nuevo.

Hace unos cuantos años cuando se empezaron a hacer trasplantes de forma habitual fue necesario concretar cuando se consideraba muerta una persona (en este caso el donante) y de ahí viene el concepto de muerte cerebral. De la misma manera habrá quien desde propósitos legalistas se verá tentado de definir el género de acuerdo con los cromosomas. Las hembras tienen dos cromosomas X en sus células somáticas, mientras que los machos tienen un X y un Y. Todos los óvulos contienen solo un cromosoma X, mientras que los espermatozoides pueden contener un cromosoma X o uno Y. Esta disposición significa que es el macho el que determina el sexo de la descendencia cuando se produce la fertilización. Así que podríamos pensar que el sexo se puede determinar por la XX o XY cromosómica, de la misma manera que se puede pensar que se determina por los genitales externos e internos. 

En el asunto de la definición sexual por los genitales, como a causa de la degradación ambiental y de los avances de la reproducción asistida consecuente cada vez tenemos más niños con un estado intersexual, resulta que nos perderíamos en un galimatías que además no sé si tiene una gran utilidad. Seguro que tiene consecuencias legales la definición de sexo y de género (ya no digamos si aparece un tercer concepto), pero las desconozco. Cuando yo era niña las mujeres no teníamos que hacer el servicio militar a la mayoría de edad pero los hombres sí. Pero en estos momentos se supone que todos somos iguales ante la ley. Ahí lo dejo y pido perdón por mi ignorancia.

Entre los cambios para la Ley 3/2007, de 15 de marzo, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, se ha propuesto no poner en el DNI el sexo, sino poner una X en lugar de un M o una F. Para mi sorpresa, al pretender ver de cerca esta ley descubro un párrafo que desconocía: "Por último, se reforma mediante esta Ley el artículo 54 de la Ley del Registro Civil de 8 de junio de 1957. Para garantizar el derecho de las personas a la libre elección del nombre propio, se deroga la prohibición de inscribir como nombre propio los diminutivos o variantes familiares y coloquiales que no hayan alcanzado sustantividad."

Sin entrar a ver la utilidad o mi conformidad con esta atención legislativa a los movimientos sociales y a la Nueva Normalidad, los nombres sentidos, etc., pienso además en la posibilidad de que el individuo puede experimentar cambios en su identidad de género. Aunque con los registros civiles y los DNI y otros documentos que son competencia del Ministerio de Interior lo que se busca es dar fe de una identidad y probarla, puede ser que alguien quiera dejar de llamarse Manolo para llamarse Lolita o Vanessa-2 y todo ello sin que tenga implicaciones ni de sexo ni de género. Se puede ser no-binario o un ciber pero querer llamarse Otsein en la adolescencia y Mitsubishi o Challenge en la madurez (entendiendo madurez en un sentido laxo o amplio).

Obviamente las feministas radicales o femrad, que están siempre bien atentas, perciben lo de la X como un fleco más de la industria de los vientres de alquiler y se oponen, pues eso, radicalmente. Se me ocurre que además de por las cuestiones de paternidad, podría ser que en las cuestiones de herencia puede incidir el sexo (entendido como la determinación masculina, femenina o desconocida de una persona). Para esa definición en 3 posibilidades me remito al formulario de la base de datos que usamos en la sanidad pública catalana para filiar un paciente o usuario.

Con este post no pretende asentar mi opinión ni convencer a nadie, en el caso de que alguien lo leyese. Simplemente es una meditación sobre el panorama que tenemos en estos momentos o lo que yo conozco de ese panorama (que es otra cosa). Ese panorama transcribe muy bien la renovación ─por lo menos en las formas─ de la sociedad, la aspiración de remover los esquemas a los que nos habíamos acostumbrado y que no se consideran válidos. Para la gente de orden esa renovación es un guirigay sin más propósito que pasar el rato o, peor aún, ejercer el poder y el afán intervencionista sobre las vidas privadas.

Hay un libro muy interesante que recomiendo vivamente, El cerebro femenino, de Louann Brizendine. Esta neuropsiquiatra estadounidense publicó también El cerebro masculino, pero no lo he leído y que yo sepa no hay un tercer libro. La Dra. Brizendine nos ofrece en su publicación sobre el cerebro femenino sus conocimientos acerca del desarrollo mental de la mujer a lo largo de toda la vida. Hay un parágrafo que me encanta, aunque a lo mejor a muchas personas les disgustará porque puede sustentar ideologías de signo machista:

"Hasta que tiene ocho semanas, todo cerebro fetal parece femenino; la naturaleza efectúa la determinación del género femenino por defecto. Si contando con fotografías periódicas se pusiera a observar un cerebro femenino y otro masculino mientras se desarrollan, podría ver que sus diagramas de circuitos, se establecen conforme el proyecto diseñado tanto por los genes como por las hormonas sexuales. En la octava semana se registrará un enorme aflujo de testosterona que convertirá este cerebro unisex, en masculino, matando algunas células en los centros de comunicación y haciendo crecer otras más en los centros sexuales y de agresión. Las células del cerebro del feto de la niña desarrollarán más conexiones en los centros de comunicación y las áreas que procesan la emoción"



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1.11.20

Equipo de protección individual

"En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia
hubo guerras, terror, sangre y muerte,
 pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci
 y el Renacimiento. En Suiza hubo amor
 y fraternidad, 500 años de democracia y paz y ¿qué tenemos?: el reloj de cuco"
El tercer hombre (Carol Reed, 1949) 
 

