23.12.22

Ética profética


yer un tuit que ha sido borrado planteaba la duda de si era ético [sic] tuitear intimidades sobre la muerte de un ser querido. La cuenta pertenece a un publicista con las iniciales M.G.M. y el tuit apareció en mi TL a través del comentario de una seguidora mía. M.G.M. protestaba porque ayer se había encontrado con cuatro tuits sobre la muerte de un ser querido. Cuatro tuits habría que decir sobre cuatro muertes, que no es lo mismo.

La observación era muy válida como tal, si no fuera porque empleaba con trazo grueso palabras como "duda", "ética" e "intimidad". Me supongo que el tuit fue al final eliminado por su autor porque algunas respuestas fueron airadas y su réplica peor. Me abstuve de puntualizarle lo de la "intimidad" porque algo me dijo que era mejor ver, oír, callar. Sí que contesté un tuit en que se dice "Yo no lo haría, pero aquí cada uno tiene un grado distinto de vinculación personal con esta red (u otras), o una necesidad imperiosa de recibir energía de otros."

Despejo en primer lugar las cuestiones de precisión léxica. Claramente se refería a una duda retórica, por lo categórico o incluso grosero de las réplicas y porque el planteamiento inicial ya era, como digo, tosco. La ética se viene usando como término entronizado por encima de una palabra que ha caído en desuso ("moral"), como ya señaló muy bien Victoria Camps. En mi opinión se abusa de la palabra "ética", que yo reservaría para situaciones donde actúa una conducta profesional consensuada o hay una incidencia social. La "moral" quedaría como un concepto más próximo a la tradición, a nociones en que intervienen el bien y el mal como ideas más universales. Debido a la relación de la moral con la religión, modernamente se elude casi siempre y por eso nos encontramos con un uso excedente de la ética.

Lo de la duda (retórica) y la ética fueron para mí imprecisiones menores al lado de llamar "intimidad" al ámbito de un aviso por el fallecimiento de un ser querido. Tendremos en cuenta que Twitter es una red social que es más apropiada para la política y la broma o los anuncios profesionales y comerciales, que no otras redes sociales que todos conocemos donde la amistad no es tan virtual y la exposición de la propia imagen está más aceptada. También habrá que puntualizar que no es lo mismo las indiscreciones que se cometen y que afectan a los propios usuarios y las que afectan a terceros. No es lo mismo. 

En el caso de los difuntos, la indiscreción tiene el añadido de que se trata de la vida de alguien que ya no podrá "defenderse", detalle no pequeño que también interviene en menores de edad, o en personas que no pueden contestar por lo que sea. Estará mejor tolerado un tuit en el que el usuario es indiscreto consigo mismo que un tuit en el que el usuario es indiscreto con otros.

La intimidad en general no aparece en Twitter. Lo que nos podemos encontrar es con algunos avisos que pertenecen al ámbito de la vida privada, que no es lo mismo. Yo nunca me he encontrado con un tuit íntimo y debo decir que tampoco lo espero, porque como dije es una red social donde el intercambio es de ideas y a veces de insultos, pero siempre mantenidos en la esfera de temas públicos. Está clara la diferencia entre  lo público y lo privado, y que la confusión de ambos asuntos conduce indefectiblemente a la corrupción o al escándalo. Lo íntimo es un salto más en lo privado, es mucho más privado y casi se diría que lo es tanto que parece equidistante de lo privado casi en la misma medida que lo es lo privado de lo público. 

Aunque muchos tuiteros se resistan a admitirlo, Twitter está de alguna manera emparentado con los anuncios por palabras de la prensa escrita, con los pasquines y con los avisos de las hojas parroquiales. En este sentido, parece hasta natural que las notas necrológicas hayan encontrado sitio en las redes sociales, especialmente cuando reúnen a tanta gente y son gratuitas. Como forma de difusión convendremos que es una buena idea. Otra cosa es que el aviso esté impregnado de una emotividad que pueda incomodar cuentas más austeras y circunspectas, o procaces.

Que un aviso como el traspaso de un ser querido pueda molestar a un seguidor, a mi modo de ver, es exactamente igual a cualquier otro tuit. Y lo mismo pienso de este blog y otros que del microblogging. Las reacciones a veces son bien impredecibles porque claman a resortes un tanto irracionales.

Algo verdaderamente muy llamativo y que no soy capaz de emparentar con ningún formato previo es que algunas cuentas pretenden comunicarse con difuntos. Es como si internet tuviera la facultad no solo de llegar a todo el mundo sino incluso al otro mundo o más allá, algo que está (si está) en otra dimensión diferente a la de nuestra realidad.  Es decir, no me refiero a que hay infinidad de cuentas de personas que ya no viven, sino a que los vivos se comunican con los muertos a través de sus redes sociales de internet en Instagram o Facebook. Es una de las potencias más insólitas que le reconozco a las redes sociales. Los usuarios hablan de tú a tú a sus difuntos como si la interconexión tecnológica facilitara también la interconexión entre dimensiones apartadas e insalvables.

En mi opinión, avisar del fallecimiento de un familiar no busca "la necesidad imperiosa de recibir energía de otros", o fuerza, o casito. Es simplemente honrarlo. Si alguien no se siente interesado por esa noticia, puede darle el mismo tratamiento que cuando se encuentra con un enlace a Youtube que no va a abrir o con un tuit que da pereza leer o contestar, o que resulta irrelevante.

Epitafios motivacionales

(c) SafeCreative 2212232944214

22.12.22

"¿Cómo la ves?"


