27.8.09

Mira, como, beben


Mercado de Union Square (Nueva York)

“Oíd y entended. No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre”.
Evangelio según San Mateo 15,10

No es que me guste mucho viajar, la verdad es que no me gusta nada, pero siempre que tengo que viajar me intereso mucho por la comida. No tanto por conseguir la que me va a alimentar, sino por la que se come, la que se sirve en los restaurantes, la que se ve en los mercados y –en menor medida- la que hay expuesta en los establecimientos para sibaritas. Por eso tomo tantas fotografías de alimentos y perecederos. Curiosamente, el Fauchon que hay tocando la Madeleine en París, de donde el magnate Stavros Niarchos se hacía reponer su despensa, en los años 80 –la primera vez que yo lo visité- poco tiene que ver con el de ahora, en el que casi no hay productos frescos y sí una barbaridad de productos conservados, chocolate y vino. La web apela a los labios, que no al estómago, y a la sofisticación. Parecería la página de Bulgari o cualquier joyería. Debo decir pues que también estoy interesada en lo que no se come y por supuesto en quien no come y por qué no come. Estoy preocupada por el hambre, en una palabra.
En la enciclopedia ya dedicamos un post a “El Bulli” y “The Fat Duck” y en general a las complejidades e ironías de la gastronomía molecular, en Como como, donde si no recuerdo mal también “condené” los biocombustibles:
"En la cocina de Blumenthal [el chef de “The Fat Duck”], además de mezclar el reino animal y el vegetal y el mineral promiscuamente, se da la presencia de elementos que ni siquiera son comestibles. El plato más famoso (después del helado de tocineta ahumada con nitrógeno líquido) nos propone, dije, un iPod, que no es comestible. También los llamados alimentos funcionales o con suplementos nos alejan de la materia prima o nos la hacen irreconocible. Es una especie de enajenación o enajenamiento. La manipulación y enajenamiento de la comida, nos ofrece la comodidad pero nos quita la autenticidad. El corolario son los biocombustibles como el biodiésel o el bioetanol. Y lo peor son sus consecuencias en el medio ambiente, en la sostenibilidad, en los pastos, y en el sector alimentario. Es previsible que Indonesia, que ha talado el 70% de su selva [para hacer muebles de teka para las terrazas y jardines europeos], la dedique a la plantación de biocombustibles. "
Al lado de este panorama de jeringas y emulsiones, está el desenfreno de la tomatina de Bunyol y la raimà del Poble del Duc (Valencia) (*). La brutalidad de la tomatina ya fue tratada en Jueves lardero, cuando servidora desconocía la existencia de otra fiesta algo parecida. Se parecen en la gran cantidad de alimentos que la gente se echa en una especie de catarsis multitudinaria. Sin embargo la fiesta del Poble del Duc, que se celebra en 28 de agosto procede de los cabrerots (de echarse encima lo que sobraba de las cepas de uva, que de otra manera se lo hubieran comido las cabras), mientras que la fiesta de Bunyol es directamente una de las actividades lúdicas o festivas salvajes de nuestras latitudes. No tiene un antecedente folklórico con fundamento rural. Me repugna profundamente que se juegue con la comida, que se tire, que se maltrate. Y si lo que hace Blumenthal en “The fat duck” o lo que se hace en Bunyol se considera cultura, pues entonces me repugna la cultura, puesto que aquí no vamos a discutir de palabras. Al fin y al cabo, con perdón, ya sabemos lo que va de una papada a una mamada, como para concederle el mínimo crédito al significado que se le quiera dar a las palabras.
Cuando casi casi tenía olvidado el tema de la “raimà” y la tomatina y habían dejado de desfilar imágenes de las masas y las calles pringadas de uvas y tomates en cantidades industriales, no se me ocurre nada peor que ir a ver la película del “Mapa de los sonidos de Tokio” (Isabel Coixet, 2009). Salvadas las escenas de las nyotaimori o mujeres bandeja (“Sushi body”) y una gran cantidad de referencias a la comida japonesa y en especial al ramen (sopa de fideos), que al parecer hay que comer sin excusar de hacer el ruidito propio de sorber la pasta, paso directamente a la viniteca o lo que sea que representa que tiene Sergi López en pleno Tokio y que supongo que como homenaje a Buñuel se llama “Vinidiana”. Es poderosamente llamativo que alguien abra una tienda de vino en Tokio por la sencilla razón de que el consumo de vino en Japón es tan infinitesimal como viene siendo una ración de la gastronomía molecular:
“Pero el mercado japonés ofrece claroscuros. Constituye una dura batalla elevar el consumo de vino per capita, que se sitúa escasamente en los 2 litros anuales, y atraer a un consumidor joven, en su mayoría masculino, que no se siente atraído por el vino y prefiere bebidas con menor graduación alcohólica, como la cerveza, expuso Bansho. Estas tendencias de consumo pueden encontrar explicación bioquímica: la ausencia o pobre actividad en buena parte de la población asiática de la enzima aldehído deshidrogenada que contribuye a metabolizar el alcohol, lo que conduce a una actitud más prudente respecto al vino.” (El catavinos)
Vamos, es que sólo debo añadir que de las dos urgencias médicas importantes que representa el alcohol (su privación en alcoholicos y la ingestión por parte de asiáticos), no sé cual es más grave. A mí me explicaron el jamacuco que le dio a una japonesa tras tomar una sola copa de vino aquí en Barcelona y la verdad es que me parece poco menos que un asunto de estado precintar una tienda como “Vinidiana” por el peligro que representa.
De todas maneras, como suele ocurrir en *A la flor del berro, al lado de la prudencia que aconsejamos también tenemos que advertir contra los remilgos. De ahí la cita del Evangelio según San Mateo, porque servidora está hasta las narices de algún exceso que como la tomatina se da pero por la vertiente de la pureza, la macrobiótica, el veganismo y la cosa guay de los scoopies. Y sin embargo el punto de vista de Pitágoras, por lo menos expuesto por Ovidio, es muy convincente (**).
Entre atiborrarse de comida basura y “pringles” a troche y moche y no comer absolutamente ni gota de según qué alimentos hay una enorme gama de escuelas, tendencias, modas. Decía Álvaro Cunqueiro que los gallegos se parecían a los chinos en que prácticamente se lo comían todo. Debo decir a nuestro favor que no comemos ni perros ni ratas. De momento. Pero sí, alejándonos paganamente de lo que estipula el Levítico, se comían en la Galicia mariscos y cefalópodos (pulpos, vaya) incluso o sobre todo cuando era un alimento para los pobres. Y es que, por extraño que parezca, hubo un tiempo en que mis antepasados sólo comían, cuando comían, mariscos, alguna patata, berzas, judías y todo lo que se puede comer del cerdo (que es mucho). Los peces, el pescado blanco, era para los ricos.
(*) No sé cómo se referiría el señor Juan Carlos Moreno, si es que aún sigue bien y va vendiendo sus libros, a la naturaleza de la palabra “raimà” (del cat. raïm, "uvas"). No sé si de acuerdo con sus principios lingüísticos y no la emparentaría al catalán oriental, al valenciano, o a qué. Salvador Espriu en Les roques y el mar, el blau, propuso el término “rosalbacavà”, una especie de acróstico de las palabras rosellonés, alguerés, balear, catalán y valenciano, que por razones que se me escapan no ha tenido ni la mitad de la mitad de la mitad de la mitad de éxito del término propuesto por Agustín García Calvo para el espofcont o español oficial contemporáneo. Es difícil.
(**) “Absteneos, mortales, de mancillar vuestros cuerpos con manjares nefandos. Hay mieses, hay frutas que con su peso inclinan las ramas, y turgentes uvas en las vides, hay hierbas exquisitas, hay plantas que con la llama son susceptibles de madurar y ablandarse; tampoco se os quita el lácteo líquido ni las mieles que exhalan el aroma de la flor en sazón, y os ofrece manjares sin matanza y sin sangre. Con carne aplacan las fieras su hambre” (Ovidio, Metamorfosis, XV: 75-80) 