 

staba pensando en que a pesar de trabajar en un gran hospital apenas he tenido ante mi vista los estragos de la pandemia, más allá de la situación laboral de los trabajadores, que es penosa. El sábado pasado salí de casa en el momento en el que se llevaban a mi hospital a un vecino que hace años que padecía del corazón. El sábado precedente había estado hablando con él y lo vi mejor que otras veces, lo que  ilustra aquello de que antes del empeoramiento a veces hay una mejoría. Se lo llevaron en una silla de ruedas y las tres profesionales que se lo llevaron en ambulancia iban con EPI de un solo uso de color amarillo.
En general no vemos nada más allá del cierre de negocios y las secuelas de las medidas emprendidas por el gobierno o nuestros gobiernos respectivos, de las cuales la menor no es la suciedad. Ayer en mi barrio había mucha animación porque la gente iba a comprar y porque tozudamente queremos seguir una vida lo más normal posible. De manera que yo estuve cosa de 20 minutos guardando cola para tomar mi café de media mañana en un Caracas, aunque bien hubiera podido tomar más cómodamente en mi casa. 
Se ha hablado del error de haber mantenido a las víctimas del coronavirus fuera del objetivo de las cámaras. En algunos países la divulgación de imágenes de enfermos de COVID está penalizada con prisión. No me he dedicado a buscar material gráfico porque me contento con poder decir que los medios no nos han atormentado con la consabida lluvia de imágenes mórbidas a las que nos tienen acostumbrados en muchos otros casos. 
El tema ya lo trató Susan Sontag, sobre todo en su último libro sobre Fotografía. Más allá de pretender adoptar un punto de vista sobre si hay que mostrar las imágenes de los que sufren o no, lo que me ha llevado a escribir hoy es la idea de la infinidad de cosas que no vemos. No vemos lo esencial, como ya dijo Saint-Exupéry, pero tampoco vemos lo que queda detrás de las bambalinas del escenario. Curiosamente el biombo tiene su origen en la finalidad de protegerse del viento, pero al final se diría que ha prevalecido una función de "separar ambientes" o hasta de protegerlos de la curiosidad o de la vista.
Las imágenes que invoca la maravillosa película The third man en sus primeros fotogramas no dejaban de ser imágenes del poder, imágenes que el poder adoptaba para justificarse y para levantar un sistema argumental que ha sido estudiado hasta donde se pueda imaginar. A veces el verdadero arte nos transmite ─como en la teoría maragalliana─ las ganas de vivir, y ese es su principal valor, una fuerza que nada o poco tiene que ver con la excelencia. Y los relojes de cuco tienen su gracia, además de la de medir el tiempo. A pesar de su aspecto de juguete no dejan de tener su interés, aunque estéticamente sean como los íconos, algo inalterable por las modas y las tendencias. La frase de Carol Reed  (no creo que sea de Graham Greene) sitúa muy bien lo que viene a continuación, pero tomada literalmente es un pobre alegato que redunda en los valores consabidos. Se cansa una hasta de Leonardo da Vinci.
¡Cuántas veces constatamos cómo se vive de cara a la galería! La vestimenta en sí ya es fingimiento y es cubrir la desnudez con la que venimos al mundo, hacer ostentación en algunos casos. 
La buena salud mental tal vez tiene que ver con el equilibrio entre lo que nos pasa dentro de nosotros y lo que ocurre fuera, pero también entre lo que permitimos que entre en nosotros y lo que permitimos que salga. Hace unos días una compañera de trabajo que había perdido cosa de 10 minutos limpiando su lugar a fondo con un preparado químico antes de empezar la jornada, luego se acercó a la mesa que yo usaba y me dejó encima un datáfono, un par de carpetas, etcétera. Se lo hice ver y me pidió perdón. Me supo mal, pero ya llevaba yo unos cuantos días observando el desnivel de cómo limpiaba su mesa y de su conducta con las otras mesas. En realidad no me importaba mucho que dejara un datáfono sobre la mía, porque estoy limpiándome las manos a menudo y entiendo que tocar algo infectado no me puede afectar gran cosa. Intento tocar pocas cosas, pero eso ya lo he hecho desde siempre.
La situación que se nos transmite en forma de cifras pero de la que no tenemos constancia con nuestros propios ojos se asimila de una forma anómala y me atrevo a decir que insana. El confinamiento y la casi total suspensión de las relaciones sociales nos impone un aislamiento que es insano. Nuestro día a día recrudece las posiciones y ante los negacionistas acérrimos crecen los argumentos de los que pasan terror y se hacen como "integristas" del virus. Es cierto que han aumentado los trastornos mentales y que en cada uno de nosotros se han agudizado los desarreglos del carácter y las manías.
El descanso me impide dedicarle el tiempo debido a la "higiene" mental y ya no digamos al cuidado del cuerpo más allá de dormir. Todo el día prácticamente lo tengo que dedicar a trabajar y a atender a la familia, peso que es más dulce de llevar pero que me impide leer o dibujar, entretenimientos que me ayudan a considerar mi vida más gratificante.
Espero que estas líneas no parezcan una queja ni una reclamación tampoco, simplemente levanto acta de lo que soy testigo. No nos podemos quejar los que tenemos qué comer.

(c)SafeCreative 1711154823849  - Bodegón con castaña, membrillo y jarra de Guernsey


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25.10.20

Vuelo bajo

Et donarà la fúria dels viatges,
t'enfebrarà la febre del treball,
voldràs entendre i discutir les coses,
i res al capdavall aclariràs.

