28.11.22

Los buenos manantiales

Arroz con chícharos, patacas novas, repolo de Betanzos e máis cebola…

Tradicional


uando estuvo de moda Cien años de soledad uno de los detalles que más renovaron la atmósfera de la ficción fue el lío de Aurelianos y Buendías, puesto que iba apareciendo de tanto en cuanto alguno pero sin ser exactamente el mismo, sino de otra generación o, como se diría ahora, transversal.

No soy muy ducha en el tema de las constelaciones familiares y, aunque estoy segura de que funcionan, prefiero hacerme consciente de la posición de cada cual sin necesidad de forzarlo, por pura reflexión. Se me disculpará la arrogancia pero más bien es un cincuenta por ciento de pudor y un cincuenta por ciento de mi aversión a los terapeutas formados en la Gestalt, que es en donde parece que más se ha desarrollado este trabajo psíquico.

Ya he escrito antes que tuve diez tías y un tío. Actualmente me queda solo una, que es la que nació la última y cuando ya nadie la hubiera esperado, porque nació el año en que mi abuela fue por última vez madre y por primera vez abuela. Mi trato con cada una de las tías fue muy desigual porque algunas ni siquiera estaban en Barcelona, por la afinidad, por infinidad de factores. Y por mi forma de ser, creo que mi predisposición a la figura familiar de tías y tíos, primos, es porque mi interés por los prójimos es casi siempre  por los que consideraríamos nuestros "iguales". Los tíos y las tías manifiestan generalmente mejor "rollo" que el que no tienen más remedio que asumir the mamas and the papas, que por causa de su rol supongo que se ven obligados a no mostrar complicidad alguna. Los primos quedan más lejos pero nos permiten apreciar la reproducción de rasgos genéticos sueltos o aislados cuyo efecto sobre mi atención es hipnótico como un fractal.

Mi tía Raquel Domínguez era la hermana pequeña de mi padre y murió el año 1982 por un tumor cerebral, como su hermana mayor Nieves Domínguez. Según dijera su ginecólogo nunca había visto dos mujeres tan parecidas. Normal. A mi tía Nieves casi no la conocí porque se murió cuando yo tenía 3 años y solo puedo decir que tenía una presencia contundente, unos grandes ojos que el tumor cegó, pero que seguían teniendo una fuerza que solo pudo extinguir la muerte. Mi parecido con ellas de momento no ha surgido en lo que yo creo que no deja de ser una malformación arteriovenosa congénita cerebral y apenas he heredado la belleza que tuvo cualquiera de las dos, pero sí un lunar en la mejilla izquierda idéntico al que tuvo de nacimiento Raquel.

Mi tía Raquel además de ser la hermana pequeña de mi padre era mi padrina, me sostuvo en sus brazos cuando me bautizaron al tercer día de haber nacido, a turnos con mi padrino, que fue mi abuelo paterno. Como del registro civil se ocupó mi padre se ve que dijo que me llamaría Marta Raquel Magdalena (se confundió con los nombres de pila) y, en resumen, cuando a la mayoría de edad me fui a hacer el D.N.I. resulta que en vez de llamarme Marta me llamaba Marta Raquel. Aunque hay algunas personas que han hecho de esa duplicidad motivo de guasa, a mí no me disgusta y la he mantenido. Uso como nombre Marta, tout court, y mantengo el de mi padrina en su recuerdo. Además, creo que lo de cambiarse el nombre es de alguna manera una canallada.

Mi tía Raquel no pudo tener hijos, como le pasó a la Raquel bíblica, y pensamos que fue porque el marido no era fértil, cosa que nunca se comprobó. Ella fue al médico pero él no quiso. Cuando llevaban unos 15 años escasos casados se separaron y mi tía no se volvió a casar. Sin embargo quizás era de mis diez tías la que más hubiera deseado ser madre. O, mejor dicho, tener hijos, que no es lo mismo. Muchas veces yo pasaba un día con su noche en su casa y sentía su afecto y cómo me introducía en los placeres sencillos, y cómo llenaba algo que no había cubierto su propia vida. En estos tiempos esa carencia no hubiera sido un problema, pero en aquel entonces solo lo estaba empezando a dejar de ser. Se me tiene que disculpar que yo era una niña que sin ser huraña evitaba las muestras de afecto a no ser que no fueran de mi elección y eso llevó a mis padres a alguna situación embarazosa, pero ese es otro tema.