l pasado 5 de diciembre falleció mi madre, después de haber soportado a lo largo del año cuatro ingresos en el hospital. Como había venido haciendo desde hacía unos años, siempre estaba a su lado procurando su mejoría, incluso a veces alimentándola y teniendo el cuidado de su higiene. Los últimos meses de su vida los pasó en una residencia de ancianos, porque yo ya no podía atenderla ni tanto ni por tanto tiempo. La visitaba cuanto podía, teniendo en cuenta que por algunas semanas se les confinó en sus habitaciones o las visitas estaban restringidas y condicionadas por el resultado de los tests de antígenos que todos conocemos.
Casi siempre pude distinguir entre lo que fue mi incomodidad y mi desaliento ante su aislamiento, y las condiciones en las que tenía que vivir y ella sufría. A pesar de que no puedo hablar más que bien de la residencia en la que se pasó los últimos 17 meses de su vida, fui plenamente consciente de lo anómalo de que mi madre viviera en una institución. 
Mi madre había tenido poco trato con las instituciones porque apenas fue al colegio y siempre trabajó por cuenta propia excepto cuando de joven sirvió en la casa de un diputado en La Coruña, o en Barcelona en casa de los Tardà. Nunca tuvo interés en participar en ninguna organización y, por decirlo de una vez, iba por libre. Así que su adaptación fue penosa, aunque pronto adoptó una actitud de resistencia pasiva que yo creo que fue lo más inteligente porque nos exasperó lo justo para darnos cuenta de la dignidad que consiguió sacarle a la situación. 
La pena que me inspiraba cada vez que me decía que se quería morir solo se vio corregida o suavizaba porque yo hice todo lo que pude por conseguir su bienestar. A veces sólo podía peinarla, cortarle las uñas, acariciarle la cabeza, rellenarle la botella del agua, cepillarle las zapatillas, cosas así. Pero como apenas hablaba ya, yo encontraba ahí una forma de comunicación y un consuelo para las dos.
Uno de los primeros días de diciembre, una enfermera me dijo: "¿Tú cómo la ves?". La pregunta me cogió por sorpresa y me indujo a pensar, de una forma muy delicada, que a lo mejor me estaba mostrando lo que yo no veía. Otra persona sin su profesionalidad y su sensibilidad podría haberme dicho: "¿Es que tú no ves que está mal?". Yo había ido viendo que cada vez estaba más pálida, más frágil, que tenía los tobillos inflados, que respiraba poco y mal, que su maravilloso pelazo estaba debilitado, muchos signos más. Pero seguía al pie del cañón pensando que se produciría una vez más ─como habia pasado durante otras convalescencias─ el milagro de la mejoría, siempre abrupta y acompañada de buen ánimo.
Es cierto que me daba cuenta de su anemia, aunque no sabía que todo venía de minúsculas pérdidas de sangre a causa de un tumor intestinal. Y nadie más la veía. Debo decir que me sorprendió saber que otra persona de mi familia no había advertido que tenía los pies inflados, tan inflados que no se podía calzar bien. Sin embargo no es la primera vez que me doy cuenta de que no vemos lo mismo y que situaciones que a veces se nos ofrecen con la mayor claridad son totalmente imperceptibles a otras personas.
****
Sería el año 2007 cuando acudió un médico de familia a casa de mis padres porque habíamos visto que mi padre estaba obnubilado y con algo de fiebre. Tan pronto como llegó nos dijo que tenía una infección de orina, extendió una receta y se fue a otra visita domiciliaria sin apenas detenerse. Una semana después apareció en La Contra de La Vanguardia, y ahí quedaba claro que era peruano, que allí en Perú cuando acaban la carrera de Medicina se ve que los envían a hacer atención rural a zonas de la selva o de la montaña donde es improbable que haya un laboratorio bioquímico o un gabinete radiológico. Es decir, que tiene uno que basarse en el llamado ojo clínico.
Todo el armamento tecnológico y de pruebas de imagen, de laboratorio y demás es algo impresionante, escalable y muchas veces incruento, aunque está claro que el diagnóstico no puede descansar solo en esos medios. Y lo mismo aplica para cualquier profesión y oficio.
***
Estos primeros días de duelo ante la ausencia de mi madre, aunque creo (estoy segura) de que la volveré a ver, están aún impregnados por las sensaciones de los últimos días en el hospital. Gracias a que pude pasar mucho tiempo con mi madre y a que tuvimos muchas vivencias juntas, mis recuerdos alcanzan muchos años y a pesar de que prevalezca la tristeza de este año, también puedo revivir muchos recuerdos de nuestra intimidad. 
Dejo aquí una pequeña anécdota de cuando fuimos a recoger al Tanatorio de Collserola las cenizas de mi padre. Era enero de 2008 y fuimos con el autobús de la línea 102. Llegamos a la parada de las oficinas, recogimos las cenizas, que nos las entregaron en una bolsa de nylon rematada en una orilla de plástico, cilíndrica, azul marino y con un logo. Si no fuera por el logo podría haber pasado por un neceser de viaje. No identifiqué bien la parada de regreso, que era diferente de la de llegada, de manera que perdimos el autobús y le tuve que decir a mi madre: "El próximo sale dentro de una hora". Allí nos quedamos con la urna de mi padre acomodada en el suelo entre las dos. A los pocos minutos pasó un coche grande con dos personas en su interior y vi que mi madre a su paso levantaba el dedo pulgar en señal de autoestop. Le dije: "¿Se puede saber qué estás haciendo?". Me contestó: "Autoestop". "¡Pero si nunca has hecho autoestop!". Me sorprendió siempre lo alta que podía llegar a tener la moral. Llevábamos una facha espantosa, con gabanes de mucho abrigo pero nada bonitos ni estilosos. Parecíamos dos canelones. Yo creo que no nos recogieron porque no fueron capaces de reaccionar ante una estampa tan inusual para el autoestop. 

Martinus Rørbye (Vista desde la ventana del artista, 1825)