Josep Maria de Sagarra, Cançons de rem i de vela

oy publico una extraña imagen que diciendo que procede de la Segunda Guerra Mundial ya en parte se aclara. Los bombardeos de 1944-1945 sobre Berlín y su zoo en particular provocaron la muerte de muchos animales y que se los pudieron comer. Los poquitos que sobrevivieron, muchos de ellos, estaban muy malparados y con trastornos psicológicos. Uno de los supervivientes famosos fue Knautschke (¿"michelines"?), un hipopótamo que ahora cuenta con una estatua en el Zoo de Berlín. Otro fue por ejemplo el picozapato de la fotografía, que fue cuidado en una casa particular. Algún inteligente colectivista de la Wikipedia ha insertado en el artículo correspondiente de los Balaeniceps rex el comentario  de que no vuelan. Aparte de que el artículo ha quedado muy desestructurado o desordenado, mal hecho sin entrar en detalles, los picozapatos sí vuelan, tal y como se puede ver en un vídeo que tenemos en Youtube (2:11). Es cierto que su vuelo es uno de los más lentos que hay en aves, unos 150 aleteos por minuto, que vuela bajo y que incluso se conoce como "pájaro estatua" porque puede estar inmóvil mucho tiempo, cosa que si no nos dijeran otra cosa lo que nos indica es que tiene unos hábitos que tienen que ver con su condición de cazador o, mejor dicho, pescador. Que los picozapatos sean dóciles hace comprensible la cautividad que ilustra la fotografía. Seguramente esa misma imagen sería imposible con una avestruz.

Pienso que seguro que ya habrá alguien por ahí que habrá hecho una asimilación entre las dos guerras mundiales y las dos olas de la pandemia de Covid-19. Sé que algunos medios hablan de 3 olas y no de dos. Lo que hemos percibido en Barcelona son 2 olas. Una de las condiciones más llamativas ─al menos para mí─ de esta segunda ola es el hecho de que la mitad de los contagios de todo el mundo se han producido en Europa. Se dirá que siempre será mejor que haya el doble de contagios en Europa a que haya el doble de contagios en todo el mundo. Desde el primer día en el álbum remití al parecido que guardaba la epidemia con una guerra y porqué había que recurrir a la disciplina. En estos momentos la distribución también hace pensar en una estrategia militar. No estoy segura de estar contribuyendo con mi opinión en nada, por lo que la dejo ahí y me repliego.

No se puede decir que mi actitud sea cobarde puesto que estos meses he estado trabajando o dentro del Hospital más grande de Cataluña o bien en una unidad de este Hospital que recibe casos de otras enfermedades infecciosas. Y eso sin mampara y sin triaje en la entrada. A puerta caliente. He observado que ha aumentado la ansiedad y que las conductas alejadas del orden se iban a la manía por la limpieza o bien al cachondeo. Observo también que los maníacos a veces lo son consigo (pero no cuentan con los demás) y a veces les sobreviene como una especie de afán policial y se irritan contra todo y contra todos. El complementario del maníaco egoísta (que es limpio para lo suyo pero sucio para los demás) es el cachondo provocador, que escupe en el Metro o se enjuaga con una Xibeca y luego reta al público y les llama fachas. Quiero pensar que la mayor parte de la población está en una actitud más centrada.

A pesar de que llevo 35 años trabajando en la Sanidad pública y en algunas ocasiones en puestos de trabajo que me permitían tener una visión comprehensiva comprensiva, no entiendo la razón de que días atrás se programaran tantas operaciones pendientes de la lista de espera quirúrgica. En mi entorno, mucha gente que estaba en la lista de espera fue llamada a operarse estos días. Si se veía venir el aumento de la presión en las UCI éste no es precisamente el mejor momento para operarse. Ni para un paciente ni para un hospital. Como digo, la decisión ─que seguramente fue política y no clínica─ me resulta incomprensible. Lo peor es que me temo que no lo es por mi ignorancia, lo que deja el terreno a teorías sobre la conspiración, cada día más numerosas. En la Sanidad pública siempre ha estado claro que su desmantelamiento siempre favorece a la privada. Pereza me da recordar las puertas giratorias.

El caso es que mi interés por el mundo se ha ido asimilando también al que tiene el mundo por mi o por mi forma de ver las cosas. No se trata de algo "personal", como se suele decir. Si el plan A era formar parte del mundo, de esa parte que ya de entrada no es el mainstream, finalmente he tenido que irme retirando. Dejo esta puerta, que también es una ventana, pero poco más. Sé, como ya sabía desde el principio del Álbum del tiempo, lo que cuenta mi opinión y lo que pesa mi complejo de Casandra. El plan B ha ido cobrando valor y el exilio interior, el jardín propio y su locus amoenus son mi realidad. Por lo menos por ahora. Así que gracias al plan B podré emplear mi tiempo en conocer la técnica de acuarela.

El poema de Sagarra se sale mucho del que a mi entender predomina en el libro, pero representa muy bien lo que siento cuando veo los últimos movimientos que he visto estos días, de muchos pakistaníes que aprovechan la crisis económica para pasar unas semanas en su país con su familia. Creo que los extranjeros solteros que teníamos en Barcelona sin que muy bien podamos saber de qué vivían, se fueron hace tiempo. Es comprensible, lo de los pakistaníes y bangladeshíes, porque además muchos de ellos vuelven con su esposa o van a una boda. Como van certificando obligatoriamente una PCR negativa, que no es barata, a algunos les empezaron a detectar positivos que han malogrado los viajes previstos. Yo misma, que pocas veces tengo la necesidad de viajar, he sentido la opresión por no poder salir de mi entorno. Pero en otras personas se manifiesta con impaciencia. Así que me doy cuenta de que soy como los picozapatos, que vuela bajo y despacito.


