28.12.21

Post 1751: Insisto

Igual que un robot metálico,
el escarabajo insiste
torpemente en el obstáculo




e dice Manolotel que el tiempo de los blogs ha pasado y es verdad, como también ha pasado el tiempo del teléfono fijo y tantas cosas. Lejos de permanecer en una insistencia inútil, o en la resistencia del contrariado, persisto y hace tiempo que empezó el verdadero disfrute del asunto.
Traigo un pequeño vídeo con el pesebre que monté el jueves en casa de mi amiga María. Se lo trajo a Barcelona hará cosa de unos 25 años otra amiga japonesa que había hecho una misión por Zimbabue. Las figuras realmente proceden de Mali. Yo lo recordaba más extenso, y que no tenía ni San José ni Virgen María. Tiene un niño Jesús negrito, el buey y la mula, y todo lo demás son adoradores, incluidos los tres reyes, cuyas ofrendas también no dejaban de ser frutos de la tierra o del trabajo del hombre pero más preciosos. Al principio dispuse el belén en círculos pero pronto me di cuenta de que quedaba mejor en fila, evitando formar al final una cruz. Eso ya llegará, pero ahora es el momento de la adoración, de los Reyes Magos pero también de los pastores.
Nuestra amiga japonesa no conocía la existencia de Santa María ni del padre putativo, pero había captado la importancia de todos los personajes que acuden al nacimiento del Niño. En la versión maliense se reproducen las imágenes típicas de las portadoras de agua, las mujeres que muelen algún cereal y hasta un personaje que carga un cordero en sus brazos. Llevan las túnicas de colores vivos que tanto nos admiran de África. Lo bonito del pesebrismo es la manera que tiene que permitir que cada año proyectemos en él lo que nos inspira la ocasión. Con las mismas figuras o añadiendo más y sin excluir las que han tenido algún accidente, la adoración es un acto vivo. Evidentemente su perversión es la idolatría y la iconoclastia complementaria. La adoración reúne devoción, obediencia y reverencia. Tampoco es momento de hablar ahora del sacrilegio o de las blasfemias.
Hubo años en que acaparó mi atención el arcángel Gabriel, pero en otras ocasiones medité sobre los animales, desde el más pequeño hasta el más grande. A veces nuestro interés puede reparar en un pozo, o en el pajar. Y todo cuanto dijera iría a parar a esa condición que tiene esta tradición de renovarse constantemente. Este año mi inclinación ha sido precisamente por la adoración y, en concreto, por el pastor que ofrece un cordero. Ese cordero también representa en la iconografía cristiana a Jesús, puesto que él mismo fue pastor y cordero, y como cordero fue sacrificado. Pero, tal y como vamos diciendo a lo largo de este post, ahora es el momento de la adoración y de las ofrendas.
 


 

Pastor de pesebre

Belén maliense
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18.12.21

De ore leonis

"Salva me ex ore leonis et a cornibus unicornium humilitatem meam"

Salmos 22 (Vulg.21):21


"Puj" (*)

Los Minions

La primera vez que conocí la frase De ore leonis liberame Domine, fue a través de un disco de canto gregoriano, pero parece que la expresión ya la invocaban los cristianos que eran echados al circo romano para disfrute o escarmiento del público. Me imagino que los leones estaban hambrientos y que por lo tanto el martirio sería el mínimo, dentro del horror que inspira.

Yo desde que supe de esta antífona y del salmo, más bien he aplicado la expresión a la maledicencia en general y a la calumnia en particular. Claramente la forma en que hablamos de los demás es lo que más habla de nosotros, como bien indica el refrán aquel de "Lo que dice Juan de Pedro dice más de Juan que de Pedro". Es así tal cual y casi que podría acabarse aquí el post, porque no habría mucho más que añadir.

En los últimos tiempos estoy oyendo auténticas barbaridades en el sector en el que trabajo (Sanidad) y sobre ese sector. He llegado a oír que había gente que llevaba un año diagnosticada de cáncer y que no recibía tratamiento. Hace poco tuve que recordar a las señoras de la peluquería el caso de Teresa Romero, auxiliar de enfermería que contrajo Ébola creo que el año 2014, en el ejercicio de su labor en el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Ya casi nadie se acuerda del lío que se organizó porque la auxiliar presentó fiebre después de haber atendido a un misionero. El ISCIII era y es el centro de referencia para los contagiados del virus Ébola en España, como lo es el Hospital Clínic en Barcelona. La auxiliar se contagió a pesar de llevar el equipo de protección porque al parecer no lo usó bien. No vamos a decir que no entraña dificultad usarlo, porque hay que recordar que se lo ponen en parejas y hasta se usa un espejo de cuerpo entero para comprobar que se lleva correctamente. 

El caso fue utilizado en su momento, cuando Teresa Romero estaba aún grave y aislada, por algún sindicato y por algunos medios. Josep Cuní puso desde su 8TV al ISCIII a caer de un burro, refiriéndose a la institución con un genérico "Madrid", muy socorrido por los populistas. En aquella época lo dirigía Toni Andreu, al que yo conocía por haber coincidido 3 años en el Institut de Recerca del Hospital Vall Hebron, y que nació en Barcelona. Cuando el asunto estaba tan líado que parecía que no se podía embrollar más, el Dr. Toni Andreu apareció en los medios y comunicó muy bien las cuatro cosas que había que saber. El tema se encarriló sin encarnizarse en la falta de profesionalidad de la TCAI, aunque trascendió en los medios que la mujer cuando experimentó fiebre en vez de acudir al equipo de Riesgos Laborales de su centro se dirigió a su centro de atención primaria. Craso error. Es decir, que puso en peligro a muchas personas. Este hecho ni siquiera pudo ser sofocado por el ruido que se hizo con el sacrificio de su perro Excalibur, decisión que no sé ahora en quien recayó pero que, sin mucha reflexión y a la vista de lo terroríficas que son las zoonosis y las epidemias, resulta bastante ponderada y justificada.

Casi siempre lamento que los comunicadores de los hospitales y de la atención primaria usan los recursos y el talento en campañas que apelan a los sentimientos de la solidaridad o/y el compromiso, y a la imagen corporativa, pero que no actúan en explicar determinadas decisiones. De la misma manera que hubo que explicar las razones de sacrificar a Excalibur, se tendría que explicar el actual aumento de las visitas telemáticas, las restricciones de visitas, el freno de los quirófanos cuando se llenan las UCIs, etcétera. Porque lo que se oye en las peluquerías y en las colas demuestra que no se ha comunicado bien la crisis sanitaria. A una conocida le detectaron un nódulo mamario benigno el 27 de noviembre  y a día de hoy ya le han hecho las pruebas preoperatorias para operarla el día 23 de diciembre. Circuito rápido.

Tal vez yo a mi vez soy injusta, y sí se está comunicando bien, pero los expertos han decidido que es mejor no introducir más información de la que ya hay. Los antivacunas y los negacionistas creo que han generado más información o lo que sea (no seamos perversos) que los profesionales. Si yo quisiera, podría estar cada tarde viendo videos y leyendo textos y infografías que propagan las ideas negacionistas, pero no quiero. Se dicen muchas cosas que tienen mucho sentido y que se pueden incluso documentar, pero se dicen con un toque de exaltación que me hace retroceder, inhibirme. Naturalmente no soy ajena a los intereses de la industria farmacéutica, el gobierno mundial oculto, el apocalipsis total. Siempre me identifiqué con los Minions, que trabajan para los malos. Así como encontramos mucha filosofía en Los Simpsons, también en los Minions prevalece el término medio aristotélico.