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La parte contratante de la primera parte


"Acabo de hablar de nacionales y rojos, ésa era la forma usual de llamar a uno y otro bando, a la una y la otra zona; después empezó a matizarse la nomenclatura y a lastrarse de cariz político
cada palabra. A los nacionalistas se les llamó nacionalistas, facciosos y rebeldes;
los nacionalistas, al acabar la guerra, dieron la vuelta
a la tortilla y, rizando el rizo, consideraron facciosos a los otros y metieron en
cárcel a no pocos perdedores por auxilio a la rebelión; a los rojos se les
conoció también por republicanos y leales. Lo grave no
es esto, la verdad es que estas formas de decir no
tenían la menor importancia; lo grave es que los ambos lados
en liza, uno se llamo a sí mismo antifascista y el otro antimarxista,
cosa que a mí me da muy mala espina porque
esto de juzgar a la contra es deformante y malsano
y demuestra, sobre todo escasa imaginación,
malos y torpes sentimientos".
C. J. Cela, Memorias, entendimientos y voluntades.

esde hace unos años vengo leyendo y reuniendo, a veces reuniendo y leyendo, una colección de autobiografías que creo que empecé con la de Torres Villarroel y que recientemente se ha visto aumentada por haber heredado parte de la biblioteca de mi amigo José Pedro Delgado, que murió el pasado mes de junio. Son dos obras autobiográficas, la de su niñez, que primero me pasó desapercibida, La rosa, y Memorias, entendimientos y voluntades, cuyo título es más trasparente. El segundo título remite a las llamadas "potencias del alma", para mí inevitablemente unidas a una de las mejores fotos de Cristina García Rodero. Por cierto, que aunque "El País" da la noticia de la incorporación de la fotógrafa a la Agencia Magnum como una noticia fresca el 12 de julio, que yo recuerde (y ya no digamos que yo sepa y que yo quiera) ya estaba en su web este invierno tan largo y tan frío.
Aunque allá por el año 1991 la revista "Anthropos" publicó un número y un monográfico sobre el género autobiográfico ("La autobiografía en la España contemporánea" y "La autobiografía y sus problemas teóricos") no ando muy documentada, pero sí puedo decir -en atención a quien se quiera iniciar- dos cosas:
1.      Que hay muchas autobiografías que pasan desapercibidas, incluso a los libreros, y que no se clasifican en la sección correspondiente por culpa de que sus títulos no trasmiten ese particular.
2.      Que ya en las primeras líneas de este tipo de textos literarios se recibe o no la sensación de encontrarse ante una obra modelo de lucimiento y conquistas, o una obra de ejemplo de indagación. El segundo tipo de representación autobiográfica es el que me gusta más incluso en el caso de que la vida no tenga ningún sentido, que no lo sé.
Entre las autobiografías que pasan desapercibidas del grupo 1 están La arboleda perdida de Rafael Alberti y hasta La memoria de la melancolía, de la que fue su esposa, María Teresa León. También El peso de la paja de Terenci Moix o Desde el amanecer de Rosa Chacel, y por supuesto la Autobiografía de Alice Tocklas de Gertrude Stein y El laberinto del mundo de Marguerite Yourcenar o El mundo de ayer de Stefan Zweig o El libro de la vida de Santa Teresa, Aquella mitad de mi tiempo de Javier Marías, o Días felices en Argüelles de Umbral.
Aunque en mi colección recojo los Carnets de Camus, el Quadern gris de Josep Pla, los Diarios de Katherine Mansfield, los Cuadernos de todo de Carmen Martín Gaite y algunos epistolarios, me interesan más por su voluntad literaria unívoca las autobiografías. A pesar de que he leído la autobiografía de la infancia de Katherine Hepburn (Little me), o las de Chagall, Isadora Duncan, Alma Mahler y Mahatma Gandhi, no estoy tan interesada por la persona en sí y sus logros como por la manera como ha vivido su vida, como la expone, o simplemente lo que de ella desea dar a conocer y recordar, cuestiones en las que los escritores andan más comprometidos o implicados.
Este mes releí Alexis o el tratado del inútil combate, que es una carta. El examen de conciencia da forma a la carta de Alexis a su mujer, Mónica, como Las confesiones de San Agustín o las de Rousseau dieron forma a las autobiografías, en una extraña trasposición de géneros. Por lo tanto, además de la posible influencia de las historias de la Biblia en la literatura clásica, y de ciertos valores católicos cristianos, también habría que admitir una influencia formal al menos como posible hipótesis.
Cuando somos lectores se avivan ante nuestros ojos las frases que se repiten y también parecen desfilar solemnemente aquellas que subscribiríamos, como para mí es la que abre el post de hoy, la de Cela. Es una idea que vengo meditando desde que empezó *A la flor del berro: la parte contratante de la primera parte puede concentrarse o enfocarse en sus filias o bien en sus fobias. Se dirá que son inclinaciones o pulsiones complementarias (el forofo del Real Madrid será antibarcelonista), pero también se admitirá que las personas guiadas, inspiradas o dominadas por sus propias fobias, además de nocivas no son útiles. Bueno, a lo mejor son útiles sólo estadísticamente o electoralmente. Para hacer bulto.
Hace unas semanas intentaba desarrollar una entrada sobre las ideas objeto y bajo la consigna "pensar globalmente, actuar localmente" en la que a duras penas conseguí abrirme paso en mi defensa de que era mejor apoyar a una organización como Caritas o Unicef y no a organizaciones específicas que no sé si a la larga estarían interesadas en resolver los problemas que son su razón de ser. El modelo de Amnesty International o Caritas o Unicef me convencen porque son capaces de movilizar los recursos donde son necesarios y a la par de los tiempos y las calamidades. Me temo, siguiendo ese mismo razonamiento un tanto desvalido, que los fóbicos se apuntalan en sus rencores por idénticas razones, porque los convierten en su razón de ser. A veces servidora ha tenido la sensación de que incluso cuando le diéramos la razón a un fóbico (o no se la quitáramos, si es que se puede), el fóbico seguiría ahí en su órbita biliosa o colérica de aversión, odio puro y duro o encono. Nunca aceptarían al "otro". Al otro, según el fóbico hay que escracharlo (palabra, junto a otras más lindas, que me ha descubierto Liliana Costa Staksrud, que no Starsbucks). La palabra está en el DRAE, que la recoge indicando su origen argentino y uruguayo. Me hace gracia, porque escrachar me recuerda al gato de "Itchy and Scratchy", la serie violentísima de dibujos animados de ficción en la serie televisiva "Los Simpson", del programa de Krusty el payaso.
Por esta razón, por la sinrazón de los fóbicos antifílicos, es por la que mi entrada de hoy empieza con la escena de la fiesta de no cumpleaños, que le dedico a todos las personas que hoy no cumplen años, y acabo con el principio de la autobiografía de Chagall:
"Lo primero que vieron mis ojos fue una abrevadero. Sencillo, cuadrado, medio huevo, casi oval. Un abrevadero de mercado. Cuando estaba dentro, lo ocupaba totalmente.
No me acuerdo ya -fue mi madre quién me lo contó?- pero en el mismo instante en que nací, en una casita cercana a la carretera en las afueras de Vitebsk, detrás de una cárcel, estalló un gran incendio.
La ciudad estaba en llamas, el barrio de los pobres judíos.
Se llevaron la cama y el colchón, a la madre y su bebé a sus pies, a un lugar seguro al otro lado de la ciudad.
Pero, ante todo, yo nací muerto.
No quise vivir. Imaginaos una burbuja blanca que no quiere vivir. Como si la hubieran atestado de cuadros de Chagall.
La pincharon con alfileres, la metieron en un cubo de agua. Al final se queja con un leve piar.
Esencialmente, yo nací muerto".