Picozapato rescatado de los bombardeos de 1944-1945 en Berlín


No crezca mi niño, 
No crezca jamás, 
Los grandes al mundo, 
Le hacen mucho mal. 
El hombre ambiciona, 
Cada día más, 
Y pierde el camino, 
Por querer volar. 
Vuele bajo, 
Porque abajo, 
Está la verdad. 
Esto es algo, 
Que los hombres, 
No aprenden jamás.
Por correr el hombre 
No puede pensar, 
Que ni él mismo sabe 
Para donde va. 
Siga siendo niño, 
Y en paz dormirá, 
Sin guerras, 
Ni máquinas de calcular. 
Diógenes cada vez que pasaba por el mercado Se reía porque decía que le causaba mucha gracia.
Y a la vez le hacía muy feliz. 
Ver cuántas cosas había en el mercado. 
Que él no necesitaba. 

Facundo Cabral, Vuele bajo

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24.9.20

Apodos y líridas

"Y no serás llamado más Abram; sino que tu nombre será Abraham; porque yo te haré padre de multitud de naciones"
Génesis 17:5


o están todos los que son pero, como se suele decir, son todos los que están:





O Vasco
J. de Mercedes do Cacholo
J. de Pepita de Seberina
Carmen do Petro
Pancho do Sereno
R. hijo de Ramona da Visita
Maruja de Cambeiro
A Durana
Rita de Juan de Carto – Rita la Americana
Viuda de Manolo do Leiso
Moncho do Ramallo
CARMUCHA DE LA PIRULANA Vda.de JOSÉ MARTÍNEZ MARCOTE
DUCHO DA PESCADORA
RAMÓN DE SANSÓN, VIUDO DE JOSEFA HAZ BLANCO
E. MANOLO DE FLORINDA
Carmucha do viudo
RITA DA PATEIRA, VDA DE MANUEL VIGO POMBO
RAMÓN DO LAGO
Vda. de Juan Canosa Domínguez, “Juan de Flora”
J. FILLO DE ASUNCIÓN DA CARTELANA
O BOLEANTE
PEPE DO BARQUEIRO, vdo de Mª Bienvenida Martínez Domínguez
MANOLO DE MATEU
AGUSTÍN O ZAPATEIRO
Ramón da Reiniña viudo de Cándida Suárez Martínez
CASA DO RAMOS DE SUARRIBA
FERUCHO DE MARÍA AMABLE DA LIGERA
Pancho das Fresas Viuvo de María Liñeiro Marcote
Marcial do Santo
JUANITO
Pepita da Morocha
Vda.de Juan Marcote, o andalus
Fillo do fontanero de Mallas
Antonio de Canabal
María do Mallado - Viuda de Alejandro José Canosa Sixto
O Caniso de Mallas
Viuda de Moncho de Arturo
O Neto
Lola do Jrullo
MANOLO DE PLANCHETE
Maruja da Cubana-Viuda de Manuel Vázquez Pérez
María Amable da Chula
María da Cacha
Juan de Custodia
Perita de Mallas Anita de Lestón Viúva de Juan Bautista Marcote Suárez Lestón
MONCHO DE AGOSTO
VIUDA DE MARCELINO CASTELO DOMÍNGUEZ
MERCEDES DE ANTON – VIUDA DO MALLADO
O FERRÍO DE SARDIÑEIRO
Teresa D"Americana
O RICO DE SAN MARTIÑO
JOLOSINAS
M. DO TRALLA
PERFECTO DO CAMPÓN
Barcala
MANUELA DA MAÑONA
CARLOS DE PASCUA
C. de PILITA DA LABANCA - VIUDA DE MANUEL TRILLO FREIRE
J. VIUDO DE PACA DE SOLEDAD
Valentín da Jorga
AGUSTIN DE REGINA Viudo de Regina Marcote Marcote
JULIO DE CARMEN
CANDIDA DO CACHOLO
LOLA DE SINTIN VIUDA DE MANUEL VALDOMAR LOBELOS RICHO
TITO DA VASCA
MONCHO DE ARTURO
Carmen da Pola
JOSÉ DO CUYÚ - VIUDO DE ROSA RIVAS RIVAS
O CAMPANU
Carmen da Manchada
TINO DO TRIAN
PEPE DE AURELIA
MANOLO DO PIEITEIRO Viudo de Alvina Canosa Traba
MANOLO DA CANTORNA DE CASTREXE

Estos nombres con mote los he encontrado entre las últimas necrológicas del Tanatorio Bergantiños filtrando sólo los resultados del pueblo de mi madre, Finisterre/Fisterra, en La Coruña. Algunos nombres me suenan de oírla hablar con su hermana, que murió el año 2016. A mi tía Loli no le pusieron el mote en la esquela, aunque era "Lola da Mañona", porque mi abuela Pepita era nieta o biznieta del Mañón (por "mañoso"). A mí, cuando iba al pueblo me preguntaban por mi genealogía ─vamos a decirlo así─ y ya estaba instruida para decir que yo era nieta de la Mañona y de Melé. El apelativo de mi abuelo me temo que murió con él porque era único, él era el Melé (por Pelé el futbolista) y como era de Corcubión el alias que triunfó, vamos a decirlo así, fue el de Mañona. Corcubión no está lejos de Finisterre, unos 11 km, pero fueron los primeros en tener agua corriente y más adelante un restaurante de nouvelle cuisine y eran tan finos que recibían el mote genérico de Paparrucheiros en el contorno, mientras que los fisterranos se conocían como Pescos, por dedicarse a la pesca.

