30.4.09

Fenotipo


*
editando sobre los comentarios de la buena de Ana ante las fotos ochenteras que colgué días atrás iríamos a parar al famoso fenotipo: que si tenemos cara de españolas, que si tenemos cara de argentinas, que si tenemos cara de italianas. Yo en realidad tengo un cierto parecido a Rachel Griffiths en "Muriel’s Wedding" (P.J. Hogan, 1994) en su papel como Rhonda, la que acaba parapléjica. Después ella se ha estandarizado y parece una artista de cine estupenda más, con una belleza estereotipada de Barbie progre, mientras que yo cada vez me voy pareciendo más a Dolores Vázquez, la exculpada del caso Rocío Wanninkhof, sobreseído hace cosa de 4 años. Dolores Vázquez procede de Betanzos (La Coruña) y allí todas las mujeres se parecen bastante a las hermanas de mi padre, betanceiras, que a su vez son o eran más guapas que yo, especialmente mi tía Raquel, mi tía Nieves y mi tía Consuelo (“Lito”). La más imponente era mi tía Lito, que estaba entre Dolores Vázquez y Claudia Cardinale, pero mi tía Nieves tenía mucha clase (estaba entre Grace Kelly y Jackie Onassis o Jackie Kennedy) y mi tía Raquel era como de otro planeta, estaba entre Ava Gardner y Jar Jar Binks. Cuando conducía su Seat 850 color café con leche se parecía más a Jar Jar Binks. Aunque siempre se suele subrayar el sentido del honor de este personaje de “La guerra de las galaxias” (George Lucas, 1977-2005), además de sus rasgos de anfibio, lo que me resulta más fascinante es su manera de hablar. De hecho es lo único que me atrajo y entusiasmó de la doble trilogía, ya que a mí el futuro y la ciencia ficción no es que me vuelvan loca. Lo que me vuelve loca son otras cosas que pasan por ahí, y también las que no pasan.
Esto del fenotipo, para ir situando el tema mínimamente, a mí lo que me sugiere es por ejemplo una serie de conclusiones de lo que yo he extraído por ejemplo de mi trato con los alemanes, los holandeses, los ingleses, los italianos y, en menor medida, con los franceses y los portugueses. Especialmente en lo que se refiere a las transacciones, a las facturas y a soltar la guita o, para entendernos, el dinero contante y sonante. Esas conclusiones las guardo para mí, puesto que la experiencia es algo que rara vez se puede trasferir. Sin embargo diré que en materia de “negocios” con quien yo he trabajado como desigual más a gusto es con los alemanes.
También he ido extrayendo conclusiones de mi trato en diferentes ámbitos vitales con los pueblos de España y con los de otros lugares del mundo. Lo único a destacar de mi posible aportación al ¿“fenoma”? (por contraposición al “genoma”) sería que puedo identificar el origen de una persona por la forma de sus orejas, con más probabilidad de acierto cuanto más me acerco al radio que me circunda. Las que se me dan más bien son las de Jaén, no sé por qué. Puedo identificar hermanos por las orejas, aunque no se parezcan en nada más, y tengo una memoria remarcable para los pabellos auriculares que alguna vez he visto. Por ejemplo, hace dos años identifiqué a un compañero de parvulitos de espaldas, en el autobús (línea 45), por las orejas. Estuvo en mi curso desde mis 3 años hasta como mucho los 9 o así y se llamaba Alfaro de apellido.
El hecho de que las huellas de las orejas hayan sido pruebas periciales en procesos de robo, y de que incluso se hable de rasgos patológicos que pueden predecir conductas criminales, hay que tomárselo con cautela. Estoy pensando en las enormes orejas de Cayetano Santos Godino, el Petiso Orejudo, que igual la buena de Ana conoce pero sólo porque nació en Buenos Aires, ya que ni siquiera está vivo y era un asesino en serie terrible. Otro rasgo estudiado es el tubérculo de Darwin, una protuberancia que algunas personas (con mayor frecuencia los hombres) tienen en una oreja o hasta en las dos. Está en los macacos por sistema y por eso Darwin la propuso como uno de los rasgos que nos emparentan a los primates. Que las personas que poseen el tubérculo vestigial puedan ser señaladas como eslabones perdidos, no me lo acabo de creer. Sin embargo, no deja de ser un dato a tener en cuenta. En algunos casos no se ve a simple vista pero al tacto sí que se nota porque puede estar replegado en el borde de la oreja. Esto de distinguir una oreja en pico (tipo Star Trek) de una oreja con tuberculum darwinii, como en los sexadores de pollos (también llamados “especialistas en sexaje avícola”), es cuestión de práctica e interés.
Ya que sacamos el tema de los pollos, no podemos pasar por alto el parecido de algunas personas con sus mascotas, el parecido de las personas que viven juntas e incluso el de las personas que se aborrecen. También es interesante el parecido del cerdo con la especie humana. Precisamente, para hacer un post redondo –que no rotundo- o en estructura de anillo, hay que recordar que en el escudo de los Andrade, casa grande de Betanzos, que fue capital del antiguo Reino de Galicia, se destacaba un enorme puerco. Se decía en La Coruña, antes de las elecciones autonómicas últimas, “estamos de los suevos hasta los huevos”, y es que los nacionalistas del tripartito se pusieron más que pesados con la monarquía sueva (procedente de los bárbaros del norte, al fin y al cabo) pero yo me refiero a un periodo histórico posterior y mucho más esplendoroso y documentado. Aún se respira en Betanzos, el pueblo de mi padre, el desdén digno, incrédulo y burlón de la corte desmantelada y exiliada, de la misma manera que en Portugal queda algo del imperio que fue.

Track de regalo:
Mi orgullo, mi desdén digno, incrédulo, burlón, fenotípico bergantiñano no me sirve para nada ante mi sorpresa e indignación por el canon digital de copia privada de la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) cuando se aplica a los holter, unos aparatitos que sirven para recoger a lo largo de un día (por ejemplo) el registro electrocardiográfico de una persona sin otro fin que el de monitorizar su actividad cardiaca. Todo sea para poder sufragar las películas y los libros y los cuadros de “los de la ceja” (^ ^) y sus socios. Por cierto, qué curioso que esas cejas apostróficas de Zapatero también se dieran en Touriño (el expresidente de la Xunta de Galicia) y en Ibarretxe (el expresidente del Gobierno Vasco). De hecho, hasta Sarkozy tiene un cierto parecido con José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Qué nos está pasando?

Post registrado en SafeCreative A la flor del berro (2) #1105179237369

27.4.09

Carta abierta a Eli (El tiempo)


Desperta, és un nou dia,
la llum
del sol llevant, vell guia
pels quiets camins del fum.
No deixis res
per caminar i mirar fins al ponent.
Car tot, en un moment,
et serà pres".
Salvador Espriu, Cançó d’albada

"Res no et serà pres:
vindrà tan sols
l'instant d'obrir
dòcilment la mà
i alliberar
la memòria de l'aigua
perquè es retrobi aigua
d'alta mar".
Mª Mercè Marçal (Raó del cos)