Kevin, Bob y Stuart como Stormtrooper, Yoda y Darth Vader

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(*) Asqueroso


11.12.21

Ni alegre ni contenida


o vamos a comparar a la actual ministra de Educación e Investigación de Alemania, Bettina Stark-Watzinger, con la actual ministra de Educación y Formación Profesional de España, María del Pilar Alegría Continente, porque por ese camino no llegaremos muy lejos y tendríamos que ser crueles. Ya el nombre del ministerio de nuestro Gobierno no me convence porque más que sumar parece segregar. Y de ahí para abajo me temo que todo sigue por el estilo. 

Más allá de los nombres de las cosas, o de sus etiquetas, ya que las semántica se ha visto desplazada como por un trompazo por la irrupción de esas carreritas sin gran fundamento (la de Comunicación y la de las ciencias políticas). Aquí en este post no vais a encontrar palabras como "brandificación" o "decolonización".  Angela Merkel fue en su juventud profesora de latín y de inglés, cosa que a mi entender ─sin ir a su dominio de la química cuántica─ le daría una visión proeuropeísta y cargada de cultura, tanto clásica como moderna. 

Hubo un tiempo en que la cultura se entendía estrictamente como la cultura clásica. Lo demás eran viajes, cine, un poquito de museos de pintura antigua y abstracta, y alguna afición, añadidos que venían favorecidos por la buena salud y el poder adquisitivo. Cada vez más, por lo menos es mi sensación, las tendencias se han ido deslizando desde el Poema del Cid o la lectura de El Capital y los sonetos de Shakespeare a la novela histórica y de la novela histórica al running, el veganismo cuqui y las escapadas a países lejanos como principal aspiración cultural.

Para que se me entienda diré que para mí tiene la misma intensidad de horror el accidente de Chiapas hace unas horas (55 muertos en un camión que transportaba emigrantes centroamericanos hacia Estados Unidos) que la noticia de que nuestra ministra Alegría va a eliminar del currículum de Bachillerato toda referencia histórica anterior a 1812. Comparo lo dos hechos  no como estrategia retórica, lo hago porque es tal cual lo digo: las dos noticias me inspiran exactamente el mismo horror, indignación y tristeza.

Desconozco si el titular de la noticia que vengo de enlazar es exacto. No sé si el plan docente de los años previos al Bachillerato hacen ─ni que sea muy resumidamente─ una trayectoria del proceso histórico prerromano, romano, de los godos, de la invasión musulmana, de la España de los Austrias, etcétera. Pero me pregunto con qué género de personas vamos a tener que convivir dentro de unos años los que vamos a ser lo que ahora se llama "la generación silente". Porque esta historia, no la docente, sino la indecente, va de oposición intergeneracional. Va de hacer una especie de damnatio memoriae con tufillo adánico con el objeto de elminar todo lo que no sean ideas populistas de trazo muy grueso y polar

Se elige una fecha, 1812, cosa que no contradice la tradicional estratificación de los estudios históricos, y en concreto de la etapa que va de la llamada Historia Moderna a la Historia Contemporánea, pero esa fecha sincrética no es ajena a las simplificaciones del marketing.

Las generaciones educadas y formadas profesionalmente con la ignorancia (en los dos sentidos de la palabra ignorar) de la Historia que va desde las factorias griegas hasta la Guerra de la Independencia, ¿cómo van a entender lo que ven? A ver, no es que los historiadores entiendan mucho, pero al menos cuando miran una fachada de un edificio de la Salamanca antigua o de la judería de Toledo, reconocen el rastro del tiempo y su significado. Las generaciones ajenas a la Historia antigua, medieval y moderna, verán la Mezquita de Córdoba con los mismos ojos con los que se hacen selfies algunos millenials en Tanzania o en Indonesia. 

La conmoción ante lo desconocido es interesante. Aún me puedo acordar de cuando hice mi viaje a Turquía, cuando el único letrero que pude entender era el de una farmacia. Por la etimología griega. Todo lo demás, aunque hacía años que no se empleaba el alifato, resulta incomprensible, singular, curioso y en algunos momentos maravilloso, pero casi en toda ocasión algo hostil.

Que en internet tengan el mismo peso los conocimientos rigurosos y las patrañas añade su poco de confusión y además instaura el sentimiento de la tolerancia a los constructos. El saber es algo de una inmensidad desmedida, incluso en comparación con lo que no sabemos, que es más. Ya asistimos al desprestigio de las disciplinas que no tienen, en principio, mucho que ver con la tecnología y con las ciencias naturales. Las llamadas Letras. Pues el programa para el segundo curso de Bachillerato aún socava más lo que no se puede concebir más que como una formación sólida.

En los comentarios de "El Pais" a la noticia a la que me refiero nos acabamos de llevar la impresión definitiva sobre la orientación del borrador de Alegría: ir contra Vox, ir contra el nacionalismo españolista. Claro, era eso. Lo dicho: un horror.


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9.12.21

Porque no saben lo que hacen

"Le mal qui est dans le monde vient presque toujours de l'ignorance,
 et la bonne volonté peut faire autant de dégâts
 que la méchanceté, si elle n'est pas éclairée"
Albert Camus, La peste

 

ecuerdo que una vez en una clase de Historia de la Lengua Española que no daba Coloma Lleal, en la Universitat de Barcelona, una profesora nos explicó de un tirón el proceso de "Caesaraugusta" a "Zaragoza". No nos habló de los cambios fonéticos operados en su orden durante ese proceso, que fueron varios y bien estudiados. Todos los alumnos levantamos la cabeza hacia el encerado con desconcierto y constatando las pocas ganas que le echaba la profesora a la asignatura. Tengo motivos para pensar que se la hacían impartir a la espera de otra oportunidad más ajustada a sus aptitudes y a su voluntad. Pero lo que estoy relatando no es el funcionamiento de la universidad sino algo que se repite mucho en los libros de Historia: pasar por encima de algunos hechos a vuelapluma y en otros detenerse más allá de lo que sería sensato.
Tenemos que suponer que los historiadores no son ajenos a los gajes de otros oficios, como la superespecialización, las creencias, la prisa, etc.  Pero cuando leo algún libro de historia no llego a acostumbrarme al uso desplazado del futuro (o futuro histórico) tan feo y tan abundante, y a esa falta de equidad o regularidad en el espacio dedicado al tiempo. Por poner un ejemplo, hay muchos libros de Historia general de España que le dedican una línea a la peste del siglo XIV. Pero hay infinidad de ejemplos. Y tengo la impresión de que se van consolidando como modelos. Y que en un yermo como el producido por esa rutina es fácil que triunfe alguna extravagancia.
Un efecto parecido ─estoy pensando, claro está, en la pandemia─ debe de darse en el terreno de la Medicina. Como además son tiempos de poca autoridad (en el mejor sentido de la palabra), es fácil que haya un cruce de opiniones que nos fundan en negro. Entre los negacionistas creo que hay gente bienintencionada pero su fanatismo delata que están en un error. Sin caer en el relativismo que tanto les conviene a los que nadan y guardan la ropa, el fanatismo tampoco es que sea la alternativa deseada.
Hace unos años tuve un conflicto laboral y cuando tuve la ocasión de enfrentarme a la responsable, se encastilló tanto en la versión que le daba la otra parte que no pude menos que decirle: "El hecho de que defienda tan tenazmente la otra versión indica precisamente que no es cierta." Cuando alguien atiende a varios puntos de vista de los que no hay demostración posible puede basarse en prejuicios o en sensaciones o en conductas repetidas, todo es lícito. Pero hacerlo sin lugar a dudas lo que indica es autoritarismo o arbitrariedad. 
Todo lo que consigo extraer de la actual situación es que muchos temas funcionaban por la inercia de la costumbre. Me acuerdo cómo al principio de la pandemia el terror llevaba a hacer cosas raras como usar guantes, cosa que por mi experiencia en la Sanidad, mal llevada es más un riesgo que no una ayuda en la prevención de infecciones. Con la instauración o extensión del pasaporte COVID los llamados antivacunas han optado por mantenerse en su postura. Pero también parece que muchas personas que no se habían vacunado ahora se apresuran a hacerlo para poder acceder a los restaurantes, gimnasios y demás sitios de concentración de personas. Si la noción de autoridad no pasa por su mejor momento, ya no digamos la del bien común.
Ya hace años que surgen médicos que se oponen a la medicina oficial desde trincheras mediáticas variadas en su difusión y rigor. Que haya médicos, biólogos y veterinarios opuestos a muchos vicios de la Sanidad Pública es hasta normal, que algunos de ellos no tengan más ocupación que la desobediencia verbal o la charlatanería no debe pasar por alto. Tiene que haber de todo, se dirá. Pero esperaría otra alternativa al oficialismo.
De la misma manera que la iconoclastia es el complemento de la idolatría y que sin idolatría no habría iconoclastia, en todo lo demás ocurre más o menos por el estilo. Y tal vez hay otros caminos.
Al fanático se le conoce por su forma de mirar, porque se bloquea cuando se le extienden según que argumentos. Se bloquea y a continuación se irrita. Y cada vez se encierra más en sus ideas y las lleva a implantarlas en todos los terrenos.