La complicidad que se suele dar con los tíos en el caso de mi tía Raquel estaba modificado por lo que he explicado, que no tuvo hijos, pero la mayor parte del tiempo era muy divertida. Nos llevaba a mi hermano y a mí a su apartamento en Castelldefels y a partes iguales iba lanzando improperios a los que cometían infracciones o simplemente se le cruzaban y cantaba canciones de las que se inventaba la letra. Mantenía la música pero la letra la improvisaba. Cuando se le declaró el tumor cerebral perdió la vista del ojo izquierdo por lo que acabaron por impedirle que condujera, cosa que había sido de las cosas que más le gustaban, aparte de comer cocido, las anchoas, el güisqui y el yoga. 

De alguna manera, además del lunar malar heredé lo del cocido, las anchoas, el güisqui y el yoga. Sí, ella ya practicaba yoga a finales de los años setenta y en el barrio, en su barrio de Horta. Güísqui no tomo casi nunca porque el que me gusta es el Lagavulin de 16 años o el de la misma edad Yamazaki, que suelen costar lo que un frasquito de Chanel 5, que es el único perfume que consigue elevar el ánimo. Ella tomaba Johnny Walker. 

Mi tía Raquel era, como se suele decir, una disfrutona. Se tomaba un güisqui los domingos por la tarde y se fumaba un Winston. Después, el resto de los días, trabajaba con gusto en una tienda que tuvo y que le fue bastante bien yo creo que porque el gen domínguez es dado a hacer buenos negocios y porque transmitía ilusión, cosa que es muy importante en los buenos vendedores. Sin ilusión es difícil vender.

Murió como aquel que dice de un día para otro, unos ocho años después de que le extirparan el tumor. Un día estaba trabajando y al día siguiente la tuvimos que acompañar a L'Aliança, donde murió sin prácticamente recibir asistencia médica alguna (porque no la requirió) y en silencio. Se fue al otro mundo sin decir esta boca es mía. Ojalá yo la pueda imitar también en esa buena muerte, por la que su madre Consuelo rezó toda la vida y con éxito. A veces en su homenaje me hago una tortilla con pedacitos de chorizo y guisantes, muy betanzeira, y hay que reconocer que hay pocas cosas tan sencillas y sabrosas.

Mi tía Raquel el día de mi bautizo en la Clínica de Lourdes, regentada por las Siervas de la Pasión

Mi tía Raquel (izquierda) y mi madre en el apartamento de Castelldefels

Post registrado en SafeCreative (2212162884901)

27.11.22

Iconoclastas idólatras


yer como casi cada sábado hojeé la versión impresa de La Vanguardia. En una noticia con el titular "Barcelona aclarará las señales de sus carriles bici y zonas pacificadas", por lo menos en la versión impresa había una foto del premir teniente de alcalde socialista, Jaume Collboni, en el Pleno y con un brazalete con el arco iris. El pie de foto indica: [...] lució ayer los colores que reivindican los derechos del colectivo LGTBI", pero en toda la crónica no se menciona nada sobre este particular. En El Nacional el titular es "Jaume Collboni luce un brazalete con la bandera del Arco Iris en el pleno municipal" y se indica "ha lucido el brazalete en protesta por la prohibición de llevarlo de la FIFA a los futbolistas del Mundial de Qatar", que es lo que yo había adivinado.