Ojalá, como digo, supiera yo mínimamente las reglas del ajedrez para ver en el ajedrezado de los dos poemas que te ofrezco, cada cual de 8 versos (como las filas y las columnas del tablero), cómo movió sus piezas Maria Mercè Marçal. Publicó Raó del cos meses antes de su muerte, cuando ya estaba enferma, el año en que nació mi canario, Trini.
Maria Mercè Marçal ya jugó como Joan Brossa y Luís Vaz de Camôes a hacer sextinas y por lo tanto a echar los dados de seis palabras que se iban reorganizando a lo largo de 6 versos (ABCDEF – FAEBDC – CFDABE – ECBFAD – DEACFB – BDFECA). Estos entretenimientos de los poetas no nos deben despistar precisamente de su verdadero quehacer. Su verdadero quehacer, a mi entender, es el de cantar como lo hacen los pájaros y el de hacer poemas con sentimiento y también con sentido. Los poetas suelen ir 20 años por delante de los filósofos y ya no digamos de los científicos, de los políticos, etc., de la misma manera que España va siempre 20 años por detrás de Francia en lo social.
También en el quehacer del poeta está su ligazón con los poetas que le han precedido e incluso con los que le seguirán. El poema de Raó del cos es una respuesta a la “Cançó d’albada” de Salvador Espriu, pero –claro está- no es concluyente, no es la última palabra. De hecho yo supe que la Marçal se iba a morir porque me lo dijo Petrarca. Que estaba enferma me lo dijo Quevedo. Ya sé que esta afirmación me coloca no ya en cuarentena sino en entredicho y hasta en el pabellón acolchado de los irrecuperables o cuando menos en el de los inclasificables o impresentables. Así fue.
Ayer, hablando con mi amada Amanda Amata, le intentaba explicar, más a costa de su comprensión que de mi elocuencia, mi incomodo ante las fórmulas, compromisos y convencionalismos sociales que se establecen también en los blogs, un poco como marca de grupo y un poco porque a veces las personas para liberarnos de unos compromisos nos metemos en otros, anteponiendo la reciprocidad a la complicidad. Sin ninguna duda mi mayor aversión está en los convencionalismos que adquirimos como marca de grupo, puesto que esas fórmulas se utilizan para alejar, cohibir o expulsar a los que no reconocen o conocen las reglas del juego.
Yo sé, Eli, que cada vez que yo pongo un poema querido al principio de un post o cada vez que pongo un latinajo, estoy cohibiendo a quienes están más a gusto en otra salsa. Yo sé que escribo a veces posts indigeribles, pero sé también que lo hago no sólo por mi solaz y a mi sabor, lo hago porque para mí tienen tanta realidad (como Eli o como Amanda) Salvador Espriu, Francesco Petrarca y Maria Mercè Marçal, los cuales a su vez conocían muy bien la literatura culta pero también conocían la lírica popular. Éste es un tema que cuanto más lo quieres explicar más lo complicas, como si fuera un nudo difícil y como dijera el antiguo adagio escolástico: Excusatio non petita, accusatio manifesta, “quien se excusa, se acusa”.
El trabajo de quien escribe y hasta el del escritor consagrado es algo con visos de insania, puesto que la materia de que se trata es intratable y sin prestigio, nos dirigimos a un público que tiene su propia vida (como debe ser) y la tarea de escribir supone confinarse por un espacio de tiempo más o menos largo, pero imperioso, cosa que no todo el mundo está dispuesto a comprender. La mayor parte de las veces además, el éxito (¡el éxito!) va asociado al poder sobre los demás y la felicidad va asociada a la capacidad de disfrutar con los demás o por los demás, por lo que se nos hace raro e incomportable que alguien pase horas solitarias buscando con un pincel el amarillo preciso del membrillo de un bodegón, o determinando la palabra exacta, le mot juste, para el olor de las madreselvas del poema de Eugénio de Andrade.
Dicho esto, puedo pasar a hablar del tiempo. No me refiero al tiempo meteórico y ni siquiera al metereológico, tema del cual solemos hablar con un vecino asturiano del bloque en que vive mi madre. Este buen hombre vive en el quinto y Corona vive en el cuarto, con lo cual no nos da para mucho, pero debo decir en su favor que está muy bien informado siempre. Me refiero, digo, más bien al tiempo tiempo. Al tiempo como algo que a través de una clépsidra o un gnomon o un reloj de arena (que aparece en las alegorías de la muerte) podemos medir. Con ese tiempo me llevo yo peleando ni se sabe cuanto tiempo.
Me pasé media vida (o vete a saber si no sería la mitad de la mitad de mi vida) con la violencia como caballo de batalla. Después de vencida esa dificultad no pequeña pasé a tenérmelas con la mentira. Y no hacía más que encontrarme con hipócritas, mentirosos piadosos, mentirosos compulsivos, ilusionistas (como Obama con su S-obam[i]a y Gomorra). La variedad de formas de faltar a la verdad es tan variada como la de las formas de robar:
“inventar, exagerar, desfigurar, trocar, rellenar, sisar, malinterpretar, distorsionar, trufar, pretextar, colar, clavar, soflamar, aparentar, guardar las apariencias, afectar, sobreactuar, fingir, simular, disimular, esconder u ocultar, omitir, disfrazar, enmascarar, camuflar, tapar, solapar, desinformar, encubrir, engañar, embaucar, adulterar, falsificar, falsear, timar, defraudar, zurcir, pastelear, dorar, engatusar, camelar, encandilar, embelesar, adular, ofuscar, oscurecer, embrollar, liar, enredar, enmarañar, confundir, desorientar, desconcertar, complicar, tergiversar, contemporizar, desacreditar, difamar, perjurar, hacerse el sueco, hacerse el sordo y hacerse el tonto. No olvidemos las mentiras estadísticas, las mentiras piadosas, marcarse un farol o las falsas promesas o las trampas del embustero electoral.”
Cuando ya tenía esta lid dada por perdida o “en tablas”, por lo menos por ahora, me ha sorprendido la batalla del tiempo puesto que hoy más que nunca no sé de cuánto dispongo. Tú tampoco, querida Eli. ¿O si lo sabes? Me propongo entonces hacer como los niños, que lo quieren todo y no quieren nada.
Ésta es la segunda “carta abierta” que escribo en vida mía. Te conozco a través de tus bitácoras y de algún mensaje de correo-e con que me has correspondido y me has mostrado además de la proverbial cortesía portuguesa, un conocimiento descomunal de la poesía y una sinestesia admirable. Hoy he encargado a Amazon Lettres à l'inconnue de Antoine de Saint-Exupéry, un libro poco conocido en España. Fue editado por Olañeta pero la edición está agotada o lo estaba por lo menos hace un par de años. Hace unos días hablamos de Stefan Zweig, de quién si leí su Carta de una desconocida, pero creo que no tiene nada que ver con las cartas de Saint-Éxupéry. Las Lettres à l’inconnue pueden interesarme mucho. Lo sé.

Admitir que se puede estar muy a gusto con desconocidos y que, sin desmerecer los tesoros del trato cultivado, una relación sin cortejo o una complicidad sin amistad, pueden ser enormemente satisfactorias, es algo a lo que hay que estar abiertos o dispuestos. Dicho de otra manera: hay que estar abiertos o dispuestos a estar a gusto con desconocidos, a una relación sin cortejo y a una complicidad sin amistad. O, sin desmerecer los tesoros del trato cultivado año tras año, conversación tras conversación, tampoco hay que privarse de tener trato con desconocidos. O “tener trato con desconocidos no nos debe privar de los tesoros del trato cultivado con los conocidos y la complicidad sin amistad puede ser enormemente satisfactoria”. De lo de la relación sin cortejo no estoy tan segura como lo estoy del cortejo sin relación, pero me veo obligada a extender todo el abanico de posibilidades. En estos momentos.

Post registrado en SafeCreative A la flor del berro (2) #1105179237369

25.4.09

1.836.500 personas


Me gustan las palabras de la gente.
Parece que se tocan, que se palpan.
Los libros no; las páginas se mueven
como fantasmas.
Pero mi gente dice cosas formidables,
Que hacen temblar a la gramática.
¡Cuánto del cortar la frase,
cuánta de la voz bordada!
Da vergüenza encender una cerilla,
quiero decir un verso en una página,
antes estos hombres de anchas sílabas,
que almuerzan con pedazos de palabras.
Recuerdo que una tarde,
En la estación de Almadén, una anciana
sentenció despacio: “Sí, sí, pero el cielo y el infierno
está aquí”. Y lo clavó
con esa “n” que faltaba.

Blas de Otero, Palabra viva y de repente (Que trata de España)
*
1.836.500 personas han perdido su empleo en los últimos 12 meses en España. Es decir que están “paradas”. Hay más de un millón de familias con todos sus miembros en paro. Ahí, en esas cifras oficiales, no se contabilizan las personas a quienes se ha sugerido que se acojan a una baja por incapacidad transitoria durante una temporada para que la Seguridad Social lleve la carga del salario. Yo, que tampoco es que conozca tanta gente, sé de un par de casos. Lo que va -emocionalmente hablando- de 2 personas a 1.836.500 es vertiginoso. No hace falta tener la capacidad de análisis de un macroeconomista para ver cómo están las calles y los establecimientos comerciales. Mientras profundizo en mi ignorancia me pregunto cómo es que hay tantas novelas sobre la Guerra Civil (1936-1939) y sin embargo a mí –que no es que esté muy al corriente de la literatura de la postguerra- no se me ocurre ahora mismo ninguna novela sobre la crisis que ya hubo en España en los años ochenta. Esa es una de las varias razones por las que he dejado de leer novelas. Por aquel entonces una tiene la impresión de que la crisis no provenía de una economía tan especuladora o especulativa, pero seguro que estoy en un error. Desde aquí, lo único que puedo hacer y hago, taquigráficamente, es hacerme eco y hacerme Eco de lo que oigo y veo y siento. Nada me interesa tanto como el presente y por eso lo que más me interesa de los escritores es lo que pueden escribir sobre el presente o en un radio de cinco, diez, pocos años.
*
Hace unos días anuncié una nueva colección que quisiera emprender con listas de la compra y otras muestras del habla familiar. Por aquí voy a ir presentándolas conforme me las vaya encontrando. La que presento hoy haría las delicias de la Profesora Coloma Lleal, profesora que nos impartió Historia de la Lengua Española en la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona. La Prof. Lleal daba unas clases muy amenas y a la vez rigurosas. Recuerdo muy bien cuando nos explico la paradoja del buen filólogo. No me he equivocado, no he querido escribir “la parábola del buen filólogo”, sino “la paradoja”. Y es que es paradójico que el buen filólogo en el fondo está siempre deseando encontrarse alguna muestra en la que habla se confronta con lo que Saussure distinguió como la lengua. Y es que una cosa son las reglas, incluso las no escritas, las que sabe cualquier hablante por analfabeto que sea, y otra es la manifestación de esas reglas, como se van abriendo paso en el tiempo. Se piensan los “malos” filólogos y algún dilettante metido a lingüista de pasillo, que la lengua no tiene nada que ver con los 1.836.500 parados del último año, por ejemplo. Que la lengua y la lingüística tienen que permanecer permeables a la realidad, inasequibles al desaliento y allí en su torre de marfil y en este caso, también, de Babel. Coloma Lleal nos recordaba el Appendix Probi, una lista datado en el siglo III que remitía a las formas correctas desde las formas vulgares de un latín que se estaba descomponiendo: “auctor non autor” (autor), “auris non oricla” (oreja). La lista de Probo es un tesoro puesto que nos habla del tiempo en que la palabra “auctor” y la palabra “auris” empezó a pronunciarse no de acuerdo con el latín áureo sino de acuerdo con el uso, el cual acabó por imponerse. Se dirá que “auris” permanece en la palabra “auricular”, pero eso es harina de otro costal. Si queremos saber cómo es una lengua también hay que conocer sus irregularidades, de una manera parecida a como las enfermedades nos hablan del funcionamiento del cuerpo.
Además de este prolegómeno, del cual dispenso a la enciclopedia de ahora en adelante, me remito ya de lleno a las otras cuestiones de la colección. Una sería la de indicar que no veo ninguna falta al decoro en colgar aquí textos que me he encontrado tirados por la calle o en el fondo de un carro de un supermercado. Evidentemente, de forma sistemática siempre me limitaré al texto y excluiré toda información que pueda dar pistas para identificar a la persona que lo escribió o a personas que estén implicadas. La otra cuestión importante es que mis transcripciones son literales y que si hay alguna falta ortográfica está tal cual, para confusión del corrector gramatical de mi procesador de textos, pero para demostración de cómo está el patio.