Post registrado en SafeCreative (c) 2212222928682

20.12.22

Post conmemorativo o 1780


omo post conmemorativo al final de este año horrible reemprendo un test que dejé a medias el año 2008. Reproduzco la primera parte tal y como la publiqué entonces en el post titulado Mucho, poco o nada y a partir de la pregunta 51 voy contestando el resto de preguntas hasta la 99. En rojo. A mí es que los tests psicológicos en general me recuerdan a las ouijas o wijas. Como se diga. Las wijas proporcionan sobre todo una experiencia de lo inexplicable y las respuestas que se pueden obtener son también inexplicables. De todo el panorama de oráculos y de GPS espirituales que conozco, me inclinaría en todo caso por el Tarot y el I Ching. Excepto por el test proyectivo, que siempre que he tenido ocasión de probar ha demostrado su potencia, los tests no me convencen. Sobre todo no me convencen los tests de respuesta múltiple pero cerrada, en los que es obligado elegir una opción entre cuatro o tres que suelen ser variaciones de grado.
Me imagino que los tests ayudan a sus analistas a extraer unas conclusiones tangibles y sistematizables. Como dos y dos son cuatro,y cuatro y dos son seis, pues seis y dos son ocho, y ocho dieciséis. Todo controlado.
En mi mocedad formaba parte del aprendizaje habitual saber contestar convenientemente los tests de selección de personal. Perdón, recursos humanos. Una de las preguntas clave se reconocía enseguida, pero sólo si una estaba advertida y a pesar de adquirir múltiples formas. Lo que pretendía esa astuta y cruel prueba de fuego era comprobar una parte del equilibrio psíquico del candidato. Precisamente su capacidad para rendir y rendirse. En esa pregunta p.e. se le proponía al candidato contar de toda una hoja los cuadraditos pequeñitos que en vez de tener el ángulo superior derecho anguloso lo tuvieran romo. Cuando el candidato se había mirado unos 30 y veía que aún le quedaban 600 o más, si estaba en su sano juicio o simplemente era cabal desistía. Si no, seguía adelante y era descartado. Por supuesto. En realidad solo era posible resolver lo que el enunciado exigía si el candidato no estaba en su sano juicio.
Hay en internet un test de eneatipos gestáltico y prestigioso que no se deja reproducir y al que hay que responder "mucho", "poco" o "nada". Voy a reproducirlo en parte (al límite de la ley, con sólo las preguntas impares y hasta la 91 en vez de hasta la 153) y voy a contestar como verdaderamente lo contestaría, con respuestas abiertas y hasta que me canse. Creo que las preguntas no insultan la inteligencia, que ya es mucho. Están bien. Sin embargo, como están al servicio de trazar el perfil supersticioso del analizado, de encasillarlo para situarlo en unos de los nueve arquetipos eneagráficos, me inspiran más que desconfianza. Son en parte las que siguen:
·
1          
Me distraigo con facilidad y me disperso demasiado; suelo pensar que algo mejor está sucediendo en otra parte.
Ya dijo Pessoa: "El río Tajo no es más bello que el río que pasa por mi aldea porque el río Tajo no pasa por mi aldea". Es posible que lo mejor esté sucediendo en otra parte, pero a lo mejor voy yo y se transforma o empeora o deja de ser lo que era o no puede ser lo que yo pensaba. La dispersión es una forma de concentración, es cuestión de enfoque. Con gafas oigo peor.
En este mundo, por otra parte, tenemos que estar muchas veces como se está en la cocina, haciendo varias cosas a la vez.
3
Cuando tengo la razón, tiendo a defender mis posturas de forma racional, rígida y a veces un poco intolerante o dogmática.
No me empecino en defender mis posturas y no me encastillo en ninguna idea. Tampoco necesito que me de nadie la razón –a no ser cuando no la tengo- pero me gusta retomar las ideas de mi interlocutor y entronizar la mejor. Acostumbro a visualizar las discusiones como un monstruo de varias cabezas que salen de un mismo cuerpo.
5          
Me choca hablar con alguien que no parezca emocionalmente implicado.
Me es indiferente.
7
Para mí son de vital importancia las relaciones y los vínculos que puedas establecer con lo demás seres humanos.
Bueno
9
A lo largo de mi vida, reconozco que me ha caracterizado un permanente estado de alerta, que me mantiene atento para evitar que me tomen desprevenido.
Hay pocas cosas que me importen verdaderamente. Reservo mi atención para lo que me importa y encima soy optimista.
11      
Soy muy exigente y perfeccionista y siempre detecto fallos o errores, por pequeños que sean.
Mi trabajo y el de la gente con la que tengo que relacionarme por mi trabajo depende mucho de saber percibir los detalles mínimos.
13
Puedo dejar mis sentimientos a un lado, en una "sala de espera", mientras finalizo un proyecto o tarea.
Por supuesto, lo primero es lo primero. Los sentimientos son una palanca para ser mejores personas e intentar ser útiles, nunca pueden ser una excusa o un impedimento.
15
Aprecio la originalidad, el buen gusto y una estética que se salga de los cánones establecidos.
Aprecio la autenticidad, el gustito y la belleza inmortal.
17
Suelo proteger a las personas que considero realmente más vulnerables y débiles, pero no así a quien se deja pisotear por gusto.
¡Ay por Dios, qué tontería! "¿Pisotear?" Todos tenemos que ayudarnos si hay ocasión y si el sacrificio es útil. Delante de mí no permito ningún atropello o desmán. Ahí prefiero pasarme que no llegar.
19      
Fácilmente me doy cuenta de la fortaleza de las personas, además de sus puntos débiles y su talón de Aquiles.
Francamente, me la repampinfla. Allá cada cual.
21
Suelo ser capaz de ver las "distintas verdades" involucradas en un conflicto y mediar entre ellas. Cada parte me parece válida y digna de ser tomada en cuenta.
Ya lo he dicho, lo de la discusión como un monstruo de múltiples cabezas y un solo cuerpo. No nos podemos separar. Es imposible.
23      
Cuando tengo algún compromiso -social o profesional- me gusta saber por anticipado quiénes van a asistir, los motivos o temas a tratar en la reunión y prefiero dilatar la confirmación de mi asistencia.
No me gustan los compromisos, pero si decido participar prescindo de todas las circunstancias que lo rodean y ocupo mi lugar ni más ni menos.
25
Con cierta frecuencia mis amigos me recuerdan lo exigente que soy conmigo mismo.
Mis amigos nunca harían una cosa así.
27      
Encuentro excitantes y me llenan de vitalidad y energía los proyectos nuevos y las ideas innovadoras.
No. Pero me afectan los prejuicios.
28
Soy muy fácil de complacer y normalmente creo que lo que tengo es suficiente.
No pido nada. Virgencita déjame como estoy. Valoro mucho el poder dormir y comer en paz y sin sobresaltos.
31      
Disfruto estando en acción en el campo de batalla, sorteando todo tipo de obstáculos o desafíos que me pongan enfrente.
Ay qué risa. Sí, como Juana de Arco. Mi vida no es tan importante ni valiosa.
33
A pesar de ser aceptado por un grupo, es difícil sentir que realmente pertenezco a él.
Prftt
35
Cuando hay que tomar decisiones rápidas actúo en forma brillante y eficaz.
¡Qué remedio! Como dicen las folklóricas, "sólo se vive una vez".
37
Los demás me ven como alguien tolerante, afable y nada complicado, con quien suelen sentirse a gusto.
A veces sí, a veces no. Según quien sí, según quien no.
39      
De vez en cuando me juego la vida o tomo riesgos sólo por el placer de hacerlo y de sentir la sangre corriendo por mis venas.
No, ya es bastante emocionante como está.
41
Estoy orgulloso de esforzarme por corregir mis errores y ser cada día un poco mejor persona.
¿Con referencia a quién? ¿A mí, una gota de agua en el océano de las gotas de agua? ¿Orgullo?
43      
No acepto las grandes teorías ni respeto a los grandes gurúes, confío más en la experiencia del día a día.
Por favor.
45
Siento el anhelo y la añoranza de algo inalcanzable.
Yo soy mi buena suerte, como dijo Walt Whitman, pedazo de poeta.
47
Siento rabia y frustración por no alcanzar el grado de calidad o nivel de perfección deseado.
Ver respuesta 41.
49      
Sé mantenerme con muy poco, resguardando aquello que pueda servirme a futuro, en especial datos e información relevante.
Hala, ¡propuesta híbrida donde las haya! Tiene dos partes. Sí a la primera y no a la segunda.