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28.11.21

Cricrí

Ah, niña mía, madre,
yo, niño también, un poco mayor, iré a tu lado,
te serviré de guía,
te defenderé galantemente de todas las brutalidades
de mis compañeros,
te buscaré flores,
me subiré a las tapias par cogerte las moras más negras, las más llenas de jugo,
te buscaré grillos reales, de esos cuyo cricrí es como un choque de campanitas de plata.
¡Qué felices los dos, a orillas del río, ahora que va a ser el verano!
Dámaso Alonso, La madre, Hijos de la ira


oco se habla del efecto Dunning-Kruger. Dunning y Kruger publicaron en 1999 un artículo titulado Unskilled and Unaware of It: How Difficulties in Recognizing One’s Own Incompetence Lead to Inflated Self-Assessments (*) (“Sin habilidades e ignorante al respecto: cómo las dificultades en reconocer la propia incompetencia conducen a una autoimagen exagerada”). Advirtieron que mientras más incompetente era la persona, menos notaba su incompetencia, y que mientras más competente era, más subvaloraba su competencia. Es un efecto paradójico, pero yo creo que mientras que en el incompetente en contacto con su opuesto competente no estimula la conciencia de su incompetencia, en el competente en contacto con el incompetente lo normal es que se produzca una cierta irritación (a no ser que esté totalmente imbuido de paciencia y misericordia.

Yo debo de padecer algo del efecto Dunning-Kruger porque cada vez me veo sé más limitada y con más necesidad de mejorar dentro de mis posibilidades. En eso estoy. Y por eso ahora lo primero que me maravilla de Hijos de la ira es la honestidad con la que está escrito, entendiendo por honestidad lo que se opone a la impostura. Más allá de su parentesco con los Salmos, tal vez por el lenguaje directo, y de su filiación al pequeño (por tamaño) grupo de escritores de la poesía desarraigada de la postguerra, sorprende su vigencia. Pero la honestidad es lo más característico.

 Calendula arvensins, vulg. Maravilla

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(*) J Pers Soc Psychol 1999; 77(6):1121-1134

6.11.21

Bicicleta, cuchara, manzana

 

asta ahora nunca se me había ocurrido relacionar el libro de Maria Aurèlia Campmany sobre la juventud (La joventut és una nova classe?, 1969) y el de Simone de Beauvoir sobre La vejez (1970), libros que se podrían leer sino juntos por lo menos sucesivamente. La impresión que guardo de las dos lecturas es que el libro de Campmany es más "fresco" y el de la pensadora francesa parece más espeso, facultades que atribuyo al carácter de cada cual. En la escritora catalana palpita el zeitgeist o espíritu de la época de forma más diáfana, como si el libro de la francesa exhibiera un recorrido más largo, un proceso donde se perciben las pausas del trabajo y el impulso queda diluido en fases. Pero eso es lo que recuerdo, tal vez no es justamente así.
Jorge María Bergoglio se refiere a la "cultura del descarte" cuando lamenta y resume la forma en que en nuestra sociedad se ha relegado a los ancianos, a los enfermos, etcétera.
Curiosamente (o no) ayer intentaba referir una anécdota que venía a cuento de las indiscreciones. Un día, dije, se acercó a la recepción de ... una mujer que preguntó delante mío si trabajaba allí una enfermera que tenía una niña subnormal, que antes habia trabajado en esto y lo otro, que tenía una segunda residencia en ... y que blablabla. La anécdota en mi pobre entender es muy buena y hasta graciosa, porque solo preguntando la pobre mujer nos dio mucha información de una compañera nuestra que a lo mejor hubiera preferido que preguntaran por ella simplemente por el nombre. Pues, curiosamente, mis interlocutores no fueron capaces de apreciar mi anécdota y se quedaron en la palabra "subnormal", palabra que hace tiempo fue substituida por la palabra "disminuido", que luego fue substituida por "discapacitado" y después por "persona con diversidad funcional" supongo que mental o psíquica.
Ando un poco perdida ahora sobre qué término es más políticamente correcto para referirse a los ancianos, a la tercera edad a los viejos. Tal vez, de la misma forma que nos referimos a los transexuales de acuerdo a cómo se sienten y con su nombre sentido, habría que referirse a los ancianos como tales solo si se sienten tan añosos como para clasificarlos en esa categoría. Y en las consultas médicas a las personas habría que preguntarles cuántos años sienten tener, porque puede ser que la edad civil no coincida con la edad sentida.
Con la caída de estrógenos las mujeres tendemos a desfeminizarnos físicamente, tendencia que solamente palia la abundancia de grasa. Aún me acuerdo cuando en el tanatorio llegaron a retirar el ataúd de mi padre y nos dijeron: "Nos llevamos a la señora". Y puedo decir que a mi padre nadie hubiera puesto en duda su sexo puesto que tenía unos rasgos muy masculinos, hasta que en su edad senil se fueron suavizando. Parece que de la misma manera que hay un momento en la edad infantil en que cuesta distinguir un niño de una niña, también en la ancianidad nos empezamos a indiferenciar o algo por el estilo.
Hay unos versículos del Evangelio según San Marcos (12, 18-27) que por lo menos a mí me ha hecho pensar: "En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, de los que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero no hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano." Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección y vuelvan a la vida, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con ella.» Jesús les respondió: «Estáis equivocados, porque no entendéis la Escritura ni el poder de Dios. Cuando resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán; serán como ángeles del cielo."
Nuestro interés por el más allá y el aquí y el allí no siempre es correspondido ya por la lectura de los libros sagrados. Tal vez nos hubiera gustado que las sentencias de Jesús de Nazaret nos dijeran ─como si fuera un autor colectivo de un libro de autoayuda o un librito de jurisprudencia─ que la primera mujer esto y lo otro, que la segunda es la que no sé qué y que la tercera representa a quien lo que sea, etcétera. El Salvador, en vez de ser chismoso, hace una elipsis radical y nos aboca a lo que importa: que no habrán hombres y mujeres. Y ahora esta frase solo se podría rematar con otra de la física cuántica, pero lo dejo correr.
+++
Carme Junyent, en una conferencia que enlacé hace poco, ya en la discusión contestó a una interpelación sobre los términos políticamente correctos que lo que importaba era aceptar a las personas con diversidad funcional. Por supuesto, Carme Junyent conoce como filóloga que es, la base teórica de la Lingüística moderna postsaussureana por la cual el lenguaje tiene una parte social convencional. La palabra "mesa" no tiene nada de malo a no ser que personalmente queda asociada a una experiencia desagradable. 
Per se no hay una carga despectiva en la palabra "subnormal", como no la hay en la palabra "subcondíleo"  (por debajo de la rodilla). "Discapacidad" y "minusvalía" apenas presentan diferencia, la primera señala a una persona que no tiene o ha perdido la capacidad para hacer algo y la segunda que se vale menos que otras personas para hacer lo mismo que ellas. Y con esto no hay que negar que hay apelativos más amables o agrios y con un poder de inclusividad mejor.
Mi persona (como diría nuestro inefable Doctor Cum Fraude) se considera una diversificada funcional, porque puedo hacer muchas cosas pero casi ninguna bien del todo. Además de la caída de estrógenos, la presbicia, la pérdida de 2 vísceras por el camino quirúrgico, la hipoacusia de siempre y que mi boca es una ruina (en el doble sentido de la palabra "ruina"), estoy perdiendo mi prodigiosa memoria. Con todo, sigue siendo algo de lo que presumir, aunque empiezo a notar lagunas los días de más estrés.
***
Mi madre ingresó en una residencia geriátrica en junio. Funciona con grupos de convivencia y la tranquilidad que nos ha dejado tenerla allí y bien cuidada no tiene comparación con la pena que también produce darse cuenta de que llega el final de su vida. Tenemos que estar contentas. Ayer me dijo que hay allí muchas personas que a veces o siempre no saben donde están, o que en un momento dado le dicen algo así como "luego me iré a mi casa" (cosa imposible) o "no sé donde está mi habitación". Me dice también mi madre que se da cuenta de que tal vez ella misma dentro de un tiempo estará así. Como mi madre es una de esas raras personas que cuenta con muchas facultades, estar entre personas con menos facultades ha sido lo normal en su vida. 
Tal vez no la convencerán para participar en las actividades dinamizadoras que se organizan en estos centros, y sin embargo ella anima a algunas personas de su grupo de convivencia para que caminen más ─aunque sea por los pasillos del edificio─ y cosas por el estilo. Hace por ayudar. Y eso es bueno para los demás y para ella misma. No hay otra.