¡ F E L I Z **N O** C U M P L E A Ñ O S !

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Saudade (1). Lost in traslation

Clavijero de guitarra portuguesa

¿Quién me manda a mí meterme en camisa de once varas y ni más ni menos pretender aproximarme a un tema que me inspira tanto interés como escrúpulos. A veces en *ALFB tenemos muy claro el contenido de la entrada y el entramado enciclopédico de su composición global local, pero no está tan claro el título. Era el caso de Aembolo. El post de hoy es uno de los pocos ejemplos en que tendríamos más claro el título que cualquier otra cosa: "Saudade". Como de costumbre, encima solo voy a tratar algunos puntos que reclaman mi atención, que no tienen por qué ser precisamente los puntos más fuertes.
Uno es el de recordar que la saudade es uno de los false friends que hay entre el español (*) y el portugués, como lo es la palabra "espantoso", que en portugués puede significar todo lo contrario de lo que significa en español. De manera que cuando los hispanohablantes y los portugueses hablamos debemos tener en cuenta que nuestra soledad se corresponde con su solidão, mientras que la saudade portuguesa no tiene traducción y si acaso como mucho tendría relación con la nostalgia (port. nostálgia) y con la melancolía, pero se admite como una de las palabras de nuestro mundo, repito, que no tiene traducción o cuya traducción es muy difícil.
El desconocimiento más elemental del portugués es algo muy común en nuestro país. Quitando la llamada Raya y en general las fronteras lusoespañolas, el contacto es anecdótico. Con el mercado único europeo compartimos etiquetaje y así tenemos en nuestras mesas productos que por un lado muestran el envase en portugués ("leite meio gordo") y por otro muestran la versión española ("leche desnatada"). A lo tonto a lo tonto, quieras que no vas adquiriendo un vocabulario y se dirá que como método de aprendizaje no es el Timesmón ("Time is money"), aquel método de Félix de la Fuente Marquínez (1962) para aprender fácilmente 7 idiomas (inglés, francés, español, alemán, japonés, latín y griego). Pero, vaya, entre lo que aprendemos con los futbolistas de Portugal y Brasil, lo bien que se nos dan los idiomas a los españoles, y con saberse "Garota de Ipanema", se puede ir con toda la razón por el mundo abajo y pisando fuerte. Hasta nos sobra razón.
Es muy excepcional encontrar por estas latitudes quien aparte de Pessoa, Saramago (ese plasta necrófilo), Jorge Amado y últimamente Lobo Antunes, pueda dar cuenta de algún escritor lusófono. Los aficionados al cine de autor conocen a Manoel de Oliveira, tan longevo. Por cierto, que el cineasta en su pelicula Um filme falado (2003) consigue reunir en una cena del crucero por el Mediterráneo a John Malkovitch hablando inglés, Irene Papas griego, Stefania Sandrelli italiano, Catherine Denueve francés y pasar de largo por Ceuta, como toda referencia a nuestro país. Se dirá que no tiene nada de particular que John Malkovitch hable inglés, Irene Papas griego, etc., pero es que lo que ocurre es que lo hablan todo a la vez. Cada uno lo suyo, por supuesto. Que Manoel de Oliveira pasara de largo la parte de la península que habitamos y nuestra lengua no se puede tomar como un ultraje, pero sí como un desaire seguramente que bien merecido. Como, siguiendo con la literatura, el conocimiento que tenemos de las letras francesas es notablemente mayor en la misma generación que tomo como punto de referencia (la mía), he de pensar que no se trata de una tendencia, sino que muestra una cierta negligencia cultural y nuestras monomanías.
Al lado de este factor, y sin perderlo de vista, ya sabemos que de la misma manera que para el etiquetaje y para los chistes ("había un alemán, un francés, un italiano y un español"), hay un área peninsular, latina o hasta según y como de influencia árabe o mora o no. De tal modo, se nos podrá asimilar a los vecinos portugueses con los mismos o parecidos efectos supongo que tiene confundir chinos y japoneses o japoneses y chinos. Tengo la sensación, sin embargo, de que alguna particularidad hay que nos caracteriza e incluso entre los portugueses hay como ocurre entre nosotros distintos pueblos o cuando menos diferencias territoriales, económicas, etc. Igual que hay personas que no saben distinguir un chino de un japonés, yo no sé distinguir una guitarra lisboeta de una guitarra conimbricense. Aún.
Ando menos interesada en la unidad que en la igualdad, y en realidad me temo que ese punto (la igualdad es más interesante a la hora de determinar el futuro de un país y si tiene futuro). Me desvío hacia el resbaladizo o a veces estropajoso tema del nacionalismo puesto que el nacionalismo, los nacionalismos, cultivan la diferencia. Tanto, que paradójicamente no hay nada que se le parezca tanto a un nacionalista como otro nacionalista. Para mi sorpresa, mientras profundizaba en mi ignorancia propia y en la ajena, documentándome sobre la saudade, advertí que hay una saudade nacionalista o que hay nacionalistas que han querido o quieren apropiarse la saudade, adoptarla como una seña de identidad. No sé como no se me había ocurrido que algo así no podía ocurrir. Claro, claro. Puede ocurrir y ocurre, aunque desconozco su incidencia y deliberadamente abandono de puntillas esa pista.
Para acabar, no podemos dejar de tomar en consideración dos canciones brasileñas y una caboverdiana. Primero Chega de saudade ("Basta de nostalgia") (1958), cuyo primer registro fonográfico se considera el principio de la bossa nova, y que es toda una declaración de principios respecto al mal de amores y la añoranza. La segunda canción es "Cedotardar", de Tom Zé, el autor de , o cualquiera de sus arrastão que distorsionan todo el venerable patrimonio lírico medieval y el Cancioneiro da Ajuda con la síncopa y el monosilabismo más primitivo y sandunguero añadidos. De todas maneras, no creo que Carolina Michaëlis de Vasconcelos se rasgase las vestiduras con el reciclaje postcolonial de Don Denis, Martín o Martim Codax e tutti quanti, la patrística de la saudade. La canción que propongo para situar el tema (¡con la cantidad de fados a los que podía haber recurrido!) es de Cesária Évora, Sodade, y no Un canto a Galicia de Julio Iglesias. He elegido la versión que cantó la cantante africana con la griega Elephteria Arvanitaki y no la que cantó con la polaca Dorota Miśkiewicz, que también es para mojar pan.
Me encanta Sodade, porque ahí se demuestra como la cadera tiene razones que la razón no entiende y pone en cierto entredicho toda el aparato mitológico que organizó X. Rof Carballo en torno a la niebla-brétema, el color verde y sus tonos, el horizonte indefinido, el alejamiento del terruño, la añoranza y la lenición celta en Mito e realidade da terra nai. Y es que Cabo Verde, hace siglos que no es verde y allí nunca llueve, y -como dice la Wikipedia- hay una cantidad de agua "despreciable", pero que supongo que será "inapreciable". Nunca llueve como en el sur de California.
En esta primera parte de la entrada enciclopédica sobre la saudade estoy "despejando" la incógnita, como si llevara todos los elementos que no son la X a un lado de la ecuación. Y sin embargo, podría parecer que me está pasando lo de los del sexo tántrico, que cuando introducen el tema explican todo lo que no es pero no llegan a decir nunca qué es y al final consiguen despertar menos interés que fastidio. No, yo es que no tengo prisa (que es lo que tiene no vivir bajo la presión del éxito). Es más, quisiera contar para la parte segunda con sugerencias y críticas, con una relectura de ¿A qué llamamos España? de Pedro Laín Entralgo, y con la lectura de los libros sobre la saudade de Carolina Michaëlis (¿1914?) y de Ramón Piñeiro. El de Ramón Piñeiro se ha reeditado recientemente, porque por fortuna fue el homenajeado en el Día das Letras Galegas de 2009 y se ha reeditado su Filosofía da saudade (Buenos Aires, 1961; Vigo, 1984). Como tengo la Galería Sargadelos de vacaciones y la Biblioteca de Catalunya tiene excluída de préstamo la primera edición argentina, de la que conserva dos ejemplares, tendré que esperar.
Quem mostra' bo
Ess caminho longe?
Quem mostra' bo
Ess caminho longe?
Ess caminho
Pa São Tomé
Sodade sodade
Sodade
Dess nha terra Sao Nicolau
Si bô 'screvê' me
'M ta 'screvê be
Si bô 'squecê me
'M ta 'squecê be
Até dia
Qui bô voltà
Sodade sodade
Sodade
Dess nha terra Sao Nicolau