___

51
No me gustan demasiado las conversaciones íntimas porque podrían develar aspectos no tan destacables de mi personalidad.
No me gustan demasiado las conversaciones íntimas porque son una pesadez. En general lo acertado es tratar temas que interesen a nuestro interlocutor, un solo tema y el presente, como diría Aristóteles en su Poética. No hay nada destacable en mi personalidad.
53      
El poder es algo que me atrae mucho; soy fuerte y sé mantener mi posición y manejarme en entornos hostiles.
Otra vez la pregunta propone dos temas. El poder establecido tal y como lo conocemos estos días es algo repugnante porque se impone incluso contra la razón y no digamos la justicia. Manejarse en entornos hostiles muchas veces supone no ensuciarse, no reaccionar y manejar una resistencia pasiva.
55
En la vida es muy necesario contar con algo o alguien más fuerte que uno mismo en el cual podamos apoyarnos y obtener ayuda.
Dicho así parece algo un poco mezquino. Contar con algo o alguien más fuerte es importante, es una inspiración además, pero no como refugio al que acudir en caso de necesidad. Estoy pensando en personas que nos ofrecen un modelo de conducta, en la naturaleza, en la Sagrada Familia y el ser supremo que nos creó.
57      
Suelo darle muchas vueltas a las cosas, pero esto no siempre consigue evitarme la incertidumbre que normalmente me acompaña.
Suelo no darle muchas vueltas a las cosas. Hay que considerar los posibles puntos de vista y los resultados posibles, ajustarse a lo que razonablemente se puede esperar de una situación y si la podemos evitar o nos vale la pena. La incertidumbre rara vez nos traerá sorpresas y aunque exista tenemos que acostumbrarnos a vivir en ella.
59
A veces me siento esclavo de la imagen que proyecto, obligado a preservar la apariencia de que en todo me va muy bien.
La propuesta más sorprendente de las que en este test lllevo leídas. La apariencia no interesa y rara vez se transmite sin que ─aunque sea subliminalmente─ se perciba la verdad. Cuanto más se persigue guardar una apariencia más evidente es la realidad.
61      
Me considero un gran observador -objetivo y profundo-, capaz de percibir cosas que los demás no ven o ignoran.
Pues sí, soy una buena observadora, porque miro y miro y vuelvo a mirar, en varios planos, y la vista se educa en los relatos.
63
A veces me resulta muy difícil diferenciar mis verdaderos sentimientos de la imagen que proyecto a los demás. 
Remito a la respuesta 63. Añado que últimamente he percibido con toda claridad que algunas personas proyectan sus propias vivencias en mis explicaciones y aunque digas "la casa es verde", como están pensando "la casa es amarilla", oyen "la casa es amarilla". En materia de proyecciones creo que todo es posible y soy demasiado quisquillosa en este sentido como para no protegerme ante estas situaciones y evitar el diálogo si no tengo la seguridad de que se ha entendido bien "la casa es verde".
65      
Los demás dicen que me encuentran un tanto trágico o encerrado en mi mundo; pero me parece que ellos no comprenden la profundidad de lo que realmente siento.
Evito todo lo que tiene un tufillo tráfico y no digamos dramático, prefiero tratar con personas que intentan trasmitir sus experiencias tal y como las viven sin recurrir a los espumarajos sentimentaloides y a formatos que entran dentro de los sofismas patéticos.
67
Puedo agotarme mentalmente por completo si no consigo estar un tiempo a solas.
La soledad es necesaria para muchos de mis quehaceres, y la soledad me proporciona el espacio necesario para nutrir gran parte de mis aficiones. El trato con las otras personas es muchas veces grato, pero también es grata la soledad. Hay que buscar siempre ese equilibrio. No es sana la soledad total como tampoco lo es el estar siempre socializando y buscando compañias.
69
Generalmente, ajustarme a las normas que la sociedad exige me impide mostrar quién realmente soy.
Las normas de la sociedad son tan innumerables y a veces descabelladas, que hay que dedicarles la atención suficiente para no incurrir en faltas o delitos, pero nada más. Me muestro como realmente soy con personas de mi confianza, con el resto de las personas me comporto de acuerdo con lo que se considera educado.
71      
Me gusta estar al mando de las situaciones para no someterme al control de los demás.
No me gusta mandar ni que me manden. En general cuando me encuentro con un buen profesional le confío mis temas y me olvido de tomar según qué decisiones. Cuando en alguna ocasión he tenido que seguir las instrucciones o las órdenes de alguien que sabía menos que yo, lo he pasado algo mal, pero intento incidir sin que para ello de a entender que considero incompetente a quien me da las órdenes. 

73
Reúno y acumulo información pero sólo en contadas ocasiones me siento preparado para pasar a la acción. Soy un gran teórico con muchas reservas al momento de enfrentarse a la realidad.
Lo más importante es, una vez que nos hemos informado hasta cierto punto, pasar a la acción pero sin florituras ni demostraciones. Hay situaciones que son improrrogables o ineludibles, y hay que actuar incluso sin estar bien preparados. 
75
Muchas veces en medio de una confrontación sale a relucir la verdad, por eso en ocasiones es necesario apretar ciertas tuercas para que se muestren los verdaderos intereses.
Solo hay que señalar de forma que nos entienda quien pretende aprovecharse de nosotros. No hace falta más que sugerir y conseguir hacerlo de la forma más comprensiva posible. Siempre se está a tiempo de ser más hostil.
77
Prefiero no alterar el curso de las cosas dando mi opinión, en su lugar prefiero amoldarme al pensamiento general de las personas que me rodean.
No creo que pueda alterar el curso de las cosas dando mi opinión ni tampoco creo que haya que amoldarse al pensamiento general de las personas que me rodean. Simplemente me hace reflexionar y tomarlo en consideración, pero para eso no hace falta amoldarse.
79
Las decisiones difíciles o los cambios importantes pueden llegar a nublarme o incluso paralizarme.
No, más bien tiendo a activarme.
81
En una conversación animada generalmente soy un observador y oyente callado; suelo reservar mi participación a las cuestiones significativas.
Sí, a mi modo de ver, las personas que participan demasiado son unas pesadas. A no ser que verdaderamente sepan mucho de un tema. Prefiero participar con pocos elementos pero que puedan ser de ayuda para aclarar o para incluso reconducir.
83
No me gusta mirar demasiado en mi interior, cuando lo hago suelo encontrarme con una sensación de vacío y dolor que me hace refugiarme externamente en el placer para evitarlos.
El interior no está vacio ni resulta doloroso. En el interior es donde se fragua la pureza.
85
Constantemente estoy haciendo planes divertidos y excitantes para que el futuro resulte incluso mucho mejor que el presente.
Jamás.
87
Soy muy independiente y poseo la energía suficiente para llevar a cabo proyectos llenos de intensidad.
Sí, veo con toda claridad hacia donde me interesa conducir mi energía, y la gran intensidad de mis proyectos reside en su dificultad y en que exigen tiempo y pureza de intenciones.
89
Soy una persona de 'Todo o Nada', no me interesa guardar las apariencias ni caerle simpático a la gente.
Soy una persona de Veamos a ver. Claro que no me interesa guardar las apariencias. La educación y las normas de convivencia están para la gente difícil. No me importan las apariencias porque tampoco veo interés en mostrarme. Simplemente me muestro con la gente que tiene mi confianza y que considero que son personas significativas.
91
Soy muy dramático y temperamental; parece como si estar alegre por mucho tiempo no congeniara con mi estilo de vida.
El melodrama y la exageración, los desbordamientos sentimentaloides me repugnan moralmente. Mostrar un carácter equilibrado y moderado con signos de cortesía es lo mejor. Todo lo demás es molesto.
93
Sé lo que se siente experimentar una profunda soledad, a pesar de estar rodeado de muchas personas.
No me siento sola, aunque sé que todos estamos muchas veces solos o con desconocidos. La vida ayuda.
95
Soy una persona de sólidos principios y con mucha frecuencia tiendo a evaluar los hechos o las personas en términos de "bien" o "mal".
Hay que tener unos principios y depositarlos en no hacer daño a los demás, en no perjudicarlos ni quitarles su alegría.
97
La gente suele acercarse a mí en busca de un confidente que les aporte comprensión, compañía o una palabra de aliento.
Puede ser, pero yo no hago nada por ser así. Supongo que confían en mi comprensión y en mi reserva.
99
Me esfuerzo mucho por parecer sencillo, natural y espontáneo.
En lo único que me esfuerzo, pero no me cuesta mucho, es en mantener la calma y no responder al mal con mal. Lo demás me parece una pérdida de tiempo, todos nos damos cuenta de cómo son las personas que nos rodean, a la corta o a la larga.
[...]
Contestar un test como lo he hecho es algo que hacía tiempo que tenía ganas de hacer.