Thumbergia grandiflora (Jardín Botánico de Barcelona)

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1.11.21

Ideotas




ecían ayer en la radio que todo esto del cambio horario proviene de un inglés (William Willett) que no quiso ver menoscabado su ratito de golf al final del día. Por supuesto la campaña la hizo por otro lado, con un panfleto titulado El derroche de luz solar (1907), pero hay que pensar que íntimamente su impulso venía de su afición al golf. Durante el tiempo de la pandemia hemos asistido a muchas "ideotas" tal vez porque la novedad de muchos escenarios hacía perder la inercia de la costumbre y abrirse posibilidades a la innovación.
Una de las cosas que siguen indignando es la apropiación por parte de los publicitarios de la "creatividad". Por mucho que los de la autorregulación de la publicidad recurran a sus predecesores para señalar los desmanes machistas y de promoción del alcoholismo, etc., cuesta seguir sus argumentos sin recaer en que nos venden unas ideas no menos opresivas y tóxicas. Que se haga desde decorados desenfadados y cargados de soltura y modernidad, hay mucho de falso. 
***
Querría haber ido un día de este largo fin de semana a los Jardines de Santa Clotilde en Lloret de Mar, pero cerró por labores de mantenimiento. Además ha llovido, factor que también habría estropeado mi escapadita. Acostumbrada a los planes B y hasta C y D, como siempre hay algo que hacer, la contrariedad no ha hecho más que hacerme posponer la visita. 
Los jardines de Barcelona están en un estado de abandono que no es posible ignorar. Hace unos 20 días visité la Rosaleda Cervantes y las malas hierbas asomaban entre los setos de las rosas aromáticas y se erguían medio metro. Hay jardínes que necesitan más cuidado que otros, pero todos necesitan atención. Pero el Ayuntamiento está más interesado por otros sectores de su gestión. El año pasado por estas fechas quien más quien menos todos los que tienen a alguien enterrado en un cementerio barcelonés supo del aumento del recibo anual municipal. Creo que fue al doble. Lo que no sé es si aumentaron también las tarifas por los entierros, sepelios, etc.
Nuestro Ayuntamiento también está interesado por aumentar la red viaria de ciclistas, o por la integración de los manteros, o por la libertad sexual (como si no la hubiera). Y durante la pandemia llenó las playas de la ciudad de campos de voley playa. Resultaba imposible pasear por el Bogatell sin ver un sinnúmero de ciclistas, patinadores, jugadores de voley playa con sus equipos de música infernal y hasta chicas practicando yoga en pleno asfalto del paseo marítimo. Populismo. Y parece como si toda Barcelona se convirtiera en un patio de recreo. Algún día habrá que desarrollar esta impresión y su conexión con los botellones y otros acontecimientos masivos.
Esperamos que esas nuevas formas de ocio no hayan venido para quedarse, como pasó con el cambio horario de William Willett.
 
Torre Collserola desde el Tibidabo (Fotografía: Marta Domínguez Senra)
 

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30.10.21

Andar por caminos no trillados

"El viejo mundo se muere. El nuevo tarda 
en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos"
Antonio Gramsci

ada vez aprecio más la novela Las uvas de la ira (1939). La imagen de hoy tiene que ver con los okies, la Dust Bowl y la Gran Depresión. Reparo un instante en que la niña con muletas de la fotografía padece tuberculosis osteoarticular y la fotógrafa había padecido poliomielitis. 
Creo que ahora hace tiempo que no se ha publicado ni una novela más sobre nuestra Guerra Civil, cosa que a lo mejor puede habernos evitado algún libro de gran valor, pero en este caso es mucho mejor quedarse con la duda. El mérito artístico que tiene John Steinbeck queda obnubilado por el mérito que tiene acometer unos hechos tan recientes. Más allá de que fue vetado en las bibliotecas y de otras consecuencias, el mérito de escribir sobre los hechos presentes reside en que hay que asimilar hechos sobre los que no hay una versión ya cristalizada, opiniones consabidas, etc. No se le pide a un literato que acuda a la realidad, tan poliédrica. Tal vez son más frecuentes las ficciones, incluso las que recrean la realidad autobiográfica, que obras como A sangre fría. No hace falta recordar que las obras-producto (como las del grupo Carmen Mola) son experimentos que tienen que ver con el consumo de literatura. Es difícil encontrar en ellas más mérito que el entretenimiento o un modelo colaborativo. No encontraremos lo que se ha dado en llamar una "voz personal", algo muy atractivo para los que alguna vez hemos necesitado dar con nuestro tono.
Hay una buena parte de la ficción que acude a una crisis personal sentida como única, a lugares exóticos (y eso que los lugares exóticos cada vez están más concurridos y nos son más familiares) o a momentos de la historia a los que es más fácil acudir para mover un número limitado de personajes. Pero la realidad como materia en bruto, sin foto fija, sin descartar accidentes, es un magma duro, abrumador.
Me acuerdo de un compañero de curso de secundaria que tocaba Johnny B. Goode a la guitarra. La tocaba muy bien pero no tocaba otra cosa, y eso mismo nos pasa a muchos con la guitarra y con lo que sea. Tal vez porque da miedo  salir de los límites en que nos sentimos seguros. También porque nos regodeamos en lo conocido y le vamos descubriendo gusto a las variaciones de hacer lo mismo.
Después de una temporada en que tenía que resolver el bienestar de mi madre y asegurar su cuidado adecuado, ha llegado otro tiempo en que lo más determinante es la consciencia de estar entre muchas personas incompetentes. Hasta sabe mal decirlo porque parece arrogante y poco cristiano. Pero es así. Lo he comentado con varios amigos y algunos de ellos están igual. 
Tal vez está fallando la preparación de los jóvenes, tal vez es el efecto de que la promoción laboral sea un pudridero amiguista y nepotista. Se añora la época en que gobernaba Convergència Democràtica y colocaba los altos cargos pero dejaba la Sanidad para el Partit Socialista en la parte técnica y la Enseñanza a Esquerra Republicana. El reparto sectorial mantenía un cierto orden y apenas sobresaltos. Ahora hay muchos cargos ─una infinidad de cargos─ y cada vez menos preparación, y más confusión, y no sabes de donde ha salido mucha gente. Y la preparación la noto floja. La oferta educativa ha descendido a causa de la crisis pandémica, pero es muy superior (en número) a la que había por lo menos hace cuarenta años. Y sin embargo hasta los postgrados son "salami" en muchos casos y no añaden nada a lo que se imparte en la formación de grado.
¿Con esto de los ineptos se puede hacer literatura? Rotundamente sí. De todo se puede hacer literatura. Ojalá yo tuviera talento para ir por ese camino.