En la lista que he fabricado con los últimos decesos hay dos mañones, de los que identifico o creo identificar uno. De pequeña veraneaba allí y esas genealogías inacabables me parecían complicadas y aunque eran hermosas las veía inútiles. Mi tía Loli nos ponía al corriente de los entierros habidos en el pueblo y situaba a cada difunto en su estirpe multiplicando los motes hacia los emparentados en un hervidero de nombres y más nombres a cual más extravagante. Hace apenas unos años me explicó mi tía que si no ponían el mote en las necrológicas era difícil que la gente reconociera al fallecido. Y es que el apartado de esquelas aún hoy, en la versión impresa de los diarios más comprados, que son La Voz de Galicia, El Ideal Gallego y El Faro de Vigo, es una sección amplia. En Barcelona solo los difuntos que son famosos o tienen una posición social prominente merecen o pueden permitirse la publicación de su esquela; en Finisterre, todo el mundo. 

Recuerdo algunos que por suerte no aparecen en la pequeña lista: Joriña, Berberecha, Pimpana, Furriquenta, Ruísa, Muxiana, Canario, etc. Mi tía me había comentado que el listín de teléfonos impreso era bastante inservible primero porque mucha gente de su edad no sabía usarlo (ella sí) porque no habían sido deformados por el desorden alfabético y, segundo y definitivo, porque pocas veces se conocía el apellido de personas de las que sí se conocía sus motes.

Mi padre, que era "da Estanqueira", nació en Betanzos. Y tanto él como sus hermanas tenían motes de curso familiar. Él era Jolín, porque era el único varón de 7 hermanos y mis 6 tías paternas lo tenían martirizado y siempre acababa todo con su protesta: "¡Jolín!". Ellos les ponían motes a todo el mundo. A mí me puso "La joya" (porque mi madre se llama Corona) y además de que de vez en cuando me llamaba así sin más propósito que el meramente apelativo, le divertía mucho. Le puso nombre a todos los conocidos del barrio e incluso a muchos sitios, con lo que oírnos hablar en casa era algo incomprensible aunque se pudiera reconocer de fondo que usábamos indistintamente el español y el gallego. Como yo era La Joya y el Caprabo el caparrós y así por el estilo parecía que habláramos en clave, como chusma del hampa.

Cuando oigo hablar en gallego prescriptivista ultranormativo me azoro y desespero porque hasta el acento me parece ajeno al de quienes me criaron. A veces me resulta como una mezcla de coruño, pijolés de las Rías Bajas y Telecinco. Pero estoy en una edad fácilmente malhumorada en que muchas cosas nuevas resultan fastidiosas e inanes.

Poso mi atención sobre esa lista convencida de que ese mundo se acaba, como todo. Me preguntaba ayer una jovencita que se ha incorporado a nuestro trabajo que qué me parecía todo esto de la pandemia. Y le dije que yo aún no había asimilado lo del atentado de las Torres Gemelas y el Pentágono como para pedirme que sacara conclusiones de esta otra calamidad global y cargada de hipótesis y consecuencias. En nuestro sector, el sanitario, hace tiempo que el cotarro no está liderado por el personal clínico o por los investigadores, por lo que el sistema está en derroteros de una gran opacidad al menos para mí. Los gabinetes de comunicación e imagen prevalecen sobre todo, y esos gabinetes dependen de los políticos, cada vez más numerosos y más introducidos en el tejido técnico.

La madre de mi abuela se llamaba Carmen, Carmen de Pablo, "Mañona". Tenía en su aldea una vaca y mi madre a veces quedaba a su cuidado. Por eso en aquella comarca al menos a las abuelas también se les llamaba o llama Mamá. Mamá Carmen le preparaba unas gachas con la leche recién muñida y yo creo que gracias a esos desayunos, muy infrecuentes, pudo desarrollar bien los huesos y tener una infancia digna. En verano iba al muelle y saltaba al mar desde las escaleras, cada vez desde un peldaño más alto. Fisterra tiene 8 playas, una con el límite disputado, y alguna cala que ni contabilizan. En su colegio sólo tenían un libro, El hundimiento del Titanic. Y ese libro solo tenía un dibujo, que era el barco hundiéndose para que no quedara ninguna duda. No lo he podido encontrar y ya hace tiempo sospecho que el libro que leyó mi madre es un libro que se titulaba El hundimiento del Titán, de Morgan Robertson, que relataba el naufragio 14 años antes de producirse. 

El primer trabajo de Corona con apenas 11 años fue llevarle el cesto a una mujer que era jorobada y que no podía cargar en la cabeza. El cesto era el típico de castaño muy amplio pero bajo, como algunos de los que aparecen en el vídeo que incrusto. Mi madre le ayudaba a la jorobada con el cesto y la jorobada le daba una paguita.

Todas las fotos del vídeo proceden de internet y las que son de gran calidad proceden de la colección de la hispanista Ruth Matilda Anderson de su viaje por España a principios del siglo pasado.


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12.9.20

El 13 de septiembre de 1974...