Alphonse Bertillon, Identification anthropométrique (1893)

(c) Post registrado en SafeCreative 2212202907195

28.11.22

Los buenos manantiales

Arroz con chícharos, patacas novas, repolo de Betanzos e máis cebola…

Tradicional


uando estuvo de moda Cien años de soledad uno de los detalles que más renovaron la atmósfera de la ficción fue el lío de Aurelianos y Buendías, puesto que iba apareciendo de tanto en cuanto alguno pero sin ser exactamente el mismo, sino de otra generación o, como se diría ahora, transversal.

No soy muy ducha en el tema de las constelaciones familiares y, aunque estoy segura de que funcionan, prefiero hacerme consciente de la posición de cada cual sin necesidad de forzarlo, por pura reflexión. Se me disculpará la arrogancia pero más bien es un cincuenta por ciento de pudor y un cincuenta por ciento de mi aversión a los terapeutas formados en la Gestalt, que es en donde parece que más se ha desarrollado este trabajo psíquico.

Ya he escrito antes que tuve diez tías y un tío. Actualmente me queda solo una, que es la que nació la última y cuando ya nadie la hubiera esperado, porque nació el año en que mi abuela fue por última vez madre y por primera vez abuela. Mi trato con cada una de las tías fue muy desigual porque algunas ni siquiera estaban en Barcelona, por la afinidad, por infinidad de factores. Y por mi forma de ser, creo que mi predisposición a la figura familiar de tías y tíos, primos, es porque mi interés por los prójimos es casi siempre  por los que consideraríamos nuestros "iguales". Los tíos y las tías manifiestan generalmente mejor "rollo" que el que no tienen más remedio que asumir the mamas and the papas, que por causa de su rol supongo que se ven obligados a no mostrar complicidad alguna. Los primos quedan más lejos pero nos permiten apreciar la reproducción de rasgos genéticos sueltos o aislados cuyo efecto sobre mi atención es hipnótico como un fractal.

Mi tía Raquel Domínguez era la hermana pequeña de mi padre y murió el año 1982 por un tumor cerebral, como su hermana mayor Nieves Domínguez. Según dijera su ginecólogo nunca había visto dos mujeres tan parecidas. Normal. A mi tía Nieves casi no la conocí porque se murió cuando yo tenía 3 años y solo puedo decir que tenía una presencia contundente, unos grandes ojos que el tumor cegó, pero que seguían teniendo una fuerza que solo pudo extinguir la muerte. Mi parecido con ellas de momento no ha surgido en lo que yo creo que no deja de ser una malformación arteriovenosa congénita cerebral y apenas he heredado la belleza que tuvo cualquiera de las dos, pero sí un lunar en la mejilla izquierda idéntico al que tuvo de nacimiento Raquel.

Mi tía Raquel además de ser la hermana pequeña de mi padre era mi padrina, me sostuvo en sus brazos cuando me bautizaron al tercer día de haber nacido, a turnos con mi padrino, que fue mi abuelo paterno. Como del registro civil se ocupó mi padre se ve que dijo que me llamaría Marta Raquel Magdalena (se confundió con los nombres de pila) y, en resumen, cuando a la mayoría de edad me fui a hacer el D.N.I. resulta que en vez de llamarme Marta me llamaba Marta Raquel. Aunque hay algunas personas que han hecho de esa duplicidad motivo de guasa, a mí no me disgusta y la he mantenido. Uso como nombre Marta, tout court, y mantengo el de mi padrina en su recuerdo. Además, creo que lo de cambiarse el nombre es de alguna manera una canallada.

Mi tía Raquel no pudo tener hijos, como le pasó a la Raquel bíblica, y pensamos que fue porque el marido no era fértil, cosa que nunca se comprobó. Ella fue al médico pero él no quiso. Cuando llevaban unos 15 años escasos casados se separaron y mi tía no se volvió a casar. Sin embargo quizás era de mis diez tías la que más hubiera deseado ser madre. O, mejor dicho, tener hijos, que no es lo mismo. Muchas veces yo pasaba un día con su noche en su casa y sentía su afecto y cómo me introducía en los placeres sencillos, y cómo llenaba algo que no había cubierto su propia vida. En estos tiempos esa carencia no hubiera sido un problema, pero en aquel entonces solo lo estaba empezando a dejar de ser. Se me tiene que disculpar que yo era una niña que sin ser huraña evitaba las muestras de afecto a no ser que no fueran de mi elección y eso llevó a mis padres a alguna situación embarazosa, pero ese es otro tema.

La complicidad que se suele dar con los tíos en el caso de mi tía Raquel estaba modificado por lo que he explicado, que no tuvo hijos, pero la mayor parte del tiempo era muy divertida. Nos llevaba a mi hermano y a mí a su apartamento en Castelldefels y a partes iguales iba lanzando improperios a los que cometían infracciones o simplemente se le cruzaban y cantaba canciones de las que se inventaba la letra. Mantenía la música pero la letra la improvisaba. Cuando se le declaró el tumor cerebral perdió la vista del ojo izquierdo por lo que acabaron por impedirle que condujera, cosa que había sido de las cosas que más le gustaban, aparte de comer cocido, las anchoas, el güisqui y el yoga. 