Fotografía de Dorothea Lange, 1935

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16.10.21

O tempora (notas morales)

 


a última vez que oí la frase del luterano Karl Barth sobre la música de los ángeles fue hace mucho. Creo recordar que decía, más o menos, que en el Cielo se escuchaba a Bach pero que los ángeles en sus ratitos de intimidad tocaban Mozart. Es una frase muy bonita y sugerente.
La mezzosoprano Anna Brull presentaba ayer en la radio su playlist y antes de dar paso al aria "Largo al factotum" comentó que ella nunca la iba a cantar. Inmediatamente se corrigió y dijo que era para barítono y que tenía una gran dificultad pero que ella la había cantado el otro día entre bambalinas mientras la cantaba al público en Viena un cantante que sudaba. Nunca se me había ni pasado por la cabeza que pudiera ser así, que un barítono cantara lo propio de una mezzosoprano o viceversa.
Bien pensado es de lo más normal pasar de Bach a Mozart y de Mozart a Bach, y ya no digamos que deseemos en algún momento escapar de nuestro rol y queramos probar con otro. La música precisamente nos invita siempre a ir más allá y al mismo tiempo a resistirnos, a permanecer.
Los niños juegan a ser maestros, pero no sé si los maestros se ven tentados por actuar como niños. He visto a demasiados docentes tan imbuidos de su papel como profesores que incluso en su vida social o familiar emplean un todo como de declamación y hablan más de 30 segundos seguidos del tirón.

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Hace tiempo, un compañero de trabajo me corrigió cuando yo le decía algo de Brigitta Lamoure. Me dijo que no era transexual, que era transformista. Mi confusión venia de que Brigitta, antes David, es un homosexual. Se viste de mujer, pero no de una mujer cualquiera o de algún estereotipo femenino, sino de todo un personaje que, por cierto, resulta muy simpático, fresco, chispeante.
El panorama diverso de reinonas (drag queens), travestis, transexuales, transformistas, etc., lo tengo bastante claro pero el tema suscita más que recelos y no es fácil meterse en él sin llevar por lo menos un arañazo o ser tachada de homófoba (término que no hay que dejar de señalar que tiene una etimología fallida). Vivimos en una época ─o tempora, o mores─ en que a cada paso es fácil exponerse a que nos llamen fascistas, homófobos, xenófobos, lo que sea. Dan ganas de no hablar.
La llamada Ley Trans ha irritado a las femrad (feministas radicales), cosa que ya da de sí. Si se me preguntara mi opinión, que nadie me la ha pedido, diría que hay una cuestión de fondo, que es la de querer judicializar la identidad y en algunos casos monetarizarla. Llevar algo a juicio a veces es por la aspiración de que te den la razón o de que devuelvan algo. 
Las femrad observan en la Ley Trans un trato de favor a los transexuales que perjudica a las mujeres. No conozco la Ley Trans pero no me resulta difícil creer que así es y que está manejada por los populistas. Ojalá se pudiera vivir la sexualidad y la propia identidad sin ocultaciones ni tampoco sin esa necesidad de declararla públicamente y tanto. "¿A quién le importa lo que yo haga?" sigue en pie.
***
Echo un vistazo al Instagram del hijo único de una amigo del colegio. Mi amigo se divorció o separó hace unos cuatro años y me explicó un poco la situación en la que quedó al menos económicamente y contrasta mucho con las imágenes que exhibe su hijo en la red: torso desnudo, chocolatina, perfecto afeitado, islas griegas, yate. No sé mucho más por que tampoco me interesa. A veces con poca información se pueden apreciar mejor los rasgos más certeros. Las fotografías de los igers de este jaez casi siempre implican una escapada o un viaje, sin trazas de contaminación, cuerpazos, y los yates no muestran signos de vida (como ropa sucia, basura, etc.) Si no conociera el padre, diría que este muchacho es el producto de una educación pésima, sin valores. No.  Y lo malo es que esa cuenta no es una rareza, al contrario, abundan igers que lucen ese tipo de fotografías.
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Dicen que han otorgado el último Premio Planeta a la misteriosa Carmen Mola, que en realidad son tres guionistas. En algún momento en los orígenes de este blog predije, si se me permite decirlo así, que la literatura iba por ese camino. No por el de los tríos, me refiero a que cada día más iba a haber abundancia de "productos" sobre las "obras". Esto mismo ha pasado en el cine. Y el cine ya hace tiempo que trabaja para los videojuegos. Cosas como El juego del calamar tienen mucho de tragedia griega.

Otolitos de bacalao


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El miércoles compré un bacalao entero. De la cabeza extraje los otolitos, que son particularmente bonitos. Veo en Etsy que en Alaska hay una mujer que hace con ellos y piezas de minerales como la venturina bonitos pendientes por la técnica del ensartado. Los otolitos de corvina no son tan llamativos, pero también son admirables, y al parecer se usan desde tiempos de los fenicios como amuleto en el sur de España. He visto algún colgante de un otolito de corvina rodeado por un engarce de oro y hasta con una imagen de Nuestra Señora del Rocío incrustada.



 
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14.10.21

El tiempo y la verdad

 

usco el libreto del primer oratorio de Haendel (El triunfo del tiempo y del desengaño) y descubro que los personajes son, además del tiempo y el desengaño, el placer, la belleza y el consejo. Parece que lo escribió el cardenal Pamphili, pero no he indagado más allá. Con todo el mérito que tiene este oratorio, me resulta un poco espinosa la música barroca a veces y me deja mal cuerpo. La obra sufrió dos versiones más y fnalmente se ha acabado conociendo como El triunfo del tiempo y la verdad. Hay por lo menos otra obra, una pintura de Mussini, titulada El triunfo de la verdad, pero en vez de haber alegorías creo reconocer a Confucio, Aristóteles, Dante, Galileo y Newton. Sus comentaristas se refieren al grupo de astrónomos cuando describen el cuadro, pero sólo distingo a Galileo.

Las alegorías serían del gusto de la época (siglos XVII y XVIII) y representan nociones que son plenamente vigentes, aunque ya no se usen, por lo menos categóricamente. A poco que pensemos seguro que encontraríamos un manojo de nociones muy concurridas y socorridas en nuestro principio de década. No sé si está hecha una historia de las palabras como fenómenos que describen las preocupaciones y obsesiones de cada tiempo. Por ejemplo: hace unos años se hablaba de "maternidad" (para cuestionarla como aspiración) y últimamente esa palabra sólo aparece en la expresión "maternidad surrogada", sobre todo porque la actividad de las feministas radicales en este tema es muy efervescente y a lo mejor no son muchas pero hacen mucho ruido.