"En marzo de 1974 fue ejecutado un joven anarquista acusado
 de terrorismo, Salvador Puig Antich. Una bomba de ETA mató
 en Madrid, en septiembre de 1974, a once personas. El 27
 de septiembre de 1975, fueron ejecutados en medio
 de la indignación internacional, dos
 militantes de ETA y tres del FRAP, un grupo de
 extrema izquierda aparecido en 1973 que
 había atentado contra varios policías. La
 evolución del franquismo hacia la democracia era imposible."
Juan Pablo Fusi, Historia mínima de España, p. 238

ejo atrás la Historia mínima de España, de Juan Pablo Fusi, que más bien habría que titular a lo mejor Historia nimia de España. Naturalmente un libro de 304 páginas no puede ser otra cosa que un esfuerzo de abstracción, imaginación y síntesis. Que no sea una obra de ficción ni de divulgación no nos ahorra la sensación molesta de que se le den dos líneas al Homo antecessor de Atapuerca pero varios párrafos a Manuel Azaña. Ofrezco un ejemplo humorístico pero esa sensación recorre todo el libro, cuyo léxico por cierto hay que alabar no tanto como la puntuación, que a veces es incomportable. A veces el mundo de la edición tiene misterios inextricables.
La edición que manejo, de El Colegio de México y Turner, está muy cuidada en lo tipográfico y en los convencionalismos propios de los libros impresos, cosa que haría la lectura muy agradable si el autor no se hubiera obstinado en escribir la palabra Iglesia con minúscula y, llegado el asunto del terrorismo de ETA, presentara los datos con buen orden y mejor criterio. A la luz de las declaraciones de Pedro Sánchez sobre la muerte del etarra Igor González Sola, el pasaje de Fusi sobre ETA adquiere todo su sentido. Hay que darse cuenta de que hay gente que sigue justificando los crímenes de ETA. En el caso de Sánchez a nadie se le escapa que todo lo hace por su interés de conservar su cargo a costa de lo que sea diciendo algo y lo contrario, según.
Al dejar atrás la Historia de Fusi en gran parte renuncio a seguir leyendo libros de Historia ya que provenía del error de buscar textos donde el relato fuera más equilibrado y con menos carga ideológica. Textos más científicos, en una palabra. Una buena amiga que entre otros títulos es licenciada en Historia (medieval) me advierte cuando le señalo algún error de bulto en esos libros generalistas a los que he acudido, que los historiadores suelen dominar un período o un sector de la Historia. Eso ocurre también en otras áreas de conocimiento, no tiene nada de particular, pero hay datos que se podrían comprobar sin dificultad, especialmente cuando lo que se propone un historiador es presentar los acontecimientos principales de una historia que al fin y al cabo no es tan larga. No quiero ni pensar en cómo estará la Historia antigua.
Dudaba entre incorporar hoy la imagen de la Virgen de la Granada de Fra Angelico (1426), que prácticamente donó la Casa de Alba a El Prado hace 14 años, o este dibujito mío de una rama de pino. Entono este dislate no por ironizar sobre el beato o sobre mí, sino para situar la inclinación un poco adleriana que me recorre. El médico y psicoterapeuta Alfred Adler lejos de seguir a Freud, con quien trabajó, se desvió hacia un modelo individualista donde lo importante ─por decirlo rápido y mal─ no era el trauma, la culpa, el complejo de inferioridad y la sensación de inferioridad, todo ello, sino el propósito. Todo lo que no es propósito son excusas.
Ayer mi madre al mostrarle el dibujito y preguntarle si le gustaba me dijo: "Me gustaría que lo viera alguien que entendiera". Yo sé que si lo viera alguien que entendiese me indicaría el camino a seguir para mejorar la técnica o causar un mayor impacto visual, etcétera. Aunque debo decir que de los escasos artistas y profesores de dibujo que he conocido se podrían extraer muy diversos pareceres y maneras de opinar, no ya sobre mis "trabajos", sino en general. Y lo mejor de todo es que todos tendrían razón. Sin embargo, mi visión adleriana del asunto me lleva a prescindir en parte de las opiniones e intentar hacer lo que es mi "trabajo". Si uno está muy pendiente de las opiniones de los demás se descentra y además muchas veces sufre. Tanto si las opiniones son adversas como perversas como propicias.
Me preguntan a veces los conocidos si no participo en algún grupo de urban sketchers (así, en inglés). Son grupos de personas aficionadas al dibujo que se reúnen organizadamente en algún punto de las ciudades o incluso de pueblos para dibujar en sus cuadernos un lugar, normalmente una calle o un grupo de edificios, o un puente, etc. Sin negar que la actividad resulta atractiva me temo que yo me vería muy desplazada. Dispersa. A lo mejor hay dibujantes que están más a gusto dibujando con otros dibujantes. Es agradable, no digo que no, pero dibujar a solas permite otro tipo de experiencias. Lo que para mí es definitivo es que cuando estos grupos exponen sus resultados en Facebook o en otras redes sociales tengo la impresión de que han nivelado el estilo. Casi nadie se sale de la propuesta y mucho menos de las formas de expresarse. Seguro que se aprende un montón, pero yo prefiero ir a mi aire y como soy muy dada a las naturalezas muertas prefiero trabajar en casa y a veces dejo un dibujo de un día para otro, en reposo. Eso no significa que le eche muchas horas a una lámina, simplemente es que hay veces que me doy cuenta de que es mejor ver lo que estoy haciendo con ojos nuevos y eso solo se da de un día para otro o en muchas horas.