De alguna manera, además del lunar malar heredé lo del cocido, las anchoas, el güisqui y el yoga. Sí, ella ya practicaba yoga a finales de los años setenta y en el barrio, en su barrio de Horta. Güísqui no tomo casi nunca porque el que me gusta es el Lagavulin de 16 años o el de la misma edad Yamazaki, que suelen costar lo que un frasquito de Chanel 5, que es el único perfume que consigue elevar el ánimo. Ella tomaba Johnny Walker. 

Mi tía Raquel era, como se suele decir, una disfrutona. Se tomaba un güisqui los domingos por la tarde y se fumaba un Winston. Después, el resto de los días, trabajaba con gusto en una tienda que tuvo y que le fue bastante bien yo creo que porque el gen domínguez es dado a hacer buenos negocios y porque transmitía ilusión, cosa que es muy importante en los buenos vendedores. Sin ilusión es difícil vender.

Murió como aquel que dice de un día para otro, unos ocho años después de que le extirparan el tumor. Un día estaba trabajando y al día siguiente la tuvimos que acompañar a L'Aliança, donde murió sin prácticamente recibir asistencia médica alguna (porque no la requirió) y en silencio. Se fue al otro mundo sin decir esta boca es mía. Ojalá yo la pueda imitar también en esa buena muerte, por la que su madre Consuelo rezó toda la vida y con éxito. A veces en su homenaje me hago una tortilla con pedacitos de chorizo y guisantes, muy betanzeira, y hay que reconocer que hay pocas cosas tan sencillas y sabrosas.

Mi tía Raquel el día de mi bautizo en la Clínica de Lourdes, regentada por las Siervas de la Pasión

Mi tía Raquel (izquierda) y mi madre en el apartamento de Castelldefels

Post registrado en SafeCreative (2212162884901)

27.11.22

Iconoclastas idólatras


yer como casi cada sábado hojeé la versión impresa de La Vanguardia. En una noticia con el titular "Barcelona aclarará las señales de sus carriles bici y zonas pacificadas", por lo menos en la versión impresa había una foto del premir teniente de alcalde socialista, Jaume Collboni, en el Pleno y con un brazalete con el arco iris. El pie de foto indica: [...] lució ayer los colores que reivindican los derechos del colectivo LGTBI", pero en toda la crónica no se menciona nada sobre este particular. En El Nacional el titular es "Jaume Collboni luce un brazalete con la bandera del Arco Iris en el pleno municipal" y se indica "ha lucido el brazalete en protesta por la prohibición de llevarlo de la FIFA a los futbolistas del Mundial de Qatar", que es lo que yo había adivinado.

En primer lugar digo algo que empieza a abundar en las redes sociales: que una cosa es el colectivo LGTBI, que no tiene una sola bandera sino varias, que recuerdan las guirnaldas de gallardetes, y otra es el gay de toda la vida.  La Vanguardia elige el apelativo "colectivo LGTBI", lo que implica una carga emblemática de correspondencia con un grupo social  que imprime una presión sobre las instituciones, etc. La principal diferencia evidente entre un miembro del colectivo LGTBI o LGTBQ o LGTBK y un homosexual es que un homosexual rara vez usa símbolos ni hace de su condición sexual una bandera.

El brazalete que llevaba Collboni me llamó la atención porque reconocí la caña y pernera de un calcetín, detalle un poco ¿ridículo? No lo sé. También podría ser el puño de una sudadera. Aunque Collboni se ha quejado alguna vez de que la alcaldesa Ada Colau no acaba de apoyar al colectivo, hemos visto con nuestros ojos y fotografiado hasta la náusea los balcones del Ayuntamiento engalanados con la bandera del arcoiris, o con la bandera de Ucranía o con lo que mande la actualidad más rabiosa. Empiezo a mezclar temas porque a lo que voy es al uso que se hace de un espacio público para conquistarlo con símbolos partidistas. 

Hay que distinguir entre una exposición puntual y con motivo de una celebración o de un casus belli, como vemos tan a menudo en edificios emblemáticos, como ocurre con la estatua de la Libertad en Nueva York, la puerta de Brandeburgo en Berlín o la Tour Eiffel en París. Otra cosa es que el Ayuntamiento plasme su apoyo a Ucrania, país invadido por Rusia, sin contar con que hay una parte de la población barcelonesa que no necesariamente estará de acuerdo con esa adhesión.

Ya con motivo de los símbolos religiosos o de los lazos amarillos significando el secesionismo en Cataluña, se empezó a despertar la necesidad de poner un poco de orden, especialmente ─como digo─ en los espacios en que se supone una cierta neutralidad

El lazo amarillo por cierto también sirve para apoyar la endometriosis, la prevención del suicidio, etc. A mí me recuerda la canción "Tie a yellow ribbon round the old oak tree" (1973), pero me imagino que en los independentistas prevalece el significado de la lucha por la amnistía de sus líderes, etc. Como lo de los símbolos acaba convirtiéndose siempre en una forma muy tosca de comunicación, aunque muy efectiva para las portadas y la propaganda y la publicidad, es lógico que en estos tiempos de degeneración y fanatismo abunden.

Al lado del parlamentarismo tan soez y cafre al que asistimos, no faltan los diputados que aprovechan su intervencioncita de gloria para sacar algún simbolo que le devuelva un eco de fotos en la prensa o en los medios en general. Recordamos la urna de Gabriel Rufián (que mi madre interpretó como un microondas) o lo de las camisetas con mensajes. Los periódicos también reproducen las frases de los políticos, pero parece que el impacto de las imágenes es mayor, y los parlamentarios y los activistas lo saben.

Con las camisetas y los tatuajes, con las insignias y las pulseras y demás artillería, hay una gran cantidad de símbolos andantes y campantes que con la excusa del atuendo, se filtran en todos los espacios, incluso en el laboral y en organizaciones donde se exigiría en el trato al público la ausencia de símbolos religiosos, políticos y de todo tipo. La uniformidad de algunas marcas implica una imagen corporativa, o seguridad en el trabajo o que la persona queda por debajo de lo que es el servicio que ofrece una empresa o institución.

Cuando yo empezaba a trabajar en la sanidad pública hace casi 40 años, recuerdo que se habían empezado a retirar los crucifijos de las habitaciones y de lugares de reunión. En la biblioteca de mi hospital cuando me incorporé como lo que fui, bibliotecaria, encontré en el armario del material una cruz que creo recordar que era de madera pero con el cristo de falso marfil. Mi antecesora la había retirado, cosa que no me pareció mal aunque yo soy católica.