Recientemente, en septiembre, se publicó el libro Som dones, som lingüistes, som moltes i diem prou (Eumo Editorial, 2021), coordinado o dirigido por Carme Junyent en colaboración con una setentena de lingüistas que se oponen a las barbaridades del lenguaje llamado inclusivo. "Lenguaje inclusivo" sería una de esas nociones que reflejan los temas de estos tiempos. Sobre este mismo tema, Carme Junyent habló en una conferencia que se reproduce íntegramente en Youtube, en la que hace un repaso sereno, serio y ameno sobre todos los argumentos que desmontan el uso inclusivo del género, desde la propia coherencia de las lenguas hasta el hecho de que la mayor parte de las lenguas del mundo no tienen género sin que ello no sea óbice para que se desarrollen execrables discriminaciones en razón del sexo. Carme Junyent es una experta en lenguas africanas y nos brinda el ejemplo del swahili, en donde la flexión morfológica recae en la distinción entre  las personas que son "normales" y los discapacitados (lo que no hace tanto conocíamos como cojos, ciegos, sordos, subnormales, etc.). En el swahili no hay flexión de género pero hay una flexión de capacidad.

Cuando escucho por tercera vez tan notable intervención, cada vez que la oigo pienso en sí va a llegar con claridad a quienes no tienen una formación mínima sobre los universales del lenguaje (la arbitrariedad, el cambio, etc.) Hay cosas en las que a veces es mejor quedarse con la duda. De hecho, en el turno de preguntas tras  la conferencia no faltó quien se refiriera al notable avance que había representado alejarse de apelativos como "mongólico", como si el lenguaje tuviera la capacidad de cambiar la sociedad. La profesora centró bien la pelota alegando que su conferencia trataba sobre morfología y no sobre léxico, que el lenguaje no cambia nada (es al revés) y que lo que había que hacer era aceptar a los discapacitados.

No pretendo hacer un resumen sobre un discurso de una hora, simplemente acudo a él ─a pesar de ser en catalán─ para en mi modesta posición poder difundir sus mensajes tan claros y señalar cómo siguen abundando las ideas obsoletas sobre la naturaleza del lenguaje. Mientras espero que pasen de moda los zascas y el lenguaje inclusivo y la abundancia de palabrejas como "persona tóxica", etc., estoy dando un repaso al latín. Cosas.

Hace muchos años estuve estudiando algún texto clásico sin demasiada dificultad y, por si no me lo hubieran dicho ya, pronto me di cuenta de que una vez que más o menos habías encontrado el verbo y el sujeto y algún ablativo absoluto, lo difícil no era entender el sentido de la frase, sino trasladarla a nuestro atrotinado español. Las frases sencillas con las que había aprendido las declinaciones en el segundo curso de BUP se podían traducir casi sin ayuda de diccionario, Tito Livio o Julio César ya requerían más pericia. Me imagino que para traducir a Ovidio, que creo que se estudiaba en el último año de Filología Clásica, ya había que hacer un esfuerzo grande y picar piedra. 

De la misma manera que experimenté con el dibujo que algo se movía en mi cabeza, también el latín me produce unas sensaciones parecidas. Esa sensación es menor con otras lenguas vivas de nuestro entorno, sobre todo desde que se comunican entre sí tanto.

Más que evadirme, que también, el estudio del latín me permite alejarme de la polarización que hay a mi alrededor. 

***

Otro de los errores básicos que he "descubierto" últimamente es la confusión que hay entre corrector ortográfico y autocompletado. Ayer en el programa de Herrera en COPE precisamente se habló de los desastres con el corrector ortográfico del móvil cuando en realidad de lo que estaban hablando era del texto predictivo o autocompletado. Está claro que el corrector ortográfico actúa sobre los acentos o las vacilaciones b/v u otras y propone palabras cercanas gráficamente. Normalmente no se impone sobre lo que escribes. La función del texto predictivo yo la tengo desconectada desde el año 2007, cuando le pedí a un profesor universitario alemán que trabajaba con mi jefe en vez de una "copy" de un artículo, el "copyright". El texto predictivo completa conforme vamos escribiendo, cosa que no hace falta desarrollar más porque José Mota lo ha hecho muy bien.

Ah, y el autocompletado no tiene que ver con lo predicibles que son algunos monólogos.

Esperaremos que el tiempo ponga cada cosa en su sitio.

Broma sobre la función del texto predictivo

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12.10.21

Felipe VI, Juan III, Pablo I o Alfonso XIV

 

n programa de radio me da a conocer una serie de Netflix que se llama El juego del calamar y cuyo planteamiento me recuerda lo desfasada que estoy de todo ello. Ahora que la televisión pública es algo tan residual, nos queda Youtube. El buscador de Youtube es tan pérfido que no merece la pena ni detenerse en ello, pero algunas veces devuelve alguna cosa que merece la pena. Y desde hace años alguna vez paso un rato largo en ese antro audiovisual que moralmente no es mejor que el gigante del streaming. 
Hace poco encontré un canal llamado "Contos do mar", que se presenta como un proyecto de colaboración entre los concellos de Carnota, Dumbría y Fisterra, en La Coruña. Uno de los vídeos que más me ha gustado es el de la ferretería de Marichelo Mariño, quien a su vez se presenta como "filla de Xoan de Xacobo e Pepita da Pichucha". Gracias a esos apelativos le he podido comentar por teléfono a mi madre el vídeo, porque si hubiera dicho sus apellidos bien seguro que no hubiera sabido de quien estaba hablando. Dice mi madre que Xoan de Xacobo era amigo de mi abuelo, Melé. Un día le hizo una broma. Le regaló un almanaque. Mi abuelo creyó que sería el típico almanaque con una imagen de la Virgen del Carmen o el Sagrado Corazón de Jesús y resulta al llegar a su casa vio que se trataba de una chica ligera de ropa. Mi abuelo no era lo que se suele decir religioso, pero como todos los marineros ─al menos los de aquellos tiempos─ tenía un gran respeto por las imágenes religiosas y lo que representan.
El fondo del vídeo nos recuerda el documental Daguerréotypes (Agnès Varda, 1975), sobre los establecimientos y comercios de la Rue Daguerre, donde vivió la cineasta desde 1951 hasta su muerte. La ferretería sigue abierta, aunque la recuerdo vagamente. Desde 2008 no volví a Fisterra y seguramente no volveré. Marichelo nos explica que su padre vendía suministros a granel como arroz y harina, ollas, sartenes, y que también vendía aceite, chocolate, remos, zuecos, anzuelos, brincas, alquitrán, pintura, trajes de pescar (roupas de auga), etc. Los trajes de pescar eran de lino y se impermeabilizaban con aceite de linaza.
***
Aún recuerdo haber ido a comprar una onza de chocolate y un panecillo, para la merienda. Mi primer trabajo de pequeña era ir a por el hielo y la leche. A por el hielo para la nevera iba con un cubo. Y a por la leche con una lechera de aluminio. No tenía ni 4 años. Después empezaron a haber frigoríficos y la leche se vendía embotellada en botellas de vidrio y había la marca RAM y la marca Letona. Los envases se devolvían a la propia tienda y si no comprabas otros con su producto, te daban unos céntimos. Cuando ibas a por fruta iban en el capazo por orden de caída. Nada de carros, nada de bolsas. 
Sería difícil volver a algunas costumbres de hace 50 años, porque el modelo de negocio de las grandes superficies y el imperio de la logística las harían inverosímiles, pero sirva como ejemplo de que nada permanece.
+++
No es mi pretensión apelar a la nostalgia ni a la melancolía de un tiempo pasado. Más bien me quería detener en señalar el desdén con el que se trata el pasado. Una no sabe si es peor el afán de volver la Historia a favor de las ideologías y los intereses, o ese desdén que ridiculiza los afanes de nuestros predecesores sin caer en la cuenta de que los nuestros no son menos ridículos.
Recuerdo una apertura de unas Jornadas que tuvimos en Barcelona de Documentación. Abrió las jornadas Carme Camps i Salvat, como cap del Servei de Biblioteques. Recuerdo que leyó unos párrafos de un manual de higiene medieval de nuestra ciudad y arrancó las risas del público. Pero esas risas introdujeron su conclusión de que lo que nosotros íbamos a publicar también podía ser motivo de burla en poco tiempo. Y tenía razón. Fue un golpe de efecto y cumplió con lo que se le exige a un discurso de apertura: brevedad, amenidad, adecuación y solidez. Carme Camps falleció en agosto del año pasado a los 90 años. Descansa en paz.
***
Hoy es el Día de la Hispanidad y la única forma de evitar todas las ridiculeces antihispanistas que se prodigarán en los medios es desconectarse totalmente. Ya estamos acostumbrados a  los revisionistas españoles y en los últimos tiempos se han sumado los antihispanistas argentinos y demás, gente toda que ─por abreviar─ tienen muy poca formación. Sorprenden los antihispanistas argentinos, descendientes de emigrantes españoles o italianos, que reparan en un revisionismo tan descomunalmente erróneo y populista.
Al ver a Marichelo Mariño Campos una no sabe si encaja con su equivalente en Chiclana, al igual que la pantera tiene un equivalente con el puma (si se me permite la comparación). Y la idea de la Hispanidad hay días que resulta inconcebible, apenas es una aspiración. Ya dijo alguien que había nacionalismos justificados en el pasado y otros en el futuro. Eso indica sobre todo que pocas veces se pueden resolver en el presente. España tiene una parte de razón de ser en su pasado (sin que sea el pasado glorioso necesariamente) y tiene otra parte de su razón de ser en las aspiraciones que queramos tener.
***
Demasiados politólogos y comunicólogos hay para tan pocos historiadores, en las nuevas generaciones. A los nombres del rey de España posibles (Felipe VI, Juan III, Pablo I o Alfonso XIV) se contrarrestan los apelativos de la Generación X, la Generación Y, la Generación Z y la Generación Alfa. 
***
Cuando aún vivía en la calle Aneto en el Turó de la Peira, mi madre usaba un anzuelo de calamar al extremo de una cuerda para recoger del patio de la vecina alguna pieza de ropa que se caía del tendedero. Era un anzuelo sin señuelo, apenas un plomo con 8 puntas. En gallego los anzuelos de calamar se conocen como brincas, y así queda claro en el vídeo de "Contos do mar".


