21.7.20

Xixón ye muy prestoso

ada año intento visitar durante mis vacaciones algún jardín botánico o, como el de de Villa d'Este en Tívoli, el año pasado, un jardín remarcable por su diseño. Este año, a pesar de la pandemia,  he podido viajar a Gijón, donde tenía muchas ganas de ir aunque no fuera por su Jardín Botánico Atlántico. He podido pasar a penas una semana en Asturias y al lado del mar, que me ha refrescado de estos meses tan duros para todos. Gijón es una ciudad de menos de 300.000 habitantes, pocos foráneos, un paseo a la vera del mar, mareas vivas, dos playas grandes y un casco antiguo atractivo. De la Semana Negra fui consciente cuando al llegar vi que había una feria del libro paralela, todo ello con unas medidas de seguridad de admirable sensatez y de  aún más admirable cumplimiento. Mi visita estaba centrada, como digo, sobre todo en el jardín botánico, pero además puede visitar el bello Parque de la Reina Isabel y, en Oviedo, el Campo de San Francisco. Los dos parques, ya que no les voy a dedicar mayor atención, encajan su belleza en que tienen solera, y en ellos se hace realidad aquello de que un buen jardín tiene que tener necesariamente ejemplares añosos y buenas sombras con claros contrastados de sol directo.

El jardín botánico de Gijón tiene su origen en la finca de la familia del poeta Juan Meléndez Valdés y en un bosque comunal de robles, alisos y hayas surcado por un río, el Peñafrancia (fotografía 4), que va a desembocar al río Piles, el que está al lado de El Molinón. El orgullo de este botánico es la Carbayera de Tragamón (fotografías 5 y 6), pero en su totalidad este jardín muestra una armonía notable y es un entorno de 25 hectáreas muy transitable porque casi es llano a pesar de su extensión y de albergar 2000 especies vegetales diferentes. 
El jardín está muy bien equipado con los servicios propios hostelería y a mi entender puede ser visitado por personas con dificultades para caminar. Está bien rotulado y todo hace pensar en que se ha tenido muy presente la función didáctica primordial y la de recreo. Hay un laberinto de laurel (fotografía 2) que está asistido por unos letreros en los que se ponen a prueba los conocimientos botánicos de los visitantes. Llegado un momento, cuando se alcanza el centro del laberinto, esos letreros desaparecen y uno invita a salir por los propios medios que, a poco que se piense, es desandar lo andado y al volver a ver cada letrero no elegir ni A ni B sino el camino de regreso. Aunque en el planteamiento de todo laberinto reside el principio de que, valga la redundancia, se vuelve al principio, en éste ese precepto adopta un aire muy esquemático, sin misterio. La experiencia en conjunto, que es lo que cuenta, es óptima, y el laurel está muy bien cuidado.
Cerca de la Isla hay una marisma, que yo creo que es artificial sino en su totalidad en su mayor parte. Desde esa marisma se puede ver la silueta de La Laboral:
"Concebido en principio como orfanato minero y transformado en el tiempo de su construcción en Universidad Laboral, el edificio de Luis Moya fue pensado como una gran ciudad ideal autárquica y cerrada sobre sí misma, que disponía incluso de una granja de 100 hectáreas y estaba preparada para formar a generaciones de hijos de obreros como profesionales altamente cualificados.
Construida según los ideales de la arquitectura clasicista, el centro de esta ciudad ideal sería la gran plaza central, alrededor de la cual se disponen la magnífica Iglesia, la Torre, el Teatro y los edificios de dirección. En torno a ese auténtico corazón monumental de la ciudad, se despliegan el resto de dependencias, entre las que destacan las naves diáfanas construidas para talleres de formación profesional.
El conjunto de edificios comenzó a construirse en 1948 y las obras continuaron durante años hasta ser bruscamente detenidas en 1957, a raíz del cese fulminante del Ministro de Trabajo José Antonio Girón, principal impulsor de las universidades laborales españolas" [*]
Aunque nos pudimos acercar a La Laboral, que en la actualidad alberga varias instituciones, incluida la Televisión de Asturias, tuvimos que dejar la visita para otra ocasión y centrarnos en el jardín. Pero aconsejaría a quien hiciera la misma vuelta que yo que considerara la posibilidad de acercarse también este enorme conjunto, que ofrece visitas guiadas. Varias líneas de autobús de Gijón nos dejan en la carretera de llega al Hospital de Cabueñes en apenas 20 minutos y la parada queda delante del Jardín y muy cerca de La Laboral. Pienso que las universidades laborales se volverán a inventar, aunque sea bajo otra ideología o pretensiones aparentes.
Podría referirme a muchas de las cosas que nos agradaron de la visita, pero me voy a detener en la abundancia de agua y en el cuidado de tener árboles muertos o "maderas muertas" (fotografía 1). Tal vez a quien tenga una noción muy aseada (¿?) de la naturaleza y de los jardines, tener ahí un pedazo de tronco lleno de insectos, yerbas, hongos, líquenes y musgo es un despropósito, pero precisamente esos ejemplares aseguran la biodiversidad natural. Un bosque sin musgo y sin renacuajos no es un bosque. En el Jardín Botánico Atlántico han cuidado estos elementos, que a lo mejor en los jardines japoneses alcanzan un sentido más ornamental, y que a los aficionados pueden "molestar", pero que tienen una gran razón de ser y nos recuerdan (Memento mori) el ciclo natural. El empeño de algunos jardineros de tener un jardín como nuevo y demasiado limpio puede pensarse que es una tendencia o un estilo, pero no debe considerarse el jardín verdadero.
Hubo algún momento indeterminado, más bien asociado a la impresión, en que me parecía estar en las Fragas del Eume, de una gran riqueza vegetal casi intacta. De hecho, el nombre de "Atlántico" señala el objetivo de reunir especies propias de esa parte del mundo y nos habla de la labor de preservación del Jardín. Vi algunas personas, creo que voluntarias, tal vez de alguna de esas asociaciones que se vinculan a los jardines botánicos, que trabajaban en un huerto que hay cerca de la entrada, y su actividad me hubiera parecido envidiable de no ser que sé que con mi lumbalgia crónica no puedo hacer más que alguna fotografía y eso no sin esfuerzo.

Jardín Botánico Atlántico de Gijón | 1
Fotografía registrada en SafeCreative *2007214814186

Jardín Botánico Atlántico de Gijón | 2
Fotografía registrada en SafeCreative *2007214814179

Jardín Botánico Atlántico de Gijón | 3
Fotografía registrada en SafeCreative *2007214814162

Jardín Botánico Atlántico de Gijón | 4
Fotografía registrada en SafeCreative *2007214814155

Jardín Botánico Atlántico de Gijón | 5
Fotografía registrada en SafeCreative *2007214814148

Jardín Botánico Atlántico de Gijón | 6
Fotografía registrada en SafeCreative *2007214814131

Jardín Botánico Atlántico de Gijón | 7 - Flox paniculata
Fotografía registrada en SafeCreative *

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[*] http://www.laboralciudaddelacultura.com/es/1/ciudad-de-la-cultura/2/historia.html


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