[Recto:]
“Hola ¡Mama!
Mira se que estas enfadada pero te lo digo de corazón lo siento de te lo digo por otra cosa deveras lo siento. Mama a mi me duele lo que te hice. Nunca en la vida me rio de ti. Si no me duele. Te acuerda ese día que tu me dijiste que fregara la ornilla ese día estaba cansada. Aquel día hice trabajo: ayude al papa, planchando, haciendo mi cuarto para que tu no te enfadara, haciendo un trabajo y cuando termine me fui a mi cuarto para descansar. Unos minutos después me llama el papa para que le fregara lo que hay en la cocina y lo hice. Despues de eso me fui a mi cuarto a descansar. Y tu me llama y yo lo voy hacer pero mama me mandaste más y y yo no podía. Lo siento. Queria hacerlo pero no podía. Tenia que estudiar. Pero tu comportamiento mama das miedo y a mi me pongo triste. Mama yo te quiero, no quiero perderte, mama estoy mal lo que te hize. Mama he salido con Angel porque lo necesitava. No podía quedarme en casa y agobiandome. De que iba a servir quedarme en casa nada. Porque la maira esta mosqueada y todo eso. Necesito salir i pensar en lo que hize. Por favor espero que lo comprendas. Mama si me quedo en casa me volvere loca y no puedo. No significa que quiero salir no si no arreglar las cosas. Yo para arregla las cosas necesito estar en casa. Por favor no te enfades… Yo te quiero mucho porque eres la madre que más quiero. Desde que naci siempre te queri. No te lo digo porque se te quiete el enfado es que hace tiempo que te lo quería decir. Mama tienes que comprender de que yo estoy creciendo estoy pensando en mi propia vida. Pienso que voy hacer con mi futuro. Mama si tu tienes algún problema sobre mí. No se lo cuentes a la maira. Ella no tiene nada que ver. Es solo tú y yó. Por eso eres mi madre
[Verso:]
La maira es una safardera y eso no puede hacerlo. Se mete en mi vida y eso no puede hacerlo. Endiento que se preocupa de mi, pero tiene que entender que no soy tan pequeña. Ella tiene que entender de que no soy tonta. Soy lista de que ella se cree. Y que no se preocupe porque mama haber se mete en todoooo. Quiere saber todo de mi y eso no puede hacerlo eso es meterse en mi vida privada. Se cree muy creida. Se pasa mucho en las conversaciones y no puedo contar con ella. Mama yo no se si tu lo entiendes pero si esto sigue asi las cosas iran mal. Si ella me deja en paz yo ya estaria bien pues como no me deja hay problema. Mama ella dijo algo de un problema que digo la verda se va y me toma por culo. Pero cuando ella quiere hablar conmigo solo me tiene que coger y escucharla. Yo no no puede hacerlo. Os quiero a todo pero NECESITO que la maira me deje en paz. Por favor ella me esta destrosando todo. TE QUIERO.
[Firma inintelegible]
Lo siento pero necesitava hacerlo en una carta y contártela."

La prueba de que como medio filóloga no estoy bien documentada es que no he sido capaz de identificar el origen del hablante del texto que transcribo a continuación. No identifico la palabra “ornilla” (y diría como Probo: “hornilla” no “ornilla”) como propia del español peninsular o canario, pero tampoco es que esté totalmente segura de que proceda de un sudamericano o un centroamericano o un sefardí o un guineano. No hace falta ser un lexicómetra para ver que la palabra que más se emplea es “mama”. Respecto al trasfondo, parece que la autora de la carta es una mujer, ya que dice que si se queda en la casa se volverá “loca”. Y la frase “eres la madre que más quiero” es bastante definitiva para indicarnos cuál es la situación que origina la carta. Además es una frase genial. Aunque podría tratarse de una familia con dos madres separadas y de otras posibilidades que ahora no se me ocurren y que además me importan bien poco, tiendo a pensar que se trata de una familia en la que el padre se ha reorganizado con otra señora, la tal Maira, y que la autora de la carta esta en su adolescencia.
Tengo mis razones para creer que la carta no llegó a ser enviada o entregada nunca. La encontré tirada cerca de un container, junto con más efectos personales de esos que las personas tiran a la basura los fines de semana tras un ratito de limpieza general y de intentar poner algo de orden en su vida. Había un peino roto, unas chinchetas, un par de polveras, cosas diversas. Servidora quiere creer que una madre (la “mama” de la carta, la que más se quiere, la “de verdad”) jamás tiraría a la basura una carta de su hija. El papel está además nuevo, doblado en tres, como quien se lo pone en el bolso y lo lee para luego no darlo. Pero admito que todo es mera especulación y una forma de ver las cosas, no la verdadera.
***
Para acabar: una anécdota. La imagen de este post es la del despacho del director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha. Creo que la RAE está en la actualidad constituida por 22 academias, así que el nombre es un tantico anacrónico, pero es el genuino. Aunque no se distingue bien, detrás de la mesa del académico hay un retrato craquelado de Santa Teresa de Jesús, que es un anónimo del siglo XVI. Siempre se pone a Teresa de Jesús como ejemplo de una escritora que escribía como hablaba. Su Vida nos mostró el lenguaje familiar o coloquial de Castilla del siglo XVI. Su lenguaje está exento de cultismos y la santa de Ávila no sabía latín. No olvidemos que hasta finales del siglo XVIII las lenguas vernáculas no desplazaron al latín como lengua de uso en la exposición de obras de conocimiento (teológicas, de derecho y sobre ciencia). Al aparecer el primer Index librorum prohibitorum español, conocido como Índice de Valdés (1551 y 1559), Teresa de Ahumada perdió de leer o consultar muchas obras en romance, que era lo que en teoría podía leer cuando tenía 36-44 años. No hay que descartar la teoría de Menéndez Pidal, por la cual Santa Teresa se mortificaba ascéticamente usando un estilo “ermitaño” acorde con la Regla de su fundación. Es decir, probablemente podía escribir mejor de lo que escribía. Aún así tuvo problemas con el Santo Oficio. Aún así el hecho de que la carmelita ya fuera en vida como un fetiche de la aristocracia española, algo haría en su favor. Precisamente la duquesa de Alba debe guardar 3 de las 9 llaves con que se cerró el sepulcro de Santa Teresa, puesto que su antecesora en el siglo XVI las recibió para su custodia. Y no es de extrañar que el cuerpo de la doctora de la Iglesia esté tan protegido, a la vista del trasiego que hubo sólo con su mano derecha incorrupta en la Guerra Civil de las narices. La izquierda está en Lisboa, donde hoy se conmemora la Revolución de los claveles. Todo cuadra.