En primer lugar digo algo que empieza a abundar en las redes sociales: que una cosa es el colectivo LGTBI, que no tiene una sola bandera sino varias, que recuerdan las guirnaldas de gallardetes, y otra es el gay de toda la vida.  La Vanguardia elige el apelativo "colectivo LGTBI", lo que implica una carga emblemática de correspondencia con un grupo social  que imprime una presión sobre las instituciones, etc. La principal diferencia evidente entre un miembro del colectivo LGTBI o LGTBQ o LGTBK y un homosexual es que un homosexual rara vez usa símbolos ni hace de su condición sexual una bandera.

El brazalete que llevaba Collboni me llamó la atención porque reconocí la caña y pernera de un calcetín, detalle un poco ¿ridículo? No lo sé. También podría ser el puño de una sudadera. Aunque Collboni se ha quejado alguna vez de que la alcaldesa Ada Colau no acaba de apoyar al colectivo, hemos visto con nuestros ojos y fotografiado hasta la náusea los balcones del Ayuntamiento engalanados con la bandera del arcoiris, o con la bandera de Ucranía o con lo que mande la actualidad más rabiosa. Empiezo a mezclar temas porque a lo que voy es al uso que se hace de un espacio público para conquistarlo con símbolos partidistas. 

Hay que distinguir entre una exposición puntual y con motivo de una celebración o de un casus belli, como vemos tan a menudo en edificios emblemáticos, como ocurre con la estatua de la Libertad en Nueva York, la puerta de Brandeburgo en Berlín o la Tour Eiffel en París. Otra cosa es que el Ayuntamiento plasme su apoyo a Ucrania, país invadido por Rusia, sin contar con que hay una parte de la población barcelonesa que no necesariamente estará de acuerdo con esa adhesión.

Ya con motivo de los símbolos religiosos o de los lazos amarillos significando el secesionismo en Cataluña, se empezó a despertar la necesidad de poner un poco de orden, especialmente ─como digo─ en los espacios en que se supone una cierta neutralidad

El lazo amarillo por cierto también sirve para apoyar la endometriosis, la prevención del suicidio, etc. A mí me recuerda la canción "Tie a yellow ribbon round the old oak tree" (1973), pero me imagino que en los independentistas prevalece el significado de la lucha por la amnistía de sus líderes, etc. Como lo de los símbolos acaba convirtiéndose siempre en una forma muy tosca de comunicación, aunque muy efectiva para las portadas y la propaganda y la publicidad, es lógico que en estos tiempos de degeneración y fanatismo abunden.

Al lado del parlamentarismo tan soez y cafre al que asistimos, no faltan los diputados que aprovechan su intervencioncita de gloria para sacar algún simbolo que le devuelva un eco de fotos en la prensa o en los medios en general. Recordamos la urna de Gabriel Rufián (que mi madre interpretó como un microondas) o lo de las camisetas con mensajes. Los periódicos también reproducen las frases de los políticos, pero parece que el impacto de las imágenes es mayor, y los parlamentarios y los activistas lo saben.

Con las camisetas y los tatuajes, con las insignias y las pulseras y demás artillería, hay una gran cantidad de símbolos andantes y campantes que con la excusa del atuendo, se filtran en todos los espacios, incluso en el laboral y en organizaciones donde se exigiría en el trato al público la ausencia de símbolos religiosos, políticos y de todo tipo. La uniformidad de algunas marcas implica una imagen corporativa, o seguridad en el trabajo o que la persona queda por debajo de lo que es el servicio que ofrece una empresa o institución.

Cuando yo empezaba a trabajar en la sanidad pública hace casi 40 años, recuerdo que se habían empezado a retirar los crucifijos de las habitaciones y de lugares de reunión. En la biblioteca de mi hospital cuando me incorporé como lo que fui, bibliotecaria, encontré en el armario del material una cruz que creo recordar que era de madera pero con el cristo de falso marfil. Mi antecesora la había retirado, cosa que no me pareció mal aunque yo soy católica.