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10.10.21

Así es como lo veo yo

 "Los objetos dividen la luz
que cae sobre su superficie. Pues
la luz es una caótica mezcla de radiación
electromagnética de distintas
 longitudes de onda. Los objetos
absorben una parte de esta radiación
 y reflejan la otra en nuestros ojos. La parte
 que ha sido reflejada se manifiesta entonces
 como color. Rizando el rizo, podríamos decir que
 el color de un objeto no es su color, pues el color
 muestra precisamente
aquella parte de luz que el objeto no ha absorbido"
Gerhard Staguhn


a paradoja del color, que nos hace ver en los objetos precisamente el color refractario, tal vez se encuentra en más fenómenos, incluso de nuestra propia naturaleza. Cuando me da por hacer un dibujo sé de mi falta de habilidad con el color, aunque tal vez es en gran parte por culpa de que me intimida fastidiar el croquis. Y si me mantengo en la hoja en blanco y en el grafito, mi experimento casi siempre acaba bien. Ahí también pregunto si mi inhibición con el color lejos de abrirme al espacio libre de las "radiaciones electromagnéticas" me limita al volumen, la perspectiva, la profundidad y las sombras. 
La verdad es que muchas veces cuando uso el color el resultado parece como de Walt Disney. Otras veces el dibujo me inspira hacer una transposición cromática, como la que pienso que se hace en la música. Y no me refiero a la convención que se usa por ejemplo en las llamadas novelas gráficas, donde las escenas nocturnas se conocen porque abunda el azul oscuro y el verde olivo. 
Una vez vino una tarde a mi trabajo un acuarelista, creo que se llama Alejandro Santos, con permiso para reproducir la vista de las tres colinas (Turó de la Rovira, Turó del Carmel o Muntanya Pelada y Turó de la Creueta del Coll). Creo que estuvo unas 2 o 3 horas. Cuando acabó me mostró el trabajo y me gustó mucho. Se publicó en una colección editada por el Ayuntamiento de Barcelona y de hecho era un encargo. Me comentó: "Así es como lo veo yo".
Enlazo la vista desde los búnkeres, que da una buena idea del estilo de las ilustraciones del libro, por lo menos para las panorámicas.
***
Claro está que lo del punto de vista siempre suele ser enriquecedor. Y digo "suele" porque a veces ya sabemos que puede ser un fastidio. Generalmente me "suelo" inclinar ante un buen argumento y a toda opinión que me renueve. Ya que tengo una virtud tengo que lucirla. Pero hasta esa afirmación se debilita cuando me encuentro con gente que no está dispuesta a mover sus argumentos de sitio o con gente que ─por tener los nervios mal o porque no tiene buena educación─ pasan fácilmente al insulto, al alarido o al ataque personal.

Acuarela de Alejandro Santos (vista de Barcelona desde los búnkeres de El Carmel)

Por mi trabajo también trato con muchísimas personas, de diferente condición social y  económica, de todas las edades y sexos, y de todos los continentes. Y eso que se va diciendo en los últimos tiempos sobre el empeoramiento de la salud mental durante la pandemia lo hemos observado. No tenemos ninguna duda. Por mi parte también he notado la falta de nivel.
Por suerte, desde la primera página de este blog ya tenía asumida mi propia paradoja: nadie que tenga nivel va a venir por aquí. Y los que no lo tienen, si vienen, será por poco tiempo, apenas un vistazo, ni siquiera eso. Pero, también desde la primera página, me propuse mantener una especie de postura testimonial.

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26.9.21

Vive oculta

 