Post registrado en SafeCreative A la flor del berro (2) #1105179237369

23.4.09

Post 264: Cómo se pasa la vida

Ando estos días un poco atareada disponiendo las cosas que hay que tener en cuenta cuando se tiene en ciernes una intervención quirúrgica. El hipertiroidismo y la enfermedad de Graves Basedow que se me declaró hace más de un año, pero que no fueron diagnosticados hasta finales de julio de 2008, fueron tratados con notable éxito, pero finalmente hay que extirpar la tiroides. La citología y la ecografía ilustran 3 nódulos, dos de los cuales están "vascularizados de forma anárquica" (claro, no iban a estarlo monárquicamente), abultados y con una muestra que parece una pizza capricciosa, con material variado. El protocolo médico indica una tiroidectomía total y me imagino que la semana que viene o pronto en cualquier caso seré intervenida. Mañana conoceré, como diríamos en lenguaje taurino, al "primer espada". El ingreso en mi propio hospital será breve y espero que dos veces bueno, como dijera Gracián. Cuando me den el alta me iré derechita a mi oficina y tan contenta.
Por si las moscas, he tomado una serie de disposiciones. El testamento ya lo tengo hecho hace años y no contiene más particularidades que las que se refieren a mis exiguas pertenencias, todas ellas el fruto de mi trabajo desde los 17 años. Deseo dejar lista mi declaración de la renta para el año 2008, y la casa como los chorros del oro. Ayer tuve el inconveniente de que se me desbarató el sifón del WC, pero esta misma tarde "Hijos de Antonio Español, S.L." me lo ha dejado como nuevo. Ya me imaginé yo, por el efecto mariposa, cuando llegué a casa y vi que estaban abriendo una zanja en la calle para retocar las cañerías, que eso iba a perturbar mi instalación. Hacía días que notaba un sonido diferente en el desagüe, y la entrada de aire tres pisos más abajo tenía necesariamente que afectar mi cisterna. Como así fue. El aire y el agua a la vez son impredecibles.
Además de todo ese trabajo he tenido que dar salida al habitual, a mis deberes para con este blog, al enfado de mi anciana madre (que se ha tomado la operación como una ofensa a su genealogía y está con un cabreo franco y un fastidio supino), y a un largo etcétera de quisicosas que no son al caso.
También he tomado mis disposiciones para dejar por aquí algo programado, cuando aún no tengo como aquel que dice hecha la placa de tórax preceptiva del preoperatorio. Espero que seré dispensada porque la última vez que me hicieron una ecografía, como estaba presente una radióloga en formación, me examinaron desde la tiroides (que está a la altura de la garganta, más o menos) hasta la uretra. "Mira qué uretra más rugosa, típica de una mujer". Y yo, que estaba en ayunas, y que realmente a lo que iba era a descartar algo que estaba mucho más arriba en relación con un enzima hepático alterado, soporté toda la lección anatómica con paciencia y resignación. Verdaderamente la radióloga experta es un encanto de médica, un pedazo de profesional y estuvimos incluso haciendo unas bromas didácticas con mi arteria ilíaca y algún microhemangioma anodino -por no decir "vulgar"- que vio en mi hígado. Lo que ocurre es que el ayuno para mí es un tormento sin paliativos.
Dicho esto, podemos pasar a la foto de la imagen. Creo que es un peón. Servidora no sabe casi nada del ajedrez porque nunca he encontrado a nadie con quien pudiera estar en la proporción de inteligencia óptima para aprender. El único candidato ideal se llama Pepe y está desde el 24 de julio de 2008 fuera de juego, en una clínica de bien morir, impedido, por un derrame cerebral. Como además soy persona obsesiva y que alcanzo unos niveles de concentración paroxísticos, prefiero no entrar en el ajedrez, porque seguramente no saldría. Pero a lo que íbamos era al peón. Y es que mi situación actual como paciente o habría que decir "como enferma" (puesto que mi paciencia es cero), es exactamente como la de un peón. El post anterior, aparte de despejar una serie de temas mundanos e intentar corresponder el valor de Hernán J. González y su modelo moral, pretendía también situar a quien por aquí viene más o menos asiduamente en mi posición emocional como mortal. En resumen lo que digo es que si me muero no pasa nada. Lo sentiría por las personas que me quieren y sobre todo por las que creen que es mejor que me precedan en ese camino que todos, indefectiblemente, hemos de tomar. Por lo demás, no tiene el menor interés. Soy una persona más y puedo ser una persona menos. Es que lo mismo es decir "the game is over" que "alea jacta est", vaya.
Así es que probablemente, en los próximos días igual tendré que dejar de atender el blog, no tanto en lo que respecta a la publicación de entradas (puesto que dejaré alguna programada) como en lo que respecta a los comentarios que queráis dejar. Por lo tanto espero que todo siga como siempre y como si nada, que es como debe ser.
Como a los nueve años fui atropellada y volé 12 metros hasta dar contra un bordillo, y el 1992 atravesé una puerta de vidrio, dos años antes había pasado con un Peugeot 405 entre dos camiones, superé ya dos operaciones con anestesia general, y nunca he tenido miedo, no hay que preocuparse de nada. A lo único que creo que tengo miedo es a los "ambulancieros", puesto que he observado que con altísima frecuencia se les caen los accidentados de las camillas, cosa que es el colmo de Murphy. Pero aparte de eso, que no será mi caso, y de que los desayunos del Hospital son vomitivos, estoy segura de que todo irá razonablemente bien. 

Post registrado en SafeCreative A la flor del berro (2) #1105179237369

Hostiles o gentiles


A Cristina Mendes Ribeiro, de Estado Sentido

Vengo de leer Un ratito con los hostiles en el blog de Hernán J. González, el cual ilustra muy bien la sensación que tenemos algunos católicos practicantes ante la hostilidad creciente que nos rodea. También se refiere a la lengua de la misa, dado que el blog es argentino y ya sabemos que el español es la segunda lengua más hablada del mundo, ya que la hablan vernacularmente o no unos 450 millones o 500 millones de personas humanas, pero con una gran variedad lexicográfica y también de algunas formas pronominales y verbales, de entonación, de fonética y hasta de la gestualidad asociada al lenguaje hablado.
Servidora sostiene que la palabra con la que hay que referirse al segundo idioma más hablado del mundo debe ser “español” por paralelismo con el “inglés” y el “francés” o el “chino” y el “italiano”, pero sin que ello adquiera ni gota de connotación imperialista ni nada que se le parezca. Por otra parte, en la Facultad de Filología Hispánica de la Universidad de Barcelona, se nos enseñaba que la palabra “castellano” hay que reservarla para el substrato del cual proviene el español oficial contemporáneo, para la variedad dialectal del español que se habla en Castilla y para el gentilicio. En mi pueblo les llaman gharabansos o garbanzos castellanos a las judías secas, pero ese es otro cantar.
Servidora, digo, siempre aclara que es incapaz de hablar castellano porque me alejo bastante de los rasgos propios del castellano que se habla en Valladolid, en Salamanca, en Palencia o hasta en León, variantes todas ellas bellísimas y en las que intento hacer de vez en cuando alguna inmersión para volver al llamado genio de la lengua. Y es que una ha pasado por el gallego, por el catalán, por el inglés, por el francés, y por el portugués pero a costa de descolocar mis fundamentos en la lengua que elegí como propia. Abandoné el estudio del gallego porque no solo me removía mis bases de español, es que me removía hasta la ortografía del catalán. Son lenguas demasiado parecidas entre sí para mi pobre cabeza.
Estuve cosa de 4 años para decidir cual sería la lengua en la que yo iba a escribir la mayor parte de lo que escribo: si el catalán, el gallego o el español. Intervenían muchos factores, demasiados para querer aquí exponerlos todos. Lo que es definitivo es que mi competencia lingüística mejor o mayor es la del español y que el hecho de ser una lengua no minoritaria, me proporciona dos ventajas:
1) Una comunicación con un espectro territorial más amplio, con más gente de otros paises y otras culturas y otros saberes.
2) Una presión normativista menor, ya que la presión normativista y terminoloca (que no terminóloga) que padecen las lenguas minoritarias es inviable para una hablante de mi naturaleza. Mi natural es independiente, recreativo y saussuriano chomkysta-tusonianista (por Noam Chomsky y por Jesús Tusón).
Una de las cosas que más ilusión me hacía cuando practicaba taichi en grupo es la de que la tabla que yo conocía se practicaba idéntica en varios países de todo el continente americano, del europeo y de Australia incluso, sin descontar el país de origen de Moy Lin-shin, el monje taoísta que la llevó a Toronto. El hecho de poder practicar una tabla de taichi sin problemas de idioma, es una experiencia bonísima. Es una sensación que conocen los músicos cuando se reúnen y pueden tocar el segundo movimiento del concierto para violoncello de Dvorak sin mediar palabra. La leche, che.
Por eso, cuando Hernán J. González comenta los voseos en la liturgia, alternados con un “ruega por nosotros” del todo exótico en una parroquia argentina, yo me acuerdo de un cura que teníamos en la nuestra que –como había estado mucho tiempo en México y hasta en California- decía: “la paz esté con ustedes” (cuando lo natural sería oír “la paz esté con vosotros”). Este cura hacía unas homilías muy adornadas, sin llegar a las famosas prédicas y panegíricos del culterano Hortensio Félix Paravicino. Nuestra parroquia, que es de lo más tranquilo y en cuyo confesionario no se ha murmurado ningún pecado que merezca ser subrayado, se vio durante algunos días perturbada por las homilías de este sacerdote, que había sido incluso exorcista y por lo tanto se salía del perfil medio de nuestro párroco y sus suplentes.
El sábado hubo una misa jubilar por San Pablo –estamos en pleno año paulino- en la iglesia homónima del hospital homónimo (Hospital de la Santa Creu i Sant Pau), el cual es muy bonito y no en vano ha sido merecedor de pertenecer al patrimonio cultural de la UNESCO como monumento del Modernismo. La misa fue prácticamente toda ella en catalán, excepto por algún canto en español y un 20% de la homilía de uno de los curas que la oficiaron. Al final se cantó el antiguo “Regina caeli”, el cual es en latín. Fui plenamente consciente de que hay 2 cosas que presentan para mí una enorme dificultad si no las hago en español:
1) Participar en una misa.
2) Realizar operaciones aritméticas o tomar nota de un número de teléfono.
Yo no puedo seguir bien una misa en catalán o en francés. Pierdo pie, me descoloco. Y tampoco puedo multiplicar 4 por 3 en catalán o en inglés pero sí puedo hacer operaciones matemáticas de mayor complejidad si hago el cálculo en la lengua que tengo “instalada”. Esta sensación de perder pie y descolocarse es desagradable y algo irritante. Por lo tanto puedo comprender creo que perfectamente que un catalanoparlante se sienta incómodo en una misa en español (dejando de lado las motivaciones políticas, los años de represión, etc.). Y también puedo entender que el Papa y toda la curia sigan la liturgia en latín, que es la lengua oficial –por anacrónico que resulte- del Estado Vaticano que, por definición, pretende ser universal.
Además de entender que la liturgia vaticana sea en latín, debo admitir que es algo que me chifla, porque si hay algo que me gusta en este mundo –además de los percebes, la tortilla de patata, los árboles, el cielo y cuatro cosas más- es el latín. Yo oigo un Virgilio o un Horacio o un Ovidio bien pronunciados y me pongo como aquellas fans que tenían los Beatles o los Rolling Stones, que acababan desmayadas o entre espumarajos de gustirrinín.
Lo que ocurre es que el latín, entre que fue lengua del Imperio Romano y que lo es de la Iglesia, tiene una mala prensa terrible. Se considera fascista y recibe apelativos que parecen extraños al ámbito de lo que es una lengua. ¿Cómo puede haber una lengua “fascista”? Se dirá que el italiano es más atractivo que el alemán, que con el francés es imposible ser desagradable, pero todo tiene un límite. Vale ya de estereotipos, jolín.
Hablando de hostilidades, que es lo que era el tema central del post de Hernán, se refiere él al desprecio que reciben los creyentes y practicantes católicos durante las manifestaciones populares de algunas tradiciones como las procesionales. No sé si sabe Hernán que la mayor parte de los hostiles incluso desconocen que las procesiones la mayor parte de las veces por no decir todas están organizadas por cofradías que nada tienen que ver con la liturgia y con la Iglesia como institución. Son manifestaciones populares de la fe.
Otra forma de hostilidad a la que Hernán no dedica un espacio pero que yo tengo presente es la hostilidad que se mete dentro de las iglesias, de los templos católicos. A veces entra en mi parroquia un grupillo de gamberretes envalentonados que desparraman los libros de los cánticos, o que vituperan a la Virgen o simplemente blasfeman cagándose en Dios o cosas por el estilo. Son pruebas iniciáticas propias de la adolescencia que se soportan con resignación y una cierta inquietud. Otra forma de martirio que padece el católico practicante es la de las miradas de desdén, odio y asco que percibe desde la fila de un grupo que están ahí, en la misa, con el único objeto de celebrar un aniversario por un difunto. Van por compromiso con la familia, pero para ir así, sería mejor que no fueran. Indefectiblemente siempre ocurre lo mismo: no participan en la misa porque ignoran (en los dos sentidos de la palabra ignorar) la liturgia, miran a los creyentes con hostilidad, desprecio y repugnancia y aprietan las quijadas como si en realidad lo que les pidiera el cuerpo fuera cortar cabezas. También ignoran, a pesar de que algunos de ellos hicieron la Primera y Última Comunión, que lo que allí ocurre es la transubstanciación de Jesús ni más ni menos. Y si no lo creen, se les pide que lo respeten y que se vayan a reír de su madre.
Curiosamente los mismos que consideran que el latín es “fascista” y los católicos también, sólo consideran que el budismo y el taoísmo y el hinduísmo son en el mejor de los casos una pamplina, una estupidez o una chorrada para débiles mentales y actores que van de guay. Hay por ahí una barbaridad de gente que es incapaz de percibir que las procesiones son un fenómeno cultural previo al franquismo e incluso al cristianismo, y que sobrevivirán la recesión económica, el zapaterismo y la OCDE y el Producto Interior Bruto. Esta barbaridad de gente –son cientos, millares- realmente cree (¡“cree”!) que una procesión es un vestigio del franquismo y sin embargo el fútbol, que es una de las otras y escasas manifestaciones masivas que habían en tiempos de la dictadura y la dictablanda, no lo ven franquista.
Estación de metro de San Petersburgo ("formerly" Leningrado)