Alguna vez llevo al cuello una medallita del Sagrado Corazón de Jesús, o de la Virgen, pero siempre las llevo por dentro de la ropa cuando estoy en el trabajo, y más cuando hago atención a los usuarios, que en mi caso pueden ser católicos, agnósticos, musulmanes, hinduístas, evangelistas, y de muchas otras fes. Y sin embargo observo que en mi plantilla hay personas que llevan ostensiblemente símbolos okupas, LGTBI o LGTBK, satanistas, independentistas, feministas, o que lucen mensajes motivacionales en sus prendas o en sus tatuajes. La primavera pasada recuerdo que vino a visitarse una paciente que llevaba tantos mensajes escritos en su piel (en diferentes lenguas), que podría haber estado leyendo mis buenos 10 minutos simplemente con lo que dejaba ver la ropa que vestía, que también emitía mensajes ideológicos o de adhesión a sus ideas, las que se supone que tendría dentro de la cabeza.

Me temo sin embargo que es más lo que algunas personas tienen sobre la piel y colgando de diferentes partes de su cuerpo, que lo que tienen dentro de la cabeza. Parecen hombres-anuncio o sign-walkers. Aparte de que algunas veces ese empeño en manifestar las ideas propias sin que nadie te haya preguntado tu opinión es algo latoso y más que desafiante resulta un fatidio, aparte de eso, el tipo de ideas que se suelen ofrecer como en un escaparate, son rudimentarias, polarizantes y sin mucho recorrido más allá de lo que es evidente.

Otra vez más hay que llegar a la conclusión de que iconoclastia e idolatría son complementarias.


Post registrado en SafeCreative (2212162884901)

19.11.22

En blanco y negro: Genaro Agraso


bro una serie de posts sobre mis muertos y elijo como el primero a mi tío Genaro Agraso. Por el nombre, me recuerda uno de esos 100 personajes que dicen que Camilo José Cela recuperó de sus novelas y otros textos para Los viejos amigos.

Los viejos amigos de Cela (1960) no tienen nada que ver con Los viejos amigos de Rafael Chirbes (2003), como es fácil de deducir no solo por la cronología sino por la estirpe ideológica de ambos escritores. La novela de Rafael Chirbes es, según veo por su solapa al uso (*), un producto de su época y tiene un planteamiento convencional. Otra cosa es admitir que Chirbes, en la novela y media que he leído de su obra, desarrolla perfectamente los personajes y vamos a decir su roña. Mucha roña hay también en Los viejos amigos de Cela, pero salimos alentados por su sentido del humor y algo que abunda tiernamente en nuestros clásicos de la España más negra. Cela recupera en breves textos de un cierto realismo fantástico a sus personajes amigos, tras una breve cita a la fuente original. Como si hiciera un desarrollo del personaje que había esbozado, pero con poco recorrido porque el sujeto no da para más, aunque a veces envuelve historias tremendas.

No voy a hacer nada por el estilo ni de Chirbes ni de Cela, tampoco tengo sus alturas, pero me he acordado de CJC porque los nombres de los personajes son increíbles: Matroniano Gordaliza Villapeceñil, Don Estanislao de Kotska Rodíguez y Rodríguez, alias El Mierda, Sinforosa Chumillas, Mansueto Machezo, Quiquito Esteban. Ya sabemos que a pesar de los años que lleva el libro primero en circulación y después si no agotado, casi, esos nombres podrían ser inventados pero no mucho. 

Genaro Agraso es un nombre que no podía ser más gallego, pero no puedo saber donde nació y como conoció a mi tía María Domínguez, Maruxa. Tiendo a pensar que en algún pueblo de La Coruña. Lo recuerdo bien, aunque la última vez que lo vi fue hacia 1986, por la muerte de Raquel Domínguez. Poco tiempo después murió Maruxa y lo supimos al cabo de unos días, cuando ya estaba enterrada en lo que yo llamo "nuestro terrenito" en el cementerio de Sant Andreu.

Mi tío Genaro era pulquérrimo. Recuerdo que tenía un traje negro de ojo de perdiz que debía estar confeccionado a medida porque le quedaba fetén. Nunca le ví con ropa de colores y por eso lo asocio con aquellos años del blanco y negro y que sin embargo fueron tan alegres en el colorido. Podría decirse que los demás podíamos ir de colores gracias a la gente que como él iban de blanco y negro.