(*) Me veo en la obligación de aclarar una vez más -y lo haré cuantas veces sea necesario, sin cejar- que servidora utiliza el término "español" para referirse a uno de los idiomas oficiales de España en su registro más contemporáneo y estándar (lo que el profesor Agustín García Calvo llamó espofcont o español oficial contemporáneo), mientras que reservo el uso del término "castellano" para el sustrato histórico del espofcont y para el dialecto que se habla en las comunidades castellanas. En ningún caso considero tener competencia lingüística en castellano sino en todo caso en español.

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19.8.09

6

Subterráneo del Edificio Chrysler. Barbería

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17.8.09

Post 308: "Aembolo"

Josep Mª de Porcioles (Alcalde de Barcelona, 1957-1973) y "Copito de nieve"

"Dedico esta edición a mis enemigos,
que tanto me han ayudado
en mi carrera"
C. J. Cela, La familia de Pascual Duarte


Jordi Sabater Pi falleció el pasado 6 de agosto en su casa en Barcelona a los 87 años de edad, 6 años después que el gorila albino que nos trajo de Guinea, Copito de Nieve (“Floquet de neu”)(1963-2003).
Leímos el día siguiente en El País:
“Para Sabater Pi, el gorila albino fue sólo una anécdota en su carrera científica y ésta habría sido mucho mejor valorada de no ser por el destino que un día de 1966 en África llevó a la extraordinaria criatura a cruzarse en su camino. Seguramente el primatólogo se disgustaría al ver que ni en su obituario ha podido librarse de la sombra del albino, su particular Moby Dick cuadrumano. No recuerdo ninguna conversación, a lo largo de más de 20 años de un contacto que había dejado un poso de esa amistad sobreentendida que dan el tiempo y la frecuentación, en la que no hablásemos de Copito. Había mucho humor -irónico, incluso corrosivo- en lo que decía Sabater Pi, hombre de ácida simpatía, del gorila, pero también una rabia contenida que a veces estallaba en exabruptos contra el primate. "Es tonto", me decía, "Copito es un gorila tonto; como las personas, hay gorilas listos y tontos, y él es de los tontos". […] Y uno no puede recordar sin estremecimiento el singular epitafio que el naturalista le dedicó al mono: "Aembolo nfumo negui", "Hasta la vista, gorila blanco".
A mí me parece que Sabater tenía como celos o envidia de Copo, porque fue más famoso que él. Y que conste, que cuando yo conocí al primatólogo, a mis 20 años, Copo no era famoso y sin embargo su primer cuidador ya mostraba una cierta arrogancia, o a mí me lo pareció, la necesaria como para luego permitirse decidir quién es tonto y quién no. Otra cosa que recuerdo, durante la conversación que presencié fue, con perdón, la cantidad de sarro dental que tenía el investigador sobre sus dientes. En mi ignorancia pensé que tal vez se debía a alguna infección adquirida durante su estancia en África. Ese sarro lo estuvo manipulando durante la conversación a la que me refiero con singular fruición de mico tití y al mismo tiempo con la naturalidad de un macho dominante que lo mismo se recoloca o muestra los testículos que se rasca la cabeza productivamente. La conversación me produjo la mayor perplejidad, no solo por la cantidad inaudita de tártaro blanquecino que tenía depositado en los piños sino porque en la medida de mis posibilidades aquello me pareció incomportable y algo repugnante. A Copo también lo conocí en unas circunstancias que no realzaban, por así decirlo, los rasgos más atractivos de su personalidad. En el Zoo de Barcelona, que ya es. Y era viejo (lo equivalente a nuestros 86 años), estaba enfermo y además creo que estaba de mal humor. Hay quien dice que lo tenían tan acribillado hormonalmente (para conseguir a la larga un descendiente albino) que seguramente los 21 hijos que se le atribuyen eran sólo una aproximación muy a la baja de los que realmente llegó a tener con sus propias parientas y que no están reconocidos. Así que lo que yo pueda decir tanto del difunto profesor Jordi Sabater como del difunto Copo, es a lo mejor poco significativo e irrelevante.
Dicho esto, no puedo menos que sonreírme ante un Vídeo de Copo ya viejo con la música de “Recuerdos de la Alhambra” de Tárrega de fondo. Sinceramente, me ha hecho pensar en cuando en el funeral de Grace de Mónaco, Grace Kelly, cuando todo el mundo se puso a llorar desconsoladamente cuando sonó el Adagio de Albinoni. Aunque a mí me vuelve loca la danza española número cinco de Enrique Granados (sobre todo en la formidable interpretación de Kaori Muraji), no creo que sirva para todo. Si acaso para Copo hubiera sido más apropiado el Concertino para guitarra y orquesta en La menor op. 72 de Salvador Bacarisse.
El epitafio de Copo (“Hasta la vista, gorila blanco”), que le escribió Sabater es un poco desconcertante puesto que parece que al leerlo lo escribamos y ese cambio de roles no es lo que se esperaría de un epitafio, como si fuera dirigido a los que nos vamos a morir (los morituri) y no fuera proferido por quien se murió. Precisamente hace bien poco Francisco M. Ortega Palomares, el blogger de El día que estés muerto sabrás cuanto te quieren (El sexo de las moscas) comentaba recientemente en su Facebook: “República Independiente. Por fin Ikea ha rectificado y me siento descansado. Llevaba meses dando la tabarra con el anuncio de Ikea que estaba mal. En la alfombra de una casa no puede poner “Bienvenido a la república independiente de 'tu' casa”. Puesto que así sería la casa de todos. Hoy he visto la variación correcta: “Bienvenido a la república independiente de ‘mi’ casa”.
A mi me hacía pensar lo de Ikea en cuando en los andenes del Metro de Barcelona a veces se oye por megafonía "el andén está provisto de cámaras para su seguridad" y "l'andana està proveïda de càmares per a la seva seguretat". ¿Doble sentido? En catalán institucional nos dirían, de referirse a nosotros: "l'andana està proveïda de càmares per a la vostra seguretat". Y esto es porque a lo mejor lo de las cámaras está al límite de la legalidad, pero no tanto cuando están al servicio de la seguridad de un lugar, no de los que lo ocupan. No dan puntada sin hilo.