Me ha gustado mucho el título del post de Hernán, Un ratito con los hostiles, porque parece remitir a los "gentiles" y tiene su gracia. Muy lindo y bien templado post, Hernán, bien templado como la espada del arcángel Miguel y la que yo hoy levanto porque no me ha quedado más remedio.


Post registrado en SafeCreative A la flor del berro (2) #1105179237369

22.4.09

Hadas y brujas





gradezco a Ana que haya compartido con *A la flor del berro y otros blogs amigos como el de Poz y el de Agustín Romero, el Premio Violeta, el cual yo a mí vez le ofrezco:
1) a Rostam y a su blog Ararat,
2) a Carla y a su blog Kootenay Bliss;
3) a Agustín Romero y su blog Poeta en Llerena y,
4) a Eli y su blog Novelos de silêncio.
Como desconozco las normas del Premio Violeta, me tomo la libertad de dárselo a Agustín a pesar de que ya lo tiene. También tiene Concha Velasco tres Garbanzos de Oro y tan ricamente. Yo a Rostam lo situaría en la modalidad del Premio Violeta mariposa, mientras que Carla estaría en la de hada, Eli en la de hada con algo de bruja y Agustín estaría entre la mariposa y el dragón y hasta San Jorge.
Soboro me transfirió el Premio Caminamos juntas, el 25 de junio de 2008. Y el 27 de febrero del mismo año Alejandro González me ofreció el Premio Arte y Pico y en un momento dado los tuve que sacrificar de mi vitrina del blogrolling para no frenar la descarga del lugar. Pero son premios que aunque no están a la vista yo también agradecí mucho, sobre todo viniendo de quienes vinieron, como éste otro.
Mañana, el día de San Jorge (Sant Jordi), se celebra en Cataluña el día del libro. Además de ser San Jorge patrón de varios países y regiones, el 23 de abril se conmemoran las muertes el año 1616 de Shakespeare y de Cervantes. El alcalaíno en realidad murió un 22 de abril. Si amanece un día soleado como el de hoy y se mantienen las temperaturas, los libreros harán una buena campaña de ventas. Incluso muchos libros esperan a ser publicados por estas fechas para hacer una buena promoción y aprovechar el tirón. Es tradición, aunque reciente, que en tal día las personas que se quieren se regalen una rosa roja con una espiga y un libro. En épocas pasadas lo preceptivo era que las señoras regalaran libros a los señores y que los señores regalaran rosas a las señoras. Esa tradición se ha disuelto a favor de los libreros, las libreras, los floristas y las floristas, puesto que hay señores que por no insultar la inteligencia de su pareja les regalan un libro y un rosa.
Hoy, por error de un agente literario, he recibido una copia de la liquidación de derechos de autor (para la declaración de la renta de este año) de un libro que es de una autora catalana muy conocida. El número de ventas para una edición de 3.993 ejemplares fue de 1.238 ejemplares y, como digo, se trata de una escritora famosa en Cataluña. De estos 1.238 ejemplares hay que descontar los que son de suport genèric ("soporte genérico"), que son los libros que por una parte la Generalitat de Catalunya ha subvencionado para su edición pero que luego son comprados por las bibliotecas de la red pública de lectura (cuya gestión pertenece en gran parte o exclusivamente a la Generalitat de Catalunya). Como una ya hace tiempo que no está por la labor de la biblioteconomía ni de la lectura pública, ignoro el número de ejemplares de esos 1.238 que se pueden considerar de "soporte genérico" (a los libros en catalán), pero son unos cuantos. Yo diría, desde mi ignorancia y la imprecisión más abrumadora que cualquier blog que tenga un poquito de rodaje recibe ese número de visitas mensualmente. Y eso en Blogger, que si es en Wordpress, las visitas de quintuplican o incluso se multiplican mucho más. No siempre las visitas se traducen en comentarios, pero muchas veces se supone una lectura aunque sea somera de algún contenido de alguna parte del blog.
Los datos que manejo son irreparablemente sesgados. No tengo la verdad y sólo conozco una parte de la realidad. Sin embargo, algo me dice que la edición no puede seguir -en paralelo al "ladrillazo" de la construcción- por los derroteros por donde va, siempre con subsidios o con premios en su mayor parte amañados, etc. Siguiendo con el tema de la proporción que inicié ayer, también desconozco cual es la proporción de la edición sostenible respecto a la edición que es insostenible pero necesaria para mantener un "colchón" cultural y la fachada.
Cualquiera sabe (otra cosa es que se quiera admitir o reconocer) que en nuestro país se editan en papel kilos y kilos de libros que serán destruidos en el fuego en poco tiempo pero no como en Fahrenheit 451, sino como las vacas locas con encefalitis espongiforme. Al lado de esto debo explicar que no hace tanto me costó horrores encontrar en Barcelona un ejemplar de los sonetos de Shakespeare, fueran en catalán o en español. Estuve a punto de tener un jamacuco, algo parecido a lo que le pasó a la protagonista de "Things I never told you" (Isabel Coixet, 1996) cuando no encontró en el supermercado el helado del sabor chocolat-chocolat-chip que buscaba (minuto 1:47). O algo peor. En tercer lugar, tenemos las librerías llamadas de viejo, donde los libros parecen mirarnos desde los estantes como los perros abandonados de las perreras, buscando un amo. Muchas veces precisamente yo pienso, como leemos en el Poema del Cid, "qué buen vasallo si tuviera un buen señor".