También recuerdo su semblante, de grandes ojos negros, el pelo casi blanco y un rostro que transmitía su bondad, una personalidad sufrida y la atención serena. Como es normal, siempre lo veía recién afeitado y acicalado, porque la familia se reunía los domingos por la mañana y en alguna boda o comunión o el día de los Fieles Difuntos. Pero es que además mis tíos tenían una perfumería también pulquérrima. Vivían en el altillo de la tienda, también limpísimo. Recuerdo que mi primo Ricardo era muy alto y no cabía en la cama, porque no habían camas más largas en aquel tiempo.

Cuando ya llevaban años muertos y enterrados los dos (mis tíos), mi madre me explicó que cuando íbamos a verlos a Santa Coloma de Gramenet, no nos dejaban entrar en el baño. Pensé que era por la manía de la higiene, que la tenían todas las hermanas de mi padre excepto una, que fue la más longeva. Insistí en que me lo confirmara y me dijo: "Tu tía Raquel decía que era porque allí guardaban el dinero". Aunque mi madre creo que ignora la prerrogativa de la prescripción de los derechos, hay muchas cosas que se las ha callado hasta que ha pasado mucho tiempo de la muerte de alguno de nuestros finados.

Cuando dibujé mi serie de raras aves, al casuario le puse por nombre Genaro, en homenaje a mi tío, un hombre pacífico. Y eso fue porque injustamente se consideraba a los casuarios como los pájaros más peligrosos de toda la fauna. En realidad el casuario solo ataca si se ve acosado o acorralado o burlado, o cuando atacan a sus crías y se dispara su cerebro reptiliano de velociraptor. Y aunque es verdad que puede usar sus garras para eviscerar a su atacante, con su poderoso segundo dedo, también lo es que suelen antes patearlo que matarlo. De hecho nada más hay una muerte documentada el año 1926.

José Domínguez, Corona Senra y Genaro Agraso (c. 1970)

Post registrado en SafeCreative (2212162884901)

___

(*) "Un grupo de viejos camaradas son convocados a una cena. Un día estuvieron unidos por un luminoso, aunque confuso, proyecto común: la revolución. Ahora, tantos años después, hacen repaso de sus existencias. El espejo del tiempo les devuelve la imagen de unas vidas vividas provisionalmente, y cuyo vacío se llena a menudo de culpa, desengaño, rencor o traición. Un constructor, un pintor que trabaja de vigilante en un hotel, una profesora, una publicitaria, un novelista fracasado que malvive vendiendo apartamentos a los turistas son los actores principales de una novela compleja y exigente. Las voces se suceden, matizan y contradicen unas a otras para tejer una tupida red de vidas cruzadas que se traban en un juego de contrapuntos revelador de las trampas de la memoria. Escrita desde un punto de vista en el que no caben los discursos complacientes, Los viejos amigos propone una reflexión sobre la condición humana y las posibilidades del individuo de intervenir en el curso de la historia, a la vez que saca a relucir las contradicciones que surgen del enfrentamiento entre las miserias privadas y el vacío de ciertos discursos ideológicos." (Editorial Anagrama)

18.11.22

28 de enero de 2115


n el año 2006 hubo un montaje de Banksy, no exento de polémica animalista, en que aparecía Tai, un elefante asiático, en el medio de una habitación pintado como el papel que cubre las paredes. La exposición Barely legal es una variación de la expresión "un elefante en la habitación", que procede de la literatura rusa y que popularizó Mark Twain. Diría que la expresión no se usa mucho en nuestra parte del mundo, pero es muy acertada para describir metafóricamente la situación que se da cuando una verdad o una realidad evidente es ignorada o pasa inadvertida. También se aplica a un problema o riesgo obvio que nadie quiere discutir para evitar el conflicto, etc.

No es menos incómodo participar de la ignorancia generalizada, hacer como que no nos afecta que se ignore algo que es más que evidente. El 2015 incluí en el Álbum una viñeta de Bizarro en que también se señalaba la incomodidad del propio elefante. El elefante africano es el animal terrestre más grande, lo que ha sido constatado en ejemplares de hasta 10.000 kg. 