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15.8.09

La capital del mundo

Barbería en el Edificio Chrysler (NY)

Las fotografías del fotoclip corresponden a los días pasados (del 15 al 20 de agosto) en Nueva York.  El vídeo mejora mucho si se visiona en HQ (high quality) desde la plataforma de Youtube, saliendo del blog. Para quien haya estado ya en la llamada “capital del mundo” el panorama simplemente le hablará de lo densa que resultó mi visita puesto que pude ver –aunque sin ningún detenimiento- los lugares que se consideran principales.
Para quien no haya estado explico que las imágenes corresponden a un recorrido que empezó en el Empire State (1931), desde cuya planta 86 tomé las vistas de los rascacielos del Midtown. En alguna destaca el Edificio Chrysler (1930) y para el buen observador es posible distinguir la catedral de San Patricio. Hay un par de imágenes de los aledaños de nuestro hotel y seguidamente hay otras de Times Square con sus rótulos publicitarios y sus puestos de perritos calientes. Después está la estatua de Prometeo, en el Rockefeller Center y el fresco de Josep Sert en el techo del edificio principal. A continuación hay una imagen que no se ve bien del marcador de la deuda estadounidense, que el otro día estaba a 11 trillones de dólares y que se renueva instantáneamente. En el Central Park nos desvíamos al museo Guggenheim, en cuya cafetería había un retrato de Joan Miró. Pasamos por el edificio Dakota, que no fotografié, de donde vimos salir a Yoko Ono. No menos lujoso, pero más ostentoso, es el Hotel Plaza, con la típica revolving door o puerta giratoria. También lo fotografié reflejado en el Solow Building, otro de los rascacielos neoyorquinos realmente sublime. Después del Solow van unas cuantas fotos de Tribeca, el barrio que está tocando el Soho, al caer la tarde. La foto de la gaviota es en el embarcadero de los ferries que van a Ellis Island y hacia la estatua a la Libertad. Desde el ferry tomé alguna foto de lo que comúnmente conocemos como Wall Street, Zona Cero incluída, además del puente de Brooklyn. El toro de 26 Broadway en pleno distrito financiero al parecer proporciona buena suerte en materia de dineo a quienes le tocan los testículos y esa es la razón por la que hay gente sentada entre sus cuartos traseros. Aquella tarde me fui sola a vagar por la zona de Union Square, donde había mercado. Allí recogí las imágenes de las calabazas, los calabacines, los pepinos, los pimientos, etc. que llevan los granjeros ecologistas de Nueva Inglaterra. También vendían miel que se recolecta en colmenas que algunas personas de encomiable buena fe tienen en lo alto de algunos rascacielos. En la librería conocida como Strand Bookstore, vi una librería inviable en la ciudad en la que yo vivo habitualmente, puesto que observé que no podría superar en la vida una inspección ni sanitaria, ni de seguridad ni de nada, puesto que muchos libros no mostraban su precio y había cosa de 17.000 perfectamente ordenados pero en un laberinto de estanterías que eran talmente como una ratonera. Fue una delicia, de todas maneras. Otra librería que quise visitar, ésta en el Soho, fue The Mysterious Bookseller, sobre literatura negra y criminal. Las fotos siguientes son de Little Italy y Chinatown. Luego hay unas fotos de delicatessen de Dean & Di Lucca, otras de Victoria’s Secret (una lencería femenina que aún no ha abierto ninguna tienda en España, que yo sepa) y, como contraste, algunas instantáneas de Greenwich Village. El edificio que parece la quilla de un barco es el Flatiron y está tocando Madison Square Avenue. Hay varias imágenes de la Grand Central Station y alrededores y las que más me gustan, unas imágenes de la barbería que hay en el sotano del Chrysler Building, porque me recuerdan a Hopper y a Velázquez a la vez. También recogí el Trump Mall y después hay unas pocas fotos sacadas con el móvil de una escena con bomberos y una cena en 17 Pier South Street Seaport, en el “Sequoia”: Linguini con almejas, una cerveza Sam Adams y sorbete de coco.

