23.8.20

La época buena, la época mala

 Encuentro en una antología de Josep Pla una referencia a la gripe de 1918:
"Em veig a setze o disset anys, a l´època que hi hagué tanta grip i la Universitat hagué de tancar. Vaig passar tota la tardor i part de l´hivern a Palafrugell. Havent dinat sortia a passejar. Solia pujar a Sant Sebastià. Va ésser en el curs d´una d´aquestes passejades que em sortí a fora la miserable vocació que tinc d´escriptor. Era molt jove, i totes les pròpies formes mentals eren d´adolescent. Tenia una tendència al somni, a la meravella, als estats d´embadaliment. El vol d´un ocell em feia quedar parat. La contemplació d´uns conreus amb oliveres podia abstreure´m fins a fer-me sentir l´esponjament dels pulmons en respirar i el martellet fantàstic i angoixant del cor. Altres vegades anava a seure, solitari, davant de la mar i mig tancava els ulls pensant en la seva eternitat. Era una cara a mig formar, amb el borrissol del pèl moixí, que anava errant.
No era pas que veiés ninfes darrera els arbres. De ninfa, no n´he vista mai cap. Era que descobria el món exterior. Tots portàvem, llavors, al costat, sense necessitat d´ésser massa sensibles, la presència de la mort. La malaltia feia estralls, es morien els amics més cars, les cases eren plenes de malalts. Potser tots estàvem una mica enfebrats. Fou probablement la lucidesa que provoca a estones la por de morir que em féu veure la meravella que tenia al davant."
Este texto pertenece al mismo trabajo en el que se refiere al oficio amargo del escritor ("jo estava tocat per la fal·lera pueril i ridícula d'aquest ofici amarg", donde "fal·lera" significa manía, obsesión, algo así. Pero siempre me había pasado por alto el efecto de la primera frase, cuando nos dice que la Universidad había cerrado por culpa de la gripe mal llamada española. La antología no data los artículos y tampoco sé si ese dato arrojaría más concisión a mis impresiones. El año 1918 Josep Pla estaba estudiando Derecho en Barcelona y a causa de la gripe regresó a Palafrugell. La maravilla a la que se refiere es Sant Sebastià de la Guarda, un enclave ante la costa sobre un acantilado en plena Costa Brava, apelativo que se acuñó el año 1908. Como el año 1918 es, según la cita que traigo aquí, la fecha en que se definió la vocación de Pla, es probable que encontremos más referencias a la gripe. En el resto de Europa coincidió con la Primera Guerra Mundial, así que esos años fueron bien difíciles para mucha gente. Al parecer se le llamó "gripe española" por la incidencia que tuvo en nuestra prensa, que fue muy superior a la de los países que estaban en guerra.
Tengo la sensación de que también estos días hay una cobertura abrumadora por parte de los medios. No tanto en profundidad como en el espacio dedicado a dar informaciones y opiniones. Y creo que dedicar más de una hora diaria a informarse puede ser perjudicial para la salud, que es mejor sólo emplear un ratito y por la mañana. Más que nunca hay que librarse de ese bombardeo de imágenes en bucle y de pasar el rato recibiendo la avalancha de datos que pesan como una manta de las de antes.
Sabía Pla que el oficio de escribir tenía una naturaleza pueril y ridícula y toda su obra está atravesada por la certeza de la ridiculez, cosa que le permite ser muy indulgente con la ridiculez humana en general y con las miserias que nos atormentan en particular. Pienso que también hay mucho de desdén por el drama y que ese desdén tiene mucho que ver con su arraigo rural y ampurdanés, que de desviarse lo haría hacia la sensualidad, aunque tampoco sin estragos.
En las primeras semanas de la pandemia alterné el tiempo libre entre repasar la gramática francesa y dibujar. Después dejé el francés por lecturas ligeras (nada de Historia) y el dibujo por mis intentos con las acuarelas, pero hay momentos en que ─ahora que se puede─ prefiero caminar y eso a pesar del calor que estamos padeciendo en Barcelona. 
El otro día salía por TV una sevillana de La Estepa en una crónica que nos servían sobre el virus del Nilo. La buena señora decía con aquel acento que tanto nos gusta: "Entre er mosquito y el coronaviru estoy agotá perdía". Y eso que no se refería a las altas temperaturas que están también sufriendo en el sur. Yo buscaba en la entrevista un algo de aquella sabiduría que se les achaca a los andaluces, y creo que algo había, pero fui incapaz de dejarme contagiar o inspirar por ella. A la tensión de estos mesos se ha añadido, como muy bien decía la estepeña, el cansancio. Lo único que sabemos hacer es cuidarnos y cuidar de los demás. Seguramente que habrá quien verá en todo ello alguna oportunidad para ver provecho o una ocasión de hacer algún negocio, pero a muchos se nos van los días sin avistar el final de la epidemia. Nos quejamos los que estamos más o menos sanos de el recrudecimiento de las condiciones laborales, la desorganización, la inestabilidad y las injusticias, pero los que no andan muy bien de salud están peor.
Hace unos años yo intentaba bromear con una amiga diciéndole "No nos quejemos, que igual ésto es la época buena". Pues no me equivoqué.

El mar Cantábrico desde Gijón (fotografía de Marta Domínguez Senra)

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