También es verdad que hay fenómenos o grandes artefactos que pasan desapercibidos precisamente por sus grandes dimensiones, en especial si ─aunque los esperamos ver─ se salen de nuestro encuadre óptico. Pasaba esto con Puppy, el perro del Guggenheim de Bilbao. Y hay detalles pequeños o grandes que solo los vemos cuando revisamos la imagen fotografiada, parada y sometida a un espacio bidimensional y congelado.

Es un efecto opuesto el "ver venir", sobre todo porque nos habla de presentir, algo que entra en el terreno de la adivinación. Sin embargo, aunque la intuición no se considera fiable, habrá que decir que siempre tiene un fundamento. La intuición no está exenta de conocimientos, lo que pasa es que usa conocimientos muy dispares y alejados, y esa es una habilidad que de forma tradicional se ha relacionado con la forma de pensar propia de las mujeres, por lo que ni siquiera se considera una forma de pensar.

Lo que traía anteayer "El Mundo" en sus páginas llevaba el siguiente titular: Rebelión contra la nueva Selectividad de responsables de Lengua Castellana en 10 autonomías: "Parece un test de conducir". El titular es complejo en el sentido de que la noticia se "trifurca" en tres temas, el del test de conducir, el de la lengua "castellana" y el de las 10 autonomías. Elegiré el primero:

"Actualmente, todos los alumnos que quieren acceder a las universidades públicas tienen que pasar por un examen de Lengua Castellana y Literatura compuesto por un comentario de texto, preguntas sobre el uso de la lengua y preguntas sobre la literatura. Los firmantes temen que todo lo relacionado con la sintaxis, la morfología, el léxico y los autores no quepa en el nuevo diseño. ¿Por qué? Porque en el sistema que comenzará en 2026/27 se fusionarán en una única prueba los contenidos de Lengua Castellana y Literatura, Lengua Cooficial, Lengua Extranjera, Historia e Historia de la Filosofía.

Es decir, los cinco ejercicios independientes que hay ahora se convertirán en uno solo. El modelo, que tradicionalmente ha permitido al alumno argumentar en profundidad, pasará a ser un simple ejercicio con 25 preguntas tipo test o de rellenar huecos y tres preguntas abiertas cuyas respuestas no podrán superar las 150 palabras cada una."

Esto ya se veía venir, que se formaría una pelota con las llamadas Humanidades, y que se despacharan con un examen en el que incluso se pudieran sacar las respuestas a suerte. Ya se veía venir, insisto, de un tiempo a esta parte, el empobrecimiento del lenguaje y de la comprensión lectora. Hace unos años, cuando una amiga mía escribía su último libro, como si yo fuera Casandra le advertí de que tenía que publicarlo antes de que desaparecieran los lectores.

Que la lectura mejora la escritura es un axioma repetido hasta la saciedad, y sin embargo sé de muchos casos de lectores habituales que escriben "haber" en vez de "a ver" y cuyos errores gramaticales se reparten por igual entre el español y el catalán, lo que no les permite justificarse con la confusión entre lenguas o con el predictor del móvil (*). A veces emplean términos archisilábicos y mucha prosopopeya, cuando el uso correcto de la lengua propia implica hablar llanamente.

En mi sector laboral se incentiva la preparación del nivel C2 de Catalán, lo que implica hablar y escribir en el registro adecuado, emplear un lenguaje ortográfico y usar correctamente los formatos de expresión (correo-e, presentación oral, artículo de opinión, etc.) Y sin embargo me tropiezo a diario, sin buscarlos, ejemplos de registros inadecuados, lenguaje de léxico pobre o vulgar y repleto de faltas ortográficas, explicaciones desestructuradas y mensajes incomprensibles. No hay excusa. Cuando empecé a trabajar debo decir que se escribía menos pero mejor.