También me resulta muy determinante la lumbalgia crónica. Aún puedo hacer muchas cosas pero a mi ritmo y con las pausas que yo sé cuando hacer sin tener que proclamarlas. Cada cual se sabe lo suyo.
***
Por reparar un poco la inexactitud de Juan Pablo Fusi al referirse a la fecha del atentado de la Cafetería Orlando (aunque sí establece con exactitud la fecha de las ejecuciones de 1975), cierro el post añadiendo a la cita que el atentado se produjo el 13 de septiembre de 1974 y que no hubieron 11 fallecidos sino 13, además de unos 70-80 heridos, entre los cuales se produjeron importantes mutilaciones por causa de la dinamita o la metralla.
Aunque no es objeto de los libros de Historia, en nuestra historia falta también agregar los datos que la Wikipedia da sobre los fallecidos y su extracción, edad, condición:
  • "Antonio Alonso Palacín, mecánico, natural de Alhama de Aragón (Zaragoza). Había contraído matrimonio seis días antes.
  • María Jesús Arcos Tirado, de 28 años, natural de Contamina (Zaragoza). Esposa de Antonio Alonso, trabajaba como telefonista en Alhama de Aragón. La infortunada pareja aragonesa llamaría la atención de los medios de comunicación durante la cobertura del atentado. El funeral se celebró en la iglesia de Contamina, con la asistencia de numerosos vecinos de los recién casados.
  • Francisca Baeza Alarcón, de 45 años, maestra del Grupo Escolar Jesús Castillo de Valdepeñas (Ciudad Real). Era soltera e hija única, y vivía con sus padres. Había acudido a Madrid a hacer unas compras y, como siempre que lo hacía, había ido a la cafetería con su prima.
  • Baldomero Barral Fernández, de 24 años, panadero. Natural de La Coruña, estaba acompañado de su esposa. Baldomero había sido boxeador profesional hasta 1971, ganando los títulos de campeón de Galicia de peso pluma y peso ligero.
  • María Josefina Pérez Martínez, de 21 años, esposa del anterior y también de La Coruña. El joven matrimonio estaba visitando Madrid. Tenían dos hijos, el mayor de ellos de tres años.
  • Antonio Lobo Aguado, ferroviario de 55 años natural de Villanueva del Río y Minas (Sevilla). Estaba casado y tenía dos hijos.
  • Luis Martínez Marín, agente comercial de 78 años nacido en Valladolid y residente en Madrid.
  • Concepción Pérez Paíno, de 65 años. Trabajaba como administrativa en la Dirección General de Seguridad.
  • María Ángeles Rey Martínez, estudiante de 20 años procedente de Burgos. Había comenzado a trabajar en prácticas recientemente, pero había acudido a Madrid para presentarse al examen de una asignatura que tenía pendiente. Había acudido a comer a la cafetería con unas compañeras.
  • Gerardo García Pérez, cliente de la cafetería por trabajar cerca de ella.​ Estaba casado y tenía tres hijos.
  • Francisco Gómez Vaquero, de 31 años, cocinero de la cafetería. Fue rescatado con vida entre los escombros, pero falleció en el hospital. Estaba casado y tenía dos hijas de 4 y 2 años. Su viuda percibió sólo las pequeñas pensiones de viudedad y orfandad, y tuvo muchos problemas para criar a sus hijas.
  • Manuel Llanos Gancedo, camarero de 26 años, nacido en Villar de Vildas (Asturias) pero trasladado de niño a Villablino (León), donde su padre trabajó como minero. Los escasos ingresos de su familia hicieron que empezara muy pronto a trabajar como camarero. Cuando su jefe se trasladó a Madrid, él le siguió. Manuel ingresó con vida en el hospital, pero falleció antes de que pudiera ser intervenido quirúrgicamente. Fue el segundo empleado de la cafetería muerto en la explosión.
  • Félix Ayuso Pinel, inspector de policía de 46 años. Ingresó en el hospital gravemente herido en la cabeza y sobrevivió durante dos años y cuatro meses, pero falleció en enero de 1977. Este hecho hizo que la inicial lista de fallecidos no incluyera a ningún policía, lo que supuso un grave problema de imagen para ETA, pero también le facilitó difundir la falsa versión de que el atentado había sido organizado por la propia Policía o por elementos ultraderechistas afines con oscuros fines políticos. Lo cierto es que, además del inspector Ayuso, varios policías más fueron heridos ese día, entre ellos el número dos de la policía política franquista." (Atentado de la cafetería Orlando, Wikipedia. Consultado: 12 de septiembre de 2020)