Post registrado en SafeCreative A la flor del berro (2) #1105179237369

21.4.09

El infinito indefinido


a es mala suerte que de todas las 1019 versiones que según Primitivo Langarica existen de “La paloma”, la habanera de Sebastián Yradier o Iradier Salaberri, yo haya dado en Imeem con la vietnamita. Con todos los respetos, el CD titulado “Tinh khuc bat tu” no me lo podría tragar ni mediante un combinado polinésico de esos que tienen una sombrilla minúscula encima y no se sabe bien qué mezcla. Y no es que no haya hecho cosas peores, que las he hecho (y a lo hecho, pecho), es que hay cosas que con una vez ya vale.

La wikipedia, que lo mismo le dedica un kilómetro de bits –aunque ya sé que decir “un kilómetro de bits” es un contrasentido- a los cefalópodos, que le dedica dos líneas a Sebastián Iradier, nos recuerda principalmente de este insigne alavés que la célebre habanera de la Carmen de Bizet (L'amour est un oisseau rebelle) es un calco de “El arreglito”: “Otra habanera de Iradier, titulada El Arreglito, fue usada por Georges Bizet (que pensaba que la melodía era de origen popular) en su ópera Carmen. Es la famosa habanera que lleva por título “L'amour est un oiseau rebelle”.” “El arreglito” hoy no está ni en Goear ni en Imeem ni en Youtube. Igual mañana sí. Yo lo oí una vez en Radio Clásica de Radio Nacional de España y doy fe que era idéntica a la habanera de Bizet. La habanera de Bizet está hasta en los politonos y prácticamente se oye a diario en cualquier ocasión.

La desproporción, digo, es un mal común de las enciclopedias, ya no digamos de la Enciclopedia Espasa, sino incluso de la Larousse y hasta de la Encyclopaedia Britannica. Es un tormento, en un mundo de estándares, medidas, magnitudes, valores, apreciaciones, elegir el formato enciclopédico para darse a entender, cosa que a su vez es algo así como dar a entender y darse a la vez.

Servidora ha visitado blogs con infinidad de comentarios. Generación Y, la bitácora de la cubana Yoani Sánchez cuyo enlace ayer no funcionaba, es el ejemplo supremo. Seguramente el enlace no funcionaba por el hostigamiento de que Generación Y es víctima por la oficialidad y la censura de la isla. Sin embargo también podría deberse a estar con cambios o mejoras. El blog, que yo recuerde, recibe habitualmente de 4000 a 5000 comentarios (*). Hoy está con los “comentarios cerrados” y observo un viraje, de un año a esta parte, hacia unas fotos más esteticistas y a una plantilla mucho más elaborada y estilosa. Así a bote pronto. Este blog es digno de estudio pero no tengo yo ni la suficiente perspicacia orwelliana ni la suficiente curiosidad para –como se dice en catalán- “treure l’entrellat” (encontrar el intríngulis).

Cuesta creer que una bitácora cuyas entradas reciben una media de 90 comentarios, sea verdaderamente un espacio de acogida, discusión o, ya puestos, de comunicación. Me permitiría decir incluso que un blog con más de 20-25 comentarios por entrada es insostenible. Pero esta afirmación, además de ser mi punto de vista personal, apenas la he meditado y a lo mejor estoy obcecada. Es una impresión o una sensación. Yo perdí ya mi tiempo con la bitácora de Yoani Sánchez por ver si era capaz de ver qué tendencias reflejaba, si ofrecía alguna información sobre las Antillas que no pasara ni por Florida ni por el "Gramma", sino que fuera un foro de la disidencia que no está en el exilio. No había signos de disidencia, al menos desde este lado del mundo, e incluso leyendo entre líneas fui incapaz de discernir qué se cocía allí dentro. Lo prometo. Pero hay que admitir que no le dediqué más de una hora al asunto y que tengo mis limitaciones. Leer 3500 o 5000 o hasta 2000 comentarios no entra dentro de mis posibilidades. Y pronto descubrí que los comentarios no siempre se referían a la entrada o a otros comentarios, que eran como los mensajes que hay en el Pasquino, muchas veces sin relación entre sí. Hoy, ya que me refería a este blog, que mereció el prestigioso premio de periodismo Ortega y Gasset el año 2008 y ha sido considerado este año como uno de los 25 mejores blogs del mundo mundial, hubiera dado un vistazo a sus principios, pero –como digo- no le puedo dedicar más tiempo. Hay algo que no encaja, pero no sé que es.

También hay blogs en los que por el contrario apenas se dejan comentarios, cosa que también es llamativa. Y esto de las muestras de los tamaños y los tamaños de las muestras cuesta manejarlo. Por ejemplo: el otro día vi en una frutería de chinos que ofrecían unos cítricos enormes como sandías que estaban rotulados con unos letreros en los que se podía leer “POMELOS CHINOS”. Yo me hubiera comprado uno de aquellos pomelos, pero me dije que tal vez no eran pomelos, aunque lo parecían, y que aún así ¿cómo iba a comer siquiera uno, yo sola? De la misma manera que nadie se come una sandía, o muy poca gente, no creo que nadie se coma un pomelo chino (citrus máxima o pampelmusa) y mucho menos que lo exprima. Mi madre se comió un día ante nuestro asombro y preocupación dos sandías y eso después de haber comido. Estaba en el tercer mes de un embarazo que se confirmó después del acontecimiento de las dos sandías. El embarazo se malogró. De no ser así, yo tendría una hermana de 29 años. Cuando el embarazo de mi hermano mayor a mi madre le dio por los bocadillos de chorizo; con servidora, por las sopas de tomillo. Todo esto para decir que lo de la
proporción áurea de los objetos y edificios bellos del otro sábado ("Apolo loxias") tiene su aquel.
A pesar de que el número irracional o sección áurea tiene una fórmula preciosa y precisa, tengo la sensación de que a la que se le somete a un proceso industrial y repetitivo se va desvirtuando. Y la culpa no es de la rebaba o el poliestireno expandido que se le queda enganchado por la electricidad estática a los objetos fabricados. La culpa es del mero efecto de la repetición, como si al repetir la fórmula en vez de conseguir un efecto “mantra” consiguiéramos un efecto “top manta”. A lo mejor, si la producción se sometiera a su vez a otro número áureo y todo fuera oro puro y sonara de acuerdo con los acordes celestiales de la música callada… Pero para mí que la sección áurea está más de acuerdo con la propuesta de Manuel Rivas. Me parece estar viendo, tal y como él los evoca, la “carta de América”, la “artesa del pan de centeno”, “la cuchara de madera” y hasta la cuna. Veo la carta de América allí en la mesa de cualquier cocina de una aldea orensana o coruñesa, en los años 50 o 60, apoyada en la imagen de un San Antonio o en un transistor. Leída y releída, con las huellas de haber sido rasgada cuidadosamente por manos más avezadas a la labranza que a la escritura. Veo las gafas de cerca que se compraban en los mercados de los jueves a granel, a ojo de buen cubero.

Tengo una plomada maravillosa, pero sin embargo, por agujeros que tenga que practicar en una pared, siempre me funciona mejor hacerlos grosso modo. Me salen unos agujeros tan redonditos que luego me da pena ponerles la alcayata o el cáncamo y taparlos con un cuadro. Algo me dice que la sección áurea está más cerca del ojo de buen cubero que de aquello que permite a los robots situarse en el espacio y realizar acciones repetitivas, idénticas y tediosas. Estos días, cuando se ha renovado la titularidad del primer puesto de la gastronomía mundial de Ferran Adrià, a quien la enciclopedia ya le dedicó una entrada y media (Como como y Panem et circenses), pienso que más que por una cocina de jeringas una se decanta por la cocina de raciones substanciosas, presidida por el sorbo, el trago, el bocado, la cucharada, el culín, la miaja, el pellizco, el puñado y hasta la pizca , pero siempre remitiendo al cuerpo, ese extraño, como canon. Por la misma razón por la que los tenderos no hace tanto sacaban la talla del calcetín rodeando el puño del que lo iba a calzar de punta a talón. Ya defendí por aquel entonces, cuando escribí "Como como" que la gastronomía molecular por supuesto no se sostiene como la base de ninguna alimentación o dieta, a no ser –añado ahora- que la combinemos con los alimentos llamados “funcionales” que son por definición suplementos alimentarios. Una aberración.

El hecho de que los dispensadores de billetes de los cajeros automáticos provean de billetes superiores a los 20 euros y no de billetes inferiores, es algo paralelo a la presentación de las cajetillas de tabaco. Recientemente, o tal vez no tan recientemente, fueron retiradas las cajetillas de 10 cigarrillos puesto que al parecer fomentaban el consumo en los fumadores más jóvenes. El cigarrillo en sí es todo un fenómeno de lo que es el “control de cantidad” como complemento al famoso “control de calidad”. A poco que se repare un poco en lo estudiado que está el tamaño de un paquete de 20 cigarrillos, para poderlo llevar consigo, para convertirse en un objeto “personal” y para condicionar el apego a un producto de por sí adictivo, se llegan a conclusiones espeluznantes. La droga “paco” (hecha con la escoria de la cocaína), que está empezando a tener las primeras víctimas en la juventud española, pero que ya tiene una cierta ventaja en la argentina, no sé cómo se presenta (aparte de que se vende en dosis de 1 euro y mezclada con polvo de vidrio). Lo que es seguro, es que se empieza consumiendo 1 euro y se acaba, a los 6 meses, consumiendo 100 euros. La degradación física, psiquíca y química a la que llegan sus consumidores es notable y muy rápida.