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14.8.09

Fauna ibérica: listillos, sabihondos y enterados

" JOAN MIRÓ
Spanish, 1893-1983
World Trade Center Tapestry, 1974
20' high x 35' wide
*
Me gusta mucho Joan Miró, me gusta mucho el arte de verdad, me gustan mucho los tapices o “sobreteixims”, sobre los cuales hay estos días una exposición en Mont-roig del Camp (Tarragona), que se prolongará hasta el 31 de diciembre de este año. Junto con Picasso y Chagall, creo que Miró es un artista profundamente vitalista, como un patriarca veterotestamentario. Es todo un espectáculo ver a los niños conocer las pinturas de Miró en la Fundació que tenemos en Barcelona, en lo alto de Montjuïch, verse en ellas. El “Llangardeix de les plomes d’or” (Lagarto de las plumas de oro) es la pieza central de la exposición. En el World Trade Center, en el vestíbulo de la segunda planta, estaba el tapiz de la imagen, hecho con lana y cáñamo (cannabis sativa). “La manual alpargatera” (calle Avinyó, 7) hace gala de haber servido al papa Juan Pablo II durante varios años unas alpargatas de cáñamo, que son como las Manolo Blahnik de las alpargatas, porque el cáñamo es más fresco que el esparto o atocha (stipa tenacissima), una gramínea sin propiedades psicoactivas.
Me parece, siguiendo con Miró y sus tapices, que otro de los tapices que se expone en Mont-roig es el que donó al Hospital de la Creu Roja de Tarragona cuando curaron a su hija:
“Corría la noche de fin de año de 1966 y la única hija del artista sufrió un aparatoso accidente en la estación de tren del pueblo que casi le segó las piernas. El hospital de la Cruz Roja de Tarragona la salvó, pero no quiso cobrar al padre. El artista dijo que volvería con un cuadro para decorar el hospital. Miró no cumplió su palabra: se presentó con un tapiz. Fue la primera pieza de una herencia que terminaría creando un nuevo lenguaje artístico.” ("El País").
El Hospital de la Cruz Roja de Tarragona, no sé entonces, pero a pesar de que ahora podría formar parte del sistema público de salud, no es ahora propiamente un hospital de la red pública sino que está concertado. De todas maneras no es tan raro oír por ahí que le debemos la existencia de la sanidad pública al presidente socialista Felipe González Márquez, cuando resulta que mismamente la ley Seguro de enfermedad de 1942 ya tenía una cobertura que ya quisieran para sí muchos ciudadanos estadounidenses. Es curiosa esta ley, al lado de las que se promulgan en la actualidad, mucho más prolijas, densas, complejas y cuyas exposiciones de motivos ya son inextricables para alguien no avezado con el lenguaje jurídico. Más bien el asunto de ningunear el seguro de 1942 sería una inexactitud de pillines pero que acaba cuajando, como la del Trivial Pursuit, que daba por buena una respuesta por la cual el “Twinkle twinkle Little star” era de Mozart, cuando en realidad lo que ocurre es que Mozart escribió 12 variaciones sobre el original francés de 1761 (“Ah, vous dirais-je, maman”) cuya letra es un poema inglés publicado el 1806. Por mucho que se repita que “Twinkle twinkle Little star” es de Mozart, no es de Mozart. Por mucho que se ningunee la ley de 1942 y su desarrollo, existió y la asistencia sanitaria no es una innovación de Felipe González.
El caso, decíamos, es que Joan Miró regaló un tapiz al Hospital de la Cruz Roja y por lo tanto esa obra se reviste de un valor añadido, como lo tiene la Gran Misa K427 que Mozart (otra vez) compuso como voto por su matrimonio con Constanze Weber. Se dice que Constanze cantó como soprano solista en el estreno. El Kyrie, entre otras partes. Una con Mozart no sabe a qué atenerse, porque creo que le oí una vez decir a Ainhoa Arteta que para cantar una ópera de Mozart las sopranos tenían que meterse entre pecho y espalda un Redbull. ¿Sería Ainhoa Arteta quien lo dijo? En cualquier caso era una soprano española. Ahora dudo. Bueno, ahora y siempre. Y sin embargo yo también le he oído decir a expertos y grandes aficionados a la ópera que las sopranos de Mozart cantan mucho pero son arias de poca dificultad técnica. Aunque he oído decir que Montserrat Caballé hacía cosa de 100 abdominales diarios, también he oído decir que no, que eran 1000. Así que en esto de las sopranos, como en otros ámbitos, no sabe una a qué atenerse porque de 100 a 1000 abdominales va mucho. Es una barbaridad, pero una se ve hasta capaz –con el entrenamiento debido y motivación- de realizar 100 abdominales. 1000 no. Si bien lo de la dificultad técnica de cantar Mozart puede ser una cuestión de matices y puntualizaciones para iniciados o incluso para expertos, lo del número de abdominales no lo es de ninguna manera.
Los listillos son gente tramposa que se mueve al filo de la inexactitud y son picarones que van a arañar o pellizcar –según sea su naturaleza elemental- algún provecho que no por pequeño o despreciable debamos desdeñar. El listillo de nuestra fauna ibérica tiene la habilidad del camouflage y de convertir, como los timadores y los abusones, a sus víctimas en sus cómplices, todo porque saben despertar una cierta simpatía, admiración o las dos cosas a la vez. Los enterados, a diferencia de los listillos, no sacan nada con su habilidad, aparte de despertar la simpatía y la admiración propias suyas, las que se despiertan a sí mismos. Al listillo pues lo delata su picardía, su cosa seductora, mientras que al enterado lo delata el desparpajo y lo que coloquialmente llamamos “ir de sobrado”. No sé si los tipos del listillo y del enterado son reconocibles para todos los hispanohablantes, pero creo que de la misma manera que el león africano tiene su equivalente en el tigre asiático y en el jaguar americano, también nuestra fauna ibérica o parecida se dará en otras latitudes.
El sabihondo o sabiondo, que de las dos maneras se admite, como el sabelotodo se caracteriza por sufrir con paciencia ejemplar y con gran naturalidad la inferioridad de sus congéneres y la superioridad con la que la naturaleza le ha adornado. A medio camino entre el enterado y el sabelotodo presuntuoso tenemos a los que prodigan sus opiniones, consejos y análisis sin que nadie los requiera. Los malos consejeros pueden llegar a hacerse pesados y además pueden llegar a ser para los incautos tan nocivos como los listillos abusadores, sólo que no se benefician de los errores a los que inducen y por lo tanto su falta queda diluida en un limbo, el limbo de los opiniólogos. No me refiero a consejos como “tomátelo con calma” o “ni se te ocurra ir a la peluquería esa”, me refiero a orientaciones fatales como pueden ser la elección de una carrera universitaria, una inversión, un divorcio, qué sé yo. Quien más quien menos todos conocemos casos patológicos de pepitos grillos inveterados (curiosamente, o no, Pepito Grillo pertenece a Pinocho, el cuento sobre el niño que no puede dejar de mentir), y también conocemos para nuestro fastidio gurús vocacionales y mentores espontáneos que nos salen en algunos trances sin buscarlos. La cosa fea de la superioridad adopta en ocasiones apariencia de buenismo y se cuela por algunos intersticios que las bellas letras dejan a las novelas de tesis o edificantes, y a otros subgéneros de los que lo mejor que se puede decir es que son gramaticalmente correctos (oh el rigor) y que tienen un cierto interés sociológico porque representan un sector de cuajada nitidez percentual en el queso de las tendencias y los estilos de vida.
La cosa paternalista y de las relaciones desiguales, etcétera, debe de ser un impulso muy arraigado porque ahora que recuerdo en mi niñez siempre había alguna niña que te decía, “ahora vas tú y abres la puerta (no había ninguna puerta, claro) y te vas y luego vienes y me compras patatas (eran unas piedras)”. Claro que siempre había alguien que decía “yo no quiero hacer de caballo otra vez” o “¿por qué no jugamos a las princesas?”. En fin, todo esto para decir que me gustan mucho las obras de Joan Miró, con sus lagartos y sus pájaros y sus soles, con las cosas como son y sin nada que diga cómo deben ser.
Goizian argi hastian, ene leiho-hegian
txori bat pausatzen da eta goratik hasten kantan.
Txori eijera, hain alegera, entzuten haidanian,
ene bihotzeko tristura laister duak aidian.
Ene txoririk maitena, zertaz jin hiz ni gana
Iratzarrazi nialarik ametsik eijerrena.
Jinik hain goizik, uste hiena baniala hanitx pena?
Ez, ez, habil kontsolatzera malerusago dena.
*
Con la primera luz de la mañana un pájaro se ha posado sobre el alféizar de mi ventana y ha comenzado a cantar fuerte. Hermoso pájaro, tan alegre, cuando te escucho se desvanece la tristeza de mi corazón.
El más querido de mis pájaros, ¿a qué has venido hoy? El sueño más hermoso tenía, cuando me has despertado. ¿Creías que viniendo tan temprano se iría toda la pena? No, no, anda a consolar a alguien que tenga más penas que yo.
*
Early in the morning, as dawn breaks, a bird settles at my window and with its singing, it relieves me of my sorrows. Why did you come today? Is it perhaps you though I felt sad? Better go and comfort someone who is more sorrowful than me.