Actualmente, con la imposición del Office 365 y esa especie de Facebook o Meta que es el Microsoft Teams, se fomenta un lenguaje informal y descuidado, casi inarticulado. De esta manera se introduce la idea de que la moderna tecnología discrepa con el lenguaje pulcro y educado. Y es aquí donde el "verlos venir" pasa a ser "un elefante en la habitación", porque por no señalar una falta de ortografía detrás de otra, por mucho que nos incomode, nos tenemos que callar y hacer como que no pasa nada.

Solo he visto señalar el desaliño lingüístico en Twitter, y es para desacreditar a un contrincante en su torpeza con el idioma. O en Facebook o Meta, para ridiculizar la cartelería chapucera de algunos establecimientos. Pero no hay decoro en escribir con corrección ni en corregir a quienes maltratan nuestra hermosa lengua. Hacemos como si el problema no existiera, por su tamaño, que es enorme, o por evitar ser desconsiderados o desafiantes. "Mexan por nós e hai que dicir que chove"

Tai, por Banksy, Barely legal (2006)

(*) En el espacio del vídeo del enlace consta que estará disponible hasta enero del año 2115, por lo que si el enlace se rompe es según lo previsto.


Post registrado en SafeCreative (2212162884901)

13.11.22

Siervos inútiles y tontos útiles

"Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer"
 Lucas 17, 7-10


uchos de mis amigos y conocidos se han jubilado en los últimos meses y algunos, no todos ni muchos menos, se lamentan de que ya no son útiles. Incluso algunos se introdujeron en entidades de voluntariado por hacer algo provechoso y solidario, con la ventaja de que si algo no les gusta pueden abandonarlas. 
Las ofertas de ocio están atentas a la demanda que sugiere el retiro de la vida laboral. Clubs de lectura, clases de manualidades, deporte, viajes, excursiones, huertos urbanos, voluntariado, y una gran variedad de actividades que reunen a personas que además quieren aumentar su círculo de amistades.
Ya hace tiempo que abandoné la idea de ser útil, aunque alguna vez lo he sido en el sentido de helpful, y de poder ayudar con mi servicio o mis conocimientos cuando se me necesitó. Aparte de que sentir que soy substituible (y no porque me duela), mi perfeccionismo me ha llevado a darme cuenta de lo lejos que estaba del esplendor. Si la realidad no me hubiera también triturado con resultados paradójicos, con los abusos y con las lecciones de la modestia, aún seguiría persiguiendo el descabellado afán de la excelencia y de la utilidad.
No creo que el Evangelio del jueves, el versículo de San Lucas que cito sobre los siervos inútiles, nos invite a la holgazanería o dejar todo en las manos de la providencia. La propuesta católica es tener una actitud de humildad, agardeciendo a Dios todo lo que somos y lo que tenemos, no por méritos propios, sino por su generosidad. La traducción bíblica en catalán es más clara: "Com uns servents sense mèrit: hem fet només el que havíem de fer".
Cuando uno se desprende de la necesidad de que sus acciones y sus obras sean aprobadas por los demás ─pero no desde la soberbia sino desde la modestia─ es como cuando hace frío nos tenemos que quitar la ropa. Parece que al desprendernos de las prendas perdamos calor, pero el cuerpo reacciona y se transfigura, se desacomoda y se activa.
Las formas de "socialización" que se nos ofrecen desde los grupos organizados conllevan dinámicas en plantilla y algo fingidas. Pero a muchas personas les está bien. Alguna vez he dicho, no sé si aquí, que hay personas que no saben estar solas, de la misma manera que hay personas que no saben estar acompañadas. Tan anómala es una cosa como la otra, aunque se considere más temible el solitario. Pienso que es ideal el término medio, como en tantas otras cosas.
Observo en la residencia geriátrica donde se encuentra mi madre, pero seguro que ocurre en todas, que muchas veces están todos los ancianos o gran parte de un humor parecido. Da mucho que pensar.
***
Por no alargarme, se diría que la alternativa a la de saberse siervos inútiles es la de ser tontos útiles. 


Post registrado en SafeCreative (2212162884901)