Alguna vez llevo al cuello una medallita del Sagrado Corazón de Jesús, o de la Virgen, pero siempre las llevo por dentro de la ropa cuando estoy en el trabajo, y más cuando hago atención a los usuarios, que en mi caso pueden ser católicos, agnósticos, musulmanes, hinduístas, evangelistas, y de muchas otras fes. Y sin embargo observo que en mi plantilla hay personas que llevan ostensiblemente símbolos okupas, LGTBI o LGTBK, satanistas, independentistas, feministas, o que lucen mensajes motivacionales en sus prendas o en sus tatuajes. La primavera pasada recuerdo que vino a visitarse una paciente que llevaba tantos mensajes escritos en su piel (en diferentes lenguas), que podría haber estado leyendo mis buenos 10 minutos simplemente con lo que dejaba ver la ropa que vestía, que también emitía mensajes ideológicos o de adhesión a sus ideas, las que se supone que tendría dentro de la cabeza.

Me temo sin embargo que es más lo que algunas personas tienen sobre la piel y colgando de diferentes partes de su cuerpo, que lo que tienen dentro de la cabeza. Parecen hombres-anuncio o sign-walkers. Aparte de que algunas veces ese empeño en manifestar las ideas propias sin que nadie te haya preguntado tu opinión es algo latoso y más que desafiante resulta un fatidio, aparte de eso, el tipo de ideas que se suelen ofrecer como en un escaparate, son rudimentarias, polarizantes y sin mucho recorrido más allá de lo que es evidente.

Otra vez más hay que llegar a la conclusión de que iconoclastia e idolatría son complementarias.


Post registrado en SafeCreative (2212162884901)

19.11.22

En blanco y negro: Genaro Agraso


bro una serie de posts sobre mis muertos y elijo como el primero a mi tío Genaro Agraso. Por el nombre, me recuerda uno de esos 100 personajes que dicen que Camilo José Cela recuperó de sus novelas y otros textos para Los viejos amigos.

Los viejos amigos de Cela (1960) no tienen nada que ver con Los viejos amigos de Rafael Chirbes (2003), como es fácil de deducir no solo por la cronología sino por la estirpe ideológica de ambos escritores. La novela de Rafael Chirbes es, según veo por su solapa al uso (*), un producto de su época y tiene un planteamiento convencional. Otra cosa es admitir que Chirbes, en la novela y media que he leído de su obra, desarrolla perfectamente los personajes y vamos a decir su roña. Mucha roña hay también en Los viejos amigos de Cela, pero salimos alentados por su sentido del humor y algo que abunda tiernamente en nuestros clásicos de la España más negra. Cela recupera en breves textos de un cierto realismo fantástico a sus personajes amigos, tras una breve cita a la fuente original. Como si hiciera un desarrollo del personaje que había esbozado, pero con poco recorrido porque el sujeto no da para más, aunque a veces envuelve historias tremendas.

No voy a hacer nada por el estilo ni de Chirbes ni de Cela, tampoco tengo sus alturas, pero me he acordado de CJC porque los nombres de los personajes son increíbles: Matroniano Gordaliza Villapeceñil, Don Estanislao de Kotska Rodíguez y Rodríguez, alias El Mierda, Sinforosa Chumillas, Mansueto Machezo, Quiquito Esteban. Ya sabemos que a pesar de los años que lleva el libro primero en circulación y después si no agotado, casi, esos nombres podrían ser inventados pero no mucho. 

Genaro Agraso es un nombre que no podía ser más gallego, pero no puedo saber donde nació y como conoció a mi tía María Domínguez, Maruxa. Tiendo a pensar que en algún pueblo de La Coruña. Lo recuerdo bien, aunque la última vez que lo vi fue hacia 1986, por la muerte de Raquel Domínguez. Poco tiempo después murió Maruxa y lo supimos al cabo de unos días, cuando ya estaba enterrada en lo que yo llamo "nuestro terrenito" en el cementerio de Sant Andreu.

Mi tío Genaro era pulquérrimo. Recuerdo que tenía un traje negro de ojo de perdiz que debía estar confeccionado a medida porque le quedaba fetén. Nunca le ví con ropa de colores y por eso lo asocio con aquellos años del blanco y negro y que sin embargo fueron tan alegres en el colorido. Podría decirse que los demás podíamos ir de colores gracias a la gente que como él iban de blanco y negro.

También recuerdo su semblante, de grandes ojos negros, el pelo casi blanco y un rostro que transmitía su bondad, una personalidad sufrida y la atención serena. Como es normal, siempre lo veía recién afeitado y acicalado, porque la familia se reunía los domingos por la mañana y en alguna boda o comunión o el día de los Fieles Difuntos. Pero es que además mis tíos tenían una perfumería también pulquérrima. Vivían en el altillo de la tienda, también limpísimo. Recuerdo que mi primo Ricardo era muy alto y no cabía en la cama, porque no habían camas más largas en aquel tiempo.

Cuando ya llevaban años muertos y enterrados los dos (mis tíos), mi madre me explicó que cuando íbamos a verlos a Santa Coloma de Gramenet, no nos dejaban entrar en el baño. Pensé que era por la manía de la higiene, que la tenían todas las hermanas de mi padre excepto una, que fue la más longeva. Insistí en que me lo confirmara y me dijo: "Tu tía Raquel decía que era porque allí guardaban el dinero". Aunque mi madre creo que ignora la prerrogativa de la prescripción de los derechos, hay muchas cosas que se las ha callado hasta que ha pasado mucho tiempo de la muerte de alguno de nuestros finados.

Cuando dibujé mi serie de raras aves, al casuario le puse por nombre Genaro, en homenaje a mi tío, un hombre pacífico. Y eso fue porque injustamente se consideraba a los casuarios como los pájaros más peligrosos de toda la fauna. En realidad el casuario solo ataca si se ve acosado o acorralado o burlado, o cuando atacan a sus crías y se dispara su cerebro reptiliano de velociraptor. Y aunque es verdad que puede usar sus garras para eviscerar a su atacante, con su poderoso segundo dedo, también lo es que suelen antes patearlo que matarlo. De hecho nada más hay una muerte documentada el año 1926.