o he estado por aquí desde hace bastante tiempo, acosada por otros temas. Pienso en La fiebre del ajedrez, película rusa que trata de la obsesión por este juego. Sin negar lo beneficioso que es el ajedrez en la formación de las conexiones neuronales e incluso del carácter, está claro que también puede convertirse ─como casi todas las aficiones─ en una manía. Alguna vez me he dejado llevar por algún entretenimiento, hasta llegar a agotarme, pero en nada me consigo interesar hasta el punto de que capte toda mi atención. Y esos episodios siempre han sido por escapar a situaciones que me llenaban de preocupación. Por tanto, puedo decir que substituí una manía por otra. No es extraño que estén triunfando, ni que sea por la moda, las técnicas de meditación varias.
Cuando llega septiembre parece inevitable emprender algún proyecto, llenar de sentido el tiempo que hay entre los veranos tan cálidos que tenemos los últimos años. La oferta de cursos es abrumadora. A los que ya tenemos una edad nos seducirá la idea de completar algún estudio que abandonamos, o de empezar el que se descartó por ser inviable. Por ejemplo, ahora que la UNED ha iniciado una serie de microgrados de Geografía e Historia, me veo incitada por el de Historia Antigua, que además incluye un repaso del latín y el griego. Parece que ni soñado. Y, sin embargo, ahora no me conviene meterme en camisa de once varas y sí dedicar más tiempo al descanso y al aire libre.
La cutrificación de Barcelona convierte cualquier paseo en una experiencia de mal humor, de manera que, como los fotógrafos, juego con el ángulo y la distancia y elijo o planos cortos o muy panorámicos. Un paseo en la medida humana es un asco, tal y como tenemos ahora mi ciudad. El descanso sigue siendo para mí estar en mi casa, dibujando o cocinando. Hasta hace poco pasaba muchas horas en casa de mi madre, pero finalmente se tuvo que ingresar en una residencia. Y este año no he podido hacer ningún viaje por diferentes motivos y la suma de todos ellos. 
Me hubiera podido convertir en una clara víctima de las plataformas de streaming, pero eso es algo que descarto, sin dejar de reconocer que tienen su atractivo. De lo que más estoy disfrutando últimamente es de la música llamada clásica. Y pienso que pronto podré volver a la Filmoteca de Catalunya, cuando deje de lado un curso de catalán que estoy acabando.
Si más o menos se goza de una salud que lo permita, a los sesenta años nos podemos relajar y empezar a gozar de lo poco o mucho que se ha conseguido. También se impone la máxima de Epicuro, λάθε βιώσας, "Vive oculto". No a escondidas, claro, sino discretamente. Hay que aclararlo. Una cosa es el narcisismo y el exhibicionismo, que tanto abundan en esta época, por cierto, incluso cuando la verdadera identidad se esconde tras un pseudónimo. Me refiero a el gozo de estar al margen. Otra cosa es vivir con discreción.
Una de las perversiones del streaming, las redes sociales, y muchas de las plataformas que sólo nos muestran sus ventajas, es que almacenan nuestras tendencias y gustos. Saben qué compramos, qué buscamos, qué pagamos. Y a la penalidad de vivir en un mundo tan complejo y que además está corrompido, se añade la de involucrarnos hasta cuando opinamos. Si de algo no tenemos la obligación es de opinar
Nos suele saturar la exposición a la vida pública, pero la ocultación (en el sentido de fingimiento o disimulo) tampoco gusta. Y a veces se dan los dos extremos, porque se puede dar el caso de alguien que tiene una pantalla de cara a la galería y que en su vida privada, o habría que decir íntima, tenga otra cara. Ya sabemos que el maquillaje cumple dos funciones: adornar y tapar.
La propuesta de Epicuro no empuja a adornar ni a tapar sino que nos invita a un saber estar sin renunciar a lo que verdaderamente nos llena y nos vale.
Anteayer soñé con una mujer que conocí en el primer curso de Filología Hispánica en la Universitat Autònoma de Barcelona. La busqué en Google y la encontré como traductora de un libro portugués y su reedición. Y eso fue a finales de los noventa. Puedo creer o que se ha dedicado a otras labores o que, en el peor de los casos, ya no vive. Cualquier cosa. Pero más bien tiendo a pensar que vive oculta.

La fiebre del ajedrez (Vsevolod Pudovkin and Nikolai Shpikovsky, 1925)

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2.8.21

Queriendo querer

 
iempo atrás escribí Pudiendo querer, un divertimento, y ya ha llegado el momento de escribir "Queriendo querer", aunque se vea lejos el Queriendo pudiendo (por mucho que se diga que querer es poder). Aunque nuestra vida diaria está acribillada de obligaciones es natural que acabemos asumiéndolas sin concederles toda la atención o sin darles más crédito del necesario. Cuando no puedo dibujar pienso en dibujar, miro como dibujante e imagino composiciones o estudio las sombras. Creo que no me he podido desembarazar de escribir todo el día, como si mi pensamiento se grabara en una forma gramatical y emitiendo frases con lo que excreta. Me acuerdo del subtítulo de un libro de Pinker sobre Neurolingüistica, "cómo crea el lenguaje la mente", que tanto indica que la mente crea el lenguaje como que el lenguaje crea la mente.
La ilustración de hoy es un diseño de Adolf Priante Vidal, un artista que vive en Valldoreix y que muestra en su página web una gran diversidad de técnicas (gravado, óleo, dibujo con grafito, acuarelas, dioramas, esculturas, libros modificados, etc.) Tal vez los retratos son su contribución más ingente pero a mí lo que más consiguió atraer la atención al visitar su sitio fueron los libros modificados y los cuadernos de artista. La "libreta ataúd" me recuerda algo a Joan Brossa, del que por cierto hay un retrato en el taller de Priante. Me resulta admirable ─por no decir envidiable─ lo bien aprovechado que está el tiempo de este artista, aunque podríamos decir que todo artista aprovecha bien su tiempo sea su obra escasa o muy abundante, si su obra está cargada de razón y fuerza.
Como este autor ha querido compensar las restricciones por la pandemia substituyendo las visitas organizadas a su taller con un vídeo, he podido "visitarlo" y ver que su obra es abundante. 
***
"Esta historia nos llega desde la antigua China. Un día un emisario del emperador fue a visitar a un pintor célebre. "El emperador desea un cuadro" le dijo el emisario, y le dijo si podría pintar un cuadro para su majestad. 
El pintor contestó que sí, pero que le llevaría un tiempo ya que la creación de un cuadro así lo requería. El emisario sabía que la paciencia no era una de las virtudes del emperador, así que le concedió al pintor dos semanas para retratar el gallo. Al pasar las dos semanas, apareció de nuevo.
"¿Dónde está el gallo?", preguntó el pintor, quien respondió que estaba trabajando en él. pero que el cuadro aún no estaba acabado.
[...]
Pero claro, el emperador no estaba acostumbrado a esperar, y cuando la semana tocó a su fin, se presentó en persona, acompañado de miembros de la casa real, a visitar el pintor. Le preguntó si el gallo estaba acabado. El pintor levantó la vista y respondió que sí, por supuesto, el gallo estaba ya acabado. Y delante del mismísimo emperador, cogió una hoja de papel en blanco, tomó un pincel y pintó un gallo para el emperador.
El emperador se quedó sin habla. ¿Porqué había hecho esperar a su emperador tanto tiempo por algo que podía pintar en un santiamén?, le preguntó, gritando, al pintor. El pintor no perdió la calma. Cruzó su estudio y abrió la puerta que daba a una habitación trasera. Y cuando todos los presentes se asomaron al interior de la habitación, vieron un espacio tan grande como el estudio del artista lleno hasta el techo de dibujos realizados durante semanas, intentonas y bocetos del gallo del emperador que tan rápido fue pintado" (*)
Oí por ahí que de hecho el artista siempre está repitiendo, por genial que sea. Eso por un lado, por otro el artista se representa en sus retratos. Es cierto que sin conocer los rasgos del retratista podemos adivinar como es su rostro debido a que de alguna manera se ve reflejado en su obra. Ese es un fenómeno que ha sido estudiado en Psicología, aunque no sé con qué resultados ni utilidad. 
Siguiendo con China, los Cuatro caballeros del sumi-e, ejemplifican cómo cuatro modelos vegetales son suficientes para que un artista se ejercite: el ciruelo, la orquídea, el bambú y el crisantemo. Además, el ciruelo está asociado al invierno, la orquídea a la primavera, el bambú al verano y el crisantemo al invierno, con lo que nos vamos haciendo a la idea de que los Cuatro caballeros son modelos donde se recrean muchos elementos clásicos. El manejo de la tinta china requiere un trazo seguro, ligero y cargado de todas las sugerencias que impulsa el modelo. Todos los trazos posibles están en la representación de las cuatro plantas. Quien consigue ejercitarse en esas cuatro plantas ya puede dibujar cualquier cosa. Se diría que el equivalente en nuestras academias sería el jarrón, el retrato y los espacios donde se puede llegar a dominar la perspectiva, la luz, el realismo y otros conceptos que no es que sean ajenos al artista chino, es que se parte de otros supuestos.
El dibujo tiene mucho de huella y de sombra, que es todo lo más que podemos pretender dejar de nuestro leve paso por la vida.

"Llibreta taüt" (Adolf Priante Vidal "Adolf", 2007)
 

(*) Felix Scheinberger, Acuarela para urban sketchers.

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