Durante toda la entrada estoy intentando ir marcando las diferentes magnitudes que rigen nuestro mundo, sean de tiempo, de espacio, de cantidad, de tamaño, de pureza, de proporción, de lo que sea. Nuestro mundo está tan sometido a las medidas, a las arrobas, a los ppm, a los mililitros, etcétera, y a su nomenclatura, que al final tampoco es raro admitir que podemos contestar a una pregunta riendo mucho o riendo poco. Si nos reímos poco, la respuesta adquiere un significado. Si nos reímos más que mucho, otro. Y eso dejando de lado la entonación y si nos reímos con la a, con la e, con la i, con la o o con la u. Como hay lenguas en que el sistema vocálico es mayor o menor al nuestro, en las que las vocales tienen una distribución diferente, se supone que las risas o las carcajadas también reproducirán ese sistema vocálico, y así indefinidamente.

Estos días una anda atareada por esa materia y por iniciar una nueva colección. Hasta hace bien poco sólo coleccionaba frases al vuelo, las frases que de repente una oye y tienen una especial resonancia y son rotundas o espléndidas, como la de aquella señora achaparrada diciéndole a un dogo que le llegaba a la altura, con perdón, de las domingas: “Rudi, te tengo dicho cuarenta veces que no me gusta nada que vayas por ahí”. Lo de las frases al vuelo está muy bien, pero creo que ha llegado el momento de empezar también a reunir esos documentos que nos gustan tanto a los filólogos descriptivistas (opuestos a los prescriptivistas): las listas de la compra y otras muestras de lengua hablada familiar. No me interesa el lenguaje apocopado que se emplea en los celulares, que no deja de ser una especie de ensañamiento generacional o marca de grupo y de desaliño donde la ignorancia se regodea en sí misma y se autoerotiza. No me interesa. Pero las listas de la compra son para mí un atisbo de lo que se hablará dentro de unos años en este país. Seguro que habrá ya incluso alguna tesis sesudísima y altamente formalizada hecha sobre el tema y sobre cómo refleja los bajones y los subidones de las tendencias del mercado doméstico y el IPC, otra magnitud donde las haya. Y así indefinidamente.

(*) Quiero hacer constar que aunque parezca mentira, sobre todo cuando hace unos días hablábamos de las 4000 o 5000 novelas que escribió Corín Tellado, no lo es. Los mentirosos tienden a mentir siguiendo un patrón de simetrías que se advierte rápidamente. Por ejemplo el mentiroso dirá que pescó un pez de 8 kilos a 8 millas de la costa, o que a los 17 años ordeñó aquel verano 17 ovejas en una granja de Irlanda a la que fue a estudiar inglés. Y aún cuando el mentiroso no diga los números tan seguidos como yo lo estoy haciendo en el ejemplo, lo hace en un radio de unas 50 palabras, no más.


Post registrado en SafeCreative A la flor del berro (2) #1105179237369

18.4.09

Apolo loxias




"Silenci en nom dels déus, que ningú gosi limitar l'home creant-se" (*)
Francesca Prats i Tur


"Foi no enterro da tía Anuncia, en Riocobo,
aquel día de sol que ía moita friaxe polos pés.
Pepe, o de Teté, que é fillo de carpinteiro, faloume da Sección Áurea,
o número secreto que garda a proporción entre os segmentos.
O berce,
os primeiros zocos,
a sella e o pote,
o hórreo,
o carro do país,
a artesa de pan centeo,
a carta de América,
o fol da gaita,
o bordado do liño,
o leito do amor,
a culler de pao,
a Virxe das Dores,
a chama da candea,
as doas do rosario,
teñen esa álxebra que só se contaxia coa luz do pan na mirada da nai.
A sección Áurea.
A medida tamén dun sartego honorable.
Manuel Rivas, "A sección Áurea", Costa da Morte Blues (**)



a blogosfera, Facebook, la tv, Youtube se han hecho eco del milagro Susan Boyle, la escocesa que demostró su talento en el programa “Britains Got Talent”, el equivalente a nuestra Operación Triunfo. A mí particularmente no sé que me asquean más, si los prejuicios iniciales del público de la gala o la sorpresa maravillada en cuanto Susan Boyle se pone a cantar “I dreamed a dream”, del musical "Los miserables". Cuarentona ella, fondona, se presenta ante el público con un vestido color champagne que ya había usado en la boda de su sobrino, un corte de pelo poco estiloso y las cejas al natural.
El vídeo merecía ser incluido en el post sobre los Momentos estelares de la humanidad. Junto al del Dr. Goebbles, el ministro de Propaganda del III Reich, ante un público enfebrecido ante la proclama de la “Guerra Total”. Y es que yo les concedo el mismo valor a la variedad de las expresiones de desagrado, contrariedad, fastidio, descrédito, burla, mofa que vemos cara por cara al principio del vídeo, surcando como una ola de desprecio la platea, que a la emoción que ilumina esas mismas caras desde los primeros compases de Susan Boyle. En realidad no dejan de mirar a Susan Boyle sino como un fenómeno. Durante la interpretación de Susan Boyle, la cámara de “Britains Got Talent” abandona el pormenor fractal de la platea, prácticamente, y los aplausos en salvas quedan difusos en la masa admirada y sorprendida. Entonces el foco se acerca a los tres hipermaquillados miembros de un ¿tribunal? de flamantes dentaduras, una rubia con un traje verde esmeralda satinado flanqueada por dos madelmen engreídos hechos como con molde. El vídeo en sí pulveriza además la imagen que yo tenía de la famosa flema inglesa, a pesar de que uno de los supuestamente atractivos presentadores o jueces adopta con la mano un gesto lánguido, delicuescente, estudiado, afectado y como de quien está avezado a pisar alfombras muy mullidas y ser mirado.
Para colmo, la letra de la canción remite a un sentimiento del que no me voy a reír (porque eso sería cruel), pero que voy a cuestionar de principio a fin. Transcribo la letra a pie de entrada (***) y, para los que no pueden leer en inglés, simplemente les resumo que el contenido apela a las ilusiones: “Soñé hace mucho”, bla, bla, bla, “cuando no había canciones que no estaban por cantar ni vino por probar”, pero “los tigres llegaron por la noche” y “echaron a un lado la esperanza”. De repente se nos aclara: “Él durmió un verano a mi lado”, “pero se marchó en cuanto llegó el otoño” (¡vaya!) y “todavía yo sueño que volverá a mí” pero “la vida ha matado mi sueño”. Ya sé que mi resumen es lacónico, pero no merece la pena tomarse la molestia de traducir todo el texto y mucho menos de leerlo. Con la sinopsis va que se las pela.
He dicho que no voy a reírme de los sentimientos de nadie y esto voy a mantenerlo a toda costa. Pero tengo que decir que es inverosímil que a estas alturas de la película estemos aún con estas tonterías. Es que ni siquiera las puedo situar en una fase de la ingenuidad o de retraso del desarrollo hormonal de las personas. Es tontería en estado puro. El efecto adictivo del tabaquismo sí que hace reír al lado del efecto adictivo que causan las letras de algunas canciones y la reproducción sistemática de determinados mensajes hasta conseguir integrarlos en la realidad como si formaran parte de ella de la misma manera que el oxígeno se mezcla con el hidrógeno en el agua. Es tan penoso el rechazo y los prejuicios contra Susan Boyle como su posterior glorificación, puesto que son la cara y la cruz de la misma moneda. Por tal razón, lo que sí tiene mucho sentido es que la actitud de la cantante es idéntica a lo largo de todo el proceso. Como tiene que ser.
La jueza en verde esmeralda responde al modelo de belleza canónica estereotipada que impera hoy a través de la industria cinematográfica y sus subproductos. ¿Qué es lo que hace que Rita Hayworth sea demoledora en la famosa escena de Gilda (Charles Vidor, 1946) cuando canta “Put the blame on Mame”? ¿La forma en que se mueve vacilante? ¿Su fragilidad? ¿El corte del vestido? ¿El peinado? Rita Hayworth, a pesar de haber nacido en Nueva York era hija de sevillano e irlandesa y según Max Factor fue un producto de sus bastidores, puesto que hasta le corrigieron el nacimiento del pelo en las sienes y la frente. El origen de los padres de Margarita Carmen Cansino Haworth aseguraba una mezcla “explosiva”, el strep-tease del guante no ha sido superado y “Gilda” tuvo un impacto enorme:
“La película fue un escándalo, y en países como España fue considerada "gravemente peligrosa" por la Iglesia Católica, debido a su strip-tease insinuante, en la famosa escena donde se quita un guante. Esta película la hizo inmensamente famosa, hasta el punto de que se colocó su imagen en la bomba atómica de pruebas arrojada por Estados Unidos sobre las Islas Bikini. Dado el carácter pacifista de la actriz, este hecho la indignó profundamente. También ocasionó una histérica expedición a la Cordillera de los Andes, a fin de enterrar allí una copia de la película, para que se conservase en caso de un desastre nuclear.” (Wikipedia).
Según mi madre, que vio la película en Cee (La Coruña), cuando tenía 15 años, la censura se puso tanto con el desenguante como con las bofetadas (la de Rita Hayworth como Gilda a Gleen Ford como Jonny Farrell y la Farrell a Gilda). En cualquier caso el guante, las bofetadas, la bomba de las Bikini y la copia de seguridad, son agua pasada comparado con el impacto que tuvo la intervención cosmética de Max Factor en la historia del séptimo arte. Lo malo es cuando en una actriz o en un actor todo es cosmética y debajo no hay nada: ni dicción, ni emoción, ni profundidad, ni gracia, ni algo que trasmita alguna cosa más allá del modelo imperante de belleza. ¿De qué sirve tener unas pestañas de aquí a mañana o llevar un rouge perfecto, tan bien perfilado como los labios de una muñeca inflable? ¿Qué es la belleza, si es que como hacía Platón perseguimos una definición absoluta para cualquier cosa y para todo?
Uno de los artículos que más me gustan de la Wikipedia es el del número áureo o sección áurea y a pesar de mi ignorancia de la teoría sobre la que se asienta la proporción dorada, me atrevo a creer que la imagen con la que abro la entrada la ilustraría a ciencia cierta. Es el tondo o fondo redondo de un bellísimo kylix, copa griega que se encontró en Delfos. En ella se representa a Apolo vestido como una mujer, como se hubiera vestido su hermana gemela Artemisa, con peplo e himation. Lleva Apolo los atributos que le son propios al dios griego consagrado a la belleza y las artes: el cuervo o la paloma torcaz, el laurel, la lira. En mi panteón casero están además de Hermes psicopompo (“guía del alma”), Jesús de Nazaret y Ganesha, el Apolo loxias (loxias por "oblicuo", por la ambigüedad de sus oráculos) por el cual tan bien se podría explicar la incierta gloria de Susan Boyle, el tormento que conlleva el éxito.
_____________________