Hasta el atentado de Hipercor en Barcelona en 1987, el de la cafetería Orlando había sido el más sangriento. El libro de Fusi es deleznable.

Dibujo de Marta Domínguez Senra - (c)SafeCreative  *2009115308320

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5.9.20

Post 1724: Casillas y castillos

Carme Ciuró, El camí del meu càncer       

a dio Maria Mercè Marçal, otra barcelonesa que falleció por cáncer, nociones de lo que era el "amor sense casa" y la "casa sense amor". Carme Ciuró se quedó en año y medio sin amor y sin casa y tuvo que buscar un buen sitio donde pasar su duelo y su enfermedad. Creo que eligió bien ya que los cuidados paternos hubieran añadido una atención desmedida y un hermano puede tener la oportunidad de ayudar siendo ayudado. Es ideal ayudar siendo ayudado. Pero hay tantos factores siempre en casi todo que solo puedo pasar por encima de la cita y usarla para situar un poco lo importante que es lo de las casas, tener un abrigo o un retiro, un lugar donde descansar y estar a salvo solo o acompañado, repetirse aquello de "mi casa, mi castillo".
Estos días se habla en los medios de las ocupaciones de pisos y locales y la profusión de informaciones no es inocente, como ocurre siempre que advertimos que abundan en un tema y sobre todo cuando se abandona de forma abrupta. Pero más que pensar en desahucios legales y ocupaciones ilegales me voy a lo que es la casa casa. Ayer tarde disfrutaba de la paz que hay en la mía, mi piso, y salí a la terraza a regar mis cuatro cactus. En nuestro gran patio interior de la manzana vi sentadas una señora anciana y dos jóvenes en torno a una mesa. Días atrás la he visto con una señora que podría haber sido su hija. Pero la conversación que ayer no pude evitar oí me situó de golpe en otra situación. Las jóvenes le decían a la anciana que tenían que ingresarla en una institución, aunque no lo oí porque hablaban bajo. La mujer rompió a llorar y dando un palmetazo en la mesa de terrazo sollozó y dijo "No quiero irme de mi casa". Lo dijo varias veces y entre una y otra las chicas le explicaban que ya no podían encontrar ninguna cuidadora (mentira) y que la que tenía se iba ¡Será por cuidadoras!

Quise recordar en qué momento empecé a ver a la vieja en taca-taca, pero no fui capaz. Vagamente recuerdo que vivía con otro señor y pensé que en algún momento se quedó viuda y que su salud se deterioró. Pero desde mi terraza indiscreta, solo veo algo parecido a la fachada al descubierto de la rue del Percebe número 13. Mis impresiones siempre son limitadas y muchas solo cobran sentido al cabo del tiempo, como fotogramas dispersos que solo reúne el destino implacable en un montaje que ahorra escenas. Entonces es posible que quien yo creí que era "la hija" no era más que una cuidadora y que ahora ─me temo que por motivos económicos─ tienen que prescindir de sus servicios. 
Esta mañana la terraza de la vecina estaba perfectamente recogida, como siempre, limpia y llena de orden. Pero yo me puedo imaginar la angustia de la pobre mujer, que aún tiene la cabeza bien y parece que sólo tiene mal las piernas. La he visto leer muchas tardes, cuando sé que con la edad muchas personas ven difícil sostener la atención o la vista ante siquiera una revista. Más pronto que tarde veré en esa especie de pequeña corrala que es nuestro patio interior, el sainete de unos nuevos vecinos que redecorarán con gran ilusión "su" piso.
Una entrevista a Nacho de Blas en Noticias de Gipúzcoa lleva por titular una afirmación de este veterinario, que trabaja en la Universidad de Zaragoza, que da mucho que pensar: "Los veterinarios llevamos trabajando con los coronavirus 90 años y estas vacunas no suelen funcionar bien". La frase la podríamos dividir en dos, que los veterinarios llevan trabajando 90 años con el coronavirus y que las vacunas no suelen funcionar bien. Sí, ya sé que digo una obviedad, pero lo único que quiero es asentar que me voy a referir a la primera parte, a los veterinarios ¿Cómo puede ser que si llevan con el asunto del coronavirus 90 años no se les tenga más en cuenta? Los médicos se refieren estos días a lo mucho que llevan aprendido con la "primera ola" de la pandemia e ignoran (me temo que en los dos sentidos de la palabra "ignorar") su origen zoonótico, el daño de las granjas de estabulación intensiva que tan bien explica otra veterinaria, Marisol Ruiz Meana. Poco se habla de la globalización y de los movimientos migratorios y no migratorios.
Está cada cual en su casita, en su terrenito corporativo y se vive en mundos paralelos donde por ejemplo los enfermeros también están defendiendo lo suyo y que haya la figura de profesionales de Enfermería en los colegios, etcétera. No se ve ni se espera una visión de conjunto, aunque la situación exija desprenderse de las estructuras superfluas y de pura grasa o relumbrón. ¿Quién no ha visto desde el ejercicio de su profesión meterse intrusos que pasan por alto fundamentos inexcusables, con la excusa de que ofrecen un punto de vista legítimo de su propia profesión?
Hablando de relumbrones, el domingo me acerqué a mi "segunda casa" y me encontré el regalo de una mañana diáfana como pocas. Era posible ver desde la cresta de la solana Montserrat y también los Pirineos  nevados. Más adelante en el día comprobé que en efecto había nevado la tarde o noche anterior.
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El lunes me acerqué al Cementerio de Montjuïc, por primera vez. Diré en resumen que fue más fácil llegar que irse, porque la parada del autobús de la línea 21 me dejó en la entrada idónea, la de Can Tunis, pero para volver había que alcanzar el brazo de un scalextric a pleno sol con su quitamiedos y sus hormigas y un tráfico de camiones infernal. El cementerio es tan grande que me resultó monstruoso, y eso a pesar de que tiene áreas artísticas e históricas muy interesantes. No sin dificultad encontré el cinerario donde están los restos de Carme Ciuró, a quien conocí el año 1976 si mal no recuerdo. Cuando estudiaba yo tercero de BUP y ella segundo. Hay mucha gente que cree que en los cementerios no están los muertos, que simplemente no están en ningún lado, que el cuerpo es como una bolsa, pero a mí me da un gran alivio pensar que hay un sitio donde podemos rendirles homenaje o materializar nuestro afecto, ofrecer nuestra presencia y lealtad.
Por suerte nuestro terrenito en el Cementerio de Sant Andreu lo tenemos a un paseo de nuestras casas. Es propiedad (es un decir) de mi hermano, tras la muerte hace 3 años de mi tía la mayor, con 101 años a punto de cumplir. Yo soy la limpiadora.

Desde la sierra de Collserola, los Pirineos nevados (c)SafeCreative *2008305163060

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