José Domínguez, Corona Senra y Genaro Agraso (c. 1970)

Post registrado en SafeCreative (2212162884901)

___

(*) "Un grupo de viejos camaradas son convocados a una cena. Un día estuvieron unidos por un luminoso, aunque confuso, proyecto común: la revolución. Ahora, tantos años después, hacen repaso de sus existencias. El espejo del tiempo les devuelve la imagen de unas vidas vividas provisionalmente, y cuyo vacío se llena a menudo de culpa, desengaño, rencor o traición. Un constructor, un pintor que trabaja de vigilante en un hotel, una profesora, una publicitaria, un novelista fracasado que malvive vendiendo apartamentos a los turistas son los actores principales de una novela compleja y exigente. Las voces se suceden, matizan y contradicen unas a otras para tejer una tupida red de vidas cruzadas que se traban en un juego de contrapuntos revelador de las trampas de la memoria. Escrita desde un punto de vista en el que no caben los discursos complacientes, Los viejos amigos propone una reflexión sobre la condición humana y las posibilidades del individuo de intervenir en el curso de la historia, a la vez que saca a relucir las contradicciones que surgen del enfrentamiento entre las miserias privadas y el vacío de ciertos discursos ideológicos." (Editorial Anagrama)

18.11.22

28 de enero de 2115


n el año 2006 hubo un montaje de Banksy, no exento de polémica animalista, en que aparecía Tai, un elefante asiático, en el medio de una habitación pintado como el papel que cubre las paredes. La exposición Barely legal es una variación de la expresión "un elefante en la habitación", que procede de la literatura rusa y que popularizó Mark Twain. Diría que la expresión no se usa mucho en nuestra parte del mundo, pero es muy acertada para describir metafóricamente la situación que se da cuando una verdad o una realidad evidente es ignorada o pasa inadvertida. También se aplica a un problema o riesgo obvio que nadie quiere discutir para evitar el conflicto, etc.

No es menos incómodo participar de la ignorancia generalizada, hacer como que no nos afecta que se ignore algo que es más que evidente. El 2015 incluí en el Álbum una viñeta de Bizarro en que también se señalaba la incomodidad del propio elefante. El elefante africano es el animal terrestre más grande, lo que ha sido constatado en ejemplares de hasta 10.000 kg. 

También es verdad que hay fenómenos o grandes artefactos que pasan desapercibidos precisamente por sus grandes dimensiones, en especial si ─aunque los esperamos ver─ se salen de nuestro encuadre óptico. Pasaba esto con Puppy, el perro del Guggenheim de Bilbao. Y hay detalles pequeños o grandes que solo los vemos cuando revisamos la imagen fotografiada, parada y sometida a un espacio bidimensional y congelado.

Es un efecto opuesto el "ver venir", sobre todo porque nos habla de presentir, algo que entra en el terreno de la adivinación. Sin embargo, aunque la intuición no se considera fiable, habrá que decir que siempre tiene un fundamento. La intuición no está exenta de conocimientos, lo que pasa es que usa conocimientos muy dispares y alejados, y esa es una habilidad que de forma tradicional se ha relacionado con la forma de pensar propia de las mujeres, por lo que ni siquiera se considera una forma de pensar.

Lo que traía anteayer "El Mundo" en sus páginas llevaba el siguiente titular: Rebelión contra la nueva Selectividad de responsables de Lengua Castellana en 10 autonomías: "Parece un test de conducir". El titular es complejo en el sentido de que la noticia se "trifurca" en tres temas, el del test de conducir, el de la lengua "castellana" y el de las 10 autonomías. Elegiré el primero:

"Actualmente, todos los alumnos que quieren acceder a las universidades públicas tienen que pasar por un examen de Lengua Castellana y Literatura compuesto por un comentario de texto, preguntas sobre el uso de la lengua y preguntas sobre la literatura. Los firmantes temen que todo lo relacionado con la sintaxis, la morfología, el léxico y los autores no quepa en el nuevo diseño. ¿Por qué? Porque en el sistema que comenzará en 2026/27 se fusionarán en una única prueba los contenidos de Lengua Castellana y Literatura, Lengua Cooficial, Lengua Extranjera, Historia e Historia de la Filosofía.

Es decir, los cinco ejercicios independientes que hay ahora se convertirán en uno solo. El modelo, que tradicionalmente ha permitido al alumno argumentar en profundidad, pasará a ser un simple ejercicio con 25 preguntas tipo test o de rellenar huecos y tres preguntas abiertas cuyas respuestas no podrán superar las 150 palabras cada una."

Esto ya se veía venir, que se formaría una pelota con las llamadas Humanidades, y que se despacharan con un examen en el que incluso se pudieran sacar las respuestas a suerte. Ya se veía venir, insisto, de un tiempo a esta parte, el empobrecimiento del lenguaje y de la comprensión lectora. Hace unos años, cuando una amiga mía escribía su último libro, como si yo fuera Casandra le advertí de que tenía que publicarlo antes de que desaparecieran los lectores.

Que la lectura mejora la escritura es un axioma repetido hasta la saciedad, y sin embargo sé de muchos casos de lectores habituales que escriben "haber" en vez de "a ver" y cuyos errores gramaticales se reparten por igual entre el español y el catalán, lo que no les permite justificarse con la confusión entre lenguas o con el predictor del móvil (*). A veces emplean términos archisilábicos y mucha prosopopeya, cuando el uso correcto de la lengua propia implica hablar llanamente.

En mi sector laboral se incentiva la preparación del nivel C2 de Catalán, lo que implica hablar y escribir en el registro adecuado, emplear un lenguaje ortográfico y usar correctamente los formatos de expresión (correo-e, presentación oral, artículo de opinión, etc.) Y sin embargo me tropiezo a diario, sin buscarlos, ejemplos de registros inadecuados, lenguaje de léxico pobre o vulgar y repleto de faltas ortográficas, explicaciones desestructuradas y mensajes incomprensibles. No hay excusa. Cuando empecé a trabajar debo decir que se escribía menos pero mejor.

Actualmente, con la imposición del Office 365 y esa especie de Facebook o Meta que es el Microsoft Teams, se fomenta un lenguaje informal y descuidado, casi inarticulado. De esta manera se introduce la idea de que la moderna tecnología discrepa con el lenguaje pulcro y educado. Y es aquí donde el "verlos venir" pasa a ser "un elefante en la habitación", porque por no señalar una falta de ortografía detrás de otra, por mucho que nos incomode, nos tenemos que callar y hacer como que no pasa nada.

Solo he visto señalar el desaliño lingüístico en Twitter, y es para desacreditar a un contrincante en su torpeza con el idioma. O en Facebook o Meta, para ridiculizar la cartelería chapucera de algunos establecimientos. Pero no hay decoro en escribir con corrección ni en corregir a quienes maltratan nuestra hermosa lengua. Hacemos como si el problema no existiera, por su tamaño, que es enorme, o por evitar ser desconsiderados o desafiantes. "Mexan por nós e hai que dicir que chove"

Tai, por Banksy, Barely legal (2006)

(*) En el espacio del vídeo del enlace consta que estará disponible hasta enero del año 2115, por lo que si el enlace se rompe es según lo previsto.


Post registrado en SafeCreative (2212162884901)