(*) Silencio en en nombre de los dioses, que nadie ose limitar al hombre creándose"
(**) Fue en el entierro de tía Anuncia, en Riocobo, / aquel día de sol que el frío atenazaba los pies. / Pepe, el de Teté, que es hijo de carpintero, / me habló de la Sección Áurea, / el número secreto que guarda la proporción entre segmentos. // La cuna, / los primeros zuecos, / la herrada y el pote, / el hórreo / el carro del país, / la artesa de pan centeno, / la carta de América, / el fol de la gaita, / el bordado de lino, / el lecho de amor, / la cuchara de palo, / la Virgen de los Dolores, / la llama del candil, / las cuentas del rosario, / tienen esa álgebra que sólo se contagia con la luz del pan / en la mirada de la madre. / La Sección Áurea. / La medida también de una tumba honorable.
[Traducción de Dolores Vilavedra para Alfaguara]
(***) I dreamed a dream in time gone by / When hope was high and life worth living dreamed that love would never die / I dreamed that God would be forgiving / Then I was young and unafraid / When dreams were made and used and wasted / There was no ransom to be paid. /No song unsung, no wine untasted / But the tigers come at night / With their voices soft as thunder / As they tear your hope apart / As they turn your dream to shame / He slept a summer by my side / He filled my days with endless wonder / He took my childhood in his stride / But he was gone when autumn came / And still I dream he’ll come to me / That we will live the years together / But there are dreams that cannot be / And there are storms we cannot weather / I had a dream my life would be / So different from this hell I’m living / So different now from what it seemed / Now life has killed the dream I dreamed.


Post registrado en SafeCreative A la flor del berro (2) #1105179237369

16.4.09

Lo que vale un peine



Éste es un post hermano del post de Rostam Nunca se sabe, sobre los primeros auxilios. El post de Rostam está muy bien documentado y, como siempre, resulta ameno e instructivo. En el mío me voy a remitir a lo importante que es no sólo saber qué hay que hacer ante un accidente, una urgencia grave o un jamacuco difuso, sino saber qué no hay que hacer. De hecho, ser consciente de qué hay que hacer y qué no hay que hacer se puede hacer extensivo a cualquier situación de las que irrumpen cotidianamente en nuestros días, o por ejemplo a las situaciones a las que nos exponemos cuando vamos a un país del que no conocemos muy bien sus costumbres. La cuestión del “error u omisión” está bien asentada en el Derecho, incluso el consuetudinario, y no es un matiz sin consecuencias.
Un día, no recuerdo a cuento de qué, le dije a mi madre “Pero si tú me enseñaste a decir siempre la verdad”, a lo que ella me respondió: “No, yo no te enseñé a decir siempre la verdad, yo te enseñé a no decir mentiras”. Por lo tanto no es que sea una alumna aventajada en estas lides, pero lo que sí se muy bien es lo que hay que hacer ante determinadas urgencias o –mejor dicho, insisto- lo que no hay que hacer.
Una de las primeras cosas que aprendí es a lavar las heridas con agua y jabón y a quitarme espinas de higos chumbos. Ante un herido se suele formar un corro en el que se acostumbran a defender todo tipo de teorías, algunas de ellas opuestas (que si agua oxigenada, que si alcohol, que si agua y después mercurocromo, que si taparla, que si al aire, y así indefinidamente).
En mi pubertad hubo un tiempo que iba a lipotimia diaria, por lo tanto conozco muy bien ese tipo de corros, puesto que además la sensación de que me quitaban el aire no hacía más que empeorar mi malestar, que no era poco. En primer lugar: mucho cuidado con confundir “lipotimia” con “linotipia”, de la misma manera que un oinokoe no es un eunuco y un polvorón de canela no es un canelón de pólvora.
El peine y la botella de “Estivalia” de Puig de las imágenes corresponden a un ejemplo del tipo de elementos para los primeros auxilios a los que acudían las personas que me atendían en mis desmayos. Yo hacía por caerme despacito, como un picador en la faena previa al matador de toros, o un borracho que disimula, pero alguna vez me caí como un tronco percutiendo mi pobre hueso occipital de forma macabra en el escueto espacio libre que dejan los transportes públicos. Aprendí a reconocer los síntomas de la bajada abrupta de tensión, no sólo porque la circulación de los antebrazos se atenazaba, sino porque veía en torno a mí unas estrellas como las que le ponen a la Purísima o las que lleva la bandera de Europa. Aunque debo decir a favor de las personas que me atendieron y también de las que no me atendieron, que nunca me desabotonaron el pantalón o la falda, no tengo más remedio que condenar la costumbre de echar agua de colonia al que está en pleno jamacuco hipotensivo. Un día me echaron un chorro de “Estivalia” y sólo de mirar hoy, tantos años después, la fotografía, se me nubla el entendimiento y se me paran los pulsos. Brujas. “Estivalia” estaba o está en el límite entre el agua de colonia y el perfume a legañón de buey almizclero y el olor aturde más de lo que reanima.
Otro día nefasto fue aquel en que alguien interpretó mi lipotimia como un ataque de epilepsia y me puso un peine atravesado en la boca, ocurrencia que no fue nunca jamás superada. Otro remedio que solían llevar las señoras en sus bolsos, siempre listas para atender cualquier desarreglo femenino de tantos como nos amenazan, era el Agua del Carmen. Creo que en España fue retirada de las farmacias porque este remedio carmelita descalzo, aparte de llevar melisa y alguna que otra yerba que calmaba los nervios, llevaba un gran porcentaje de alcohol. Muchas mujeres llevaban una botellita de 100 mililitros de Agua del Carmen en el bolso, y hasta se lo daban a los niños, administrado en un terrón de azúcar empapado en esta panacea. Lo que no curaban este brevaje mano-de-santo y los supositorios Momentol o una infusión de manzanilla, es que ya era algo malo muy malo y entonces había que acudir a lo que se llamaba la Seguridad Social o el “médico del seguro”. Aunque hay gente que dice que la Seguridad Social la introdujo en España el expresidente Felipe González (con la misma seguridad y no social con la que algunas personas declaran tener el remedio para el acné juvenil o las hemorroides), las prestaciones médicas a los trabajadores empezaron bastante antes y no voy a gastar el canto de una sola tecla para defender algo que está en el Boletín Oficial del Estado desde los años 40. Hay gente para todo.
Llegados a este punto ya puedo pasar al de qué es lo que hay que hacer ante una lipotimia o una crisis de hipotensión o bajada de tensión. Primero, identificarla como tal, claro. Normalmente el afectado empalidece, le perla la frente un sudor frío y se queda exánime y apenas oye. Lo mejor es que tenga los pies en alto, tranquilidad, que le de el aire y un bocadillo de jamón o unas aceitunas. Si no se puede poner al hipotenso con los pies en alto, porque no hay espacio, lo mejor es hacer que se siente y que ponga su cabeza sobre las rodillas. El vasito de agua siempre va bien, pero lo de un trago de Agua del Carmen o un cordial o un güisqui, mejor que no. Lo del peine, que se lo metan ya os diré yo en donde.
Otro día habría que hablar del estreñimiento y de la prevención, aunque sea simplemente para advertir que si a los 42 años alguien ya no puede subir una escalera es que o bien tiene una enfermedad severa o que lleva unos hábitos de vida equivocados y que aunque se ponga voltarén por un tubo hasta el carné de identidad se irá deteriorando de manera implacable. Pero por hoy ya hay demasiada información para asimilar.

Post registrado en SafeCreative A la flor del berro (2) #1105179237369