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8.8.09

Ser y tener

  
“El Señor es mi pastor; nada me falta.
En verdes praderas me hace reposar: me guía a arroyos de aguas tranquilas.”
Salmos, 23:1-2

Campo, que te estendes
Com verdura bela;
Ovelhas, que nela
Vosso pasto tendes,
De ervas vos mantendes
Que traz o Verão,
E eu das lembranças
Do meu coração.
Luís de Camões, Verdes são os campos
*
Être et avoir (Nicolas Philibert, 2002) es una película sobre una escuela rural y única –con niños entre 4 y 12 años- en la Auvernia francesa. El tráiler nos muestra la despedida el último día de clase antes de las vacaciones de verano y como los niños besan al profesor, López. Tal y como se están poniendo las cosas de la gripe H1N1, y a la vista de la campaña del Colegio Oficial de Médicos de Madrid (“No beses, no des la mano, di hola”), la forma de despedirse de “Ser y tener” resultaría hoy mismo un poco imprudente o insensata y más en el medio escolar. A pesar de que en mi pleistoceno inferior nunca se dieron ese tipo de confianzas entre nuestros profesores y nosotros, los alumnos, la escena me parece bonita y elocuente por sí misma.
La uso para introducir dos asuntos. En primer lugar el aviso de mis cortas vacaciones, que este año pasaré entre Barcelona y Nueva York. Y con eso no quiero decir que estaré en un punto indeterminado del Océano Atlántico. No, lo que quiero decir es que pasaré parte de mis vacaciones en Barcelona y parte en Nueva York. En segundo lugar, con el magnífico vídeo de “Ser y tener” pretendo introducir de una manera atractiva el tema de hoy, homónimo. Ser y tener, that’s the question.
En cuanto al tener lo que se dice tener, hoy oí en la radio que el presidente del Parlament de Catalunya tiene en su iPod cosa de 6000 canciones. No soy capaz de hacerme una idea de lo que representa ese número, se me desdibuja el alcance. Un poco me pasa como en los primeros tiempos de la instauración del euro o neuro, cuando las cifras resultaban bastante desconcertantes. No sé cuantos boleros hay en el mundo, desconozco el número exacto de las obras de Mozart (a pesar de que las catalogó todas Köchel) y de todas las versiones que ofrecen las discográficas. Sé que la oferta es inmensa. Hoy también oí en la misma emisora donde oí lo del iPod de Benach un cd de “Sonido amazónico” de un grupo llamado Chicha libre, que ofrece una música que fusiona la cumbia peruana y el estilo spaguetti western con letras en francés. Así dicho podría sonar a Manu Chao o a Renato Carotone, pero no. En fin, el caso es que lo que pueda tener Ernest Benach en su iPod no me interesa demasiado, entre otras razones (tengo varias) porque probablemente ni siquiera se lo habrá descargado él mismo o lo habrá hecho en grandes bloques. Servidora tiene puesto en el driver de un DENON que me compré el año 1991 un CD original con las Gymnopédies de E. Satie desde hace cosa de 5 meses. Pondría otro disco, que tengo bastantes, pero ¿para qué? Cuando quiero oír algo diferente sintonizo un transistor pequeño que tengo, que va con dos pilas AAA o doy tumbos por Youtube. Podría ampliar estos datos, pero lo que ahora me parece verdaderamente interesante destacar es el asunto de la acumulación o acopio de información, de registros, de libros, de colecciones, de lo que sea. Tener, that’s the question. Supongo que eso también va con la manera de ser y que en definitiva es posible que haya gente que pasa más tiempo recopilando y “bajándose” música, vídeos, etcétera que disfrutando de lo que ha conseguido. Probablemente si algo tiene de distintivo nuestra época es que hay personas que no pueden disfrutar de lo que tienen.
Paralelamente a la anécdota de Benach, está la del blog de Jordi Hereu, el actual alcalde socialista de Barcelona, que nos cuesta cosa de 315.000 euros al año [el blog], según reveló un concejal de Convergència i Unió el pasado mes de junio. Los que por aquí estamos ya sabemos que un blog no tiene por qué costar ni un duro (un duro son 5 pesetas, que vendrían a ser 0,03 euros) y que, en principio, por definición, debería ser algo personal. Me atengo al artículo de la Wikipedia sobre los blogs y las bitácoras. Así que el alcalde tiene un blog, pero cualquiera puede pensar y creer y tener para sí que lo más seguro es que poco o nada interviene en lo que aparece en él, que lo hace todo ICB, la empresa de comunicación e imagen del Ayuntamiento.
Independientemente de si el blog es atractivo, útil y operativo o no lo es, que yo creo que no lo es, lo que me tiene a mal traer de estos blogs y otros parecidos es además del dinero público que cuestan, lo mucho que desvirtúan y desacreditan un instrumento de comunicación tan válido como es una bitácora. Así que a partir de este preciso momento, este blog va a referirse al del alcalde, si es que se refiere alguna vez de ahora en adelante, como la web del alcalde. Una vez hecha esta “desambigüación”, es cuando podemos decir que en general en los blogs pesa más el “ser” mientras que en las webs, sobre todo las institucionales, las que son como escaparates, pesa más el “tener”.

Y, por otra parte, de la misma manera que en los principios de la imprenta lo que se reprodujeron fueron mayormente biblias y libros que no aportaban ninguna innovación al panorama existente, de la misma manera a veces internet no aporta ninguna novedad substancial a lo que ya teníamos con otros soportes más limitados y costosos. Aporta las facilidades de la tecnología, que no es poco, pero yo estoy esperando a poder ver frutos propios de la red (aparte de los trolls, claro), como las wiki, que de momento se usan sólo en algunos niveles de la enseñanza.

Claro que en otro orden de cosas, nos pasa como a Julio Sieiro, amigo que traté hace unos años, a quien le perdí la pista, que escribió una canción en la que decía “no tienen lo que quiero en El Corte Inglés”. Por eso escribo un blog.
Bonnes vacances!

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2.8.09

Blanco y negro


Foto: Aa
No.
Tengo que vivirlo dentro,
me lo tengo que soñar.
Quitar el color, el número,
el aliento todo fuego,
con que me quemó al decírmelo.
Convertir todo en acaso,
en azar puro, soñándolo.
Y así, cuando se desdiga
de lo que entonces me dijo,
no me morderá el dolor
de haber perdido una dicha
que yo tuve entre mis brazos,
igual que se tiene un cuerpo.
Creeré que fue soñado.
Que aquello tan de verdad,
no tuvo cuerpo, ni nombre.
Que pierdo
una sombra, un sueño más.
*
Todo dice que sí.
Sí del cielo, lo azul,
y sí, lo azul del mar;
mares, cielos, azules
con espumas y brisas,
júbilos monosílabos
repiten sin parar.
Un sí contesta sí
a otro sí. Grandes diálogos
repetidos se oyen
por encima del mar
de mundo a mundo: sí.
Se leen por el aire
largos síes, relámpagos
de plumas de cigüeña,
tan de nieve, que caen,
copo a copo, cubriendo
la tierra de un enorme,
blanco sí. Es el gran día.
Podemos acercarnos
hoy a lo que no habla:
a la peña, al amor,
al hueso tras la frente:
son esclavos del sí.
Es la sola palabra
que hoy les concede el mundo.
Alma, pronto, a pedir,
a aprovechar la máxima
locura momentánea,
a pedir esas cosas
imposibles, pedidas,
calladas, tantas veces,
tanto tiempo, y que hoy
pediremos a gritos.
Seguros por un día
—hoy, nada más que hoy—
de que los «no» eran falsos,
apariencias, retrasos,
cortezas inocentes.
Y que estaba detrás,
despacio, madurándose,
al compás de este ansia
que lo pedía en vano,
la gran delicia: el sí.
Pedro Salinas, La voz a ti debida.

Ahora no sé, pero hace unos años era frecuente oír la pregunta “¿Y tú sueñas en blanco y negro o en color?”. Y yo, entre que no recuerdo mis sueños, que me es igual, que cuando me despierto más que despertar parece que resucite porque me quedo como muerta al dormirme, y que lo que consigo recordar más bien son como alucinaciones, nunca sabía qué contestar. Hasta que entonces di en responder cosas como “¿Y tú sueñas en verso o en prosa?” y cosas peores. ¿No nos ponemos de acuerdo a veces en un gol, vamos a ponernos de acuerdo en algo tan extraño como un sueño? No. Pero que no.
Salinas, nuestro traductor de En busca del tiempo perdido, gran poeta de los pronombres, escribió en La voz a ti debida dos poesías dedicada al sí y al no. El libro, cuyo título está tomado de un verso de Garcilaso, es como Garcilaso luminoso, ligero. Se suele decir de la poesía renacentista española, y parece que se esté hablando de repostería, que había un Herrera de contundencia, con su mordiente, un Garcilaso más ligero y finalmente San Juan de la Cruz, más diáfano que la luz de Castilla, que ya es decir. Pues Salinas sigue ese continuum, ese linaje. Aunque la enciclopedia no quisiera pasar por Salinas así, con un parágrafo a vuelapluma, sí que se permitirá –como ya hemos hecho otras veces- recomendar un atajo. Si sólo leyéramos una cosita de Pedro Salinas, tal vez tendría que ser aquel verso de La voz a ti debida que dice poco más o menos “cómo quisiera ser lo que te doy y no quien te lo da”.
Pero los poemas del “sí” y del “no” no están nada mal. Lo dice quien ha pasado por casi todos los matices del “sí” y del “no”. Lo dice quien se sonríe indulgentemente cuando alguien le asevera que entre el blanco y el negro hay muchos matices. Sí, entre el blanco y el negro hay muchos matices, pero hay blanco y hay negro. Y hay “sí” y hay “no”, aunque el sí y el no tengan muchos matices. Carlos Sáenz de Tejada García y Diego Salva Lezaun, los dos agentes de la Guardia Civil de 28 y 27 años, asesinados por ETA (sin confirmar) en Calvià (Mallorca) anteayer, están muertos. No están un poco muertos, sino que están muertos. El asunto de los matices los podemos dejar para referirnos justamente a los terroristas terroríficos.
En un artículo de los principios de *ALFB ya se trató sobre los profetas de internet y del prestigio de la cosa impresa (negro sobre blanco), tan pasteleada, y la matraca académica sobre la blogosfera y la chusma wiki, así que el sufrido lector queda remitido a aquel post. Así que por todo lo dicho y por todo lo que se deja adivinar, “para gustos los colores”, aquí vamos cambiando la paleta cromática caprichosamente, o atmosféricamente, como esas figurillas que barométricamente van cambiando de color en la sección de souvenirs de los lugares turísticos.
Desde que a Barcelona ha ido llegando gente de todas partes del mundo, unos para pasar 3 días en la ciudad haciendo la consabida ruta modernista, otros para ganarse el pan, ha mejorado el colorido. El colorido ha mejorado especialmente con los trabajadores procedentes de Sudamérica y Centroamérica, que van limpios como una patena y que saben lavar sus atavíos como nadie. Y es que a ver si nos vamos enterando de que no hay que lavar la ropa blanca con la de color, hombre. El colorido de Barcelona no sólo se ha visto favorecido por haberse visto aumentada la paleta con colores más alegres. Los catalanes son en general muy sobrios, nada dados a los estampados, o con unos estampados como de corbata de ejecutivo poco audaz o de forro de maleta. La piel más morena, piel canela, de los peruanos, los bolivianos, etcétera, de origen indio, parece que tiene como más píxeles o que tiene más resolución. Parece que estén más vivos. Luego, si te pilla en plena canícula, al doblar la esquina, una paquistaní con un vestido rosa o verde loro con lentejuelas doradas, con su bigote, sus ojos tan negros, es ya para el remate.
Aunque no tenga nada que ver (¿o sí?) con el tema en cuestión, b/n, no puedo menos que detenerme en un tema importantísimo a todas luces. Cada vez que paso por la encrucijada de la calle Aragón con Passeig de Gràcia (al que algún guía de estos que nos han salido ahora no cualificados llama “Paseo de García”, ¡por los clavos de Cristo!), pues cada vez que paso por ahí, digo, no falta quien me pregunte por la estación de R.E.N.F.E (Red Nacional de Ferrocarriles Españoles). Esa pregunta me la sé y además la puedo contestar en 5 idiomas, porque la tengo por la mano: “No, es que ahora no pone R.E.N.F.E, pone A.D.I.F., es ese letrerito pequeñito que está justo al lado del letrero del metro”. A.D.I.F. (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) aparece también aquí y allá en el trasbordo de la estación de Sans, la principal de Barcelona (L.P.D.B.). Así que si yo quisiera, podría estar todo el día dando indicaciones sólo con los manejos de los trenes. Y es por esta razón y por otras que no son al caso, por lo que decididamente los turistas me resultan un poco pesados, mientras que los emigrantes me resultan muy atractivos. De hecho, lo “normal” es que haya emigrantes (aunque no tantos ni tan de golpe), y lo anormal era el tiempo que España estuvo cerrada, que coincidió exactamente con mi niñez y con aquellos años en que yo estaba también aislada de este mundo porque me interesaban más los libros y mi entorno inmediato, más seguro, y porque andaba metida en mis sueños. Y los sueños, sueños son.

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